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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 3 de abril de 2014

Correo de Lectores

Peronista, con memoria, contesta

Sr. Alberto Moro, leída su nota, no puedo más que contestarle porque entiendo hace un relato desde la óptica de la oligarquía, recordando los años 30 ó 40, que si bien no los viví he tenido la suerte de haberme reunido con personas que hoy, en La Falda, tienen casi un centuria de edad y me los han comentado, como también por los libros que informan desde la imparcialidad. Ese tipo de oligarquía que era representada, por ejemplo, por Patrón Costa, que le sacaba los documentos a sus peones, no solo él hubo muchos que hacían lo mismo, e iba y votaba representando la voluntad de estos. Tal vez esas remembranzas son las que añora. En realidad no le estoy contestando a Ud., sino que estoy advirtiendo a la juventud, que tal vez no escuchó ni leyó a Perón, sabiendo que quizás a algunos les importe y a otros no, pero no me gusta que se los engañe. Recordarán muchos en La Falda, de lo que digo tengo testigos, cuando la dueña del Hotel El Prado, la Señora de Bancalari, con una varilla de mimbre manejaba las mucamas, lógicamente no había leyes laborales ni protección para el empleado. Con los derechos laborales se acabaron, por dar un nuevo ejemplo local, los abusos que se daban en el Hotel Edén, donde Doña Ida hacia trabajar a sus empleados 18 horas diarias, mi padre, Jacinto Mendoza, contando 17 años, aguantó 25 días a ese ritmo y abandonó porque se le reventaba los pies, muchacho joven, de familia humilde, y sin derechos, con nada más que media hora para comer y quince minutos para merendar un mate cocido o algo similar. Siguiendo con el ejemplo, también es posible de recordar que cuando llegaban al Hotel Edén los oligarcas que lo visitaban, la servidumbre que ellos traían no podían acceder al hotel y entonces las intitutrices debían entregar los niños a sus padres en la escalinata de acceso y recluirse en dependencias destinadas a la servidumbre, un claro mensaje discriminador. También quiero decirle algo que quizás Ud. no pueda comprender, porque su gran fobia y odio hacia el peronismo no lo dejen ver, porque cuando se habla de un hombre que fue tres veces Presidente de los argentinos y se lo denosta como Ud. hace, no me queda más que pensar que trata de idiotas a los que lo votaron, y creo que el voto es lo más sagrado que tiene el hombre y la mujer en la democracia. Hablando de mujeres, y retomando la idea de párrafos anteriores, la mujer no podía votar en épocas anteriores a Perón y Eva Duarte, y fue entonces que a instancias de Evita las argentinas obtuvieron su derecho al voto, y dejaron de ser las sumisas mujeres que apenas servían el café en las reuniones políticas y debían retirarse porque les estaba impedido de hasta escuchar hablar de política, mucho menos el tener pretensiones de estar en una lista. Aquellos machistas, o falsos machistas, también deben estar añorando tener sus mujeres debajo de la suela de su zapato, no se dan cuenta muchos que han llegado a los lugares que ostentan porque han tenido la compañía de una gran mujer, pero hay algunos que son tan idiotas que no las valoran en su justa medida.
Sr. Moro por su fobia y odio que le brota a flor de piel debo admitir, como Ud. en alguna manera lo sostiene, que King Kong a su lado sería lampiño. Creo, entonces, que nunca apreciará los derechos sociales que estableció Perón, obviamente son parte de esa marchita que a Ud. tanto le molesta, también podrá recordarme que muchas de ellas fueron ideas propulsadas por Alfredo Palacios, pero éste no las pudo instituir y Perón sí, y lo importante es quien lleva a cabo las cosas y las ideas bienvenidas sean una vez que generan el beneficio que de ellas se espera. La raíz del peronismo está en esa gran masa obrera que recibió el beneficio de sus derechos, que supo de salario familiar, de horas de trabajo y de descanso, de vacaciones, de aguinaldo, del acceso a la salud, del acceso a la educación para sus hijos, porque por aquel entonces el valor intelectual era solo para la oligarquía, y Perón expandió la educación pública y gratuita y fue así que los jóvenes hijos de empleados y obreros llegaron a la universidad, se formaron y dieron muestras elocuentes de su agradecimiento al país y a Perón.
Y esto tiene que ver con aquello de que cuando Perón fue preso, los obreros fueran a reclamar por su libertad y fue tanta la presión que debieron dejarlo en libertad. Entonces, eran estúpidos, enajenados mentales, aquellos hombres y mujeres. O es que todavía les duele lo que se llamó la Junta Nacional de Granos creada con el objetivo de distribuir la riqueza que se extraía de nuestro suelo.
También será oportuno recordarle al Sr. Moro las veces en que el radicalismo llegó al gobierno golpeando las puertas de los cuarteles, porque fueron los que más acompañaron los golpes dictatoriales. Remontándonos a la historia vale preguntarse por quiénes acompañaron al Almirante Rojas, peronistas, de hecho, no fueron. Tal vez sabe, o sino puedo darle nombres y apellidos y de qué extracción política provenían. El peronismo sufrió la proscripción y aún así continuó interviniendo en la política, tan es así, que cuando llega al gobierno Arturo Frondizi, lo hace porque Perón desde Puerta de Hierro da la orden de votarlo porque lo consideraba un estadista a su propia altura. Gobierno que nuevamente es derrocado y que Ricardo Balbín ante el hecho que desconocía si se mantendría la proscripción del peronismo en la próxima elección, que de hecho lo proscribieron, decide mantenerse al margen y postula a Arturo Illia, a quien considero una persona de bien, aunque como jefe de estado algunas cosas pueda tener para la crítica. Illia obtiene en esa elección el 23% aproximadamente de los votos válidos contables, mientras el 53% correspondieron al voto en blanco, ese voto era el peronista, fue la primea vez en la historia del país donde el voto en blanco le ganó al voto partidario.
Me parece oportuno decir que yo no nací peronista por incidencia familiar, mi padre era radical, y en las charlas que mantuve con él, de lo que rescataba y de lo que disentía con Perón y el peronismo, nació mi interés por el peronismo. O sea, de que de un radical sano, con neuronas, de un radical sin odios, tomé los primeros conceptos políticos que definirían mi posicionamiento una vez que llegó mi tiempo de participación política y de afiliación, que como era de esperar fue al partido peronista. Ya mi padre, por aquel entonces, pertenecía a la Unión Cívica Radical Intransigente, luego al MID, es decir que soy peronista por convicción y no por herencia, porque además mi madre era demócrata.
Los logros de Perón que he señalado no quitan que como cualquier Presidente del mundo haya cometido equívocos o errores, el único que no se equivoca es Dios, de ahí para abajo somos todos falibles, pero parece que el Sr. Moro quiere desconocer o ignorar algunas cosas, lo que es lamentable porque un hombre que ha llegado al ocaso de su vida debería informarle mejor a la juventud. Perón ha tenido aciertos y errores, se pueden magnificar unos como otros, pero no es necesario cargarlos de rencores y odios porque de nada sirve, es hora de ser justos y equitativos en los análisis de la historia, no propiciemos la confrontación inútil, es momento de unir a los argentinos y tratar de llevar a los gobiernos a los hombres más honestos e inteligentes.
Por eso Sr. Moro no es necesario mentirle a los jóvenes y a la gente en general, porque hay más memoriosos que yo que van a salir al cruce, en esto apenas digo algunas de las cosas que rescato del pensamiento de Perón y sus obras, y que me surgen porque Ud. con sus dichos me recuerda lo más recalcitrante del antiperonismo, aquel que ante la muerte de Eva Duarte cubriera las paredes de Buenos Aires con la frase “Viva el cáncer”.

Para cerrar Sr. Moro, le diré que tal vez el mismo radicalismo me hizo peronista, porque cuando tenía pocos años, mi padre, Jacinto Mendoza, representando a la Unión Cívica Radical Intransigente le gana una interna al oficialismo partidario que quedó muy dolido, y en represalia se tomó una decisión que casi me deja huérfano, porque alguien que por aquel entonces manejaba la política de La Falda y ostentaba un alto cargo no pudo digerir aquella derrota. Tal vez, en otro momento, pueda contar esa parte de mi historia, porque quizás a estos hombres, a los que algunos consideran próceres de la ciudad y de la democracia, por ahí a alguien se le ocurra hacerles una plazoleta o descubrir una plaqueta en su memoria. Pero, eso es otra historia.

Solicitándole las disculpas del caso, no tengo, como Ud., el ejercicio permanente de escribir y hacerlo público, por eso pueda encontrar algún concepto discontinuo o no bien ensamblado en mi relato, hago oportuno el contacto para saludarlo atentamente.

Héctor R. Mendoza
DNI 11.163.557

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Antinómico personalista y confundidor responde

Estimado Sr. Director

Un señor Ramón Giménez, a quien no conozco en forma personal aunque nos hayamos visto alguna vez, ha escrito una carta a Ecos de Punilla con el sugerente título “No confundir con viejas antinomias personales”, adjudicándome indirectamente esas virtudes.
Describe un episodio en el que yo le habría arrancado “groseramente” un libro de las manos en ocasión de la presentación del mismo. Como él bien supone, no puedo recordar un episodio menor ocurrido hace alrededor de tres lustros, y dudo que haya sucedido como él lo presenta o, en todo caso que si lo hice fue inadvertidamente y sin la menor intención de menoscabarlo por su condición de peronista ya que no lo conocía ni a él ni aún menos su filiación política. Jamás haría eso, porque no considero mis enemigos a quienes piensan distinto, sino que los veo como potenciales amigos que vivimos en una misma pequeña ciudad y simplemente no compartimos las mismas ideas.
Además, es ilógico pensar que precisamente en la presentación de un libro fuera yo a sacarle de las manos un ejemplar que está allí precisamente para ser hojeado por el público asistente. Por lo demás, no veo qué relación tiene ese episodio con el motivo de su carta, como no sea el de llamarme “grosero” elípticamente por lo que yo he escrito en el periódico, en un reacción típicamente intolerante, muy propia de su grupo político. Todo el que me conoce sabe que no merezco ese adjetivo, y se ve que le resulta muy gratuito endilgarme esa calificación., ya que no me parezco para nada a algunos “compañeros” suyos que entre tantos otros podrían servir de ejemplo para el caso, como Luis D’Elía, Aníbal Fernández, Hebe de Bonafini, o Guillermo Moreno.
En cuanto al título de su carta, “No confundir con viejas antinomias personales”, le digo que no estoy confundido en absoluto ni quiero confundir a nadie, que las antinomias que hemos padecido han sido instrumentadas siempre por los gobiernos de su movimiento, de Perón en adelante hasta hoy, lo cual es incontrovertible. Y no son las mías antinomias personales, sino compartidas por mucho más que la mitad de los habitantes del país, como se verá en las próximas elecciones. Son los que usan la razón y el pensamiento a la hora de votar, en lugar de fanatismos sentimentales. Sobre este tema del peronismo como sentimiento, ya he dicho lo necesario en mi respuesta del número anterior a otra persona y no quiero reiterar lo ya expresado.
En cuanto a los logros del peronismo que menciona, tales como “la compra de grandes empresas privadas o extranjeras como los ferrocarriles, los teléfonos, el suministro de gas y combustibles, la administración de puertos, mejorar el nivel de vida de los trabajadores, la acumulación de reservas, reequipar las fuerzas armadas, desarrollar la industria estatal, etc., etc.”, me permito preguntarle por su intermedio: ¿En qué país vive? ¿Cuál es el estado actual de todas esas supuestas conquistas, después de tantos años de predominio “justicialista” en el gobierno? ¿Es posible que ese “sentimiento” que tanto lo enorgullece sea la causa de tanta ceguera? Es que el amor es ciego, ¿no? E irracional…

En uno de sus párrafos, el Sr. Giménez trae a colación los versos de una canción de 1945 que acompañaba al General Perón de este modo: “Perón no es comunista, Perón no es dictador, Perón es hijo del pueblo, el pueblo está con Perón…”
De la primera frase, no hay duda alguna pues no solo no fue comunista sino que era un militar de ultra-derecha, y golpista desde la revolución de Uriburu, momento en que él era un joven Capitán. De la segunda, y siendo el año 1945, aún no había tenido tiempo de convertirse en el feroz dictador que fue, por lo que se equivocaron fiero con la cancioncita. Y en cuanto a las dos últimas frases, la penúltima es una obviedad, está muy claro que era uno más entre los hijos del pueblo. Sobre la última podemos decir que lamentablemente, siempre una parte de ese pueblo se deja seducir por el canto de sirena de los demagogos, lo que lleva, tarde o temprano a sucesivas crisis que finalmente deberán pagar no solo sus adherentes sino toda la población. Como ocurrió ya varias veces, y como está sucediendo ahora mismo con el gobierno también peronista de los Kirchner, que dilapidó cifras multi-millonarias en dólares producto de un ”viento a favor” internacional en lo económico, como nunca antes había gozado la Argentina, y cobrando los impuestos más altos en toda la historia del país.
Sr. Director de Ecos, le pregunto por su intermedio al Sr. Giménez, si sabe o imagina a dónde fueron a parar esos ingresos extraordinarios, en un país donde los puertos no funcionan, las rutas son insuficientes, nos abruma el costo de los teléfonos, los trenes chocan, el gas, el petróleo y la electricidad deben ser importados, la escuela pública es mala, los hospitales no tienen insumos, las fuerzas armadas han sido desmanteladas, hay jueces y funcionarios corruptos, los jubilados languidecen y sufren, la pobreza es cada vez mayor, las villas miseria crecen como hongos, las fronteras son un colador, y la violencia social es mayor que nunca, con el condimento adicional de un narcotráfico con el que hay grandes complicidades?
También le pregunto ¿Quiénes designaron a dedo, encumbraron y votaron disciplinadamente a este gobierno que según usted “no complace los sentimientos peronistas”? ¿Algún extraterrestre…, o los muchachos peronistas?
Le saludo muy atentamente y, desde ya, sin rencor alguno. Todos podemos equivocarnos alguna vez. Ahora lo invito a mirar hacia el futuro con más racionalidad que sentimentalismo votando, como bien harán los que motivaron mi primera carta, a un partido democrático en lugar de a uno que finge serlo.

Alberto E. Moro
La Falda, 26 de Marzo de 2014




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