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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 26 de agosto de 2011

Mucha tela que cortar

Por Alfredo Ferrarassi

Hace unos años una historiadora cordobesa, Susana Simian de Molina propuso el Método Retrospectivo de la Historia como una herramienta teórica para el análisis del pasado. La novedad de su propuesta era partir del presente hacia atrás, tratando así de encontrar la razón pretérita de un acontecimiento actual.

Las recientes elecciones provinciales y primarias han dejado una enorme tela para cortar ya que no son pocos los elementos que pueden ser analizados a partir de los resultados, por ello es necesario partir de un presente que sin ser definitivo en cuanto a un resultado, tiene una tendencia en cuanto a la aparición en el firmamento de un fenómeno desconocido en nuestros anales políticos como es el surgimiento real de un partido único como ha sido el caso del PRI mejicano (Partido Revolucionario Institucional) que gobernó aquel país de manera casi absoluta durante 70 años.
En nuestro caso es la “peronizaciòn” que ha sufrido la política nacional, donde salvo un marcado cambio en las elecciones presidenciales, si se suman todas las vertientes de esa ideología tendremos que estamos en el camino anunciado. Las razones de este panorama van desde la dificultad de superar la crisis de 2001 por parte del entonces partido gobernante, a las diferencias que el campo popular presenta y que dificultan una verdadera unión de los auténticos sectores progresista para constituirse en una alternativa.
Sin dudas estas Primarias dejaron un campo de batalla cubierto de candidatos caídos en la contienda y un panorama de muy difícil reagrupamiento de vista a lo que en poco tiempo se vivirá.
En lo referente a los participantes la segunda y tercera fuerzas, al menos de momento, carecen de alternativa posible alguna, ya que gruesos errores en la elección de las estrategias le han privado de la posibilidad de recomponer la escena. Así el radicalismo cometió el desatino de una alianza con un “peronismo” disidente como el De Narváez y llegó a aislar a amplísimos sectores que antes le eran adictos, el otro peronismo, el denominado “federal”, se desangró en una lucha entre Duhalde y Rodríguez Saá, que terminó “aniquilando” las posibilidades de ambos.
En este abanico dominado por una tendencia “necrológica” en donde hubo dos candidatos que apelaron al sentimiento que figuras desaparecidas como han sido dos ex presidentes que representaban un recuerdo arraigado entre sus seguidores y que en algún caso dieron sus frutos, se sumó un “milagro ateo” que vaya si rindió dividendos, como ha sido el de Jorge Altamira, en una de las campañas mejor planteadas de los últimos tiempos.
Han caído en desgracia dos referentes de la militancia comprometida, como han sido Elisa Carrió y Fernando “Pino” Solanas, ambos equivocaron el camino, las alianzas y el discurso, ambos son claros “lectores” de la realidad, pero “pifiaron” el tiempo político al no sumarse en una alianza, subestimaron sus fuerzas y así les fue.
Dentro de este esquema quien mejor ha quedado posicionado es Hermes Binner, un estadista provinciano con una excelente gestión y una intachable imagen, acompañado por una periodista y pensadora de iguales quilates, como Norma Morandini, que están terceros pero mejor posicionados que quienes están por encima, que fundamentalmente se hallan en la construcción de un espacio político a largo plazo, como es un Frente Amplio que contenga a varias fuerzas políticas, como ha sido el caso del gobernante partido uruguayo o el PT brasilero, salvando ciertas distancias estructurales.
Si los citados Solanas y Carrió, más algún otro exponente de fuerzas progresistas, como ser Alfonsín o su partido, se hubieran sumado a este espacio tendríamos un sólido referente para enfrentar con posibilidades ciertas a un aparato estatal descomunal. Tal vez no haya sido el tiempo, puede que las “brevas no estuvieran maduras” aún, pero lo cierto es que ante el actual panorama, la edificación de este espacio es a mediano plazo la única alternativa a la vista con posibilidades ciertas, siendo digno de resaltar es que es el único espacio que tiene un discurso ideológico marcado, el cual no se ha subordinado a ningún asesor de imagen, que son de última, quienes en complicidad con algunos candidatos, vacían de sustento las bases de los partidos a los que “aconsejan” dejando huérfano de ideas el debate que no puede ser otro que el de confrontar sobre estas, ya que es demasiado peligro, por lo encierra, para cualquier sociedad el carecer de esa comparación.

En lo provincial han pasado cosas muy especiales que también tienen su repercusión directa sobre el presente y el futuro de la vida ideológica cordobesa.
En primer lugar referirnos al gran derrotado de esta contienda, Luis Juez, ya que lo suyo es un caso digno de un estudio sociológico amplio, el cual por cierto no está a nuestro alcance, sin embargo, lo haremos como historiador y como periodista y daremos nuestra modesta opinión de esto que siguiendo lo planteado al inicio es ir desde el presente hacia atrás buscando otra explicación de lo sucedido.
Primeramente dejar sentado que el gran error fue proclamarse ganador antes de tiempo, porque ello le hizo caer en la trampa de descuidar estrategias elementales que le costaron demasiado caras al momento de tener los resultados puestos y sin posibilidad de modificarlos.
Sin duda el momento clave, ese que era el punto de inflexión, sobre el que se debía haber actuado y preguntarse porque sucedió, fue la humillante derrota en La Falda el 8 de mayo, porque ella alertaba que algo había pasado en la cadena de mandos y que evidentemente no era bueno.
Sin dudas el “padre” de no haber hecho pie en el interior ha sido Rubén Borello, quien era el encargado de encaminar las discusiones y ordenar el partido, pero nada de esto hizo, se dejó llevar por dirigentes regionales que le “vendieron” espejitos de colores sobre la realidad de sus sitios y se tuvo una lectura equivocada de lo que sucedía. Era el momento de haber replanteado todo, de haber pedido los pasos al costado del caso, pero se continuó en la creencia que las “50 copas de leche” eran algo menor y que solo importaba la de “oro” sin comprender que el todo es la suma de las partes y que como sucedió, aun ganando por las cifras históricas en Córdoba Capital, hubiera perdido por el Interior que le fue adverso.
Veamos el caso de Punilla, en el cual está incluida La Falda por cierto, era una verdadera “bolsa de gatos” donde se confundía negocios, con militancia y luchas intestinas. Así se abandonaba al Legislador departamental a su suerte en Carlos Paz, sin advertir que el costo que tendría era presagio de catástrofe política. La conurbación central del valle pretendía ser manejada por nuestra ciudad y causaba heridas y rencores por las interferencias, que tuvieron su respuesta en las urnas.
Lo grave de esto es como nos señalaba un dirigente de Valle Hermoso y que corroboraba la información que manejábamos desde hacía un año, que hubo un doble juego de ciertos punteros que trabajan para el duahaldismo, asegurándose que si no era el juecismo, era la otra corriente la que les podía asegurar un beneficio, con lo cual no importaba lo local si no puestos en Córdoba o la Nación, era el negocio político que funcionaba a pleno en este compra y venta de voluntades que se montó.
Pero si el 9 de mayo no se tomó la decisión de la autocritica profunda y del cambio de rumbo en el interior provincial, fue por propia incapacidad y no por otra cosa.
El error de Juez fue aislarse en el Senado y no armar un partido fuerte en Córdoba, en no conformar un secretariado del interior que fuera accesible a todos y no algo inalcanzable como resultó el celular de Borrello, el cual estaba a disposición de unos pocos, existiendo así “un tráfico de influencia” que costó demasiado caro.
Otro error fue el personalismo, el cual es explicable desde el origen peronista del “jefe”, pero solo que aquel otro viejo líder supo a partir de las “20 verdades” armar un movimiento que contuvo a laboristas, conservadores, nacionalistas, socialistas, radicales e independientes y con el tiempo los convirtió en justicialistas.
En cambio aquí se armó un “conglomerado” casi de igual conformación, al que se le sumaron algunos procesistas, pero que careció de la base ideológica que lo sustentara y ese fue el gran error que terminó imponiendo un caos de intereses y visiones que lo enredó en una telaraña asfixiante.
De todo esto se obtiene una clara lección: no hay política sin ideología y el tiempo de los caudillos verticalistas concluyó el 1 de Julio de 1974, ahora es la etapa de los estadistas, de las políticas de estado, de los liderazgos serios, porque la complejidad de la crisis que se avecina, después de octubre, requerirá de estos perfiles y no de los mesianismos, sean del origen que sean.

En cuanto al radicalismo, el otro gran derrotado a nivel provincial, se encuentra en una encrucijada más favorable, ya que si bien no ha recuperado votos, tiene algo a su favor que carece el juecismo, que es un partido, una ideología y posee una estructura que puede llegar a contener a los atribulados seguidores. Deberán tener la autocritica correspondiente, generando la necesaria renovación dirigencial interna de caras al futuro, ya que la gente quiere observar figuras nuevas, pero aquellos elementos mencionados, más la real posibilidad de ganar la ciudad capital, los coloca favorablemente de cara al 2015 si hace las modificaciones indispensables para provocar los cambios impostergables y requeridos.

El peronismo triunfante, más allá de la algarabía lógica, no tiene las mejores cartas en la mano ya que es mentira que estamos blindados de cara al nuevo estallido del sistema que se viene. Hay ciertos y determinados ajustes que deberá realizar si pretende no tener un colapso de envergadura, ya que este triunfo se basó en la alarmante situación de Argentina, que es un país en donde hay más gente con diversos tipos de planes sociales que ciudadanos que trabajan y en algún momento esta coyuntura le pasará factura.
De allí que no siempre triunfar es lo mejor, aunque en la vida de una persona cuatro años pueden llegar a ser demasiada espera y hasta una eternidad, lo cierto es el precio de la continuidad, de la necesidad de mantener la actual estructura de clientelismo político puede resultar un boomerang incontrolable, que de cara al 2015 abre un panorama alentador para la oposición, mientras una está construyendo la nueva alternativa frentista, la otra deberá volverse a renovarse y la restante evitar la diáspora, que por ahora parece ser una especie de maldición que tuvieron aquellos que se colocaron como tercera fuerza o vía en un país altamente bipartidista.



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