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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 12 de diciembre de 2013

El verdadero riesgo-país. Estemos alerta.

Por Alberto E. Moro

El verdadero riesgo-país es el del enfrentamiento entre hermanos promovido por gobernantes irresponsables que apuestan al maquiavélico “divide y reinarás”.

Es posible que se acerquen horas aciagas para la República Argentina, copada en estos momentos por una dirigencia mayoritaria corrupta y delicuencial cuya desmesura no admite ningún tipo de escrúpulos. Ignorando deliberadamente el significado de las palabras Democracia y República, han hecho explícitas en la voz cantante de la primera magistratura del país, que “Van por todo”.
¿Qué significa esto? Significa que la voluntad de un grupo relativamente “insignificante” de ciudadanos circunstancial y temporariamente encumbrados en sus cargos, y que se supone representan temporalmente a la totalidad de los habitantes según nuestro sistema político, han decidido ignorar los mandatos taxativos de la Constitución Nacional, violando la Ley en su propio beneficio.
Esos ciudadanos votados por el pueblo para que los represente en forma individual aprobando o desaprobando las propuestas elevadas en las Cámaras de Diputados y Senadores del Congreso Nacional, han defraudado ese mandato votando las leyes que necesita la República en forma regimentada, según los designios y conveniencias de una crapulosa y soberbia Presidente de la Nación. Y también en salvaguarda de sus mal habidos y muy bien rentados cargos, que en nada se condicen con sus verdaderas aptitudes, que en la gran mayoría de los casos no les permitiría tener en el seno de la sociedad la vida rumbosa que ahora ostentan. Muchos de ellos se hicieron inmensamente ricos medrando desde hace años en los recovecos corruptos del poder. Son como el famoso Rey Midas que todo lo que tocaba lo convertía en oro, solo que en este caso el oro que ellos “tocan” y del cual se apropian, ha sido robado de las arcas públicas.
Incansables en la creación de enemigos y en la captura de cotos de caza económica, fueron por los militares, por el campo, por la industria, por la energía, por los trenes, por aerolíneas, por YPF, ¡por el Congreso!, y lo han intentado con el Poder Judicial…
Pero, como tantas veces he afirmado alentando la esperanza, en Argentina todavía hay una reserva moral de gente educada y respetuosa de la Constitución que confía en la Ley sustentada en el Poder Judicial, el único que todavía no ha sido cooptado demagógicamente por esas huestes de impresentables y serviles que han entregado sus conciencias al arbitrio de una mujer enferma de poder, a cambio de beneficios materiales para ellos mismos, traicionando así el mandato popular al que olvidaron representar.
Y es esa reserva moral la que le ha puesto límites claros a sus ambiciones desmedidas en las últimas elecciones de medio término, en un claro mensaje de las urnas. Se abrían así dos expectativas posibles. La una, que escuchando ese inequívoco mensaje adoptaran una actitud menos confrontativa y mesiánica, aceptando los errores cometidos y convocando al diálogo republicano a todos los sectores con la finalidad de hallar un rumbo claro y consensuado hacia el cual llevar a la República en los dos años de mandato que le restan a esta fracción fundamentalista, encumbrada por la ceguera y el oportunismo de gran parte de la ciudadanía que los votó. La otra, y por la que parecen haber optado en definitiva, es la de “profundizar el modelo” como acaba de manifestar la propia Presidente CFK al reintegrarse a sus funciones después de un obligado y forzado impasse a causa de una enfermedad accidental. Es ésta una actitud inconcebible demostrativa del desprecio que siente por la opinión mayoritaria de los cuarenta millones de argentinos a los que dice representar. La Reina sigue estando allí, ignorando el mensaje de las urnas y prometiendo la profundización del modelo. El mismo modelo de acumulación para ellos y empobrecimiento del pueblo que nos ha llevado al actual estado desesperante y contrastante de una nación que lo tiene todo para ser una de las más prósperas de la Tierra, y ha sido largamente superada por sus vecinos menos dotados.
Significativamente, ha hecho cambios en el gabinete, designando nuevos funcionarios que ya habían participado en el tan famoso como inexistente “modelo” y que son, por lo tanto, corresponsables de los groseros errores políticos y económicos que en un contexto favorable como nunca antes, han llevado a la Argentina a ser el único país del cono sur que, a diferencia de sus vecinos, se encuentre junto a su población en un estado lamentable en lo económico, en lo político, y en lo social.
¿De qué modelo nos está hablando la Presidente? Nunca nadie supo en concreto hacia donde nos llevaría el supuesto modelo. ¿Qué es lo que quiere “profundizar”? En las actuales circunstancias, después de 12 años de gobierno Kirchnerista, queda muy claro que el único propósito del modelo es engañar a la población con un costosa propaganda que pagamos todos, destruyendo el orden establecido, apropiándose de los dineros públicos, y buscando permanecer indefinidamente en el poder, más que nada para garantizar la impunidad de la banda ante los desmanes y delitos cometidos en su ejercicio.
Como la Presidente y sus secuaces, pues nos se trata de políticos sino de cómplices, parecen estar dispuestos a todo, avasallando los mandatos democráticos de la Constitución, ya se avizoran negros nubarrones que se ciernen sobre el horizonte argentino, como reiteradamente han advertido los observadores externos que desde otros países extra continentales nos contemplan alarmados, asombrándose de que una gran nación como la nuestra se debata a través de tantos años, sin poder hacer frente a las acometidas de un cáncer político que devora sus entrañas.
Hoy, favorecida por un supuesto “progresismo” legal, una violenta criminalidad se enseñorea cada vez más en las ciudades argentinas, donde cientos de ciudadanos inocentes pagan con sus vidas la inoperancia del Estado. Mensajes mafiosos y balaceras incluso contra las casas de funcionarios y gobernadores, dan cuenta de los peligros que se avecinan.
Hay advertencias de los observadores extra-continentales que ya sufrieron lo suyo en sus propios países, acerca del riesgo de que los grupos militantes fogoneados desde el gobierno, tales como La Cámpora de Máximo Kirchner, la Kolina de Alicia Kirchner, los Tupac-Amaru de Milagro Salas, las bandas de Pérsico, D’Élía y otros grupos combativos, sean utilizados en el futuro como fuerzas de choque para conseguir mediante el terror y la barbarie, lo que no puede conseguirse por el voto. ¿Tupac-Amaru? ¿Tupamaros? ¿Montoneras asesinas? Me suena… Obsérvese que la palabra “militantes”, siempre en boca de la primera magistrada, está emparentada etimológicamente con lo militar, y es equivalente a soldados. Y también está el fascismo sindical peronista con sus diversas jefaturas cuasi mafiosas y sus patotas bravas siempre dispuestas a prepotear y extorsionar para el mejor postor conservando así sus privilegios de neto corte mussoliniano.
Diferentes episodios delictivos con robo de explosivos, armas, municiones, chalecos anti-bala, y otros elementos afines han sucedido en nuestro medio en los últimos tiempos, sin que nadie parezca asociarlos entre sí. Sumado a ello, el peligrosísimo flagelo del narcotráfico ha sentado sus reales en el país, alentado por la seguramente deliberada desprotección de nuestras fronteras y la destrucción de la capacidad operativa de nuestras fuerzas armadas.
Tenemos un cóctel explosivo en el que se mezclan en partes iguales los asesinatos narcos y no narcos, tolerados por una autoridad inepta y corrupta adornada con una gran rodaja de cinismo. Una autoridad que ha demostrado hace y largo tiempo que no repara en escrúpulo alguno con tal de lograr sus fines de dominación y poder. En vista de esto, una buena pregunta para hacerse es: ¿Dónde están los cien mil fusiles Kalaschnikov que el chavismo compró a los rusos? ¿Viajando por Sudamérica para apuntalar la remake de los mesianismos setentistas?
Si bien en este momento hay un ligero cambio de maquillaje, que no es otra cosa que mover algunas piezas en el tablero de la política para dar la ilusión de un cambio, nadie dude de que las viejas ambiciones de eternidad e impunidad siguen allí, latentes, esperando el momento para dar el zarpazo que acabe con la democracia en la Argentina. Lo demostró la Presidente a su regreso a la TV con un chabacano discurso pretendidamente glamoroso, digno de Susana Giménez, en el que no se privó de mencionar a Hebe de Bonafini y a Hugo Chávez, dos impresentables modelos que admira quien, obviamente, no está a la altura de sus responsabilidades ni por salud mental, ni por capacidad técnica.
No nos dejemos engañar por los cambios gatopardistas, la jauría está allí agazapada, esperando una nueva oportunidad. El verdadero riesgo-país es el del enfrentamiento entre hermanos promovido por gobernantes irresponsables que apuestan al maquiavélico “divide y reinarás”. Son conocidas en ciencias sociales las notorias dificultades que enfrentan los regímenes autoritarios cuando debe enfrentar una sucesión en el liderazgo dentro de la crisis que ellos mismos han provocado, para lo cual nunca están debidamente preparados, y esto suele desembocar en hechos de sangre. Ya hay abundantes síntomas de esta posibilidad en la Argentina.
Los tristes y conmocionantes hechos de Córdoba la semana pasada, con la reaparición de la horda primitiva arrasándolo todo, constituyen un claro testimonio de la ruptura del Contrato Social vigente. Bien se ha dicho que “el pescado se pudre empezando por la cabeza”, y estas acciones delictivas son la consecuencia de una década perdida a manos de un gobierno nacional de vocación autoritaria, que fomentó el odio clasista, y dio el ejemplo de infringir impunemente la Ley según su conveniencia.
Más que nunca es necesario un consenso desprovisto de ideologismos entre las fuerzas democráticas, y un alerta máxima ante estas negras posibilidades. Según reza una vieja sentencia, es mejor estar preparados para lo que quizás nunca nos ocurra, que no estar preparados en absoluto para lo que pudiera sucedernos

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