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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 11 de octubre de 2012

El pacto originario que realizaron los individuos se debió a la necesidad de seguridad!!

Es noticia conocida que el mes pasado el ejecutivo municipal dio a conocer la conformación de la Junta de Participación Ciudadana en la Ciudad de la Falda, al respecto realice algunas consideraciones en la forma en que se había conformado la misma, en nota publicada por este semanario. Así las cosas. por estos días también se conoció la publicación del Boletín Oficial AÑO XCIX - TOMO DLXXII - Nº 158 CORDOBA, (R.A.), VIERNES 21 DE ETIEMBRE DE 2012 Resolución Nº 377 del Ministerio de Seguridad de La Provincia de Córdoba, por la que se crea una Junta de Participación Ciudadana para la ciudad de La Falda, desconociendo un acto público llevado adelante por la municipalidad local en tal sentido. Se podrían realizar varias lecturas de lo ocurrido, una de ellas refiere como lo sostiene el Profesor Ayudante de la Cátedra de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (Uruguay) Juan Faroppa Fontana: que resulta una inconveniencia de que sea el Estado, a través de sus autoridades políticas o mandos policiales nacionales o locales, quienes fomenten la creación de estas instancias de participación. Ya que lo más saludable para este tipo de organización comunitaria, es que deben surgir naturalmente, siempre que la misma comunidad perciba la necesidad de organizarse y trabajar sobre esta materia. Señala además que la forma de integración de las instancias de participación comunitaria, en cualquier tema, debe garantizar procedimientos democráticos, que respeten la conformación pluralista de tales estructuras. En el mismo sentido, debe garantizarse el funcionamiento democrático interno, a través de reglas aceptadas por los participantes sin ningún tipo de presiones, así como evitar, en todo caso la utilización de estas instancias con fines político partidario o electoral. A la luz de los acontecimientos que nos ocupan podríamos decir que no hubo pacto político o este se quebró, en cualquiera de los casos el único perjudicado es el vecino, ya que se le priva de una herramienta valiosa para la mejora de los servicios policiales, y la prevención social a través de diferentes proyectos. Al respecto de los pactos y la seguridad Eugenio Raúl Zaffaroni, profesor titular emérito e investigador de la Universidad de Buenos Aires, haciendo un análisis sobre el nacimiento de la seguridad interior de un Estado, cita el libro Leviatán de Thomas Hobbes 1, en el que expresa que la seguridad interna, es el fundamento del pacto originario que realizan los individuos para salir del pobre estado de naturaleza en donde no hay derecho alguno. Postula que los hombres viven en este Estado de naturaleza en una situación de paz y sometidos a leyes naturales que surgen de la razón. Los hombres salen a través del pacto social del estado de naturaleza porque no existe allí justicia imparcial que asegure los derechos naturales y por la necesidad de proteger la vida y la propiedad contra los atentados de transgresores que desean los bienes de los hombres laboriosos e industriosos que viven en paz. Parafraseando a este autor me interrogo ¿habrá necesidad de un nuevo pacto en nuestra comunidad, para salir de este cuasi estado de naturaleza en que hemos caído? Porque a la sazón parece que nos hallamos indefensos ante la violencia política del Leviatán de Hobbes. Una acción racional y no racionalizadora de quienes ostentan el poder como un plus de goce o bien de aquellos que lo persiguen afanosamente, podrían favorecer a todos los vecinos. Desde una mirada antropológica Edgar Morin nos dice que los sujetos estamos haciendo uso de una inteligencia reduccionista, que fracciona los problemas, separa lo que está unido, a la postre parece ser una inteligencia miope. Porque la situación generada con las juntas de participación ciudadana en búsqueda de mejor y mayor seguridad para nuestra comunidad, se podría pensar desde la perspectiva de aquellos que pueden disponer de bienes para “invertir en seguridad” su problema estaría en cierta manera resuelto, como ocurre con los barrios cerrados. Pero aquí una inteligencia miope nos puede estar jugando una mala pasada, ya que al tener como principal medio de vida nuestra ciudad al TURISMO, requiere de una estrategia en común, producto del consenso y no de acciones reduccionistas que simplifiquen nuestra realidad. El grado de institucionalidad y la calidad de vida de la comunidad será la que refleje la posibilidad de estar a la altura de la demanda que nos realiza una industria tan sensible a los acontecimientos sociales, como es el TURISMO. Situación similar, tal vez menos manifiesta a lo que acontece con las Juntas de Participación Ciudadana, ocurre con varios proyectos sociales que surgieron a raíz de los hechos de violencia vividos meses atrás en nuestra ciudad. Los mismos están siendo sesgados o parcializados y aquellos que tiene ya su trayectoria hecha, un clima de incertidumbre política los desgasta, como consecuencia de una inteligencia miope, daltónica, présbita, que termina siendo ciega, ya que nos quita la posibilidad de una visión de largo alcance, en la que todos ciudadanos de La Falda nos podríamos beneficiar. Pero también le quita eficacia en el hacer a aquellos altruistas, con vocación de servicio y fundamentalmente comprometidos con la sociedad de La Falda, que se enfrentan a problemas de tal magnitud que si no se posee una acción conjunta, articulada e interdisciplinaria, difícilmente vean resultados concretos, en relación a las causas que provocaron la espiral de violencia hoy acallada; pero que siguen latentes; que requieren transitar un largo y sinuoso camino, con una estrategia sistémica a mi juicio, es decir que contemple la parte y el todo, para poder revertirlas. En mi idea de la realidad, deberíamos aportarle mayor objetividad a nuestras representaciones sociales a la hora de asumir compromisos ante la realidad social, a fin de evitar procesos cíclicos de desgastes y frustración, con altos costes para el desarrollo socioeconómico de la ciudad. En esta impresión nada tiene que ver la distribución de la riqueza, ni del síndrome situacional, me refiero a la necesidad de un esfuerzo, un salto cualitativo en el pensar y el hacer, en defensa de la vida. Nuevamente volveré a citar a una persona tan lúcida en estas cuestiones del proceso de humanización y hominización de la especie humana, como Edgar Morin quien expresa: “Esforzarse por pensar bien es practicar un pensamiento que se desvele sin cesar por contextualizar y totalizar las informaciones y los conocimientos, que se apliquen sin cesar a luchar contra el error y la mentira; porque una inteligencia miope termina siendo inconsciente e irresponsable. A escala planetaria se ha tornado mortífera”.


Crio. Myor. ® Lic. Javier Benavidez

1 Thomas Hobbes filoso ingles cuya obra Leviatán (mounstro marino del antiguo testamento) colaboró de manera importante en el desarrollo de la filosofía política occidental. Justifico filosóficamente el autoritarismo del Estado

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