Si hay droga en la escuela, decilo

El problema no es nuevo, se lo conoce o se lo intuye, la cosa no termina en el consumo de alcohol o en la violencia natural generada por una sociedad con tendencia a solucionar sus diferencias a los insultos o a los golpes. Hay que admitir que existe comercialización de drogas legales e ilegales, que como tal llega a todos los rincones, y que algún día llegaría a la escuela, y llegó.
Así como llegó, tratamos, con la cautela del caso, trasmitir que había acontecido y que en gran medida se habían activado los resortes preventivos y de contención para que la comunidad educativa no se vea más afectada de lo que ya está.
El tema es que hay gente que exige de la visión cruda de la realidad y por lo tanto pide precisiones, tal vez porque sabe más que el resto.
La cosa viene a cuento, porque hace unos días, un vecino, de unos cuarenta y pico de años, mientras distribuía el Ecos, se acercó al trote y me felicitó por una de las últimas notas, pero, al mismo tiempo, me dijo que “hay cuestiones sociales que deben ser conocidas con toda su verdad. No alcanza con que Malamud o vos, algún otro, solapadamente digan que en una escuela aparentemente se habría dado el caso de algún grupo de estudiantes que consumían droga en el establecimiento. Hay que decir qué escuela, qué estaban consumiendo, que el chico que se molestó y les recriminó por lo que estaban haciendo fue luego patoteado, incluso por jóvenes que nada tenían que ver con esa escuela…”. Le contesté que había razones para actuar de esa manera. Y volviendo a trotar, me gritó “respondeme con una nota, así los demás también se enteran de tus razones y de lo que pasa. Pero si hay droga en la escuela, decilo”.
En realidad, lo habíamos dicho, lo que sucede es que con este tipo de información se debe ser cuidadoso, primero porque en el hecho intervienen menores; en segundo lugar, porque hay una institución educativa de por medio que tiene una importantísima trayectoria y que accionó con rapidez ante el problema; tercero, porque hay una etapa investigativa que debe encontrarse en proceso y a la cual un exceso informativo puede entorpecer; y finalmente, para reconocer el accionar del estudiante que actuó correctamente y al cual no hay que exponer para que no sufra represalias, ya no de quienes lo agredieron sino de los terceros que, amparados en las sombras, son los que usufructúan este nefasto negocio. Estas son las razones por las cuales la información estuvo, pero no exacerbada por la aguda crítica. Lo que hicimos fue presentar un plano general de sucesos no deseados que se están dando en la comunidad, advertir sobre ellos, y plantear la necesidad de que todos debemos participar en su solución.
Precisamente, en aras de cumplir con ese objetivo, es que en nota central el Periodista Horacio Roccazella expone parte de una investigación que ha venido realizando y que nos deja en claro que el problema es hoy un tema central para las políticas municipales de la región y para los organismos de prevención y seguridad. Lo que está bien, pero tal vez no alcance. Esto, en función de las declaraciones que hace pocos días tenía sobre el tema, a requisitoria del periodista mencionado, el intendente faldense Eduardo Arduh que sostenía que “nosotros no tenemos directa injerencia en la lucha contra la droga, sí hacemos desde el municipio todo lo que podemos en prevención, toda la tarea de asesoramiento familiar, y colaboramos con la policía con apoyatura técnica, mantenimiento de los móviles, para que esto pueda tener una buena resolución. Ahora, si la sociedad no asume que esté no es un problema de la policía, de la municipalidad, sino de la familia, la Justicia, de la policía y de la municipalidad, no vamos a llegar a buen puerto. Estoy convencido de que la mayoría de los problemas que se dan con las adicciones, drogas prohibidas, drogas legales, alcohol, tienen que ver con una degradación, cada vez más pronunciada, de la familia. Entonces, creo que nosotros como responsables del gobierno debemos trabajar en la contención familiar como prevención y apoyar las políticas que dicte el gobierno de la provincia. Ahora se han creado un montón de dependencias de lucha contra el narcotráfico, La Falda tiene una, está funcionando, veremos qué pasa con eso”.
El mensaje es claro, hay que comenzar a observar puertas adentro de nuestras propias casas, reconocer si en algo se está fallando en la conducción de nuestras propias conductas y familias, de así suceder tratar de corregirlo, al tiempo de disponerse a volcar un poco tiempo en conocer y aportar a lo que está sucediendo en el resto de la comunidad. Es cierto que el Estado debe cumplir su rol de prevención y sanción, pero no es menos cierto que no podemos responsabilizar al Estado y a la sociedad en su conjunto del cuidado de nuestros hijos, ese rol es indelegable y corresponde que lo ejerzan los padres. Sí, habrá casos en que eso no será posible, pero serán los menos, podrán ser individualizados y se les ofrecerá la contención necesaria.
Lo concreto, tal como lo señalara el Dr. Benjamín Malamud en nuestra edición anterior, es que ha detectado, siguiendo la actividad juvenil que se da en las redes sociales de internet, que habría ocho grupos de jóvenes en la región que pugnan por enfrentarse violentamente entre si. Lo que indica que se está fallando en el control familiar y en el social de calle.
El adelanto que hace Roccazella sobre el final de su nota, indica que el Estado esta tomando cartas en el asunto y que en el corto plazo comenzarán a ejecutarse acciones tendientes al control de lo no deseado que sucede en la calle. Sobre lo que hay que advertir que la inconducta y violencia juvenil no admiten represalias que conlleven inconducta y violencia legalizada o amparadas por el silencio de los poderes de control.

N.H.