Lumasa no tan sólo merece un monumento, también una colecta
De acuerdo al estudio financiero presentado por Lumasa para solicitar un aumento del 45%, llevando el boleto de 1,60 a 2,30 pesos, pagados por el usuario o subsidiado por el municipio, la pérdida sufrida por la empresa durante 2009 alcanzó a 1.200.000 pesos, si a ello se le suma el déficit proyectado para 2010 de alrededor de 700.000 pesos, redondean unos 2.000.000 de pesos en tan sólo dos años. Sin embargo, asevera que continuará prestando el servicio. Todo un filántropo el empresario.
Resulta casi increíble que una propuesta lanzada desde el sarcasmo y el humor haya tenido una respuesta tan amplia y con serios fundamentos como la que obtuvo la última opinión sobre el aumento del boleto del transporte urbano de pasajeros que para el centro del Valle de Punilla presta la empresa Lumasa. Es un tema que seguramente da para un estudio sociológico. Esto porque se ha intentado, desde este medio, con anterioridad, disparar la participación ciudadana sobre diversos temas y no se consiguió la cantidad ni calidad de respuesta que se ha logrado en este caso. Me refiero a diferentes edades, sexo, comerciantes, empleados, profesionales, demostrando amplio conocimiento de lo que sucede dentro y fuera de la empresa, rectificando y ratificando información. Lo que demuestra un alto interés en lo que a Lumasa respecta.
Como decía la cantidad de contactos y, en algunos casos, el tenor de los mensajes hace que no se puedan reproducir. Pero, si aseverar que los usuarios, y los que no lo son, tienen una buena valoración del servicio, a excepción de lo que hace a la limpieza de los colectivos, y una no tan buena imagen del empresario, él que, afirman, esta relacionado con dirigentes políticos, pertenecientes a los partidos mayoritarios, de reconocida trayectoria en la región y la provincia. Esta circunstancia hace que aseveren que la empresa en lo interno no respeta los convenios laborales y en lo externo hace caso omiso a las decisiones que se adoptan en los municipios e incluso las dictadas por la provincia relacionadas con el trasporte de pasajeros.
Hablando de sorpresas, una de las que recibió este escriba, que había recibido la minuta presentada por Lumasa a los concejales faldenses escasos minutos antes del cierre de la anterior edición, fue encontrarse con un segundo cuadro integrado a ese análisis financiero que informaba sobre la situación empresarial durante 2009, con el boleto fijado a 1,60 pesos.
Ese cuadro, que se publica, detalla que el promedio de la pérdida mensual de Lumasa alcanzó durante el presente año a 101. 876,81 pesos. Lo que representa algo más de 1.200.000 pesos en el período.
Si a ello agregamos, el proyectado déficit para 2010, con un boleto de precio 2,30 pesos (no 2 pesos como se cobra en la actualidad), como el exigido a partir de marzo venidero por la empresa, que es de 58.000 pesos y fracción mensuales, llevando la masa deficitaria a alrededor de 700.000 pesos anuales. Lo que significa que Lumasa habrá perdido en el exiguo lapso de dos años, la nada despreciable cifra de 2.000.000 de pesos.
Los interrogantes inmediatos son los de ¿Cuánto vale una empresa que asevera que utiliza siete colectivos para prestar el servicio? ¿La pérdida, considerando la depreciación natural de las unidades, no representaría casi el valor total de esas unidades? y finalmente ¿Quién invierte semejante suma y sufre y proyecta pérdidas de las magnitudes de las señaladas, no se habría desprendido de tan mal negocio?
Seguramente, la respuesta, para quien aplica la razón y el sentido común, sería si. Sin embargo, Luis Gómez nos informa de esta realidad y nos dice que continuará prestando el servicio. Todo un filántropo, el propietario de Lumasa.
Aunque claro, en el estudio financiero, Lumasa sostiene tras solicitar el boleto a 2,30 pesos que “Las empresas ya no pueden por si solas mantener el sistema, y eso es de público conocimiento, inclusive de las autoridades municipales, porque el boleto según los estudios debería superar los $2,30. En caso de no haber acuerdo, estaremos analizando las medidas necesarias para lograr un equilibrio financiero: no compra de artículos necesarios, menores frecuencias, restricción o disminución de circulación de domingos y sábados, trayendo aparejado para bajar costos, disminuir la planta de personal, que hasta podría traer como consecuencia que se altere la paz social, o que los trabajadores accionen tomando medidas de fuerza, hecho este último, que desde que LUMASA S.A. brinda servicios en estas localidades jamás ocurrió”.
Como puede observarse, la filantropía tiene un límite, el de los 2,30 pesos por boleto y una pérdida estimada mensual de 58.000 pesos y fracción. Con lo cual las calamidades sólo las sufrirá el sacrificado empresario, que continuará prestando un buen servicio, y el usuario y los intendentes seguirán manteniendo la tranquilidad de sus localidades sin soportar más desempleados, ni reclamos que alteren la paz social.
Ya habrán llegado a la conclusión de que sigo poniéndole a este tema toda mi paciencia y evitando pensar que Lumasa, con esta presentación, intenta burlarse, clara y abiertamente, de la inteligencia de usuarios y ciudadanos. Me tranquilizan, seguramente, las respuestas que he recibido tanto de unos, como de otros. Lo que no alcanzo a entender, como tampoco lo hacen los vecinos, es la falta de reacción, ante semejante afrenta, de los concejales del oficialismo faldense, que no tan sólo no expusieron dudas sobre el estudio financiero, sino que lo aceptaron y aprobaron.
Por último, coincidiendo con varios de los vecinos, admito que me equivoqué, Lumasa no tan sólo se merece un monumento, también se merece una colecta.
Ah, me olvidaba una sugerencia: Sr. Gómez, si mi asesor contable me recomendará restringir horarios y eliminar o acotar los servicios de fin de semana, tras informarme que en el último ejercicio perdí más de 1.200.000 pesos, sin miramientos, lo echo. No se moleste en responderme, entiendo que un filántropo, como usted, no lo haría.
N.H.
Resulta casi increíble que una propuesta lanzada desde el sarcasmo y el humor haya tenido una respuesta tan amplia y con serios fundamentos como la que obtuvo la última opinión sobre el aumento del boleto del transporte urbano de pasajeros que para el centro del Valle de Punilla presta la empresa Lumasa. Es un tema que seguramente da para un estudio sociológico. Esto porque se ha intentado, desde este medio, con anterioridad, disparar la participación ciudadana sobre diversos temas y no se consiguió la cantidad ni calidad de respuesta que se ha logrado en este caso. Me refiero a diferentes edades, sexo, comerciantes, empleados, profesionales, demostrando amplio conocimiento de lo que sucede dentro y fuera de la empresa, rectificando y ratificando información. Lo que demuestra un alto interés en lo que a Lumasa respecta.
Como decía la cantidad de contactos y, en algunos casos, el tenor de los mensajes hace que no se puedan reproducir. Pero, si aseverar que los usuarios, y los que no lo son, tienen una buena valoración del servicio, a excepción de lo que hace a la limpieza de los colectivos, y una no tan buena imagen del empresario, él que, afirman, esta relacionado con dirigentes políticos, pertenecientes a los partidos mayoritarios, de reconocida trayectoria en la región y la provincia. Esta circunstancia hace que aseveren que la empresa en lo interno no respeta los convenios laborales y en lo externo hace caso omiso a las decisiones que se adoptan en los municipios e incluso las dictadas por la provincia relacionadas con el trasporte de pasajeros.
Hablando de sorpresas, una de las que recibió este escriba, que había recibido la minuta presentada por Lumasa a los concejales faldenses escasos minutos antes del cierre de la anterior edición, fue encontrarse con un segundo cuadro integrado a ese análisis financiero que informaba sobre la situación empresarial durante 2009, con el boleto fijado a 1,60 pesos.
Ese cuadro, que se publica, detalla que el promedio de la pérdida mensual de Lumasa alcanzó durante el presente año a 101. 876,81 pesos. Lo que representa algo más de 1.200.000 pesos en el período.
Si a ello agregamos, el proyectado déficit para 2010, con un boleto de precio 2,30 pesos (no 2 pesos como se cobra en la actualidad), como el exigido a partir de marzo venidero por la empresa, que es de 58.000 pesos y fracción mensuales, llevando la masa deficitaria a alrededor de 700.000 pesos anuales. Lo que significa que Lumasa habrá perdido en el exiguo lapso de dos años, la nada despreciable cifra de 2.000.000 de pesos.
Los interrogantes inmediatos son los de ¿Cuánto vale una empresa que asevera que utiliza siete colectivos para prestar el servicio? ¿La pérdida, considerando la depreciación natural de las unidades, no representaría casi el valor total de esas unidades? y finalmente ¿Quién invierte semejante suma y sufre y proyecta pérdidas de las magnitudes de las señaladas, no se habría desprendido de tan mal negocio?
Seguramente, la respuesta, para quien aplica la razón y el sentido común, sería si. Sin embargo, Luis Gómez nos informa de esta realidad y nos dice que continuará prestando el servicio. Todo un filántropo, el propietario de Lumasa.
Aunque claro, en el estudio financiero, Lumasa sostiene tras solicitar el boleto a 2,30 pesos que “Las empresas ya no pueden por si solas mantener el sistema, y eso es de público conocimiento, inclusive de las autoridades municipales, porque el boleto según los estudios debería superar los $2,30. En caso de no haber acuerdo, estaremos analizando las medidas necesarias para lograr un equilibrio financiero: no compra de artículos necesarios, menores frecuencias, restricción o disminución de circulación de domingos y sábados, trayendo aparejado para bajar costos, disminuir la planta de personal, que hasta podría traer como consecuencia que se altere la paz social, o que los trabajadores accionen tomando medidas de fuerza, hecho este último, que desde que LUMASA S.A. brinda servicios en estas localidades jamás ocurrió”.
Como puede observarse, la filantropía tiene un límite, el de los 2,30 pesos por boleto y una pérdida estimada mensual de 58.000 pesos y fracción. Con lo cual las calamidades sólo las sufrirá el sacrificado empresario, que continuará prestando un buen servicio, y el usuario y los intendentes seguirán manteniendo la tranquilidad de sus localidades sin soportar más desempleados, ni reclamos que alteren la paz social.
Ya habrán llegado a la conclusión de que sigo poniéndole a este tema toda mi paciencia y evitando pensar que Lumasa, con esta presentación, intenta burlarse, clara y abiertamente, de la inteligencia de usuarios y ciudadanos. Me tranquilizan, seguramente, las respuestas que he recibido tanto de unos, como de otros. Lo que no alcanzo a entender, como tampoco lo hacen los vecinos, es la falta de reacción, ante semejante afrenta, de los concejales del oficialismo faldense, que no tan sólo no expusieron dudas sobre el estudio financiero, sino que lo aceptaron y aprobaron.
Por último, coincidiendo con varios de los vecinos, admito que me equivoqué, Lumasa no tan sólo se merece un monumento, también se merece una colecta.
Ah, me olvidaba una sugerencia: Sr. Gómez, si mi asesor contable me recomendará restringir horarios y eliminar o acotar los servicios de fin de semana, tras informarme que en el último ejercicio perdí más de 1.200.000 pesos, sin miramientos, lo echo. No se moleste en responderme, entiendo que un filántropo, como usted, no lo haría.
N.H.
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