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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 16 de abril de 2009

El Hombre y el mito: la muerte de François Chiappe

Alfredo Ferrarassi*

El pasado 2 de febrero falleció el legendario “capo mafia” François Chiappe en el geriátrico de Santa María de Punilla, San Francisco de Asís, que depende del Hospital Italiano de Córdoba.
Hasta aquí la noticia fría de un suceso cargado de interrogantes y misterios, que se han autoalimentado durante todos estos años. Sin embargo el tiempo de la Historia es diferente al de la Prensa y aunque están íntimamente ligados, al extremo ésta escribe la crónica que mañana será el material de consulta de aquella. Lo que las separa es que el historiador trata de interpretar los acontecimientos, buscando encontrar las más ocultas razones por las cuales estos se producen.
Hacemos referencia a esto por que la noticia da lugar a serios replanteos que sin dudas deberá formularse la sociedad de La Falda, ya que ante este y otros temas en donde lo que ha estado en juego es la dignidad y derechos del ser humano, parece haber mirado siempre hacia otro lado, dejándose ganar por lo mediático de la noticia, sin preguntarse que valores fueron afectados, primando por sobre todo ser “amigo” de un “famoso”.
Los familiares podrán argumentar que ha sido un excelente marido, padre y hasta abuelo, cosa que sin dudas habrá sido así, sin embargo “puertas afuera” la situación no es tan simple, ya que estamos haciendo referencia a un individuo que con su accionar cambió ciertas costumbres sociales y no precisamente para bien, después de él nada fue igual, tanto para la salud social y muchos menos para autodeterminación de las ex colonias francesas o para la seguridad de muchísimos militantes políticos y sociales de Argentina.
En este sentido François Chiappe jamás se anduvo “con chiquitas”, vivió y jugo siempre a limite de todo, como si la vida simple fuera carente de atractivos. La respuesta a cuales fueron las razones de este accionar, sin dudas estarán en la lejana isla natal, la cual al igual que Sicilia han dejado su impronta en los hombres que la habitaron.
A su llegada a nuestro país, como polizón, allá por 1965, dejaba atrás una vida por aquel entonces ya intensa y cargada de acciones discutibles. Por el momento lo que aprendió en la OAS (Organisation Armée Secréte) quedaría como capital de “trabajo”, el cual años después le daría sus dividendos, al igual que su supuesta colaboración con la temible Gestapo.
Lo que no quedaría en el pasado es su inclinación por las acciones “non santas” y la necesidad de “conchabarse” al margen de la ley. Así en 1968, junto a otros coterráneos dan un golpe, para algunos maestro, cuando roban una sucursal del Banco Nación y se alzan con un motín de 68 millones de dólares el cual no solo le reportaría una suculenta parte, sino un respeto entre sus pares.
El grupo paso en poco tiempo más a ser conocido como la French Connection y tuvo la visión de intuir que la mayor cantidad de ganancias posibles era con la distribución y venta de estupefacientes y no ya con la tradicional línea de “conducta” de la Cossa Nostra, que de esta manera se vería relegada a un plano de menor importancia, aunque con el tiempo ellos también se volcarían al negocio de este flagelo.
Le cupo entonces a los mismo ser los verdaderos precursores del negocio de la venta de heroína, tal vez influidos por el conocimiento de las inmensas ganancias que otrora había dado el consumo de opio, por el cual hasta guerras hubo, claro que quien supervisaba estas operaciones era la graciosa corona británica. Después de este “cartel” francés ya nada fue igual en el mundo.
Esta actividad que fuera llevada al cine (Contacto en Francia) por el director Willian Friedkin y encarnara a Chiappe el actor Fernando Rey, no hizo más que reflejar lo que este grupo significaba en Estados Unidos y en el mundo, por ello no extraña que después sea detenido en nuestro país por aquellas actividades y que en el allanamiento se secuestren armas de guerra, dato este que poco aportaba, de momento a la causa.
La situación Argentina se había vuelto incontrolable para el proceso encarado por Juan Carlos Onganía y sus sucesores, no solo por la protesta social en aumento, sino por la aparición de grupos armados que enfrentaban al gobierno y que se habían organizado en células, como aquellas que Gilo Portecorvo describiera en 1966 en La Battaglia di Argeri (La Batalla de Argelia) y que motivaron ante la lucha por la independencia del territorio colonial africano, que grupos nacionalistas de ultraderecha se organizaran como la citada OAS y cometieran atentados, ejecuciones, tortura y hasta un fallido intento de asesinar a Charles de Gaulle por su posición a favor de la autodeterminación e independencia argelina.
Esta situación generó “especialistas” de ambos lados, por un lado la organización del FLN Argelino (Frente de Liberación Nacional) y por el otro la OAS. Uno, por la guerra anticolonialista que tanto influenciaría en las luchas del Tercer Mundo y la otra, porque llevo adelante la Guerra Sucia, generando métodos de accionar propios, al igual que de tortura e interrogatorios. Más allá de lo que se cree West Point no influyó tanto como los militares y civiles de la OAS en la represión argentina durante el proceso.
De repente aquellas armas de guerra secuestradas en La Falda, que poco aportaban ante la contundencia de las acusaciones, cobran un valor impensado. En efecto, cuando asume Héctor Cámpora, el radical Ricardo Balbín propone ante la Asamblea Legislativa que se produzca la liberación de todos los presos políticos, lo cual es aprobado por unanimidad.
El recién asumido Ministro del Interior (hoy Procurador General de la Nación) Esteban Righi, realiza una lista de los presos que a partir de la confección del decreto alcanzarían la libertad de inmediato. El mismo es “interceptado” por el oscuro y sanguinario reincorporado cabo de la Federal, José López Rega, quien enfrentado ideológicamente con parte del gobierno de izquierda que presidía “el Tío” no dudo en jugar sus cartas y preparar un grupo parapolicial, después conocido como la AAA (Alianza Anticomunista Argentina), pero para ello era necesario no solo armas, sino logística y es aquí donde François Chiappe entra en la trama ideada por el “brujo” lopecito, como se le conocía por entonces.
Labios Gruesos o Marcel “el corso” es agregado debajo de la lista en tinta escrita a mano, alcanzando con ello la libertad ya que se suponía era preso político, cosa que rotundamente jamás fue.
Pero en medio del pandemonio que significaba arrancar a los presos de las cárceles de la dictadura, la salida de aquel no resultó sospechosa y con seguridad lo debió hacer sin llamar la atención, desapareciendo rápidamente de la escena.
El precio de esto, sostienen muchos, fue la entrega de la logística que el influyente “adivino” necesitaba, al igual que los insumos (armas) para llevar adelante tan siniestra misión, como era la de eliminar a los “zurdos” ya sean militantes o intelectuales, que tanto escozor causaban al propio Perón.
Un vecino del extinto Chiappe nos narraba, que por la época había en la casa de éste, en calle Las Dalias 22, alojados un grupo de corsos que usaban anteojos negros y que le producían miedo por la apariencia que tenían, esto a pesar de haber peleado en la Segunda Guerra y de haber vivido situaciones de sumo riesgo en aquella.
Conocida la noticia por la prensa, hubo una condena de varias agrupaciones guerrilleras a lo sucedido, pero por sobre todo deslindando la más mínima relación con el mismo, tiempo después, ya conocida la trama secreta de la creación de la AAA se condenó la relación establecida entre Chiappe y la extrema derecha.
Sugestivamente se criticó la participación de un periodista nacido en La Falda y que mantenía relaciones sentimentales con Norma López Rega, viuda de Lastiri (ex Presidente de la Argentina). Lo cierto es que más allá de la coincidencia de tener ambos vínculos con nuestra ciudad, jamás se pudo probar que entre Jorge Conti y François Chiappe existiera relación, al menos pública, alguna.
Al poco tiempo el propio jefe de la French Connection ante la embarazosa situación creada y suponemos respetando los habituales códigos que entre ellos rigen, se entregó ante las autoridades, estando preso un poco tiempo más ya que en los inicios de Proceso de Reorganización Nacional será nuevamente detenido.
El gobierno de Isabel Perón había llegado a su fin en marzo de 1976 y con ellos se caerían, no solo la patria metalúrgica (el equivalente actual al todo poderoso sindicato de camioneros) sino una endeble estructura política que las propias limitaciones de una absurda fórmula gubernamental había condenado de antemano. Ese año Chiappe, sin cobertura política alguna, será detenido en la intercepción de Bahía Blanca y 25 de Mayo de La Falda, en medio de un operativo de características cinematográficas, en donde la resistencia y la lucha por la libertad que ofreció éste fueron llamativas y si luego de una feroz lucha recién pudo ser dominado, sus palabras “me vencen por que estoy viejo” son prueba acabada de su fortaleza física y de su experiencia en la lucha, ya que la comisión de policial internacional que lo reduce era superior en número de efectivos.
Una vez en Estados Unidos se le formulan los cargos por narcotráfico y se le condena a 20 años de cárcel por su probada vinculación. También fue condenado en aquel tiempo Dominique Orsini, su amigo y vecino (tenía residencia en Valle Hermoso) aunque este murió asesinado en su celda de una treintena de cuchilladas, aparentemente motivadas por su colaboración o deseo de prestarla a las autoridades judiciales.
De la pena cumplió 13 años ya que por buena conducta fue liberado. Tiempo después volvería a su refugio serrano, pasando así los últimos años en el sitio donde se sentía evidentemente seguro, a la par que rodeado de sus afectos más cercanos.
Se ha escrito mucho y se lo seguirá haciendo aun más, puesto que su vida es un convite a ello. En efecto, su pasado en la OAS, el haber organizado el cartel francés, el estar signado como traficante de armas, trata de blanca y los asaltos a bancos o lujosas casas de joyas, más la teoría que pudo tener algo que ver con Lucien Sartí en el asesinato del mismísimo John F. Kennedy, hacen sin dudas que su vida sea literalmente “de película”.
Su “biógrafo” más confiable y critico es Osvaldo Aguirre del Diario La Capital, quien escribiera un excelente trabajo titulado “La Conexión Latina. De la mafia corsa a la ruta argentina de la heroína” (Bs As, Tusquest, 2008), en donde se explaya de manera documentada la vida François Chiappe. La prensa hizo también sus contribuciones al respecto.
Al fallecer contaba con 88 años y fue rápidamente cremado, lo cual contribuyó aún más al misterio. Casi dos meses después se conoció, al menos públicamente, la noticia lo cual le confirió un valor agregado a su acto final.
Quedan interrogantes, silencios eternos y secretos aun sin revelar respecto a la agitada vida de François Chiappe, aunque por su lealtad y perenne amor, creemos que su vida no hubiese sido igual, de no haber contado con Margarita Naval, quien resultó una compañera ideal.
Así mismo quedan una serie de incógnitas respecto a ciertos comportamientos de la sociedad de La Falda, ya que ha llegado la hora de preguntarnos por qué ciertos y determinados personajes prefieran a esta como sitio de residencia. ¿Que la hace especial? ¿Que es lo que asegura a quienes buscan pasar desapercibidos? Y por último ¿Por qué es tan permisiva y elige a extraños por sobre sus “predecibles” hijos?
No es menor que eligieran a ésta Eichmann, Friederick Rasenack, Chiappe, el Capitán Bergés, el “Oso” Peralta, el ex Obispo de Santa Fe, Edgardo Storni, por solo citar algunos celebres personajes que posteriormente causaron sorpresa al conocerse su pasado. Estimamos llego el tiempo de mirarnos introspectivamente y hallar las respuestas a tamaños interrogantes so pena de continuar sorprendiéndonos nuevamente en un no muy lejano tiempo.

(*) Historiador-Periodista

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