¡Ay! Córdoba mía

Por Alfredo Ferrarassi

A lo largo de varias ediciones de Ecos de Punilla hemos venido pregonando por la urgente necesidad de preservar el patrimonio cultural de La Falda, el cual ha estado en la gestión anterior total y completamente abandonado, al grado que en ese periodo se produjo el “vaciamiento” delictivo del Museo Arqueológico Ambato, un caso paradigmático a nivel mundial y que en cualquier lugar hubiere significado, aunque solo sea por salvar las apariencias, la renuncia de un funcionario aunque en absoluto tuviera algo que ver, en este caso el Secretario del área, solo que en “la faldanic” del patafísico, no solo continuó, sino que fue candidato.
Por ello cuando un secretario y una edil nos consultaron sobre el tema de la casa ideada por Vladimiro Acosta (Vladímir Konstantinowski) sentimos la invasión de la alegría porque algo, pensábamos, comenzaba a cambiar después de tantos años de desprecio por nuestro pasado. Sin dudas es un cambio importante el observado, pero bien sabido es que los cambios individuales son estériles, por el alcance mínimo que ellos tienen, por lo tanto esperamos que estos nuevos aires se profundicen, que se produzcan los cambios y las creaciones necesarias (organismos específicos) para la definitiva preservación de patrimonio cultural.
Desde este punto de vista vaya nuestro aplauso a quienes han comenzado a tomar conciencia de la necesidad de la preservación de los bienes culturales, ya que es un proceso largo y lleno de lucha contra los intereses en pugna, el cual en cualquier lugar del mundo ha costado imponer por todo el lucro que encierra.
Siempre hemos criticado ciertos actos del gobierno nacional, por lo que ellos representan y que son al decir de Vladímir Ilich Uliánov (Lenin) el “infantilismo de la revolución”, si es que en algún y remotísimo lugar este periodo K pudiere pretender tener esa condición de transformador social. De tal forma que cuando lo hacemos con la administración nacional, ello no significa que debamos ser silentes de lo que está mal a nivel local o de aquello que merece una observación para que no se vuelvan a repetir, siendo por lo tanto la critica un elemento que pretendemos sea un aporte para repensar ciertas orientaciones y si los hubiere, no cometer ciertos errores nuevamente.
En la segunda presidencia de Juan Perón se produjo el fenómeno de rendir permanente culto al presidente y a la primera dama, de forma tal que muchísimos lugares de la nación llevaron sus nombres, lo cual era a todas luces un acto reñido con la ética. Esta costumbre de poner y sacar nombres, de manera a veces caprichosa, continua hasta hoy. Así hay torneos de deportes que han llevado menciones de figuras políticas y otros que recientemente se han impuesto que son cuando menos desafortunados por lo irritante.
En lo estrictamente local queremos señalar que estamos totalmente de acuerdo que el ex presidente Arturo Humberto Illia debe tener una calle que le recuerde por todo lo que significó dentro del panorama político argentino su gestión presidencial: plena vigencia de los Derechos Humanos, de la Constitución Nacional, libertad irrestricta de expresión, pago de la deuda externa, transparencia gubernativa, para solo señalar algunos de los tantos logros de su gobierno.
Sin embargo somos muchos los que estamos en desacuerdo que haya sido la calle Córdoba la que debiera perder su nombre, porque quienes nos sentimos cordobeses de “pura cepa”, ya sea porque nacimos en ella o porque se la adoptó como sitio de residencia, tenemos el derecho a contar con una arteria que le rinda homenaje a nuestra provincia, a nuestra terruño y porque estamos también seguros que el propio Illia hubiera desaprobado esta medida toda vez que él había elegido a ésta como lugar de residencia hasta el final de sus días.
Entendemos que debe haber sido, en términos kundelianos , insoportablemente irritante que existiera una calle con el nombre del ex tres veces primer mandatario y que se decidió contrarrestar colocando a la continuación de la misma el nombre del “cruzdelejeño” por adopción, como manera de igualar las cosas, como una estrategia de equilibrar las absurdas batallas de las pequeñeces de la política pigmea en la que solemos caer los argentinos aunque suene redundante.
Por otro lado estimamos que si existe una Junta Municipal de Historia, que viene bregando por el rescate de aquella, los bienes y el patrimonio cultural local, al menos debió ser consultada para verter su opinión al respecto. No podemos saber cual hubiere sido el resultado de la consulta, pero al menos se hubiera tenido la oportunidad de opinar en contra en lo estrictamente personal, no porque quien fue homenajeado no lo mereciera, sino por respeto a la tierra que nos cobija y a su riquísimo pasado.
Lo que molesta en demasía es que sea nuestra provincia, la que sea en la Historia de La Falda, la que haya sufrido tantas mutilaciones a lo largo del tiempo. En efecto, la Ruta Nacional 38 en su recorrido por el ejido municipal se llamó históricamente, desde Valle Hermoso hacia Avenida Edén, Córdoba Sur y desde esta hacia Huerta Grande, Córdoba Norte.
Por las presiones de una otrora fuerte colectividad una parte pasó a denominarse España y la otra llevar el nombre de a nuestro juicio el peor presidente de Estados Unidos, Kennedy . Con el tiempo a una parte de ella se le puso el nombre de un comercio, en una incomprensible posición, de tal forma que nuestra Municipalidad tiene sede en la calle Automóvil Club Argentino.
Con esto queremos resaltar que a lo largo de la historia de la localidad ha sido nuestra provincia la que su nombre ha sido la variante de cambio para colocarle otras denominaciones, algunos desafortunados como en el anterior caso y otro acertado por el significado que tuvo en la historia argentina el ex presidente derrocado por un golpe de estado, aunque reiteramos ¿era necesario que fuera la arteria elegida la correcta para el justiciero homenaje, existiendo tantas para poder hacerlo? También nos preguntamos ¿se colocará el nombre Córdoba a otra calle de La Falda para subsanar el error? Y en ese caso exigimos, como cordobeses, sea de una vía céntrica la que lleve este nombre por todo lo que encierra la provincia desde la colonia, pasando por la Reforma del 18, de la industria aeronáutica y el Brigadier San Martín, por la transformación automotriz, por la Libertadora, por el Cordobazo, el Viborazo, etc. para la historia nacional.
Reiteramos que no tenemos con esta ninguna doble intensión, solamente expresar que estamos en desacuerdo con que haya sido la calle elegida la que debió perder su nombre, fuera precisamente la que rindiera homenaje a nuestra provincia. Pero no queremos dejar de señalar que este hecho tampoco lo podemos considerar aislado, ya que si observamos en ningún acto oficial hemos visto flamear la Bandera de Córdoba, la cual fuera sancionada por la Ley 9806 en la Legislatura el 13 de Julio de 2010 y oficializada en el Boletín Oficial el 22 del mismo mes, antes de irse el ex Gobernador Juan Schiaretti propuso que sea el 18 de septiembre la fecha de institución de la Bandera de Oficial de Córdoba, día en el que se conmemora el fallecimiento del caudillo cordobés Juan Bautista Bustos.
La Bandera Oficial de la Provincia, bien sabido es tiene tres franjas, “roja a la izquierda, blanca al medio y azul-celeste a la derecha que cumplen el doble propósito de rescatar los colores empleados por Artigas y ser compatibles con las de las otras dos provincias de la Región Centro: Entre Ríos y Santa Fe simbolizando, de esta manera, la vocación integradora del área” , a lo cual debemos agregar que en el medio lleva el sol jesuita lo cual le confiere mayor pertenencia histórica por el legado que la orden dejara en nuestra historia con sus numerosas obras.
Por lo tanto en los mástiles existentes en la Diagonal San Martín que emotivo sería ver flamear la misma junto a la insignia patria y el día del izamiento por primera vez que se invitara a los Federales de Bustos, que es la Guardia de Honor con que cuenta Córdoba y que vestidos a la usanza de la época brindan un entorno por demás conmovedor y didáctico.
Por último es necesario remarcar que con estas argumentaciones lo que se busca es la revalorización de nuestro pasado patrimonial en sus diversas formas, el cual jamás fue tenido en cuenta en la casi centenaria existencia como comunidad, ya que una de las causas del desencuentro en que la sociedad se halla inmersa es la falta de lazos con su identidad, la cual se deberá revalorizar de manera permanente como forma de que volvamos a sentir sano orgullo por lo hemos sido y somos, pero fundamentalmente por lo que podemos llegar a ser cuando se dejen de lado las absurdas discriminaciones con que nuestros políticos se han movido desconociendo todo aquello que fuera ajeno a sus colores partidarios, cuando ello sucede se produce inexorablemente el estancamiento y la decadencia, siendo entonces la tarea principal de esta gestión la de integrar a la sociedad toda detrás del proyecto de vida que alguna vez supimos tener, tarea en la que evidentemente deberán quedar excluidos aquellos que confundieron los bienes públicos con privados y a partir de ellos hicieron negocios, esos evidentemente solo tiene un lugar, el cual precisamente no está en nuestra ciudad, pero cuando nos pongamos nuevamente en marcha defendamos ante todo nuestra provincia y nuestro pueblo, sin esta acción todo será en vano, volviendo a caer todo el esfuerzo en saco roto y tengamos que reiterar…”ay, Córdoba mía” cuánto daño gratuito te causan!