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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 19 de julio de 2012

Tango 2012: ¡Se pudo y como!

Por Alfredo Ferrarassi

Cronicar el XXIX Festival Nacional del Tango no es algo simple y menos fácil, dado que lo que estuvo en consideración fue nada más y nada menos que un juego de estrategias entre el anterior gobierno y el actual, un esquema similar a aquel de demócratas y radicales cuando se enfrentaron Aguirre Cámara y Amadeo Sabattini, cuando se produjo el cruce verbal entre “No pasarán” y “Pasaremos”, el cual en La Falda se tradujo en “No podrán” y “Podremos” y solamente dentro de este esquema podremos dimensionar realmente todo lo que se apostó cada uno en esta edición, siendo por ende clave de aquí al futuro la concreción del mismo.
El Festival se realizó con marcado éxito de público y con un perfil diferente al anterior, dado que ya no giró sobre la figura excluyente y todo poderosa que impuso el ex Secretario de Turismo, ahora ha sido un grupo de personas cercanas al poder el que lo organizó, grupo cerrado si lo tenemos que definir, pero permeable a lo hora de hacerle notar las modificaciones que todo evento requiere sobre la marcha, situación que no aceptaba la gestión pasada que era totalmente indiferente a las sugerencias, por el carácter autocrático y egocéntrico de quien lo organizó en las dos últimas administraciones de Sestopal.
Dentro de este esquema tenemos que la sola realización ha servido para demostrar que no hay imprescindibles y menos que unos pocos elegidos sean los que puedan hacerlo y con éxito. El solo deseo de trabajar permite realizarlos, sin dudas es perfectible, dado que ha tenido ciertos errores de deberán ser analizados para no volver a cometerlos y decimos esto porque la critica (y reiteramos el concepto) es necesaria para poder crecer, no significando bajo ningún punto de vista no apoyar un proyecto, sino hacerlo desde la posición de resaltar los errores para que no se continúen produciendo.
Esto nos lleva nuevamente a otro concepto que venimos remarcando últimamente como es el de las políticas de estado, situación que parece estar ausente sin aviso en la cultura argentina en las últimas décadas. El esfuerzo que se desperdiga por no saber aprovechar la inercia es un “pecado capital”, que no solo cuesta tiempo, sino fondos que podrían ser destinados cubrir otras necesidades, pero en esta etapa nadie parece querer darse cuenta de ello, en ningunos de los niveles administrativos que tiene el país.
En efecto, uno de los ítems a revisar es el del Expo Tango, un evento que amplía a una semana el festival y que pasa a ser, salvadas las distancias con Cosquín, es un símil Pre La Falda. En ella se han venido desarrollando durante años presentaciones artísticas con números de cierta envergadura y que si tuvieron una buena acogida en el público y que el año posterior algunos estuvieron en la grilla del festival en el escenario mayor.
Junto a esas presentaciones había exposiciones de esculturas, cuadros, móviles, suvenires, libros, proyecciones, conferencias, etc. que hacían del evento una propuesta interesante y que tenía el aditamento de ser totalmente gratuitas y en un horario temprano de manera que era factible combinar perfectamente ambas.
También hicieron presentaciones músicos y cantores que actuaban a la noche en la grilla central, lo cual fue una posibilidad de tomar contacto con los ídolos de manera directa y sin costo alguno. No se puede tampoco dejar de lado que algunas conferencias de prensa se hicieron dentro de este marco como aquella de Amelita Baltar en los altos de la Confitería Scala que fue otra de las sedes que tuvo la Expo Tango.
Este año, las primeras gacetillas la ubicaban en el hall principal del Auditorio Carlos Gardel lo cual era evidentemente un despropósito, posteriormente y con buen criterio pasó al salón del ex Bingo Municipal (nos negamos a llamarlo por el nombre de un excelente autor, pero que es totalmente ajeno a una cultura mediterránea como la nuestra).
Este año no hubo cantantes, lo cual estimamos es una medida equivocada ya que priva al que no puede asistir por cuestiones diversas, como desde las económicas a las de distancia, o al horario hasta el Auditorio Municipal, tenía en ella una manera de sentir propio y vivenciar de forma directa el arte del 2 x 4 .
Lo programado fue de buen nivel, pero más para un nuevo evento, que pueda aglutinar esas propuestas culturales que a veces tienen su propio público y que complementaría potenciando la Expo Tango, por ello hacemos votos porque en la próxima edición se retome aquella senda que tuvo y que era un clásico de lo que La Falda proponía de manera alternativa al espectáculo central.
Antes de adentrarnos en el desarrollo en si del festival, queremos detenernos en el tema prensa que ha sido el “talón de Aquiles” del mismo. El mismo no es fácil porque es contradictorio, aunque de fácil resolución, claro está, de mediar el deseo de querer hacerlo.
Veamos, no se puede decir que la Sala de Prensa no haya sido una necesidad pedida a gritos por quienes cubrimos el festival y menos que no sea un lugar paquete, cómodo, cálido, con una atención por momentos “empalagosa” si vale el término, o sea que desde ese punto de vista es un logro para destacar. Sin embargo, el trabajo directo con el artista detrás del escenario, habida cuenta las características del músico de tango se vio muy resentida, dado que la mayoría de ellos tienen aparte de la formación circunstancial que se arma para el evento (rasgo distintivo del género) una trayectoria propia o con otras formaciones, ese trato era sumamente enriquecedor, no solo por los diálogos, las notas, los recuerdos y el valioso material que se obtenía para la difusión, sino por la tenidas que se pudieron observar años anteriores, las cuales eran espontáneas y de nivel superlativo. Antes de avanzar quiero señalar que por ejemplo en Cosquín se recuerdan varias décadas después las “zapadas” en la “Peña del Festival” que estaba detrás o al costado del escenario y que era solo para artistas y prensa o las noches de la Europea, habiendo quedado en el olvido la programación propia de la plaza, entonces la “juntada” de Rubén Juárez, Damián Bolotín, Juan Carlos Godoy y otros músicos, que por suerte fue filmada, es ya más importante y trascendente que lo que sucedió en el escenario mayor. Ese documento es a La Falda una carta de presentación mundial de incalculable valor, eso es lo que se perdió con esta política de aislar a la prensa de ese contacto directo y personal. Estamos de acuerdo que se pudo organizar diferente, por caso no permitir la entrada por el frente del escenario y que no se pasara a los costados del mismo, pero si la libre circulación en la parte posterior teniendo entrada por la sala de prensa. Otro detalle ha sido que se careció de baños cercanos y se debían recorrer casi cien metros para el acceso a ellos, cuando estaban a escasos cuatro metros de correrse una chapa que impedía el paso.
Alguien de la organización al consultarla nos dijo que “es la imposición de Soldán, que si no era así no venía”. No podemos afirmar que esto sea cierto o si se trató de una “elegante gambeta” para no dar respuesta comprometida respecto a una “falla” organizativa. Lo cierto es que es perfectible y que en nada empaña lo que se vivió con cuenta gotas en la coqueta sala de Prensa, que debería llevar nombre, claro que evitando el sainete que ocurrió con la imposición del nombre al escenario de Edén y la Diagonal San Martín, que de paso sea dicho no sabemos si se terminó poniendo o pesaron más los intereses personales a la hora de hacerlo.
Pasemos entonces al resto o a lo principal del espectáculo. El término para definirlo es SENSILLAMENTE BRILLANTE, aquellos rumores echados a correr respecto que no se lo haría o que sería un desastre, fueron absolutamente desmentidos por la realidad y todos tomaron conciencia que fue una operación montada, cuanto menos con malas artes, ante imposibilidad de volver a organizarlo al haberse perdido la elección municipal.
El sonido fue el mejor de todos los festivales de la ultima década, perfecto, sin acoples, sin estridencias, con una ecualización acorde al ritmo, un dechado de aciertos, al igual que le iluminación y la organización de la infraestructura de interna con solícitas colaboradoras que estaban en todos los detalles que se pudieran suscitar. El arreglo del auditorio merece destacarse por el buen gusto en los usos de telas que cubrieron aquellas zonas que merecían tal tratamiento y que anteriormente algunas hasta tuvieron al descubierto. La calefacción fue adecuada y pensada en función de crear un clima cálido y no lo sofocante como resultó años anteriores que era casi irrespirable y producía por los bruscos cambios en la salida más de un resfriado o estado gripal.
Estos aspectos, más un adecuado costo del bufete y una atención esmerada, hicieron que el espectador se sintiera cómodo y pudiera gozar plenamente del espectáculo, que por su contenido merece el próximo párrafo.
Las tres noches tuvieron un significado especial en cuanto a la orientación artística, la cual resultó superior a lo esperado habida cuenta los rumores circundantes en los meses previos. Absolutamente nada se puede agregar al nivel artístico de quienes actuaron y que tuvieron en la buena idea de continuar con Hermes Bálsamo con la Milonga Nacional que posibilitó el baile final, que terminó sorprendiendo por la cantidad de participantes, mayor a lo que estábamos acostumbrados a ver en anteriores ediciones.
Si algo debemos señalar, es una observación para que pueda ser tenida en cuenta y es que estimamos que el cierre de cualquier festival necesita un número central (léase final) de peso y más allá que se hubiese sumado a la agrupación Decarísimo a la programación, esa propuesta faltó y no es que se deba criticar o restar méritos a quien cerró, pero a nuestro juicio esa tal vez haya sido la asignatura pendiente, lo cual no empaña en lo más mínimo lo realizado, solo que con otra culminación hubiera sido un evento de antología en la historia de la fiesta del tango de La Falda.
No podemos cerrar sin hacer referencia a la animación y sin dudas traer a Silvio Soldán, quien por sí solo es un atractivo, ha sido un logro total y en esto debemos remarcar que se notó respecto a años anteriores el nivel en este rubro, ya que con sus conocimientos, prestancia y espontaneidad se conquistó a la exigente platea que concurre a este evento. Por otro lado la idea de apostar a locutores locales es también digna de destacarse, aunque habrá que darle tiempo a quien este año fue el partenaire para que se asiente en su labor, la cual no es nada sencilla por cierto.
Cuando todo había concluido, nos quedamos sentados solos mirando cómo se retiraban los últimos asistentes que se habían quedado para “sacarle viruta al piso” y éramos casi seguramente el único medio presente, cuando de repente el escenario se nutrió de una bullanguera multitud de personas y a pesar de la luz tenue que había vimos a los organizadores (incluyo desde el más encumbrado al último de ellos) tomarse de la mano y en una actitud propia de la gente de teatro flexionar las rodillas saludando a una platea imaginariamente desbordante de público, que aún conservaba los ecos de los aplausos de tres enormes noches y solitariamente me puse de pie y desde la distancia aplaudí a esos gladiadores por el éxito en la labor cumplida.
Al retirarme y habiendo visto este emotivo acto, no pude menos que pensar respecto a todo lo que se había dicho respecto a que si no estaba tal o cual personaje el festival no se haría, que sería un fracaso y tantas sandeces más, de tal manera que imaginé como hubiera relatado Osvaldo Principi este “último round” y sin quererlo escuchaba…”el fuerte estilista de La Falda coloca una seguidilla de implacables toques que hacen retroceder al oponente, continua exhibiendo Cacho su superioridad, el “Tatoo” tambalea…señores madura, madura el nocaut”.




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