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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 5 de julio de 2012

El Vodevil Oficialista

Por Alfredo Ferrarassi

La realidad nacional se modifica a tal velocidad que los cambios literalmente producen vértigo y algunas de esas anomalías se traducen en una serie de mutaciones que hasta un breve espacio de tiempo eran impensadas y hasta se las podía haber definido como un guión de ciencia ficción.
Así quienes eran los más acérrimos enemigos pasan en un abrir y cerrar de ojos a ser los más importantes aliados, al grado que los defectos pasan a ser virtudes y estas elevadas a la enésima potencia, quienes era demonios se transforman en ángeles y sus acciones en conductas factibles de ser canonizadas, en definitiva en el rasgo de la pendularidad es una de las características de este supuesto ser nacional de cual estamos imbuidos desde siempre.
Recientemente Daniel Muchnik escribió una nota en La Nación (15 de julio de 2012, pág. 27), “El reino de la improvisación” en donde hace una descripción profunda de los rasgos que acabamos de describir, los cuales, cuando podamos superarlos, será cuando habremos dado muestras de madurez institucional y política como sociedad.
Se preguntaba el autor “¿Cómo se vive en un país previsible? La previsibilidad o la imprevisibilidad impactan decididamente en el ánimo de una sociedad. La hacen más animosa, optimista y decidida, o más chata, acorralada y temerosa. Si a la previsibilidad se le agrega la paz interior, los diálogos sin tensiones, las instituciones que funcionan, los gobiernos que dan cuenta de sus actos, se logra el país ideal. ¿Existe tal cosa?”
Y la respuesta que da la basa en su experiencia en Alemania donde ha visitado el Nuevo Museo Histórico del Pueblo Alemán y para su sorpresa encontró en la entrada una estatua de Lenin, quien bien sabido es era ruso, pero que formó parte de la historia de este país a partir de la división en cuatro del territorio teutón (uno ruso, otro “yanqui”, otro francés y otro inglés) siendo sus preceptos políticos uno de los pilares de la ex RDA (República Democrática Alemana), pero ello no queda limitado allí ya que nos dice hay tres grandes avenidas, una la Karl Marx, la otra la Rosa Luxemburgo (la líder del movimiento espartaquista) y la tercera la Karl Liebknecht, compañero de la dirigente revolucionaria de izquierda y ambos víctimas de la feroz represión del gobierno burgués surgido luego de la primera gran guerra.
También remarca Muchnik que a orillas del rio Speer hay un museo de usos y costumbres en los tiempos de la Alemania comunista en los que se reproduce la vida en aquellos años, con lo cual queda demostrado que hay un respeto por la historia nacional, más allá del sistema económico que haya sido el dominante, por ello no asombra cuando sostiene…”en Alemania las leyes se cumplen, se respeta a los funcionarios mientras sean capaces y no cometan actos corruptos. Se trata de aprender de la historia del siglo XX. Es la locomotora de Europa, en productividad y en su relación comercial con el mundo entero...”
Ahondando estas apreciaciones continua el autor, un periodista e historiador argentino, “al regresar a [nuestro país] es reencontrarse con la aldea pequeña…alterada, crispada, ofendida con prohibiciones, en una sociedad que sigue partida a la mitad en lo ideológico y en la que ninguna de las partes está dispuesta a ceder”.
Magnifica radiografía de lo que sucede en esta Argentina que parece haber retrocedido en el tiempo a los meses previos al 16 de septiembre de 1955, en donde la sociedad tenia claramente dos bandos, los leales y los contreras o si quiere más vulgarmente los “gorilas y los peronchos” y en los que no fue posible reconciliación alguna habida cuenta la ceguera que exhibía el ex presidente y su séquito de laderos obsecuentes que le permitieron cometer una serie de desatinos impensables tiempo atrás.
Hoy esa fragmentación de la sociedad se ha vuelto a repetir por las provocaciones de una exaltada Presidente que ha hecho de la verborragia discursiva una arma de descalificación de la oposición y de los grupos económicos que supone enemigos apátridas y traidores de lo nacional y enarbola un mensaje que es totalmente contradictorio a las medidas que lleva adelante en el ejercicio diario de la praxis política.
Por ello recurrir nuevamente a la nota citada es importante porque aclara una serie de situaciones que son las generadoras de nuestro estancamiento y caída sostenida en lo económico. En efecto, “en los hechos, el país es un reino donde una corte de cuatro o cinco funcionarios caprichosos fija el destino económico y político. Es un problema que lleva bastante tiempo en el candelero, pero que se ha acelerado, en especial desde noviembre del año pasado, desde las primeras medidas del cepo cambiario. Esos cuatro o cinco funcionarios hacen y deshacen sin evaluaciones previas, sin medir las consecuencias”.
Y es aquí donde aquellas descripciones de una nación seria como Alemania hacen más patético el estado en que nos encontramos gracias a Moreno y Cía. que parecen estar dispuestos a llevar sus caprichos hasta las últimas consecuencias sin importarles nada si se produce el colapso financiero, si los enfermos se mueren por la falta de drogas medicinales varadas en la aduana, si las industrias despiden o en el mejor de los casos suspenden obreros por la parálisis productiva en la que nos hallamos, nada parece existir por fuera de sus afiebradas elucubraciones económicas y la soberbia exhibida con la maligna impunidad que tienen.
En la patria del Goethe evidentemente el reconocimiento y la aceptación de la historia es una característica que habla del grado de madurez alcanzado, en cambio en el nuestro, parecen sobrevolar los viejos rencores, aquellos que vienen desde el nacimiento mismo del grito de libertad, es que los enfrentamientos entre unitarios y federales o liberales y conservadores parecen estar más vigentes que nunca, aunque los tiempos ya no sean los mismos y las circunstancias sean diferentes, los viejos odios entre bandos se modifican de manera casi automática cuando los dirigentes se instalan en la Capital Federal y se convierten al decir de Sarmiento en más porteños que los propios porteños y producen las peores de las atrocidades ideológicas respecto a sus orígenes y qué decir de aquellas que padecen los derrotados electoralmente.
La Argentina es entonces un país en donde las políticas de estados son inexistentes, en donde hay un eterno comenzar despreciando lo anterior, sin advertir que esos cambios significan tiempo, esfuerzo y divisas que a veces son dilapidadas por el reemplazo de medidas que resultan retardatarias respecto a lo anterior. Si comparamos con la política alemana veremos que mientras no aceptemos lo anterior, es decir que internalicemos que, aunque no se adhiera, las cosas sucedieron y por ello son parte de la historia, mereciendo conocerse por el espacio que tuvieron en un determinado momento y en cambio pongamos todo el esfuerzo en destruir el pasado, que más allá de nuestro deseo, siempre volverá porque es parte de la identidad, siempre estaremos recomenzando, andando y desandado el mismo sendero, sin llegar, evidentemente, a ningún lado.
La nota continua con una serie de apreciaciones que son lapidarias respecto a esta gestión que…”no reconoce sus faltas o sus olvidos. La eficiencia de una gestión, la calidad profesional de quienes llevan adelante, se mide por sus resultados. Con las disposiciones sobre el dólar se destruyó la unidad de cuenta, se anularon los contratos. Hay que agregar que las limitaciones a las importaciones están llevando a un parate productivo. Y si las máquinas no funcionan, si no se abastece como es debido al mercado, los obreros y el personal técnico sobran”
Lo cual es tan cierto que solo falta ver que en Córdoba, por caso, las fábricas cierran o suspenden a sus trabajadores, con lo cual quienes antes proveían de autopiezas ahora han debido sufrir la paralización de aquellas y esto se multiplica en proyección geométrica por el desatino y tozudez de un gobierno que ha caído presa de su propio séquito de adulones, aplaudidores y famosos desocupados que “trabajan” de extras en los actos oficiales, así terminaron creyéndose sus propias mentiras y confundiendo la realidad, si a esto se le suma que no aceptan nada por fuera de su visión tendremos una idea de lo caótico que es el momento argentino.
En cualquier país que se jacte de serio Amado Boudou ya hubiera renunciado ante la catarata de evidencias en su contra y un impresentable como Moreno haría rato que jugaría a las bochas en la canchita de barrio gozando de la jubilación anticipada de la que se habría hecho merecedor por su desastroso paso por la administración nacional.
Al comienzo sosteníamos que aquellos que antes eran mal vistos por obra y gracia de la perfidia oficialista, hoy han pasado a ser mirados de manera diferente al grado que algunos han despertado simpatías. Un caso para tener en cuenta es el de Hugo Moyano, quien siempre supo cosechar críticas, merced a la lectura acertada de la realidad al levantar la bandera de la injusticia del pago del impuesto las ganancias que es un cobro al trabajo y de la “confiscación” de las asignaciones familiares a partir de ciertos montos, con lo cual es en vano pretender hacer desde horas extras a soñar con ascender en el trabajo, porque a medida que más nos esforcemos más nos expropiara el estado, acentuándose la característica que siempre tuvo este gobierno como es el de nivelar hacia abajo, porque un pueblo menos preparado, con menos aspiraciones de superaciones, es más fácil de dominar, reforzando así lo único que parece importarle y que es el clientismo político para poder perpetuarse en el tiempo en el poder.
Lo lamentable es que ciertos sectores se han nucleado para pedir la reforma constitucional que permita la reelección indefinida, lo que cae mal de esos sectores “reformistas” es que el otrora importante Partido Comunista, integrante de esa pléyade de “chavistas” vernáculos, ha mostrado impúdicamente su oportunismo trepador y la seducción que siempre ejerció el peronismo desde la vuelta a la democracia, en donde bajó su lista presidencial para apoyar a Luder colocándose nuevamente así de espalda a lo que el pueblo eligió.
Lo triste de este accionar es que han traicionado, desde que en la ex URSS se instaló el stalinismo, a quienes decían defender instalando una clase dirigente de carácter oligárquica que vivió como los zares a costa del estado obrero y que aquí tuvo la mas amplia posición variopinta a lo largo de nuestra historia política y que hoy reitera su política veletista tratando de quedarse con una pedacito del queso oficialista.
Concluimos resaltando que amores y odios en la Argentina no siempre son eternos y que aquellos que nos parecieron borgianamente rechazables, por las cosas de los caprichos personales y políticos, de la noche a las mañana pasan a ser vistos como “delgados, altos, rubios y de ojos azules” demostrando la banalidad del poder en nuestro país que desde hace algo más de ocho años se parece más a una factoría bananera que a una república seria y respetuosa de su pasado e instituciones.




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