A Margarita sin desarraigarme de La Falda

Son las 4,45 horas del 24 de junio, suena el bocinazo del taxi que nos llevará al aeropuerto. Minutos antes tuve que avisar a la policía local que dos grupos de jóvenes estaban apunto de tener un enfrentamiento a pocos metros de mi casa-consultorio. Las amenazas y agravios partían y volvían pero en la vereda y junto al cordón gruesos cascotes y pedazos de mosaicos evidenciaban que la cosa podría a pasar a mayores, que ya no alcanzaba acordarse como siempre de la presunta profesión de las madres de unos o de la orientación sexual de los otros. En breves instantes estaba reviviendo lo que con Nicolás Heredia veníamos expresando en Ecos de Punilla, era la parte visible de un malestar más profundo, que no es menos deteriorante de la vida en sociedad, que la que permanece fenomenológicamente oculta y a la que Juan Gelman se refiere cuando habla de los “niños invisibles” ya no de nuestro país, sino de la primera potencia del mundo(1). Afortunadamente al llegar el taxi, los jóvenes se habían alejado y cuando partimos finalmente con destino al aeropuerto, vemos a un patrullero que arranca desde la esquina de 9 de julio y Capital Federal, posiblemente por mi llamado antes mencionado.
Por diversas razones habíamos pospuesto nuestras vacaciones en la Isla de Margarita desde marzo hubo que rehacer varias veces todo el plan para celebrar nuestro primeros 50 años de matrimonio, pero la decisión había sido tomada y “Pa lante… comandante” como dicen los venezolanos chavistas.
Ver esta parte del Valle desde las alturas del nuevo camino del Cuadrado, es uno de los espectáculos más bellos que se nos presenta a la vista y tanto a la ida como a la vuelta, también en horas nocturnas, creo que es un regalo que se nos brinda a quienes residimos o a quienes vienen a visitarnos. Pero al regresar, casi todo el diálogo con el chofer, el mismo que nos había transportado en el viaje de ida, fue la muerte del joven Palomeque, una muerte que no deja de ser motivo de interrogantes y de conflictos latentes o de feroz virulencia como la del sábado 22 de julio. En una nota anterior, lo enmarcábamos como un serio problema o desafío al concepto de la vigencia o no de los Derechos Humanos y en especial al derecho a la vida. En esa misma nota, señalaba la necesidad de que el nuevo Defensor del Vecino, asumiera la responsabilidad que está contemplada en la Carta Orgánica Municipal, de actuar cuando un joven es detenido. También se lo expresé personalmente en el acto de asunción del Dr. Enrique Cagliero y especialmente la necesidad de que su función mediadora en los conflictos emergentes en nuestra comunidad lo tuvieran a él como un activo promotor del diálogo entre quienes sufren condiciones de exclusión y marginalidad social y quienes tienen las herramientas del poder. Y a su vez actúe como defensor de las garantías constitucionales y especialmente de las que señala la ley de Protección Integral. Por la información que nos hace llegar en La Voz J. Hernández, tanto el periodista como el Defensor fueron convocados por los jóvenes actuantes en ese lamentable episodio, para concurrir a la Comisaría local. La Falda fue nuevamente noticia. A raíz de la nota de mi autoría publicada en La Voz el 11 de corriente mes, ayer llegaron numerosos llamados para consultarme sobre lo que sabía del tema. Se trataba de amigos, familiares, colegas y de un legislador provincial, no precisamente de quien reside en La Falda. En la última reunión de CIPLA-Hogar Protegido, tanto quienes trabajan en el área social de la municipalidad como el Comisario (RE) Jorge Martínez, nos mencionaron las gestiones que se estaban realizado con representantes del SENAF de Cosquín en procura de una salida laboral de los jóvenes del Barrio San Jorge por medio de una “bloquera”, cuyo funcionamiento se enseñaba en Cosquín adonde eran trasladados en una furgoneta de la institución provincial. Evidentemente el esfuerzo por afrontar la problemática social, no calmaba las angustias e iras que la muerte de la joven víctima de la violencia, nos había dejado. Sea por auto agresión, algo poco probable para muchos expertos o por un asesinato, la lucha contra las impunidades se ha convertido en un motivo de conmoción social si no se observa una firme voluntad de que la justicia ponga las cosas en su lugar. Se terminó “el por algo será” que ocultaba la desaparición de 30.000 argentinos. Se ha avanzado en nuestro país más que en otros lugares del mundo y se sigue avanzando, como lo demuestra el tardío enjuiciamiento de los responsables del Ingenio Ledesma, comprometidos en la muerte del Pediatra Luis Aredes, ex Intendente de Brigadier San Martín, en Jujuy, junto a gran cantidad de trabajadores del ingenio propiedad de la Familia Blaquier..
La Violencia ha sido motivo de notas periodísticas de gran valor documental estos días. Mencioné lo de los “niños invisibles” donde se pone el acento a la problemática de los sin techo, real o funcional, es decir cuando el hacinamiento, hace que las condiciones habitacionales, especialmente en familias numerosas, ensambladas o donde conviven 3 generaciones, el espacio para los adolescentes se hace sumamente difícil y entonces está la calle, que no es el mejor lugar para educarse. “En Córdoba el hacinamiento creció 4,5% en un año, Entre 2010 y 2011, es el conglomerado urbano que más empeoró, según el Barómetro Social de la UCA y de cada 10 hogares con problema habitacional, en 8 el déficit es cualitativo”. Esto es, necesitan una mejora o ampliación”(4). Conocemos que en los 8 años de la gestión municipal anterior no se hizo nada al respecto, a pesar de la pesada deuda que se nos dejó y del impresionante crecimiento edilicio de los sectores económicos aventajados, que acentúan el perfil de inequidad social de nuestra ciudad. Le queda a la actual gestión asumir el desafío y considerarlo un tema prioritario en bien de la integración social: la vivienda también es un tema de derechos humanos. El éxito del XXIX estival de Tango, ponderado por A. Tatián como uno de los mejores, demuestra que si se quiere, se puede.
A raíz de la masacre de Denver I. Santucho (2) dice “La violencia es una conducta aprendida en el seno de una sociedad también violenta…más que una patología individual, es un problema sociocultural”. Los chicos de los que venimos hablando en ECOS, no nacieron violentos. Fueron las condiciones intra y extra familiares las que condicionan sus actitudes. Pertenecemos a una sociedad que pone a prueba cotidianamente nuestros valores. No nos escapamos los médicos, “La Argentina no necesita más médicos, sino mejores médicos." (3) ¿Podríamos conjeturar lo mismo respecto a la policía?, cuestionada no solo por quienes apedrearon la Comisaría de La Falda, sino también por numerosos vecinos que desearían una institución con un perfil más humano y eficiente. Volvimos de nuestras felices vacaciones en Margarita y los cascotes todavía estaban junto al cordón de la vereda…y los problemas que había comunicado “el cartero”… desafortunadamente también.

Benjamín Malamud

(1) 23 7 12 J. Gelman Página 12, (2)21 7 12 Una patología sociocultural. La Voz . Iván Santucho (La Voz)
(3) 22 7 12 La formación de los médicos, en tela de juicio N Bär LA NACION (4) 22 7 Barómetro Social de la UCA. La Voz Lucas Viano