Bicentenario
Por otros 200 años más
Hablar del Bicentenario no es un tema sencillo, ya que se podría abordar desde distintas ópticas.
Si bien la frase era aplicable al comienzo de este nuevo siglo, el Bicentenario de nuestra Nación lamentablemente nos encuentra desunidos y dominados. Claro que hay mucho responsabilidad nuestra para que esto sea así, es indiscutible.
Es tentador analizar estos 200 años desde que dimos nuestros primeros pasos como Nación libre e independiente sobre la base de los errores cometidos, de la deuda interna que aun perdura, de todo los que nos falta aprender y crecer, de las divisiones.- precisamente, hay quienes sostienen que nuestra historia es una sucesión de enfrentamientos y de disputas permanentes, que va desde morenistas y saavedristas, pasando por unitarios y federales, continua entre crudos y cocidos, peronistas y antiperonistas , azules y colorados, boca y river, y así podríamos citar cientos de casos que justifican esta lectura o visión de nuestro pasado. Mucho de razón hay en esto sin dudas.
Pero también existe otra visión de nuestra historia y es la que habla de los momentos de unidad del pueblo argentino, y sin dudas que la Gesta de Mayo, la declaración de la Independencia y anteriormente la resistencia a las invasiones inglesas como primeros ejemplos dan fe de ello.
Es harto conocido que en los prolegómenos de nuestro nacimiento como Nación había distintas posiciones ideológicas, posturas antagónicas que hoy nos asustan, quizás porque envueltos como estamos en un círculo vicioso de valores triviales y verdades aparentes, lamentablemente han de primar los intereses personales y sectoriales sobre el bienestar general.
Sin embargo esos enfrentamientos, no impidieron a un puñado de patriotas resignar intereses en procura de un sueño mucho más grande y glorioso.
Creo humildemente que por allí pasa la verdadera importancia de estos festejos, deberíamos retomar los principios y valores de aquellos hombres donde podemos encontrar la honradez, el desinterés, la vocación de servicio, necesarios en el país de hoy para salir adelante y hacer que el sueño de ellos se haga realidad.
El deseo libertario, las ansias independentistas, el anhelo de organización que impregnaba esos días deben ser el espejo sobre el cual reflejarnos, para así lograr construir la gran Nación que nos merecemos.
Pero no nos podemos quedar solamente con el recuerdo de aquellos días, es necesario que nos pongamos en movimiento, dejando de lado los pequeños
conflictos, la posición política, la bronca, el individualismo y dar una
muestra, de voluntad nacional, argentina.
No son tiempos de festejos solamente, son por sobre todas las cosas tiempos de reflexionar, de asumir que el cambio que necesita nuestro país lo tenemos que construir nosotros mismos, dejando de esperar pacientemente la solución para nuestros males, para pasar decididamente a la acción y convertirnos en los artífices de un futuro mejor para todos.
Estoy convencido de que todos buscamos la salida hacia una Patria Grande, con un pueblo feliz, y lo mas importante es que para que esto suceda tenemos reservas, valores, hombres y mujeres dispuestos a dar la batalla por el resurgimiento argentino.
La revolución que comenzó en Mayo de 1810, aun, se construye día a día y el estandarte de la revolución hoy es la honestidad, el compromiso con el prójimo, la transparencia, claro que queda mucho trabajo por hacer, pero lo bueno como decía anteriormente es que tenemos todos los elementos para poder conseguirlo, llego la hora de arremangarse y empezar a trabajar en serio en pos de ese sueño maravilloso.
Que este Bicentenario nos encuentre unidos seria el primer paso, comprender que este bendito país nos necesita, otro, los ejemplos de nuestra rica historia como podrían ser el Cruce de los Andes, la Vuelta de Obligado, la Organización Nacional, el Yrigoyenismo que trajo a la democracia, el Peronismo que aportó la justicia social, la gesta de Malvinas, el renacer de la Democracia de la mano de Alfonsin, la crisis del 2001, etc., etc., han mostrado a los argentinos solidarios, decididos y unidos para resolver las coyunturas históricas más difíciles.
Que el sentir glorioso de nuestros prohombres impregne nuestros corazones y que este se tiña de celeste y blanco seria el mejor regalo que nosotros como habitantes podemos obsequiar a nuestra Nación en estos festejos de sus primeros 200 años de Historia.
No dejemos que otros festejen por nosotros y que en definitiva esa conmemoración caiga en la banalidad y superfluidad que han caracterizado las ultimas dos décadas de nuestro país, hagámonos cargo, encabecemos los festejos mostrándonos y mostrándole a nuestro país que estamos a la altura de las circunstancias y que seremos capaces de asimilar las experiencias pasadas, tomando lo mejor de cada una de ellas para ser responsables de el futuro y la nueva historia que se empieza a escribir.
A pesar de todo, me brota desde lo profundo decir a viva voz, ¡¡¡ Felices 200 años!!! querida Argentina, siempre y cuando, claro, que vos y nosotros empecemos a partir de ahora a escribir juntos un nuevo capitulo de tu gloriosa vida.
Claudio Stevenot
Hablar del Bicentenario no es un tema sencillo, ya que se podría abordar desde distintas ópticas.
Si bien la frase era aplicable al comienzo de este nuevo siglo, el Bicentenario de nuestra Nación lamentablemente nos encuentra desunidos y dominados. Claro que hay mucho responsabilidad nuestra para que esto sea así, es indiscutible.
Es tentador analizar estos 200 años desde que dimos nuestros primeros pasos como Nación libre e independiente sobre la base de los errores cometidos, de la deuda interna que aun perdura, de todo los que nos falta aprender y crecer, de las divisiones.- precisamente, hay quienes sostienen que nuestra historia es una sucesión de enfrentamientos y de disputas permanentes, que va desde morenistas y saavedristas, pasando por unitarios y federales, continua entre crudos y cocidos, peronistas y antiperonistas , azules y colorados, boca y river, y así podríamos citar cientos de casos que justifican esta lectura o visión de nuestro pasado. Mucho de razón hay en esto sin dudas.
Pero también existe otra visión de nuestra historia y es la que habla de los momentos de unidad del pueblo argentino, y sin dudas que la Gesta de Mayo, la declaración de la Independencia y anteriormente la resistencia a las invasiones inglesas como primeros ejemplos dan fe de ello.
Es harto conocido que en los prolegómenos de nuestro nacimiento como Nación había distintas posiciones ideológicas, posturas antagónicas que hoy nos asustan, quizás porque envueltos como estamos en un círculo vicioso de valores triviales y verdades aparentes, lamentablemente han de primar los intereses personales y sectoriales sobre el bienestar general.
Sin embargo esos enfrentamientos, no impidieron a un puñado de patriotas resignar intereses en procura de un sueño mucho más grande y glorioso.
Creo humildemente que por allí pasa la verdadera importancia de estos festejos, deberíamos retomar los principios y valores de aquellos hombres donde podemos encontrar la honradez, el desinterés, la vocación de servicio, necesarios en el país de hoy para salir adelante y hacer que el sueño de ellos se haga realidad.
El deseo libertario, las ansias independentistas, el anhelo de organización que impregnaba esos días deben ser el espejo sobre el cual reflejarnos, para así lograr construir la gran Nación que nos merecemos.
Pero no nos podemos quedar solamente con el recuerdo de aquellos días, es necesario que nos pongamos en movimiento, dejando de lado los pequeños
conflictos, la posición política, la bronca, el individualismo y dar una
muestra, de voluntad nacional, argentina.
No son tiempos de festejos solamente, son por sobre todas las cosas tiempos de reflexionar, de asumir que el cambio que necesita nuestro país lo tenemos que construir nosotros mismos, dejando de esperar pacientemente la solución para nuestros males, para pasar decididamente a la acción y convertirnos en los artífices de un futuro mejor para todos.
Estoy convencido de que todos buscamos la salida hacia una Patria Grande, con un pueblo feliz, y lo mas importante es que para que esto suceda tenemos reservas, valores, hombres y mujeres dispuestos a dar la batalla por el resurgimiento argentino.
La revolución que comenzó en Mayo de 1810, aun, se construye día a día y el estandarte de la revolución hoy es la honestidad, el compromiso con el prójimo, la transparencia, claro que queda mucho trabajo por hacer, pero lo bueno como decía anteriormente es que tenemos todos los elementos para poder conseguirlo, llego la hora de arremangarse y empezar a trabajar en serio en pos de ese sueño maravilloso.
Que este Bicentenario nos encuentre unidos seria el primer paso, comprender que este bendito país nos necesita, otro, los ejemplos de nuestra rica historia como podrían ser el Cruce de los Andes, la Vuelta de Obligado, la Organización Nacional, el Yrigoyenismo que trajo a la democracia, el Peronismo que aportó la justicia social, la gesta de Malvinas, el renacer de la Democracia de la mano de Alfonsin, la crisis del 2001, etc., etc., han mostrado a los argentinos solidarios, decididos y unidos para resolver las coyunturas históricas más difíciles.
Que el sentir glorioso de nuestros prohombres impregne nuestros corazones y que este se tiña de celeste y blanco seria el mejor regalo que nosotros como habitantes podemos obsequiar a nuestra Nación en estos festejos de sus primeros 200 años de Historia.
No dejemos que otros festejen por nosotros y que en definitiva esa conmemoración caiga en la banalidad y superfluidad que han caracterizado las ultimas dos décadas de nuestro país, hagámonos cargo, encabecemos los festejos mostrándonos y mostrándole a nuestro país que estamos a la altura de las circunstancias y que seremos capaces de asimilar las experiencias pasadas, tomando lo mejor de cada una de ellas para ser responsables de el futuro y la nueva historia que se empieza a escribir.
A pesar de todo, me brota desde lo profundo decir a viva voz, ¡¡¡ Felices 200 años!!! querida Argentina, siempre y cuando, claro, que vos y nosotros empecemos a partir de ahora a escribir juntos un nuevo capitulo de tu gloriosa vida.
Claudio Stevenot
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