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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El Gran Pez entregó a cientos de vecinos en manos de abogados inescrupulosos

Por Davíd Buccini
www.buccinipress.blogspot.com

¿Por qué nos auto convocamos? Tras la brutalidad política oficial, vuelven las Asambleas de los Autoconvocados del Gas a Precio Justo.

Para el Gran Pez Marcos Sestopal, Intendente de La Falda, el diálogo es una farsa con la que se busca ganar tiempo para seguir haciendo los negocios con los Amigos del Poder. Jamás se le podría ocurrir mantener un diálogo abierto con vecinos comunes, o sea personas que no trabajen para él, ni aquellos quienes hacen buenos negocitos con el poder político, sacando pequeñas grandes ventajas para sus comercios, o disfrutando al ser beneficiado de modo directo o indirecto. Su única autoridad, bastante resquebrajada, no reside en lo moral, sino apenas en la efímera billetera que lo acompaña, respaldada en los dineros municipales que debe administrar.
Al igual que los peores y encumbrados políticos nuestros, el Gran Pez cultiva el rencor. Su odio a los vecinos que desafiaron su poder autoconvocándose por el gas a precio justo, evidentemente le nubla la visión política, de por sí ya probadamente cortita.
Tiene el récord de haber sido el único intendente de la región y regiones aledañas que en lugar de ser reconocido y valorado positivamente por la obra del gas, se desnudó ante los ojos de una gran cantidad de vecinos como un administrador que, en su desmedida codicia y la de sus amigos, no vaciló en perjudicar a los vecinos cuyos dineros administra.
Esa ceguera política y personal le impiden ver la maduración de una sociedad que ya harta de desengaños está dispuesta a no consentir otro atropello. Con lo que acaban de hacer junto a su Gabinete comandado por el súper secretario que se cree intendente Miguel Maldonado, y con la abrumadora totalidad del bloque oficialista, demuestran cabalmente, que la suerte de los vecinos por ellos gobernados les importa una mierda, con perdón no de la palabra, si no de la noticia que tenemos que comunicar.

Un bloque de concejales bajo la línea de la ética
La deslealtad y la traición son horribles atributos del género humano. No importa a qué se dedique esa persona, ni eventualmente el cargo que ocupe.
En los últimos dos meses hemos informado acerca del diálogo y la predisposición al consenso de los concejales del oficialismo de La Falda, para trabajar en conjunto con los de la oposición y buscar soluciones razonables tendientes a destrabar el conflicto por la necesaria obra de gas, como paso previo a buscar, el Municipio, la mejor manera de hacerlo al menor costo posible y con una adecuada financiación para este tipo de obras de pago obligatorio para los frentistas.
Era necesario entonces rescindir el contrato con la Empresa Constructora. Y fue la primera gestión que hicieron los concejales. Pedro Agost relató, a la semana siguiente, que también el Intendente pretendía la rescisión. En todas esas reuniones entre, con buen clima y razonando, se definía siempre una posición fuerte y única de todos los vecinos y los concejales de la oposición: Que en esa rescisión, se incorporara una cláusula específica donde la Municipalidad negociara con la Empresa para pasar la deuda de los 160 vecinos que no pudieron o no quisieron pagar por el excesivo costo, más todos quienes habiendo comenzado a pagar las abultadas cuotas, entraron en morosidad y falta de pago.
Era vital y esencial, para consentir por parte de los Autoconvocados la rescisión del contrato, que se les sacara a esos cientos de vecinos la espada de Damocles que sobre sus cabezas colocaron el Gran Pez y su secretario de Hacienda Jorge Pafundo, firmando ante escribano público un acta donde la Municipalidad transfería a la Empresa (y esta al estudio jurídico de su asesor, el abogado Héctor Petroch) nada menos que las acreencias probadamente excesivas por la realización de la obra. O sea que te pasan el caño por la puerta, a un precio que los propios concejales demostraron que fue el más caro de la Provincia con siete ciudades de varias regiones relevadas hace apenas dos semanas, y te mandan a pagar a una empresa privada, que ahí nomás te intima legalmente, y hasta te manda con un escribano el acta que te deja atado legalmente.
Y todo este desatino y atropello, cuando parecía que a fuerza de paciencia después de dos años de Mediación Oficial, y argumentos sólidos y probados por los vecinos y por los propios concejales en relación a los elevados costos de la obra en La Falda, cuando parecía que se iba a encausar racionalmente, vuelve a aparecer, con violencia Institucional, de la mano del Gran Pez y todos sus secretarios y concejales oficialistas. Volvió, como un relámpago en medio de una tarde que parecía calma, la miseria del votamos 5 a 3 y a cantarle a Magoya. Y volvió con la forma más indigna: La del silencio argumental y el autismo total de cinco concejales que le dieron la espalda a vecinos que confiaron en su autoridad representativa, y a quienes respondieron tratando con deslealtad política y traición cívica.

Sestopal lo hizo otra vez: Vuelven la Asambleas de Autoconvocados
La indignación de los vecinos, que no son respetados ni escuchados ni tenidos en cuenta, se corporizará otra vez el próximo lunes, a las 16 horas, en la Biblioteca Popular Sarmiento, donde se Autoconvovan para analizar la situación derivada de la brutalidad oficial y debatir la mejor manera de enfrentar este descaro gubernamental que ahora sí, claramente, pone en riesgo cientos de propiedades por el capricho de un negocio de glotones, y la obediencia de unos concejales atrapados en una red de compromisos y secretos acuerdos beneficiosos que los sostienen allí, calentando sillas, con sus mentes desconectadas de la realidad y levantando mecánicamente sus brazos para votar sin chistar.
Quienes se autoconvoquen este lunes, ya no lo harán sólo por el injusto precio de una obra mal parida. Aquí se ha demostrado, cabalmente, la vulgaridad de un poder político anestesiado con los dineros públicos que se ha transformado, de manera peligrosa, en la peor pesadilla de los vecinos. Es una cita a la que nadie puede faltar.

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