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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 2 de agosto de 2012

“Pior” tirarle margarita a los chanchos

Por Alfredo Ferrarassi

La situación social en La Falda que está pasando por un momento sumamente difícil, tal cual lo advertimos tiempo atrás, es de imprevisible desarrollo porque desde el momento mismo en que se supo que se había producido una derrota electoral (impensada solo para ellos) se pusieron en marcha una serie de acontecimientos para ir socavando el nuevo gobierno, para que el mismo llegue debilitado a las próximas elecciones municipales.
Uno de esos rumores echados a rodar era que no se haría el Festival del Tango en 2012, ello se produjo durante la edición anterior y tuvo su primer impacto cuando preocupadas las Subsedes pidieron reunirse con el futuro nuevo intendente para recabar si ello era cierto. Dadas las desmentidas y explicaciones del caso, las aguas se tornaron calmas nuevamente y el evento de este año fue un éxito total que hizo olvidar al supuestamente “irreemplazable” y “todopoderoso” organizador, quien lenta pero sostenidamente está pasando al olvido, más allá que algún artista se haya llegado a tomar un café en una muestra de amistad, lo cual no debe asombrarnos dado que se suelen establecer vínculos personales a pesar del perfil comercial de las relaciones que se dan en este marco de las organizaciones de eventos.
Aunque sea doloroso debemos admitir que en cualquier profesión, más allá del carácter que tengan, hay buenos y malos profesionales, los cuales hacen pesar su ideología a favor o en contra, lo cual también puede aceptarse como “normal” dado que no existe ser humano que esté libre de la carga mencionada y si supuestamente creyese no tenerla o al menos así lo declarara, sería preocupante porque nadie escapa a esta característica. De esta manera tendremos, buenos y malos abogados, buenos y malos médicos, buenos y malos periodistas, simplemente buenas y malas personas.
Lo realmente criticable es cuando esa posición no se trasluce no por una cuestión de cosmovisión, sino de intereses económicos, cuando el mundo de las ideas deja paso a las apetencias pecuniarias, cuando se actúa por los beneficios perdidos y no por ideales, los cuales podemos o no compartir, pero que se defienden lealmente por el convencimiento en ese credo, siendo entonces hasta un placer ver y escuchar los debates en el marco del libre juego de los pensamientos. Cuando se produce con altura, sapiencia, estilo y convicción es edificante el mismo, pero cuando la lucha es por espacios que otorgan beneficios económicos es lamentable observar la degradación de ciertas profesiones.
Entonces tenemos por un lado la lucha ideológica, la cual es sana por lo que encierra cuando se respetan ciertas pautas y la lucha por los espacios económicos, lo cual vuelve a quien adhiere a esta posición en mercenario, ya que ahora pelea por el beneficio perdido, pero mañana, si hoy se lo restableciera, pelearía contra su ex “mecenas” por una cuestión de no dejar jamás de recibir dádivas del poder.
En el marco descripto, tenemos aquellos que han jugado toda la vida a dos puntas, aquellos que dicen ser aquí “aliados” al “cachismo” y por fuera trabajan para el kirchnerismo o bien de manera desembozada o desde las “colectoras”, de manera que siempre tienen un “palenque donde rascarse” o se han convertido en especialistas en conductas felinas, dado que siempre caen parados.
La estrategia es hacer cometer errores al Intendente para ir socavando su credibilidad y volver nuevamente en 2015 al poder. Algunos lo hacen desde la leal lucha partidocrática, en cambio otros desde la bipolaridad de separar, como si lógicamente fuera posible, lo local de lo nacional y si hasta fuera posible también de lo provincial, esos son los peligrosos, los que se ocultan detrás de los supuestos logros alcanzados, desde el oportunismo para alcanzar beneficios personales que en definitivas son los que realmente les importan.
Sin duda alguna hay ciertos sectores de poder que están jugando de manera poco clara, dado que han puesto por encima de todo recuperar aquellos beneficios alcanzados y en última instancia la cuestión de los pensamientos y aquí es necesario volver a detenerse en el tema de la lucha ideológica porque este enfrentamiento no es malo, todo lo contrario, es enriquecedor para la sociedad que podrá cotejar las distintas posiciones, lo malo es cuando ese debate no existe, cuando se lanzó la teoría de las muerte de las ideologías con el objeto de paralizar la sociedad, de desactivar las movilizaciones, porque cuando eso sucede al final es la propia sociedad la que termina pagando los costos de no haberse preocupado por su destino y dejar en manos de inescrupulosos el mismo, lo cual es sinónimo de abandono de los derechos adquiridos, con todo lo que ello encierra.
El tema de la inseguridad es el que se ha instalado en la sociedad local, el que se fogonea desde ciertos ámbitos, no porque no se produzcan estos hechos, sino porque se sabe que hay una sensibilidad especial y eso da sus réditos de manera casi inmediata y se está tratando que sea el talón de Aquiles del Arduh.
El clima social local que se respira es preocupante y hace recordar a aquello que sucedió en los finales del gobierno de Alfonsín cuando se producían los saqueos que terminarían dándole el golpe de gracia a su gobierno. Quienes llevamos una vida en La Falda podemos dar fe que en esos días aquí sin medir consecuencias se dijo desde una emisora hoy desaparecida, interpretando mal las palabras del Comisario de esta ciudad, que supuestamente desde Río Grande “venían hordas de manifestantes a saquear los negocios del centro”. La reacción fue inmediata, los padres corrían a sacar a sus hijos del “J. Molina”, los comercios cerraban sus puertas y bajaban persianas los que las tenían, otros cargaban mercadería en sus autos tirándolas adentro sin ningún cuidado y hasta pusimos ver al dueño de un negocio bajando un Winchester por si lo “asaltaban”.
Puedo asegurarles que la atmosfera que se vivía era tan densa, que si alguien tiraba un petardo se podía producir una verdadera hecatombe, todos miraban hacia “el bajo” esperando que en el “horizonte” que marcan las vías apareciera “la invasión de los tártaros”, nada de esto sucedió, pasaron las horas y todo volvió a la normalidad.
Por la típica curiosidad periodística fuimos en nuestro viejo R6 hacia el Rio Grande, allí todo era tranquilidad y hasta me animaría a decir que nadie estaba al tanto de lo que en las “tierras altas” se esperaba. Ahora bien, cuando se vive una situación similar, se puede entender lo planteado en algunos filmes al recrearse historias similares, en las que se producen “juzgamientos”, linchamientos injustos, brutales, ignominiosos, que posteriormente permiten saber de la inocencia, pero ya es tarde.
El viernes en horas de la noche se produjo en la Av. Edén al 300 una pelea de marcada violencia, presumiblemente por el robo de una prenda de abrigo, la situación más allá de la ferocidad con que se desarrollo, tuvo la particularidad que al manifestarse que era por un supuesto “robo”, los transeúntes que estaban allí, no solo no intervinieron, sino que en cierta manera obstacularizaron, al formarse un semicírculo, la posible huida de quien era acusado de la “sustracción”. La desigual lucha terminó sin que la policía se hiciera presente ya que toda estaba acantonada en las inmediaciones de la comisaría local por el rumor que se produciría otra marcha, la cual también podía ser violenta como la anterior. Queda acotar que entre el lugar del hecho y la esquina de Rivadavia solo hay escasos cincuenta metros y allí vimos no menos de cinco efectivos.
El desarrollo de este suceso nos hizo recordar lo que sucede cuando la razón deja lugar a la pasión y se produce aquello que Arthur Miller narra magistralmente en la obra de teatro “Las brujas de Salem”, porque si no tratamos de mediar se puede estar al borde de una caza de brujas de impensadas derivaciones.
En estos momentos la sociedad faldense se ha dividido en dos, por un lado los que reclaman mano dura y que sostienen que hay que imponer una sociedad “militarizada” para controlar la situación, postura que es alentada por aquellos que dicen que no existen los Derechos Humanos y critican solapadamente a la Mesa de los mismos porque no han podido hacer pie en esta para dirigirla a su gusto. En cambio la otra postura, reclama el dialogo, la plena vigencia de los DDHH y políticas de contención para evitar males mayores en el futuro.
En medio de ambas posturas, una sociedad que mira perpleja lo que sucede y la pérdida de la tranquilidad que La Falda ofrecía hace apenas un breve tiempo, la indignación porque ven que no hay prevención alguna en la venta de drogas y alcohol a menores y mayores, pareciendo no existir la más mínima condena legal. En suma, un descreimiento en todos los estamentos oficiales, que es sinónimo de descontento por las políticas aplicadas.
El deterioro es tán grande que si se llega a producir una nueva muerte ya sea en cualquiera de los sectores en pugna o en los restantes, estimamos y ojala nos equivoquemos, el mismo “se va a llevar puesto” a parte de la cúpula policial, judicial y también a la política local y a cierta provincial.
Es que el tema, gracias a aquellos sectores que no se resignan a la perdida de las dadivas oficialistas, ha causado un daño mayúsculo a La Falda, la cual está en todos los medios del país y que esto tiene impacto directo en la demanda turística, ya que ahora pareciera no ser una “ciudad turística segura”.
¿Quien gana y pierde con esto? Es la clave a resolver del “teorema” pasolinizado planteado. La respuesta a la primera incógnita, es aquellos que quieren recuperar el poder, los que aprovechan un problema social, como es el que vivimos, para llevar agua a su molino de cara al 2013 y 2015 y por el otro interrogante, la que pierde es la sociedad en su totalidad, ya que se verá afectada más aún su economía y aquel esfuerzo de las instituciones de hoteleros, cabañeros y de comerciantes, sea cual fueren las siglas, más el de Turismo, se verá afectado por las dimensiones que ha tenido un hecho real, el cual es una espada de Damocles para la actual gestión, por todo lo que encierra el tema desde lo político.
No se puede subestimar la gravedad existente, como tampoco tomar decisiones ambiguas, ya que se eso sería como “tirar margaritas a los canchos”, un verdadero desperdicio, ya lo que hoy necesitamos en apaciguar las aguas, llevar calma a los sectores en pugna, tratar de corregir los efectos del abandono que produjo el periodo cercano a una “década infame” del gobierno patafísico, para devolver a esos sectores la ilusión de la igualdad de posibilidades y ante la ley, elevar a la Fiscalía todo lo recogido respecto a las irregularidades de la anterior gestión para que sea la Justicia la que decida sobre ese accionar, devolver, en definitiva, la credibilidad perdida y la sensación de que quien las hace las debe pagar, porque en caso contrario estaremos alentando la impunidad y la sensación de la existencia de ciudadanos de primera, de segunda y de tercera, según sean sus ingresos, lo cual resultaría desastroso tal cual están las cosas.
Estimamos que no queda otra que una amplísima convocatoria social, la cual si se debe crear otro instituto de la democracia para contenerlos, porque los actuales resultan insatisfactorios se deberá hacer, ya se llame Consejo Económico y Social, Instituto de Mediación Municipal o como Ud. quiera, pero que sea el que se ocupe de lo que está sucediendo.
No se le debe temer al dialogo, al contrario, hay que alentarlo, al igual que a los cambios institucionales descriptos porque lo que está en juego es demasiado y no podemos, como sociedad, darnos el lujo de hacerles el juego a quienes han visto en esta crisis, que viene desde hace más de una década, la oportunidad para preparar su vuelta, la cual ojalá sea como escribiera Mercea Eliade, “El mito del eterno retorno”.


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