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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 14 de junio de 2012

¿Qué nos está pasando?

Por Alfredo Ferrarassi El tiempo corre diferente cuando los plazos no están ligados al ritmo de la entrega semanal de una nota, por ello la escritura es más distendida, más placentera, más reflexiva, aunque más crítica y profunda. En el orden nacional y mal que le pese a los ultra K locales, que se han parapetado detrás del volante de un remís o en el sabbatelismo de “la vida es bella”, en realidad deberían asumir que gracias a sus admirados “jefes” de la dinastía patagónica, “la vida es bellica” para el resto de los mortales argentinos, los cuales están presos de los designios de Moreno, de los caprichos de su “majestad” y atrapados en un nuevo corralito verde que se instaló por falta reales de divisas y que lenta pero sostenidamente está llevando a que Argentina ser una posible Grecia del sur americano. El fracaso de la política económica, la dilapidación del crecimiento que dio en un momento, ha demostrado la ceguera e improvisación de un modelo, que no solo no está blindado, sino que carece de planes alternativos y que por apelar a las demagógicas medidas conocidas, está terminando de cerrar puertas en todo el mundo, claro aún nos queda el mercado angoleño, el cual seguramente nos salvara o eventualmente podrá servir de asilo político llegado el hipotético caso de necesitarlo. El mayor problema del gobierno nacional es garantizar la continuidad de la línea sucesoria, la cual se ha visto alterada por la desaparición del ex presidente, para ello dada la imposibilidad legal existente, el camino es la reforma constitucional para permitir la reelección de la Presidente en el cargo, habida cuenta que no solo no se avizora un “socio” potable, sino que se corre el riesgo de que elegido otro candidato, éste de comienzo a otra etapa por fuera del “cristinismo”. Por esto la fecha clave es la elección próxima que es donde se producirá la renovación parcial de la Cámara de Diputados, sitio donde el gobierno tuvo un pésimo resultado en el anterior comicio, con lo cual recuperar los escaños perdidos es doblemente importante. Por un lado, volver a tener mayoría y por el otro revertir el anterior resultado. Con esto tendría el camino allanado para solicitar la tan mentada reforma y así asegurarse la continuidad en una especie de constitución “bolivariana” de reelección indefinida. Para esto adelantarían las elecciones, dado que ante la recesión no le queda otra al estado benefactor populista que aplicar las recetas de ajustes, las cuales serán durísimas y algunos especialistas sostienen de antipopulares y recesivas, con lo cual el rol de los partidos no oficiales será clave si logra aunar criterios mínimos frente a lo que se puede venir. La oposición, de brillante rendimiento en cuanto a número de cargos obtenidos, no lo fue en el ejercicio del poder conseguido, llegando a ser patéticos algunos desempeños en ambas cámaras. En esta oportunidad tienen la posibilidad de reiterar aquella performance, lo cual sería clave para impedir la maniobra que se pretende urdir de cara al futuro. Pero sucede que no se ha tomado en cuenta o no se ha sabido leer correctamente el resultado de las últimas elecciones, esto es nivel nacional, el Socialismo como segunda fuerza, la UCR como tercera “peleando” el cuarto lugar con el peronismo disidente, situación esta que se reiteró en el caso puntual de Córdoba, aunque se haya ganado la ciudad. Sino se ha sido capaz de ver que es la hora de la unidad programática entre quienes ocuparon desde el segundo lugar hacia abajo y de cara a lo que se vine, es que irremediablemente estamos sin una clase dirigente capaz de realizar la más minina autocritica y continúan enfrascados en el egoísmo dirigencial que prefiere ser dueño de un espacio pequeño (léase ateneos, centros de estudios, etc.) a compartir democráticamente espacios que en la práctica han demostrado que no son tan disímiles como puede parecer a simple vista. Para que esta unidad se concrete deberán los “dirigentes históricos” saber dar el paso al costado, entender que su experiencia puede ser útil y necesaria, pero que los tiempos requieren de otras caras que seduzcan a las nuevas y medianas generaciones, ya que son quienes no se sienten representados y tienen una indiferencia alarmante frente a los “viejos” dirigentes, la cual se trasluce en la negativa a la militancia como fue en los 80 donde la participación era moneda corriente, pero luego del “que se vayan todos”, que significó que todos se quedaran, el desencanto popular ha ido in crescendo frente a los “conocidos de siempre” (parafraseando a Mario Monicelli) que aun continúan defraudando al país. La nueva aparición de los cacerolazos le está dando al “Kretinismo” más de un dolor de cabeza, lo cual sumado al deterioro del peso y la irrupción del pomposamente bautizado “dollar blue”, habla a las claras del deterioro no solo de imagen presidencial, sino de la economía argentina. Por ello ante este panorama los recuerdos del 2001 están volviendo a cobrar altura y el pueblo a pensar en retomar las riendas de su destino, el cual ha sido “olvidado” por propios y extraños (léase gobierno y oposición) y parece que comienza a despabilarse de una larga modorra de una década. En cuanto al orden local, últimamente hemos observado una serie de inexplicables interpretaciones de sucesos de dominio público y otras “verdades” que se han impuesto en nuestra sociedad faldense y que están condicionando el accionar gubernativo, no por el peso que esos condicionantes puedan tener, sino por el espacio que se le ha concedido y que termina produciendo una telaraña que atrapa al propio oficialismo maniatándolo hasta producirle ahogo. Un accionar que a medida que transcurre el tiempo ha demostrado una especie de patología asociada a un proceso de ansiedad, que ha terminado por instalar una parálisis en el aparato gubernativo, que a gritos pide oxigenación para continuar la marcha, la cual necesariamente deberá tener otro ritmo, ya que en los “tiempos posmodernos” el andar cansino es algo, no solo desaconsejable, sino peligroso de cara al futuro. La frase “habrán robado, pero al menos hacían algo”, tiene un significado doblemente cruel, por un lado para los ex gobernantes que son visto como funcionarios no confiables en el tema de la administración de la cosa pública y por otro para el gobierno que debe aceptar, pese que le cueste, que está inmerso en una quietud de la cual hiciéramos referencia y que no es bien vista por la sociedad, que espera un brusco golpe de timón para enderezar el rumbo de esta gestión. Un político departamental manifestó, en una charla privada, “es un joven gobierno con signo de envejecimiento prematuro”. Lo cual es dolorosamente cierto, ya que hay una dualidad en el accionar de la gestión, por un lado la transparencia administrativa y por otro el apego a aquel perfil que cosechó el ex intendente Juan Carlos Ottobre en lo referente a la pulcritud de gestión pero sin logros visibles en obras. Este síndrome es alarmante, ya que aquel saneamiento, cosa que este gobierno logrará, posibilitó que luego viniera un Sestopal, haciéndonos recordar a aquellos fracasos del ultrismo de la Revolución Francesa que llevaron al surgimiento de un Napoleón y a las costosas guerras que mantuvo en su gobierno, por ello si no se corrige la marcha es altamente factible que un “nuevo “patafísico” aparezca en la escena faldense y este es un lujo que no podemos permitirnos por el costo que ello tendría, pero que puede llegar si no se toma conciencia que se está haciendo todo para que el fenómeno se produzca, siendo entonces necesario cambiar el curso de la navegación, elevar las velas aprovechando el viento de cola que aún sopla antes de caer en el mar de los sargazos y recrear los temores que aquellas leyendas marítimas tenían respecto a lo que pasaba si la marcha se detenía, por lo tanto es hora de acelerar los cambios, el rumbo y si es necesario mudar la tripulación para arribar a puerto seguro, para así elegir aguas calmas en la trayectoria venidera.

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