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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Del 8N al 7D

Por Alfredo Ferrarassi

En el mundo tecnológico actual las abreviaturas están al orden día, un tanto por los mensajes que nos obligan a “ahorrar” espacios, so pago de otro SMS más o porque las redes sociales tienen acotado a un número establecido los mismos. Lo cierto es que nos hemos acostumbrados a una nueva forma de comunicación tanto en lo formal como en la diaria existencia, la cual seguramente abordaremos más adelante por todo aquello que implican en nuestra manifestación cultural.
Lo cierto es que en esta conflictiva Argentina de la presidente Cristina Kirchner los tiempos parecen haberse acelerado y la paciencia del soberano haberse reducido por una realidad que se ha transformado en agobiante para la inmensa mayoría de los ciudadanos y en donde ya se empieza a visualizar la verdadera gravedad de una realidad que por todos los medios desde el oficialismo se trata de disimular, aunque tal es la magnitud del deterioro institucional y económico que ni el mejor de los ilusionista puede morigerar la pesada carga que viven la mayoría de los argentinos.
En la Historia Argentina las marchas espontáneas fueron las que produjeron cambios de las estructuras políticas de tal magnitud que después de ellas nada volvió a ser lo mismo. Veamos, el 17 de octubre de 1945 inició esta tradición de las grandes movilizaciones espontáneas, en este caso una multitud se fue dirigiendo desde distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires y provincia pidiendo por la libertad del Secretario de Trabajo y Previsión detenido en Martín García. Este evento ha quedado, más allá de las ideologías, en la memoria colectiva y las fotografías pasaron a ser fiel reflejo de lo sucedido, por ello aquella fotografía de los caminantes refrescándose “las patas” en la fuente de la plaza han quedado para siempre como un icono del reclamo popular.
En el verano del 2000 se vuelven a producir otras manifestaciones conocidas como cacerolazos en las que los ciudadanos protestaban contra el corralito que había implantado el ministro sanfrancisqueño Domingo Felipe Cavallo, ya que al romperse el equilibrio ficticio del uno a uno debió apelar a esta medida para tratar de paliar la crisis, solo que esto significó un acto fallido como aquel de querer apagar el fuego con nafta.
Este término si bien no ha sido nuestro, ya que usado por los golpista chilenos ligados al genocida Augusto Pinochet que apelaron a estos utensilios para ir generando acciones que justificaran el ataque al Palacio de la Moneda y al asesinato del presidente Salvador Allende.
Lo concreto es que cuando el pueblo, al menos en nuestro país, se manifiesta auto convocándose de manera natural es capaz de transformar la realidad por más fuerte que pueda parecer un gobierno, ya que sin distinción de prerrogativas de clases se expresa contra aquellas medidas que lo oprimen y hacen temblar hasta los cimientos las rígidas estructuras antipopulares que se aplican.
Así el 13 de septiembre, ahora 13S, ha sido el más duro llamado de atención que recibió el gobierno nacional que parapetado detrás de una muralla de dura soberbia pensaba que nada ni nadie era capaz de enfrentar la diatriba populista que una verborragica presidente bajaba rodeada de un sequito de aplaudidores pagos, que dejaron sus profesiones para pasar a militar en el presupuesto oficial como “planta permanente”, para festejar el festival gestual en los discursos, que si son analizados en profundidad poco y nada es en realidad lo que dejan, pero que armados como una escenografía cinematográfica, han terminado siendo más ruido que nueces.
El 13S el pueblo espontáneamente ganó las calles y plazas en todo el país desde una convocatoria hecha en las redes sociales sin responder a ningún partido, a ningún líder, solo movilizados por el horror que se vive, por la preservación de la Republica, que se halla en peligro cierto de concretarse el sueño de perpetuación “bolivariana” de reelección indefinida.
Por cierto que entre los asistentes y quienes adhirieron y no marcharon físicamente, pero si afectivamente, se llenaron calles, avenidas y plazas, en especial en Buenos Aires o nuestro Patio Olmos y más allá que la mentirosa prensa oficialista o los programas como 678 o el inefable Víctor Hugo Morales, trataron de minimizar el verdadero significado de esta convocatoria, puesto que saben que ha comenzado una resistencia civil real a las medidas de un gobierno que ha perdido el rumbo, que ha dilapidado los años de bonanza que tuvimos y cuya conductora ha caído a un alarmante 34% de popularidad, siendo tal vez un caso emblemático de cómo se rifa una mayoría alcanzada en tan poco tiempo.
¿Por qué marcho la gente? Fundamentalmente para expresar su repudio contra la inseguridad, contra la corrupción reinante, contra la prepotencia de la Cámpora, contra el odio nuevamente instaurado entre argentinos, por los trenes de la muerte, por la falta de medicamentos gracias a Moreno, por la trabas al comercio que el incorregible funcionario instaló, por la independencia de la justicia, contra la impunidad y el patoterismo, contra el avasallamiento de las provincias, por la falta de fondos para educación, por la plena vigencia del 82% móvil para los jubilados, por el hartazgo de las cadenas nacional, por las mentiras de las estadísticas, por solo citar algunas de las causas que unió a los ciudadanos.
La altivez gubernativa no imaginaba, porque en su soberbia no figura el concepto de oposición triunfante, que se pudiera nuclear tanta cantidad de gente en todos los lugares de concentración para cuestionar su liderazgo. Los popes del oficialismo quisieron menospreciar el movimiento calificándolo de clase media, como si esta pertenencia fuera un pecado mortal, sosteniendo que no tuvieron lideres, sin darse cuenta la fortaleza radica precisamente en no tenerlos garantiza que puedan manipularlos, por ello los políticos que concurrieron debieron mezclarse entre la gente, mimetizándose con ellos, actitud que siempre debieron tener para no aislarse, como lo hicieron, de las bases a las que se deben lealtad como representantes de las mismas.
Tal es la importancia del 8N que de él depende el 7D, o sea que la mayor apuesta gubernativa, la de avanzar sobre la libertad de prensa, depende de que tomemos conciencia que juntos somos más y que podemos salvar el sistema republicano de gobierno.
La participación es decisiva este jueves para demostrar que hay una inmensa parte de los habitantes que no están de acuerdo con lo que está sucediendo, al grado una encuestadora afirma que el 52% reprueba la gestión, mientras otra sostiene que el 40% cree que está perdiendo el control de la situación y el 20% que ya lo perdió, con lo cual tenemos que el 60% cuando menos está inquieto por la evolución de esta crisis que ha superado los controles que el poder pudiere hacer.
El caso cordobés es emblemático, primero por la cercanía y segundo por las cifras, así tenemos que el 71% está a favor de la protesta convocada, mientras que un 80% dando muestras de madurez cívica rechaza una reelección, aunque esto queda más claro cuando también castiga a la oposición por su inacción o doble discurso, por ello que el 60% reprueba la gestión de los mismo, lo cual es también un llamado de atención a quienes no han cumplido el papel para el que fueron elegidos.
En cuanto al tema de la reforma constitucional, que en última instancia es la clave de todo esto, puesto que al no tener tener un sucesor que garantice fidelidad absoluta, con el mandato de Cristina Kirchner terminaría esta tendencia setentista y la posibilidad de retorno a la primera magistratura, por lo tanto el contunde 63% nos habla de la clara lectura que hace Córdoba del tema.
Renglón aparte es el caro tema para los cordobeses del tema de la Caja de Jubilaciones y si bien critica a la Nación, en un 60%, por el no envió de los fondos, sabe que con el sacrificio de la clase pasiva se está pagando de la Sota su campaña presidencial y que está más preocupado en esta operación que en solucionar los gravísimos problemas que tiene la provincia y que estimamos serán los que limiten su sueño de primer mandatario.
El deterioro del gobierno es tan grande que debió, la Presidente, salir frente a la incontinencia verbal de Capitanich, a sostener que se van a honrar las deudas contraídas en dólares, cuando hasta pocos días hacía gala de su deseo de pesificarlas, pero ante la presión internacional, ante el peligro de nuevos embargos, su altivez debió ser dejada de lado para no generar más frentes a los cuales no puedo evidentemente controlar y que jaquean su gestión.
No es que estemos ante una campaña anti argentina como dice la Presidente, sino que este argumento procesista es esgrimido como respuesta a las críticas que de manera aluvional recibe desde dentro y desde fuera ante la pérdida de la brújula gubernativa y que evidentemente no acepta habida cuenta su nula autocritica, ergo desmedida egolatría política, la más mínima sugerencia de cambio de rumbo, redoblando la apuesta como respuesta, con lo cual el diálogo está desde hace un largo tiempo evidentemente cortado y sin atisbo de recomposición visible en el horizonte.
En suma un panorama para nada claro para una propuesta populista que se termina agotando por los desatinos cometidos en el ejercicio de poder y que tiene como factor irritante un INDEX mentiroso que trata por todos los medios de ocultar la inflación real, esa que se mide a diario en el súper y en la despensa, esa que cada hogar sabe con certeza no es la bufonada que dice Moreno, todos estos ítems son los que dan como ecuación final que el 8N sea clave en el futuro nacional, ya que nuestro destino como Republica depende que se demuestre que lo que debe unirnos son destinos superiores a los partidarios y a las ambiciones personales, que no pensar igual no nos convierte en enemigos, que diferir no nos ubica automáticamente en defensores de Clarín o La Nación, pero aun si así fuera, constitucionalmente tenemos el derecho a leer y pensar como mejor nos plazca sin que nadie ni nada nos deba decir cómo hacerlo.
En estas todas estas acciones radica entonces el motivo de la convocatoria de 8N, reiterando que de su éxito depende el futuro de la Republica!



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