El Concejo Deliberante no logró aprobar un repudio oficial a la agresión que sufrió el Intendente
Actitudes y acciones del pasado atribuidas al intendente Marcos Sestopal fueron la causal para que no se consiguieran los votos necesarios para oficializar un repudio a la agresión que sufriera por parte de uno de los integrantes de su partido. Los concejales opositores Ana Nieto y Claudio Stevenot expusieron sus opiniones contrarias, fundándolas en la violencia moral desplegada, en oportunidades, por el Intendente.
El Concejo deliberante de La Falda, en su última sesión, trato un Proyecto de Declaración reprobando actitud ofensiva y agresión al Intendente Municipal, que tenía como autor al edil radical Luis Kessler. El documento exponía que “Visto: Los episodios ocurrido en el edificio municipal el día el 31 de julio en oportunidad de irrumpir el Señor Héctor Mendoza profiriendo amenazas e intentando agredir al Señor Intendente Municipal y
Considerando: que hechos de esta naturaleza, ocurridos en el ámbito municipal y debido a una decisión del Señor Intendente dispuesta en el ejercicio de sus funciones, configuran un acto lesivo a la institución municipal en su conjunto.
Por ello: El Concejo Deliberante de la Municipalidad de La Falda declara: Reprobar la actitud del nombrado Héctor Mendoza por formular sus reclamos en forma absolutamente reñida en el estilo que impone el respeto a las instituciones democráticas y a las buenas costumbres”.
De inmediato se pasó a tratamiento sobre tablas, y se produjo un más que interesante debate, donde el protagonismo quedó centrado en el posicionamiento adoptado por el resto del bloque opositor, ya que el oficialismo optó por escuchar y participó sólo en el momento de la votación.
El debate se inició con la explicación del autor del proyecto que señaló “no es una defensa personal sino de la investidura del Intendente, de donde venga la agresión, ya sea de un partidario, de la oposición o de quien sea, en todos los casos corresponde la defensa. La Concejal Tuzzio planteaba hacerlo en forma más genérica, evitando personalizar, de manera que si quiere hacérselo se puede corregir. El término reprobar es el más suave que encontré”.
Por su parte la edil Ana Nieto manifestó que “cualquiera sean los términos en que se concluya redactando el documento, adelanto mi voto, porque de la manera en que sea estamos hablando del Intendente Municipal al fin y al cabo, y el Intendente en varias oportunidades en el hospìtal, con insultos agraviantes ha tratado mal a muchas personas, de lo cual conozco y tengo testimonio. Considero que alguien con su autoridad no puede hacerlo, no digo con esto que cualquiera pueda agredir al Intendente, pero él actúa de manera similar e incluso discriminando. Me parece que no es necesario un proyecto de esta característica y por ello no lo voy a acompañar”.
A esta apreciación respondió Kessler sosteniendo que “creo que es un buen ejercicio democrático que se exprese el disenso dentro del mismo bloque, y esto manifiesta que no tenemos la obligación de pensar todos iguales.
Creo que ningún Intendente, ninguna autoridad, debe ser merecedora de que alguien venga y lo castigue…acá no se está juzgando si el Intendente es buena o mala persona, nadie, mucho menos quien esté ejerciendo ese cargo, puede ser merecedor de una agresión o de un intento de agresión de esta naturaleza. Estoy defendiendo la investidura, las instituciones…y está bien si se quiere sacar el nombre del agresor, y está bien porque aquí lo que importa es la agresión y es lo que se reprueba…y considero que el Concejo Deliberante no puede quedar al margen y debe pronunciarse”.
Mientras la concejal Susana Tuzzio, el Secretario del Concejo y Kessler intentaban reformular el texto, eliminando el nombre del agresor, tomó la palabra el concejal Claudio Stevenot exponiendo que “es lógico lo que plantea Kessler, también es cierto lo expresado por Ana Nieto, y sostengo que no hemos tenido como Concejo una coherencia respecto de la violencia, la que no es sólo física, sino que el Intendente también viene ejerciendo violencia, la que se manifiesta en el tema de los aforos, el caso del gas, la toma de decisiones, la imposibilidad de acceder al Intendente, la falta de respeto que tiene para con los vecinos cuando se quiere dialogar con él, el maltrato a los empleados, esto es evidente, cuando se apretaron o se los intento apretar en la última campaña, cuando se despidió un enfermero del hospital, nosotros no hemos repudiado esos hechos de violencia. Esta es la coherencia que deberíamos tener, o sea, si repudiamos una cosa, también hubiese sido muy bueno y muy positivo para el sistema que hubiésemos repudiado todas esas acciones, evidentemente fuera de toda cuestión partidaria. Pero ahora dejamos afuera la cuestión partidaria para repudiar un acto que no corresponde…también él Intendente tuvo actos, en estos dos años o año y medio, que debieron ser repudiados y no se lo hizo, justamente por eso, para tratar de poner en la balanza la cuestión, lo cual no justifica el intento de agresión, pero tampoco hace merecedor a que repudiemos una acción, cuando ha habido otras en las cuales nos quedamos en silencio…lo cual no quiere decir que justifique el hecho, pero nos hemos callado en ocasiones donde el Intendente ejerció la violencia para con el pueblo…esta es la coherencia que deberíamos tener y sobre la cual llamo la atención…
Hemos sufrido la misma violencia, y más, del Intendente, como ejemplo tuvimos que pagar un escribano para acceder a decretos, tuvimos que ir a los Tribunales de Cruz del Eje para acceder a la información del Museo Ambato, cuando no le costaba nada entregarnos el material, lo que quiero es poner las cuestiones en la balanza…de todas maneras creo que todos repudiamos el acto, lo que no nos pone de acuerdo es la forma, la manera de expresarlo”.
Ante la situación, Kessler volvió a manifestar lo democrático de la disidencia dentro del propio bloque, agregando que si bien podría haberse, en el pasado, no actuado con respecto a acciones que determinaban algún nivel de violencia, no era razón para no modificar esa actitud y comenzar a hacerlo desde ahora. De todas maneras no consiguió cambiar los posicionamientos de sus pares de bancada.
Por su parte, el edil Pedro Agost adelantó que no emitiría opinión.
Con este escenario el proyecto fue llevado a votación, consiguiendo 3 abstenciones (Fabiana Piva, Pedro Agost y Claudio Stevenot) , por la negativa uno (Ana Nieto) y tres votos afirmativos (Luis Kessler, Susana Tuzzio e Iván Aliverti), con lo cual no se obtuvieron los votos necesarios para aprobarlo - exigía la mitad más uno de los presentes - y por tanto pasó a archivo.
Recuadro
Cuando el pasado condena
No se puede entrar en ningún tipo de discusión con respecto al posicionamiento de defensa de la institución Intendente planteada por el Concejal Luis Kessler. Su opinión y posición es correcta. Tampoco puede decirse que sus pares de bancada, Ana Nieto (UCR) y Claudio Stevenot (PN) opinen lo contrario, tan es así, que sus partidos, se consideren representados o no por ellos, se han manifestado en igual sentido que Kessler. Lo que sucede es que han optado por un análisis diferente, dejando de lado la cuestión formal para adentrase en la intima cuestión de qué es lo que consideran justo e injusto, más allá del hecho puntual que representa la agresión al Intendente. Es decir que se desprendieron de la razón institucional para como simples y mortales seres humanos determinar que tan justo es reconocer el mal accionar en uno de los protagonistas sino se evalúa el posible mal accionar del otro actor. Sin dudas, que no debe haberles sido fácil este ejercicio de abstracción, les caben las generales de la ley, ellos también son autoridades y pueden enfrentarse a situaciones similares, pero han tratado de ser honestos con ellos mismos, y han evaluado las vivencias institucionales y personales, buscando la tranquilidad de conciencia, para finalmente adoptar un posicionamiento público que se comprenda y al mismo tiempo comprometa a quienes se desarrollan en la vida pública a ser ecuánimes y respetuosos en su accionar, a tener la consideración previa de analizar la decisión a adoptar, la actitud a tener, la forma de proceder, el respeto por el otro, cualquiera sea su condición, para no tener que sufrir consecuencias no deseadas y tampoco que cuestionarse sobre cuánto se aportó para provocar la reacción inapropiada del otro.
Desde ese estadio, no podía ser de otra manera, evaluaron el accionar del Intendente, y, es obvio, han encontrado razones más que suficientes para no acompañar el proyecto de su par de bancada, las que en resumidas cuentas volcaron en sus opiniones al momento del tratamiento de la cuestión.
Esa íntima convicción, inapelable, es la que condujo a que no hubiese una opinión consensuada en el bloque opositor.
Lo que llama poderosamente la atención es la falta de defensa de este proyecto que debió tener el bloque oficialista, que, por otra parte, lo conocía con antelación. Si bien es cierto que los hechos, de público conocimiento, dejaban sin margen de expresión a los ediles Rudolf Lescano (ausente por encontrarse con problemas de salud a raíz de que había sufrido un accidente automovilístico) y Pedro Agost, por encontrarse ambos en el sector interno que integran junto a Héctor Mendoza y la Juventud por La Falda, por tanto impedidos de emitir opinión en contra del agresor. No es menos cierto que se requería para su aprobación, una vez más en instancia crucial, el voto de la edil Fabiana Piva, la que evidentemente no fue convencida pos sus pares de bloque, ni por las argumentaciones de Luis Kessler, y optó por abstenerse, con lo cual el proyecto de repudio no pudo ser aprobado. Otra vez el oficialismo volvió a demostrar que no puede seducir a su propia tropa. Cabe preguntarse si no nos encontraremos ante una nueva escisión en el bloque oficialista o si sólo, en este caso, la conejal Piva accionó en forma independiente de los oficialistas a ultranza Susana Tuzzio e Iván Aliberti.
Lo concreto es que el Intendente Marcos Sestopal ha quedado apreciablemente debilitado tanto en lo funcional como en lo político partidario tras las últimas decisiones adoptadas. Por lo cual deberá reflexionar sobre como encarar la fase final de su gestión, municipal y partidaria, porque es apreciable su pérdida de poder. Lo que ha de transparentarse en posiciones críticas más férreas, tanto de dentro como fuera de su círculo de acción. Esto representa también una perdida de respeto, tan es así, que ya se evidencian acciones con el objetivo de desgastar su figura, una de las cuales pudo comprobarse, durante el fin de semana pasado, cuando tuvieron que ser ingentes los esfuerzos de sus allegados para rectificar los rumores de su renuncia que habían ganado la calle. La ocupación sobre el tema adquirió carácter de prioridad no tan sólo en el orden local sino también provincial.
El cambio de actitud convocando a la participación ciudadana puede que haya llegado tarde y que no alcance para recuperar poder, ni para borrar de las memorias las afrentas que se han dejado atrás.
Parece ser nomás, como decía la abuela, que el pasado condena.
N.H.
El Concejo deliberante de La Falda, en su última sesión, trato un Proyecto de Declaración reprobando actitud ofensiva y agresión al Intendente Municipal, que tenía como autor al edil radical Luis Kessler. El documento exponía que “Visto: Los episodios ocurrido en el edificio municipal el día el 31 de julio en oportunidad de irrumpir el Señor Héctor Mendoza profiriendo amenazas e intentando agredir al Señor Intendente Municipal y
Considerando: que hechos de esta naturaleza, ocurridos en el ámbito municipal y debido a una decisión del Señor Intendente dispuesta en el ejercicio de sus funciones, configuran un acto lesivo a la institución municipal en su conjunto.
Por ello: El Concejo Deliberante de la Municipalidad de La Falda declara: Reprobar la actitud del nombrado Héctor Mendoza por formular sus reclamos en forma absolutamente reñida en el estilo que impone el respeto a las instituciones democráticas y a las buenas costumbres”.
De inmediato se pasó a tratamiento sobre tablas, y se produjo un más que interesante debate, donde el protagonismo quedó centrado en el posicionamiento adoptado por el resto del bloque opositor, ya que el oficialismo optó por escuchar y participó sólo en el momento de la votación.
El debate se inició con la explicación del autor del proyecto que señaló “no es una defensa personal sino de la investidura del Intendente, de donde venga la agresión, ya sea de un partidario, de la oposición o de quien sea, en todos los casos corresponde la defensa. La Concejal Tuzzio planteaba hacerlo en forma más genérica, evitando personalizar, de manera que si quiere hacérselo se puede corregir. El término reprobar es el más suave que encontré”.
Por su parte la edil Ana Nieto manifestó que “cualquiera sean los términos en que se concluya redactando el documento, adelanto mi voto, porque de la manera en que sea estamos hablando del Intendente Municipal al fin y al cabo, y el Intendente en varias oportunidades en el hospìtal, con insultos agraviantes ha tratado mal a muchas personas, de lo cual conozco y tengo testimonio. Considero que alguien con su autoridad no puede hacerlo, no digo con esto que cualquiera pueda agredir al Intendente, pero él actúa de manera similar e incluso discriminando. Me parece que no es necesario un proyecto de esta característica y por ello no lo voy a acompañar”.
A esta apreciación respondió Kessler sosteniendo que “creo que es un buen ejercicio democrático que se exprese el disenso dentro del mismo bloque, y esto manifiesta que no tenemos la obligación de pensar todos iguales.
Creo que ningún Intendente, ninguna autoridad, debe ser merecedora de que alguien venga y lo castigue…acá no se está juzgando si el Intendente es buena o mala persona, nadie, mucho menos quien esté ejerciendo ese cargo, puede ser merecedor de una agresión o de un intento de agresión de esta naturaleza. Estoy defendiendo la investidura, las instituciones…y está bien si se quiere sacar el nombre del agresor, y está bien porque aquí lo que importa es la agresión y es lo que se reprueba…y considero que el Concejo Deliberante no puede quedar al margen y debe pronunciarse”.
Mientras la concejal Susana Tuzzio, el Secretario del Concejo y Kessler intentaban reformular el texto, eliminando el nombre del agresor, tomó la palabra el concejal Claudio Stevenot exponiendo que “es lógico lo que plantea Kessler, también es cierto lo expresado por Ana Nieto, y sostengo que no hemos tenido como Concejo una coherencia respecto de la violencia, la que no es sólo física, sino que el Intendente también viene ejerciendo violencia, la que se manifiesta en el tema de los aforos, el caso del gas, la toma de decisiones, la imposibilidad de acceder al Intendente, la falta de respeto que tiene para con los vecinos cuando se quiere dialogar con él, el maltrato a los empleados, esto es evidente, cuando se apretaron o se los intento apretar en la última campaña, cuando se despidió un enfermero del hospital, nosotros no hemos repudiado esos hechos de violencia. Esta es la coherencia que deberíamos tener, o sea, si repudiamos una cosa, también hubiese sido muy bueno y muy positivo para el sistema que hubiésemos repudiado todas esas acciones, evidentemente fuera de toda cuestión partidaria. Pero ahora dejamos afuera la cuestión partidaria para repudiar un acto que no corresponde…también él Intendente tuvo actos, en estos dos años o año y medio, que debieron ser repudiados y no se lo hizo, justamente por eso, para tratar de poner en la balanza la cuestión, lo cual no justifica el intento de agresión, pero tampoco hace merecedor a que repudiemos una acción, cuando ha habido otras en las cuales nos quedamos en silencio…lo cual no quiere decir que justifique el hecho, pero nos hemos callado en ocasiones donde el Intendente ejerció la violencia para con el pueblo…esta es la coherencia que deberíamos tener y sobre la cual llamo la atención…
Hemos sufrido la misma violencia, y más, del Intendente, como ejemplo tuvimos que pagar un escribano para acceder a decretos, tuvimos que ir a los Tribunales de Cruz del Eje para acceder a la información del Museo Ambato, cuando no le costaba nada entregarnos el material, lo que quiero es poner las cuestiones en la balanza…de todas maneras creo que todos repudiamos el acto, lo que no nos pone de acuerdo es la forma, la manera de expresarlo”.
Ante la situación, Kessler volvió a manifestar lo democrático de la disidencia dentro del propio bloque, agregando que si bien podría haberse, en el pasado, no actuado con respecto a acciones que determinaban algún nivel de violencia, no era razón para no modificar esa actitud y comenzar a hacerlo desde ahora. De todas maneras no consiguió cambiar los posicionamientos de sus pares de bancada.
Por su parte, el edil Pedro Agost adelantó que no emitiría opinión.
Con este escenario el proyecto fue llevado a votación, consiguiendo 3 abstenciones (Fabiana Piva, Pedro Agost y Claudio Stevenot) , por la negativa uno (Ana Nieto) y tres votos afirmativos (Luis Kessler, Susana Tuzzio e Iván Aliverti), con lo cual no se obtuvieron los votos necesarios para aprobarlo - exigía la mitad más uno de los presentes - y por tanto pasó a archivo.
Recuadro
Cuando el pasado condena
No se puede entrar en ningún tipo de discusión con respecto al posicionamiento de defensa de la institución Intendente planteada por el Concejal Luis Kessler. Su opinión y posición es correcta. Tampoco puede decirse que sus pares de bancada, Ana Nieto (UCR) y Claudio Stevenot (PN) opinen lo contrario, tan es así, que sus partidos, se consideren representados o no por ellos, se han manifestado en igual sentido que Kessler. Lo que sucede es que han optado por un análisis diferente, dejando de lado la cuestión formal para adentrase en la intima cuestión de qué es lo que consideran justo e injusto, más allá del hecho puntual que representa la agresión al Intendente. Es decir que se desprendieron de la razón institucional para como simples y mortales seres humanos determinar que tan justo es reconocer el mal accionar en uno de los protagonistas sino se evalúa el posible mal accionar del otro actor. Sin dudas, que no debe haberles sido fácil este ejercicio de abstracción, les caben las generales de la ley, ellos también son autoridades y pueden enfrentarse a situaciones similares, pero han tratado de ser honestos con ellos mismos, y han evaluado las vivencias institucionales y personales, buscando la tranquilidad de conciencia, para finalmente adoptar un posicionamiento público que se comprenda y al mismo tiempo comprometa a quienes se desarrollan en la vida pública a ser ecuánimes y respetuosos en su accionar, a tener la consideración previa de analizar la decisión a adoptar, la actitud a tener, la forma de proceder, el respeto por el otro, cualquiera sea su condición, para no tener que sufrir consecuencias no deseadas y tampoco que cuestionarse sobre cuánto se aportó para provocar la reacción inapropiada del otro.
Desde ese estadio, no podía ser de otra manera, evaluaron el accionar del Intendente, y, es obvio, han encontrado razones más que suficientes para no acompañar el proyecto de su par de bancada, las que en resumidas cuentas volcaron en sus opiniones al momento del tratamiento de la cuestión.
Esa íntima convicción, inapelable, es la que condujo a que no hubiese una opinión consensuada en el bloque opositor.
Lo que llama poderosamente la atención es la falta de defensa de este proyecto que debió tener el bloque oficialista, que, por otra parte, lo conocía con antelación. Si bien es cierto que los hechos, de público conocimiento, dejaban sin margen de expresión a los ediles Rudolf Lescano (ausente por encontrarse con problemas de salud a raíz de que había sufrido un accidente automovilístico) y Pedro Agost, por encontrarse ambos en el sector interno que integran junto a Héctor Mendoza y la Juventud por La Falda, por tanto impedidos de emitir opinión en contra del agresor. No es menos cierto que se requería para su aprobación, una vez más en instancia crucial, el voto de la edil Fabiana Piva, la que evidentemente no fue convencida pos sus pares de bloque, ni por las argumentaciones de Luis Kessler, y optó por abstenerse, con lo cual el proyecto de repudio no pudo ser aprobado. Otra vez el oficialismo volvió a demostrar que no puede seducir a su propia tropa. Cabe preguntarse si no nos encontraremos ante una nueva escisión en el bloque oficialista o si sólo, en este caso, la conejal Piva accionó en forma independiente de los oficialistas a ultranza Susana Tuzzio e Iván Aliberti.
Lo concreto es que el Intendente Marcos Sestopal ha quedado apreciablemente debilitado tanto en lo funcional como en lo político partidario tras las últimas decisiones adoptadas. Por lo cual deberá reflexionar sobre como encarar la fase final de su gestión, municipal y partidaria, porque es apreciable su pérdida de poder. Lo que ha de transparentarse en posiciones críticas más férreas, tanto de dentro como fuera de su círculo de acción. Esto representa también una perdida de respeto, tan es así, que ya se evidencian acciones con el objetivo de desgastar su figura, una de las cuales pudo comprobarse, durante el fin de semana pasado, cuando tuvieron que ser ingentes los esfuerzos de sus allegados para rectificar los rumores de su renuncia que habían ganado la calle. La ocupación sobre el tema adquirió carácter de prioridad no tan sólo en el orden local sino también provincial.
El cambio de actitud convocando a la participación ciudadana puede que haya llegado tarde y que no alcance para recuperar poder, ni para borrar de las memorias las afrentas que se han dejado atrás.
Parece ser nomás, como decía la abuela, que el pasado condena.
N.H.
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