Nombre:
Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 20 de septiembre de 2012

La Falda nuevamente en marcha

Por Alfredo Ferrarassi

El fin de semana pasado se llevó a cabo en la Facultad de Filosofía y Humanidad de la Universidad Nacional de Córdoba, Escuela de Historia en Ciudad Universitaria el “Primer Taller: El Historiador y el Patrimonio”.
En el mismo se realizó un planteo muy concienzudo y profundo de las posibilidades que tiene el historiador frente a las nuevas demandas que le requiere la sociedad actual. Es que, la complejidad de ésta le está requiriendo una serie de especialidades y saberes, que hasta hace un tiempo demasiado corto eran impensados y que de repente en el posmodernismo imperante aparecen vacios legales, institucionales, laborales que requieren soluciones inmediatas a conflictos sociales que han roto la armonía imperante, en nuestro caso, de aquella vieja docta colonial y recoleta que se niega a desaparecer frente al avance implacable del desarrollismo capitalista.
Frente al reto de este panorama, con buen criterio y lectura de la realidad, la Escuela de Historia convocó a especialistas e historiadores de toda la provincia a trabajar en un taller que sea el generador del nuevo perfil que debe tener el egresado de nuestra Facultad habida cuenta que, como veremos, se abre un inmenso panorama laboral, el cual surge merced a las exigencias de un “mercado” que se ha complejizado, requiriendo junto a la oferta de trabajo, soluciones a los nuevos problemas que tiene este entramado social que aparece en el horizonte citadino, pero que ya se puede vislumbrar en un interior en el que el futuro ha hecho pie con la misma impudicia e impiedad que tiene en las grandes orbes.
Nos tocó desarrollar el tema de la “Perdida de los bienes patrimoniales en La Falda”, ciudad que tal vez sea el triste ejemplo del avance desarrollista, el cual plantea a la sociedad local un dilema oprobioso como el creer que todo se limita a estar a favor o en contra del progreso, cuando en realidad lo que se debe plantear es el respeto y conservación de aquellos bienes que nos representan y que no deben perderse, porque de hacerlo lo que también se “diluye” es la identidad y entonces aparecen de manera arrolladora los problemas sociales que hoy tenemos, que con buena cintura y esgrima política los viene encausando la actual gestión.
Al contrario de otros expositores donde mostraban orgullosos algunas creaciones o recuperaciones históricas vía museos o centros culturales, debimos plantear una realidad que partió de un pasado de grandeza con salas de exposiciones de cuadros como el Salón Gris, la Galería Torielli, la de la Única, con tres cines, a ampulosamente pretender ser la “ciudad de los museos” con cuatro de ellos y un centro como el del Edén Hotel, que si bien exhibía abandono, muchas veces la belleza y el mensaje llega desde aquello que puede ser considerado “feo certificado de pobreza” pero que hacer notar aún más la grandeza perdida. Todo lo que nos posicionaba como una ciudad progresista se fue perdiendo, al menos en lo cultural y nos quedamos sin salas de exposiciones, sin cines, sin museos, con un hotel convertido en el nuevo “Pecos” del norte de la Punilla, merced a la “década infame” de un menemista tardío que demostró en las cosas de la sabiduría, como en otros aspectos, ser un verdadero “chuncano” cultural y nos legó no solo una abultada deuda, sino un tejido comunitario rasgado por semejante descontrol administrativo, por la ausencia de planificación patrimonial, donde solo demostró ser un patafísico de pura cepa al que únicamente le importó viajar alrededor del mundo integrando cuanta comitiva le permitía pasearse en búsqueda de la “quimera de oro” para La Falda, aunque en realidad lo que hizo fue vacacionar y llevar su chaplinesca figura por los rincones más exóticos de la aldea global que somos.
El mensaje terminó con lo tanto que económica y culturalmente se logró en un escaso año de recuperación de la dignidad faldense y es aquí donde sentimos orgullo porque en las preguntas que siguieron a la exposición fue el reconocimiento a las Jornadas de Historia que organizó la Junta Municipal de Historia, aquellas planificadas por los miembros Enrique Robles y Carlos Martínez, que han sido el disparador para este taller que reconoce a nuestro pueblo como origen, junto a todo lo que aporta el Foro en Defensa del Patrimonio de Córdoba, a este presente promisorio que trata de establecer un nuevo perfil del egresado de la Escuela de Historia y darle a quien ya lo hizo, mediante seminarios las herramientas que le permitan ampliar su campo laboral.
De tal manera que pensemos que nuestra ciudad ha hecho camino al andar, que si se concreta esta nueva realidad con un nuevo plan de estudios, como es lo deseable esperar, el aparte local no será poco ya que estaremos siendo parte de la “nueva historia” que vendrá, a la par que nos queda un amplísimo camino en la organización de eventos de esta naturaleza.
Antes de detenernos en las nuevas salidas profesionales, hubo un comentario que surgió ante el insoslayable tema del robo del Museo Ambato y que si bien no fue referido a este, si desnudó una característica sobre nuestra ciudad a la que deberemos prestar atención dada la gravedad que el mismo tiene. Sostuvo un historiador dedicado a la rama de la arqueología, que actualmente “La Falda es el eje del centro de trafico de arte, especialmente del arte egipcio”, lo cual dejó a los numerosos asistentes presentes pasmados ya que estimábamos que el affaire del Ambato era un hecho aislado, sin embargo estas apreciaciones de alguien íntimamente ligado al tema y de una dilatada trayectoria oficial, nos hizo pensar en que el tema es más amplio y profundo de lo que se podía sospechar, con derivaciones inimaginables que nos está hablando de un corredor como el del Valle de Punilla que parece ser un territorio cuando menos no controlado y que ha hallado en el trafico de bienes culturales un nicho comercial de amplísimos montos de divisas extranjeras.
Tema que por su trascendencia deberá ser investigado por aquellos a quien corresponda, dado los alcances del mismo y por sobre todo porque este perfil era hasta hace poco totalmente desconocido.
Volvamos entonces, sobre las posibilidades que tiene el historiador de trabajar en campos no tradicionales y que necesitan una especialidad que este taller con sus proyectos busca darle. Por ejemplo si los egresados se inscriben en Tribunales podrán ser llamados a convertirse en Peritos Judiciales, los cuales abordarán temas puntuales sobre la validez de ciertas pruebas o ciertas obras que entran en litigio, especialmente en juicios sucesorios y que necesitan del dictamen que solo un historiador puede brindar por su campo de conocimiento.
Los sonados juicios del Registro de la Propiedad en Córdoba y otras provincias, debió contar con los informes especializados de quienes conocen el valor y pueden determinar si viejos papeles son o no auténticos a la hora de reclamar valiosas posesiones territoriales. Si estos son proporcionales, en su retribución, a lo que está en juego se podrá tomar conciencia de la importancia de esta nueva tarea que se ofrece al especialista en el pasado.
Otra especialidad que aparece es en el trabajo de los desarrollista o en las grandes obras públicas y privadas, sobre el impacto ambiental e histórico que las mismas tienen. En Córdoba, por ejemplo, se han levantado edificios sobre yacimientos arqueológicos de importancia o sobre viejas edificaciones jesuíticas, sin antes haber realizado los cateos necesarios para saber si se podía o no avanzar sobre el mismo. Si no miremos el Camino al Cuadrado que ha significado un fuerte deterioro del medio ambiente y una transformación no planificada sobre la vida cotidiana local, sin que se hicieran los estudios necesarios, o pensemos, para ser más concretos, en el impacto de la construcción de Avenida Edén y Eichhorn que significó la destrucción de una casona que se hallaba en perfecto estado y que allí se erigiera un complejo que ha derivado en la pérdida de visión de la Capilla del Sagrado Corazón subiendo por la calle principal, lo cual de haber existido la opinión de un historiador seguramente hubiere desaconsejado la obra por lo que ha significado.
Hasta hace un tiempo que un historiador fuera parte de una aduana, podía sonar a una propuesta fantástica, sin embargo cuando se encuentran con embarques en los que aparecen elementos de cierta antigüedad y sobre los que alguien debe decidir si pueden o no salir del país y cuál es el verdadero valor patrimonial se debe llamar a un especialista para tener esa precisión.
Esto no se limita a aeropuertos, sino que al ser de acuerdo a lo detectado el mayor tráfico en envíos por colectivos, es en las aduanas fronterizas donde se debe contar con los mismos para determinar la alternativa a adoptar. Esto también se ha visto en los correos, de tal forma que, como se puede observar, el abanico de las salidas laborales ya no se limita a la docencia o la investigación vía Conicet.
Para no ahondar más en el tema diremos que la Policía de la Provincia de Córdoba ha debido recurrir a historiadores y arqueólogos para poder tener la opinión calificada en más de un procedimiento y que según manifestara un especialista, busca saber quiénes dentro de la fuerza están estudiando la carrera o son egresados, ya que el déficit en este aspecto es notorio, sin embargo algunos egresados de la facultad han comenzado a trabajar como peritos policiales y se recordó un caso que sucedió en la capital provincial cuando se halló un deposito con muestras arqueológicas y libros presumiblemente incunables. La parte de aquella pudo ser atendida por los especialistas, sin embargo la de los libros, por no haberse podido ubicar a la única especialistas, que había en ese momento, no pudo ser incluida en la nomina y se sospecha que era un lote de incalculable valor.
Estas nuevas posibilidades requerirán dejar de lados ciertos prejuicios sobre ciertas actividades, las cuales son tan honorables como aquellas de la docencia y la investigación, que eran las alternativas tradicionales de una profesión que hoy tiene nuevas maneras de ser ejercida.
Sin dudas, esto que nació de las ideas de las Jornadas de La Falda, a la que se sumaron el Dr. Javier Moyano, el Miembro de la Junta Carlos Ferreyra, puede llegar a generar un replanteo, plan de estudio mediante, del perfil del historiador, tarea en la que nuestro pueblo tendrá gran parte que ver, por lo cual debemos sentir orgullo de ello.

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