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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 27 de julio de 2012

La violencia se adueño de la marcha en Pedido de Justicia por la muerte de Brian José Palomeque

El sábado a la tarde se cubrió de violencia tras que un desprendimiento exaltado de la marcha rompiera los vidrios de la Comisaria de La Falda y los policías reprimieran la agresión con balas de goma. El saldo de la refriega fue de siete detenidos, algunos con heridas y lesiones, un efectivo policial con un corte profundo en la frente y una decena de agentes con contusiones.

La marcha por Justicia en nombre de Brian José Palomeque estaba prevista para las 16 horas del sábado último, y recién unos 40 minutos pasada esa hora comenzó, unos 30 manifestantes se encontraban a la altura del 600 de Av. Edén, cuando un grupo de aproximadamente 18 jóvenes que mostraban signos de exaltación y al grito de “Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, a pedir Justicia por José” y “Yuta, compadre…”, irrumpió subiendo a su encuentro. De inmediato, pudo observarse que se había producido una diferencia entre ambos grupos, ya que los jóvenes comenzaron a bajar separados por unos cien metros del resto y al grito de “No importa lo que digan. Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, a pedir Justicia por José”. A la altura del 400, me acerque y entrevisté a Gabriela, organizadora de la marcha y hermana del desaparecido Brian Palomeque, sobre qué estaba sucediendo, a lo que manifestó que “en estas condiciones no se puede hacer la marcha, los chicos no están en condiciones de hacerlo, les dijimos cuando salíamos del barrio que si venían no la hacíamos. Vamos a acompañarlos, por seguridad, hasta el Automóvil Club y nos desconcentraremos”. En la ocasión, y consultada por el avance de la investigación en torno a la muerte de su hermano, sostuvo que “se ha citado a cinco testigos que se han presentado, pero todavía no aparecen los resultados de la autopsia, la semana que viene veremos si podemos conseguir que los entreguen”.
La marcha continuó y el tramo de los jóvenes, que permanentemente se vieron acompañados por un mayor, de unos treinta años, de barba cuidada e indumentaria prolija, ingreso por calle Rivadavia hacia la Comisaria de La Falda, ese primer contacto generó algún tipo de desmán, que no fue reprimido, pero cuando el otro tramo llegó a la esquina, bajando sus bandones, volvieron sobre sus pasos y la emprendieron con este grupo, una niña descontrolada gritaba “los policías nos matan y ustedes no hacen nada”. De improviso, un grupo de entre 8 y 10 manifestantes retornó hacia la Comisaria y probablemente sorprendió a los uniformados, superaron el ingreso y ahí se produce la rotura de todos los vidrios del frente de la dependencia, lo que se hace lanzando trozos de baldosa que habían recogido de la calle y golpes de puño, en defensa de la dependencia los efectivos reprimen con disparos de armas de fuego, produciéndose la retirada de los manifestantes que se desplazan hacia el 200 Edén. Cabe apuntar, que el mayor que acompañaba a los jóvenes, en ese momento, se desplaza por Edén arriba y desaparece de la escena. El saldo de la refriega es de cuatro detenidos, algunos con perdigones de goma, entre ellos Gabriela que en el momento que se producen los disparos junto a otras madres y manifestantes corrieron intentando rescatar a los más exaltados.
A la altura del 230 de Edén yacía una manifestante desmayada, quien tras algunos llamados fue atendida por el CEM. En las inmediaciones, parte de los jóvenes manifestantes, en crisis emocional, se abrazaban a todo adulto que les pidiera calma y lloraban desconsoladamente o insultaban y maldecían su desgracia. Un tema para el análisis fino es que de ellos, tres decidieron entregarse a las autoridades siendo acompañados por el corresponsal de La Voz del Interior, quien se ofreció como garante de su integridad, que otra razón que una tremenda inestabilidad emocional podría originar eso. Interín, el Jefe de la Departamental Punilla, Comisario Gustavo Godoy, informaba a este cronista, que tenía un efectivo herido por el impacto de una baldosa, en la frente, que había sido derivado a la Clínica La Falda y al menos dos agentes con contusiones.
Allí comenzó una tensa calma, a la que aportó la presencia del Secretario de Relaciones Institucionales Oscar Pisoni y el recientemente nombrado Defensor del Vecino Enrique Cagliero, este último de inmediato constató la situación de los detenidos, en momentos que arribaban el intendente Eduardo Arduh y la concejal Susana Ghilardi. Con posterioridad lo hacia el Dr. Roberto Chaumont, médico policial, que se encargó de atender a todos los heridos y lesionados.
Un nuevo momento de tensión se producía cuando arribaron los familiares de los detenidos, pero pudieron ser contenidos y se cerró Rivadavia entre Edén y Sarmiento. Con posterioridad, se hicieron presentes los abogados Pablo y José Olmos que representan a la familia de Palomeque. Minutos después, llegaban los fiscales María Alejandra Hillman y Martín Bertone para encarar la etapa inicial de las actuaciones judiciales.
También, dos agentes policiales acompañaban a un mayor, que ingresó a la comisaria gritando “aquí vengo, para que me verdugueen a mi y no a mi hijo”. Otro tema para el análisis fino.
Momentos después hacia su arribo el gabinete técnico de la Policía Judicial, lo que motivó el comentario de “vean, para ellos si puede venir enseguida la Policía Judicial, para Brian, que estaba muerto, no pudieron”.
Un nuevo momento de crisis se vivió cuando los abogados informaron que la decisión de la fiscalía era la de imputar a todos los detenidos y que los heridos serían llevados, en calidad de detenidos, al Hospital Domingo Funes, dos menores quedarían institucionalizados por orden del Juez de Menores Gabriel Prémoli, los dos restantes, que carecían de heridas, se dispondría su alojamiento en la Unidad Carcelaria de Cruz del Eje.
Las primeras apreciaciones indicaban que en lo penal la calificación que pesaría sobre los detenidos sería “daños calificados y lesiones leves reiteradas”, en tanto en la faz policial se aplicaría el Código de Faltas en relación a “desorden público y ebriedad escandalosa”.

Pablo Olmos, abogado querellante
“Hay muchas cosas que quedan en la nebulosa”


El abogado Pablo Olmos, que representa a la familia Palomeque, definió que
“Hemos acudido ante el llamado de muchos vecinos. Tenemos entendido que quien se ha constituido como querellante particular en esta causa, de lo que nosotros entendemos ha sido un homicidio, ocurrido en este barrio de La Falda, se encontraría en este momento detenida, hermana de la victima. Sabemos que la fiscalía de Cosquín tiene un conocimiento cierto acerca de las implicancias sociales que tiene este caso. Lo ha tomado la Fiscal con mucha seriedad, he acompañado a cinco testigos, que han dado testimonio de que la victima estaba atada al momento de ser encontrada, con lo cual se aleja, para nosotros, la hipótesis del suicidio. Hay muchas cosas que quedan en la nebulosa, para nosotros, como ser la remoción de terreno que se ha hecho en la zona, tenemos algunas hipótesis al respecto, pero aún no nos ha confirmado nada la Fiscal de por qué se ha permitido remover el terreno de esa manera.
En este calor popular, digamos, que no encuentra una comprensión por parte de las autoridades policiales, no han entendido el mensaje, creo que la gente del barrio ha comprendido mejor que el personal policial las palabras de la Fiscal. Ustedes imagínense que los habitantes del barrio supieron organizarse, supieron constituirse en querellantes particulares, aportaron testigos a la causa, y por el contrario el personal policial ha continuado con los hostigamientos en el lugar. Mientras tanto la Fiscal ha tratado de bajar los decibeles, han mantenido reuniones, se trata de buscar salidas de índole social, sabemos que acá hay un tema pendiente de una cancha de fútbol y miren ustedes los vecinos piden recuperar un espacio…estas cuestiones, hacen notar la existencia de tres patas, la gente del barrio, la Fiscal por otra parte y el personal policial, lo vemos con preocupación por eso hemos venido y estamos a la espera de dialogar con la Dra. Hillman, es oportuno de que esté presente porque es quien conoce el meollo del asunto, conoce a los actores y sabe un poquito más de este tema”.

Decisiones que apremian

Sobre los violentos hechos hay muy poco que decir, tal vez interrogarse por si los jóvenes fueron inducidos a la violencia, y de esto hay elementos, ya que el mayor que los acompañó desapareció de la escena tras la agresión, otro dato indica que éste era acompañado por una mujer que también desapareció misteriosamente. Puede, entonces, que existiera inducción y tal vez infiltrados. Hay quienes incluso mencionan a organizaciones foráneas. Esto, incluso en declaraciones de la Fiscal Alejandra Hillman, que en Cadena Tres habría declarado que "En la protesta del sábado logramos determinar la presencia de una pareja, que no tenían que ver con los vecinos de La Falda. Están fotografiados pero aún no tenemos su identidad". Agregando que la pareja "operó a manera de instigadores de la acción y sobretodo el hombre acometió con un proyectil en contra de la dependencia policial y los chicos le siguen en la acción".
La respuesta debería darla una investigación, la que no será fácil de desarrollar, pero habrá que estar atentos.
Así como no será fácil esto, menos aún lo es abordar el interrogante de cómo se continúa trabajando sobre un contexto social de resentimiento que se agrava.

Como se lo señalara en anterior oportunidad lo que emerge del conflicto es el enfrentamiento entre jóvenes y policías, en donde los primeros, en este caso, acusan a los segundos de hostigarlos y perseguirlos, y exhiben como prueba detenciones injustificadas y atropellos a sus derechos, a lo que suman la extraña muerte de Brian José Palomeque de la que, aparecen convencidos, hacen responsable a personal policial.
Esas acusaciones, ciertas o no, afectan a los policías, los mal predispone, los hace actuar con sentido corporativo, y los mantienen en una inquietud manifiesta que puede llevarlos al exceso.
El riesgo se ha incrementado y cualquier roce puede terminar en un acto no deseado y de consecuencias trágicas.

Ojala, no ocurra. Ojala, esto no sea más que una hipótesis apresurada. Pero, mal que pese, se observa un terreno abonado por el rencor, el odio, y algunas otras miserias humanas, que soslayan al mejor de los optimismos y hacen incursionar en el pesimismo más puro.

Hay que darle solución a esto, y hay que hacerlo desde los hechos, ya se han escuchado algunas atinadas piezas de oratoria, donde se incluye a la discriminación, a la exclusión, al desamparo, pero, ya basta de diagnóstico, que solo sirve para enjuagar alguna o algunas conciencias, ahora es momento de realizaciones, considerando que el tiempo de los que sufren no es el de aquellos que tienen un devenir más o menos ordenado, aquel requiere de atención hoy, lo suyo es prioritario, y por más que tengamos algún atenuante, seguro que por omisión o falta de interés alguna responsabilidad nos cabe.
La situación nos está superando como sociedad, dejemos de ser espectadores y pasemos a ser participes, involucrados seriamente, aportando lo poco o mucho que podamos, todos podemos hacer y dar algo. Hay quienes ya se han dado cuenta de esto y están entregando solidariamente su esfuerzo, con la paciencia como estandarte, porque no saben si se los entiende o no, si se los valora o no, pero es lo que menos les importa, porque están consustanciados de que están produciendo una entrega por un mejor futuro. Si quieren verlo desde la forma egoísta, por el propio, por el de sus familias, por el de los que aman.
Sí, amigo lector, esto nos involucra a todos, no es un problema de un sector social, no es sólo de la Justicia, de la policía, del poder político, es lo que, nos guste o no, hemos concebido o dejamos concebir como realidad.
Una realidad que hoy nos perturba, pero que si en algún momento, hace ya tiempo, se hubiesen detenido a pensarla y/u observarla, podrían haberla profetizado, de todas maneras la intuían.
Pero, el darse cuenta ciudadano, debe ser acompañado, en lo posible precedido, por las valientes decisiones políticas concertadas con el gobierno provincial que deben tomar las autoridades municipales para contener, en lo inmediato, el conflicto existente, y elaborar y poner en funcionamiento las políticas de Estado que de aquí en más regirán para todos los sectores sociales en condiciones de riesgo. Es el paso positivo que la circunstancia exige, que algo asegura en el corto plazo, y que la memoria deberá mantener vivo para no tener que enfrentarlo nuevamente en el futuro.

N.H.


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