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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 27 de julio de 2012

Manual de pequeñas creencias y cavilaciones

(no apto para lo que necesitan ver las cosas en blanco y negro)

Por David Buccini
www.buccinipress.blogspot.com


¿Si soy de derecha? No porque pienso que el capitalismo es irracional, injusto e inmoral tanto en su esencia propulsora, la codicia, como en sus consecuencias catastróficas, la pobreza, las hambrunas y la destrucción de la naturaleza.
¿Si soy liberal? Si porque creo en el ser humano como verdadero factor del cambio, en el individuo, en cada uno asociándose libremente por las causas justas en cualquier tiempo y en cualquier lugar.
¿Si creo en el Estado? Más o menos, y cada vez menos que más. A través de la historia y de la propia experiencia siempre vi entre nosotros a los que se abusan por ser mayoría circunstancial y se olvidan de que la ley es igual para todos especialmente si están en el poder. Me rebela lo absurdo de querer imponer una verdad por medio de la fuerza bruta, o por el número resultante de la “matemática política”.
¿Si creo en la democracia? Claro que si, al menos hasta que se nos ocurra una manera más eficaz que el diálogo para resolver los problemas de manera pacífica y perdurable.
¿Si creo en los líderes? Poco y nada. Más que nada desconfío. Casi siempre terminan anulando a las personas y se los ve disfrutar con frecuencia mientras atentan contra la inteligencia colectiva.
¿Si creo en la libertad? Es lo único en lo que no puedo dejar de creer (no me rompan los huevos).
¿Si soy de izquierda? No porque crea en la dictadura de ningún tipo, ni de la élite ni del proletario. Sí, porque creo en el sentido comunitario de la vida social, en la convivencia humana generadora de felicidades comunes y bienestar. Y porque el sentimiento de solidaridad y sus acciones consecuentes están salvando al mundo como bien señaló Borges.
¿Si creo en la política? No cuando es para declarar una guerra o para robar. Sí, si logra establecer los consensos mínimos para establecer el progreso humano de una comunidad cualquiera.
¿Si creo en los honestos? Tanto, que si de vez en cuando odio algo siempre es un corrupto.
¿Si creo en la Justicia? No si es divina; Sí, cuando da a cada uno lo que corresponde.
¿Si creo en el matrimonio? Hago uso de mi derecho a no responder.
¿Si creo en las Garantías Constitucionales? Sí, claro, me acaban de dar derecho a no responder.
¿Si Creo en la Constitución? Si, pero cuando hagamos una muy elemental que garantice los mismos derechos y obligaciones para todos los hombres y mujeres del planeta.
¿Si creo en los diarios? La pregunta también es retórica porque ¿qué o quiénes son “los diarios”? ¿La mierda de Clarín y la mierda en que trasformaron Página 12, o la lucha osada y valerosa de los Froilanes que hacen el Ecos de Punilla por todo el mundo y contra cualquier tipo de tiranía?
¿Si creo en los periodistas? Sí, en aquellos aunque pueden cambiar de ideas como humana consecuencia del debate; Nunca en los que cambian abandonando los nobles principios que inspiran el oficio.
¿Si creo en la verdad? Creo que no existe, que es un sueño permanente que tenemos y nos mueve. Pero respeto aquellas personas que en su búsqueda no se apartan de la honestidad. Sobre una verdad podemos discutir, tanto que es necesario a nuestra evolución y subsistencia discutir en cada tiempo las verdades del momento. Pero sobre cómo caminar hacia la verdad ya no siento que valga la pena discutir. El medio ES el fin porque la verdad, por su carácter de inalcanzable, sólo permite expresarnos (y ser visualizados por el otro) en la forma en que uno va, en los medios que se emplean para ir.
¿Si creo en Argentina? Si, como en una mujer hermosa e irresistrible que sin embargo te envenena a cada beso, con cada abrazo.
¿Si soy Argentino? Si, porque allí nací y allí pienso morir bajo la sombra blanca de la Cruz del Sur, junto a mis hermanos de historia. No, porque los nacionalismos los siento cada vez más absurdos y lejanos y ser argentino o chino no hacen a la esencia vivificadora del hombre. Hay buena gente en todo el mundo pude ver. E hijos de puta por doquier.
¿Si creo en los derechos humanos? ¿Y de qué carajo estamos hablando ahora?
Aclaro que no creo en los hijos de puta ni en los boludos, pero reconozco que esa alianza milenaria sigue gobernando.
¿Si creo en el amor? Eso es claro, sigo escribiendo.

PD: Me despertaron estas líneas a la distancia mi admiración por “Los Amigos del Museo Ambato”. Son parte de aquellas personas que se ignoran entre si pero están salvando al mundo, como bien señaló Jorge Luis Borges mucho antes de la existencia de internet, gracias a la cual podemos reconocernos un poco más fácilmente.

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