El 8A viene asomando

Por Alfredo Ferrarassi


De pronto, el panorama político argentino parece haber tomado un camino diferente al planeado por el gobierno, en el cual las PASO serían el lugar donde se decidiría el futuro electoral, es decir que quien triunfe en ellas sería inexorablemente el ganador de la próxima contienda.
De alguna manera ello es lo que sucedió en las pasadas elecciones presidenciales, donde la “dama de negro” rindiendo culto a la muerte, en una estrategia electoral que evidentemente rindió los frutos esperados, logró imponer lastima y el sentimiento que se le debía apoyar por ser “la viuda”, porque había tenido la desgracia de perder a su marido.
Los publicistas, evidentemente consiguieron conmover a una sociedad adormecida por el opio de los medios, por los nuevos “service” que trabajan en los modernos fumaderos que son los programas de chimentos, los show del canto y del baile, que lograron farandulizar al pueblo, distraerlo, alienarlo, para que perdiera de vista la realidad y se volcara por quien tuvo la posibilidad de aprovechar una circunstancia, dolorosa, en beneficio propio, cuando el resto de las mujeres que pierden sus compañeros padecen para poder arreglar sus situaciones para poder ser pensionadas, o sea que en esto también defraudó a su género, ya que bien podría haber mandado una ley que acelerara estos trámites dado que cuando se producen estos avatares quedan en muchísimos casos virtualmente desprotegidas.
En estos momento vivimos la diáspora kirchnerista, ya que no son pocos los intendentes y dirigentes que han decidido, hartos del mal trato, de la prepotencia, de la irracionalidad presidencial, dar el paso al costado y alinearse con quien tiene de momento posibilidades de ser su reemplazo, como es Sergio Massa, Intendente de Quilmes, que a pesar de haber “garantizado”, no apoyar la re-reelección de la presidente y apoyar a la Corte Suprema, no por ello deja de generar resquemores, que sea un panqueque que se dé vuelta posteriormente traicionando a los votantes como fueron varios casos de la borocotización política argentina.
Si tomamos en cuenta que desde la muerte de Perón, y si no antes, el “peronismo” como partido es una franquicia, al mejor estilo de la NBA, que se transfiere cada tanto a un nuevo “concesionario” como puede ser Vandor, Paladino, “el Tío” Cámpora, Menem, o los Kirchner, no deberíamos extrañar que comencemos oír hablar del massismo, lo cual dista de pretender significar que de lo que se hablará de “la gran masa del pueblo”, porque esa, la masa y el pueblo, son convidados de piedra en ésta lucha de cópulas , que lo único que pretenden es poder copular con el poder para prenderse en la repartija de las migas que deja esta desastrosa gestión y esta oscura y extraviada década pinguinista.
Las encuestas dan por tierra con la popularidad de “la señora” quien merced a todo lo que sale a luz, a su twittermanía, a su tozudez y a la negación de la realidad, a los ataques a los “contreras” ha terminado no solo cansando, sino expulsando a aquellos que le dieron su voto de confianza o le apoyaron por lástima, lo cual no deja de ser tan irracional como la propia política que “ella” ha desarrollado.
El peronismo tenía su “columna vertebral” en la clase trabajadora, pero hoy la misma evidentemente no le responde, a no ser los “traidores” líderes de la CGT oficialista de Antonio Caló o el impresentable “ventanista” Hugo Yasky de la CTA, pero convengamos que hasta la propia central obrera “calotista” ha debido terminar apoyando los justos reclamos de Hugo Moyano por el absurdo impuesto al trabajo como es el que se aplica a las ganancias, que confisca los sueldos de trabajadores y jubilados de todo el país.
Y con esto debemos darnos cuenta como es el deterioro de esta gestión que se encamina a ser un remedo del “delaruismo”, que Moyano de ser considerado un “gordo”, a pesar de sus cosméticas faciales recientes, cuenta ahora con el apoyo de quienes le denostaban, porque al menos tiene la valentía de pararse y defender el salario de trabajador y de plantear la verdad de un país sin un gobierno real, el cual existe en los papeles porque en la praxis es un ausente total, es una corte, al mejor estilo del despotismo ilustrado, que tiene en los artistas obsecuentes y decadentes, los aliados de turno, aquellos que por su profesión han desarrollado la particularidad de no sonrojarse por la caradurez que exhiben a la hora de pasar a cobrar sus opulentos contratos, como el rosarino que siente asco como vota el pueblo de CABA.
En cuanto a Córdoba, la pelea se ha polarizado en dos niveles, en uno están cabeza a cabeza Schiaretti con Aguad, según sea la consultora que haga las encuestas, y en un segundo nivel muy por debajo de ellos, la Scotto y Baldassi y en fondo “del tarro” (por no decir urna, ya que debería entonces agregarle funeraria) Domingo Cavallo y el agonizante juecismo.
Los dos primeros han exhibido sus cualidades y aunque estimamos Aguad, tiene un target mayor, aún presidenciable, el “gringo” Schiaretti no hizo una tan mala gestión, al grado que ha sido el que le permitió que el “mutante” José Manuel (paso de la chota a de la soja) ganara. Su obra de la terminal, ha sido su peor gestión, la que la gente recuerda y no le agradece en buenos términos, y respecto al “milico” Aguad, su defensa a ultranza del sistema republicano es su mejor carta de presentación, aparte de su buena imagen legislativa.
Entre ellos dos se dirimirá seguramente la elección de octubre, lo que queda es saber si esas fuerzas por ahora casi en vías de extinción, pueden remontar el “cuesta abajo” y disputar el tercer candidato al delasotismo, tal vez la más controvertida y rechazada figura que tiene en la lista oficialista en Córdoba, aunque de no haber cambios decididamente notorios es casi imposible, en el marco del panorama actual, que no haya un polarización en torno a los dos partidos tradicionales cordobeses.
En el resto de la provincia lo que se juega es, en cierta medida, la ratificación de la confianza o no en los gobiernos municipales, con esto tendremos que un revés deberá también ser visto como un llamado de atención a quienes gobiernan y se suelen invaginar en los microclimas de los entornos y no hay peor situación atmosférica que aquella que circunda rodeando los despachos ejecutivos, porque es allí donde comienza a perderse de vista la realidad, a escucharse solamente a los que dicen alabanzas y sin darse cuenta, sin percatarse, se alejan de las bases, terminan por creerse sus propias mentiras y cuando quieren reaccionar ya es tarde, las urnas les han pasado facturas, por ello estas elecciones tienen esa importancia local también, dado que si no es positiva, deberá corregir errores, meter mano a los gabinetes y producir los cambios que el pueblo está esperando y ellos no han podido advertir por ese refugio inconsciente en torno a los “más fieles colaboradores” que son quienes les terminan haciendo perder elecciones.
Un panorama que es ante todo fascinante por lo que propone, cambiar el rumbo de la actual “monarquía” que nos desgobierna y que no asume el hecho de que los procesos se terminan y que es necesario saber retirarse a tiempo, para poder volver ganador, sino observemos a Michelle Bachelet en Chile, o si un día Lula decidiría volver, también lo haría como un ganador seguro.
Sin dudas el síndrome de la vuelta al llano de quienes han sido gobernantes caprichosos, con rabietas infantiles, que ante un revés redoblan la apuesta y así en proyección geométrica deben continuar haciéndolo, porque ya no hay margen para detenerse y pensar que es necesaria la mesura y la cordura para poder gobernar. Esos son lo que hacen daños irreparables a la sociedad.
Por ello muchísimos ven el 8ª como un nuevo cacerolazo en las urnas, como una manera de decirle basta al desvarío y a la prepotencia que nos gobierna.