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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 25 de febrero de 2010

“En el Bingo de La Falda no me pagaron el premio que gané y tengo la sensación de haber sido estafada”

Silvia González ha expuesto la oscura y desagradable situación que vivió en el Bingo La Falda ante las autoridades policiales y de la Lotería de Córdoba, espera una resolución favorable, mientras consulta a asesores legales, para dejar de sentir la sensación de haber sido estafada.

Se muestra tranquila y con voz firme y pausada sostiene que “he sido una asidua concurrente al Bingo de La Falda, para mi es un entretenimiento que me gusta y disfruto, pero es hora de terminar con las irregularidades. Yo pienso que no voy a cobrar lo que por derecho me correspondía, pero voy a hacer todo lo necesario para que se controle esa sala, para que quienes ahí concurran, que terminan siendo casi buenos amigos con quienes desarrollan el juego puedan confiar en ellos y no sientan esta sensación de ser estafados que me embarga”.
Así se expresa Silvia González, quien de acuerdo a lo sostenido en las presentaciones realizadas ante la Policía de La Falda y Delegación Cosquin de la Lotería de Córdoba el 30 de enero habría ganado el Pozo Acumulado del Bingo de La Falda, pero que los empleados se negaron a pagarlo por aducir fallas técnicas en el sistema.
González señala en las presentaciones efectuadas que “El día sábado 30 de enero, concurrí a la sala de bingo de la ciudad de La Falda. Siendo las 23,45 hs. Da comienzo el primer sorteo en el cual participo, con un solo cartón. En la bolilla 39 expreso a viva voz tener “bingo” y como la bolilla tope era en el número 41, dejé por sentado que ya era poseedora del pozo acumulado.
Inmediatamente me traen un cupón amarillo el cual me piden que firme para así poder pagarme el “bingo de sorteo” el que ascendía aproximadamente a $28 (veintiocho). El mencionado cupón no correspondía al recibo que se entrega normalmente cada vez que un participante gana un premio, dicho cupón consta de dos partes: una que es firmada por quien ganó el premio (queda para el Bingo) y otra –duplicado- para el jugador- ganador.
Comencé a preocuparme porque nada coincidía con el reglamento. En ese momento llamé a la encargada, quien no se acercó; en su lugar vino una vendedora y me expresó que yo no había sacado el “Pozo Acumulado” ya que el sistema se había “trabado” y habían pasado muchas bolillas más, hecho que la locutora y encargada jamás notificó; tampoco mencionó al público presente por micrófono que se había llegado al tope de la bolilla 41.
Es ahí cuando decido levantarme para contar las bolillas pero no tuve la oportunidad ya que “se activó” el mecanismo y las bolillas comenzaron a ingresar al cubículo, donde se mezclaron y perdieron entre las restantes.
En el transcurso de unos minutos se dio comienzo a un nuevo juego y sospechosamente, sin que nadie tocara ni arreglara nada, el supuesto inconveniente con el bolillero se había solucionado. En dicho sorteo, a la persona que fue poseedora del bingo de sorteo se le entregó el recibo correspondiente y todo continuó de forma habitual.
A decir de otras personas esta misma situación irregular ya se había presentado hacia algún tiempo, con los mismos integrantes-empleados que se encuentran en la actualidad. Intenté encontrar al damnificado pero me fue imposible.
Todo lo anteriormente expuesto sucedió ante numerosos testigos quienes están en condiciones de corroborar el penoso suceso”.
Ecos de Punilla le consultó a la damnificada sobre cual fue la actitud asumida por los participantes del juego al momento de dar a conocer que había ganado el sorteo, respondiendo que “la habitual aplaudieron, es la forma en que se festeja el premio. Después se comprometieron a ser testigos y me animaron a denunciar lo sucedido. Lo que pasó es que no había un policía de seguridad como lo hay en todos los bingos, caso Cosquin y Carlos Paz, debería haber ido en busca de un escribano, pero era sábado a la noche, y me vi además sorprendida por el inicio inmediato del juego, que no me permitió siquiera controlar las bolillas que habían sido extraídas. Fue todo muy oscuro e irregular”.
Requerida por los resultados obtenidos de su gestión ante las autoridades de la Lotería de Córdoba, sostuvo que “hasta ahora ninguna. Me dijeron que iban a realizar una auditoría, pero por lo que conozco eso no sucedió y la sala continúa abierta. Por otra parte, los empleados, en las jornadas posteriores, les dijeron a los asistentes que se tendrían que ir por mi queja, algunos, incluso, se despidieron, pero en lo concreto nada ha pasado, todo sigue igual y manejado por la misma gente”.

Recuadro

Una historia antigua carente de control

Una vez más nos enfrentamos ante las consecuencias que se suscitan tras las atropelladas decisiones del intendente Marcos Sestopal. Es de recordar que, intempestivamente, los faldenses se enteraban en diciembre de 2005 que el Intendente había decidido conceder en forma directa, sin ningún tipo de llamado a licitación o concurso público que pudiese mejorar la oferta por competitividad, a una empresa privada la explotación del Bingo Municipal. La empresa beneficiada, en este caso, fue GOBIC S.R.L. la que asumía el compromiso de mantener la sala en actividad a cambio de solucionar algunos problemas edilicios de la sala -el techo se llovía- y mejorar tecnológicamente el juego, bolillero automático y alguna otra chuchería. Al momento de la inauguración estas mejoras tuvieron buen impactó y se pensó que el bingo recuperaría el esplendor que había tenido hasta la irrupción de las maquinas tragamonedas que había instalado el casino en 2002 y que habían llevado al empobrecimiento de la sala. Aquella primera jornada arrancó con un pozo acumulado inicial de 5.000 pesos y un sorteo especial de 1.000 pesos, a sale o sale, en la última jugada, tras que Ecos de Punilla mantuviera públicamente que no se podían perder los pozos anteriores porque era dinero de los apostadores. Pero, aquel brillante momento duró poco, a tres meses de iniciada la actividad, Ecos publicaba las negativas opiniones de los apostadores, en las que se señalaban desconocimiento del juego y mal trato por parte de los empleados, la necesidad “cada tanto” de tener que “golpear el bolillero automático”, oh casualidad, para que siguiera funcionando, y una gruesa discusión que tuvo como participe al supuesto hijo del empresario con un grupo de apostadores por irregularidades en el manejo del juego; y otras, entre las que se contaban la real existencia de la empresa, la falta de antecedentes de la misma, y si estaban en condiciones de pagar en forma inmediata a través de efectivo o cheque los premios mayores. Posteriormente, el bingo cayó en la intrascendencia, con escasos asistentes y poca actividad a lo largo del año. Cada tanto, alguien comentaba del mal manejo de la sala, pero, como todo lo que se hace cotidiano, se le restaba valor.
Esta desagradable situación denunciada por Silvia González, vuelve a poner sobre el tapete la cuestión y a recordar que el municipio, de acuerdo a lo sostenido en aquel convenio, es el responsable ante las autoridades de la Lotería de Córdoba de lo que acontece en la sala de juego. Sala de juego que por los pocos datos con que se cuentan nunca fue controlada, a extremo tal que durante algo más de cuatro años ha tenido un bolillero deficiente. También es de rememorar que el municipio debería percibir ¿lo percibirá? el 5% del monto bruto en juego, y que la cesión era por cinco años con opción a igual período.
Los rumores señalan, por estas horas, que la empresa habría decidido retirarse en marzo venidero, cerrar este quiosquito que alguna ganancia debe dar, pero, mientras tanto, el conflicto por este supuesto premio no pagado va tomando trascendencia, y si bien es poco el monto en discusión, serían unos 3.000 pesos, vemos involucrado al municipio y sus autoridades en ello. De todas formas no habrá problemas, pesos más, pesos menos, se terminará pagando con el dinero de los vecinos y no del bolsillo de los funcionarios como correspondería.

N.H.

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