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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Volver a enamorarse

Por Alfredo Ferrarassi

Cuando salga a la luz esta nota será el último día de un gobierno que estuvo durante años de espaldas a las necesidades del pueblo, de una administración que solo atendió las cuestiones de circulo intimo, ese que se conoció como el de los amigos, un ciclo en el que el intendente batió records de viajes al exterior, pero que en nada redundaron en beneficio de la comunidad.
Se cierra un periodo muy doloroso para los faldenses, una etapa nefasta en el que reinó la soberbia, en el que fueron desatendidas las necesidades mínimas de la mayoría de los vecinos, en donde hubo un fracaso rotundo del área de Turismo, cultura y deportes, en la que solo se atendió la primera de ellas y se convirtió en una agencia de espectáculos, organizando solo eventos musicales y algunos “torneos” de golf que sirvieron para que el establishment local pudiera estar al lado de la farándula, el resultado de esto fue la desatención de un mercado turístico que había costado años cautivar y que a vista de lo que han sido las últimas temporadas, la política seguida ha sido un fracaso rotundo. El deporte se limitó a algunas “carretitas” de poca monta alrededor del monumento a la concesión y nada más. La cultura estuvo ausente totalmente, fue una entelequia y jamás en la historia de La Falda hubo una política abandónica hacia esta actividad como la observada en estos ocho años, en la que se la “privatizó” y se dejó toda la actividad en manos de los “dueños” del Edén Hotel (al menos así se siente/n el/ellos), la cual ha sido paupérrima se la mire por donde se la mire y que es ejemplo claro y contundente de lo que es la anticultura.
Estimo casi sin riesgo a equivocarme que ninguna secretaría escapó a esta tónica. Veamos por caso el Hospital de La Falda, en donde aquel centro regional que era orgullo de la ciudad, en donde los galenos hicieron historia por sus conocimientos, por su abnegada labor, por la constante dedicación, se pasó a este cruel presente, en donde no solo faltaron insumos, si no que cayó la atención, los servicios y lo que es peor no hubo los controles necesarios en el funcionamiento, brillando solamente pero por su ausencia la dedicación de quienes por sus cargos debieron tener una actitud diferente.
Si esto lo continuáramos expandiendo a otros sectores administrativos tendremos idéntico panorama ya que lo que primó fue una orientación ideológica de cómo administrar el estado que no solo fue ineficiente, si no antipopular, excluyente, expulsora, pretendidamente “elitista”, que desaprovechó un tiempo único de bonanza impositiva, el cual de haberse empleado en inversiones útiles hubiere dado dividendos comunitarios y se hubiera podido jerarquizar La Falda, solo que por aquella manera de concebir el estado, nos dejó una sociedad dividida, cargada de frustraciones, persecuciones, de ilusiones rotas, de sueños truncos, en donde hubo hijos y entenados, donde no existió la integración comunitaria, si no que se alentó el individualismo porque así resultaba más fácil aplicar las políticas privatizadoras que se llevaban a cabo.
Esta etapa es la del reino de la oscuridad, la de la ausencia de luz, en donde la “negritud” permitió se realizaran las más insospechadas e inimaginadas cosas, al grado que la variedad y reiteración de ellas terminó por dejar de causarnos asombro, lo cual es prueba elocuente del grado de descomposición social que produjeron estos largos ocho años del ignominioso gobierno sestopalico
Durante este periodo hemos extrañado largamente al recordado vecino Arnaldo Carulli, aquel que supo desde Participación Ciudadana luchar por la transparencia administrativa y no hemos podido dejar de imaginar lo que hubieran sido en estos años las cientos de denuncias que hubiera efectuado al calor de todo lo que ha pasado en la historia reciente de La Falda.
Sestopal ha sido un aplicado alumno del más rancio bonapartismo peronista, ya que gobernó de manera caprichosamente autoritaria la ciudad, en donde todo empezaba y terminaba en la Avenida Edén, dejando aislados, desatendidos los barrios, los cuales por fuera de los “paquetes” chalets de la parte este nada pareció conmoverlo, ya que regenteo la ciudad para una clase, la suya, aquella de los “nuevos ricos vernáculos” que no han sido nada más que plebeyos devenidos en poderosos y pretensiosos “hombres de negocio” que se sumaron a la parafernalia adulona, chufletera y bufonesca que le rodeo estos dos periodos.
Por todo lo que ha significado este gobierno se lo recordará más por sus ausencias sociales y sus falencias administrativas que por sus logros propios, sin dudas Sestopal ha sido “un tackle a la vida republicana”, un triste personaje político que por esas cosas inexplicables de burocracia partidaria un día se sentó como intendente en el despacho ejecutivo y aplicó recetas antifaldenses a rajatabla y literalmente inmovilizó a la autoestima vecinal, gracias a esto pudo desarrollar aquellos planes, destruyendo su pasado, su historia, su patrimonio cultural, arquitectónico y financiero, en definitiva todo anclaje que le permitiría a los habitantes sentirse dueños de su pueblo.
Pero bien sabido es que los gobiernos no son para siempre, que las reglas de la república dicen que las autoridades tienen una periodicidad, con lo cual el pueblo puede corregir los rumbos, castigar a los ineficientes, porque fundamentalmente tiene la oportunidad de volver a recuperar y recrear los valores que le son propios, esos que forman parte de su identidad, que por más políticas destructivas que se lleven adelante, están allí agazapados para volver a salir, a remontar vuelo, a permitir que el ciudadano se sienta dueño de su propio destino individual y social.
La Falda inicia mañana una nueva fase en su historia con este recambio de autoridades que viene a permitir que el Vendémiaire, ese mes de la vendimia en el calendario republicano francés, que es el recoger los frutos y que también es nuestro mes de la primavera y del estudiante, lo cual es un simbolismo tan amplio y tan profundo que pareciera que los dioses le vuelven a sonreír a nuestro pueblo, porque es el renacer del optimismo, la “resurrección de la alegría”, el restablecimiento de las utopías e ilusiones, es volver a soñar que se puede vivir mejor, en armonía, sin prepotencias, sin privilegios absurdos, es la posibilidad de volver a enamorarnos de nuestro pueblo, sentir orgullo de ser faldenses, de sentir que las cosas publicas nos pertenecen y que debemos cuidarlas, que participar es necesario por la salud de las instituciones.
No es fácil lo que le toca al nuevo gobierno, ya que deberá luchar contra la herencia que como legado maldito le deja la administración que fenece, lo cual no se limita solamente a lo económico, si no que a la heredad cultural imperante que tanto daño nos ha hecho, porque para poder imponer este presente antes pretendieron destruir la dignidad del vecino, antes socavaron los valores y el orgullo faldense, solo así se entiende la paciencia que el pueblo ha tenido, pero cuando un 8 de mayo dijo basta y se puso de pie, recuperó la memoria para recomenzar a marchar.

Sin duda entre el mundo de los valores, las utopías y las intencionalidades que trae el nuevo gobierno y ese otro mundo cruel que nos han dejado, hay un territorio yermo que se deberá reconquistar, resembrar de ideas, pasiones y proyectos. Esta es la tarea más difícil que tendrá Arduh y su equipo, la de hacer posible las “cosas del querer” que La Falda necesita y pide a gritos, ese volver a encender la pasión, la ternura, la devoción por lo nuestro, recuperando el amor hacia el terruño que nos supo distinguir como sociedad hasta llevarnos a ser en un momento la primera ciudad turística de la provincia, cuando los faldenses recuperemos aquellos valores habremos logrado también solucionar los otros problemas ya que están encadenados de manera dialéctica, de suerte que al restablecer la transparencia también estaremos reavivando la pasión necesaria que debe existir en ese “matrimonio”, casi freudiano, que debe existir entre gobierno y pueblo, cuando uno se impone sobre el otro, como ha sido el caso sestopálico, la relación es claramente patológica y deja profundas huellas en el “alma” del pueblo, por lo que la labor que debe iniciarse es literalmente titánica y necesitará de todos los sectores para volver a sentir que la fecha de Cupido logró nuevamente hacernos sentir fervientes y pasionalmente enamorados de nuestra ciudad.

Para terminar queremos contar una fabula de un gobernante que se invaginó en un laberinto borgeano en el cual había que pasar por puntos críticos realizados en similitud con el griego, solo que a Dédalo y en su recorrido nos hallamos con una serie de peligros porque el Minotauro “cretinofaldense” que se alimentó de la carne de atribulados vecinos, presentó la característica de no tener cabeza de toro sino de jumento y en medio contó con el “bidiente” que preparaba el rebaño para el faenamiento, consumo y festines de los “amicos”. Por suerte ha concluido el “horaculo” patafísico y en La Falda comienzo otro crono de mano de un “Chaco” de Teseo que trajo un tiempo de esperanza, equidad y justicia y colorín colorado aquella historia por suerte ha terminado!

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