25 AÑOS DE DEMOCRACIA

Alfredo Ferrarassi (*)
Estos 25 años de democracia han dejado una serie de elementos para analizar, los cuales son los que nos permitirán tratar de entender las diferencias entre lo teórico y lo práctico, entre lo real y lo formal, entre las enormes brechas y diferencias de status sociales que este proceso democrático ha generado, en donde los buenos no han sido tan buenos y los malos tan malos.
En efecto, siempre se ha sostenido que la mejor definición de democracia es la de Abraham Lincoln…“el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, esto debería entenderse como la forma más equitativa de gobierno y que es la que se da cuando el pueblo es el que realmente gobierna, sin embargo en estos 25 años de gobiernos “democráticos” hemos observado como el empobrecimiento de la mayoría de la población es una constante en Argentina, mientras paralelamente la “clase política” es la única, junto a los sectores acomodados de siempre, a veces sus socios, que han visto crecer sus bienes de manera desproporcionada, injustificada e inmoral.
La mayoría de la población observa absorta como un puñado de “privilegiados” han pasado a convertirse en la nueva oligarquía nacional, como esta nueva elite gobernante, estos “capitanes de la política” son los únicos que han podido aumentar sus arcas en proporción geométrica y entonces ese pueblo marginado, cansado de tantas iniquidades, de tanta injusticia es el que comienza a descreer de este sistema de gobierno, no porque este en contra de la misma, sino porque esta cansada del uso y abuso que se ha hecho.
Si se ven los resultados obtenidos se puede inferir que vivimos en una democracia formal, virtual, porque toda una generación se ha sentido defraudada con el slogan que con democracia “se come, se educa y se cura”, porque esto devino en la vergonzosa Obediencia Debida y el Punto Final y en el nefasto Pacto de Olivos que terminó por destruir el país, porque los años de cierre de ramales ferroviarios, de aislamiento de regiones enteras del país, son fruto de ese acuerdo espurio, porque se cerraron fábricas, escuelas técnicas, se municipalizaron hospitales, porque se privatizo la riqueza nacional, porque en todo el país (incluida nuestra ciudad) los únicos que tienen “ocupación plena” son los amigos, parientes o testaferros del poder.
Tuvimos años en los que “la casa [jamás estuvo] en orden”, en que se especulo, en que se sentaron las bases y se perfeccionó la corrupción generalizada de la que hoy gozamos, en la que con cambios de moneda se metió la mano en el bolsillo de todos, en que corralito mediante se embreto al pueblo, años de perfidia, de diputruchos, de que nadie al final se fue,….perdón, se fueron nuestros esfuerzos, ahorros, ilusiones, esperanzas, sueños y ellos no sólo siguieron, sino que son aún más, al grado que no sólo entran valijas, sino que se hacen pingues negocios con la tierra fiscal.
Es por ello que estamos esperando una democracia real en donde aquella definición cobre vida, en donde la justicia, la igualdad y la fraternidad sean quienes rijan nuestro destino, en donde el acceso a los plenos derechos no sea una entelequia, en donde la justicia social no sea una declamación más, en donde la igualdad ante la ley se cumpla, en donde honrar la vida sea una cuestión diaria y no excepcional como es ahora.
Solemos quejarnos en una característica cultural pendular de nuestro pueblo de los abusos de los funcionarios de turno, cuestión que no admite discusión alguna por todo lo apuntado, pero la mayoría de las veces solemos olvidar la causa de ellos. Veamos, en lo provincial y local nos sentimos atropellados por la imposición de una mayoría, que no sólo no es tal, sino que de manera arbitraria aplica su número, sin embargo olvidamos quienes fueron los que modificaron
la Constitución y como un gobernador de actoral y poética verborragia impuso el concepto de “Gobernabilidad” y entonces ya sea por un voto o por 12 cuestionables sufragios se cometen desatinos mayúsculos en nombre de la “mayoría” que se goza.
Preguntémonos ¿son realmente mayoría? Y si observamos que entre ausencias, blancos, impugnados, recurridos, anulados, y los otros partidos, algunos escasamente llegan al 30%, seguramente podremos concluir que no y entonces porque no plantearnos ¿en nombre de que lógica tienen la mitad más uno?
Nos quejamos del INDEC por sus absurdos índices, pero aquellos no son tanto o más absurdos que estos? Y lo que es peor…por causa de esos errores conceptuales un puñado de voluntades que solo alcanza a ser primera minoría se arrogan cuasi dictatoríalmente la suma de todos los derechos y nos imponen a rajatabla sus caprichos y conveniencias.
La democracia es el mejor sistema para vivir, solo que debemos hacernos valer, que debemos exigir a quienes circunstancialmente gobiernan, no sólo que cumplan, sino que acepten que son nuestros simples administradores y que deben rendir cuenta de sus actos.
En efecto, la democracia creo una institución única y fantástica como fue la CONADEP, nos preguntamos y preguntamos ¿no sería necesario crear una entidad similar que juzgue a los funcionarios cuando terminen sus mandatos y que quien no cumplió, porque priorizó sus intereses vaya preso? No será hora que pensemos en un “juicio de residencia” como manera de frenar la corruptela imperante?, no será hora que se convoque a una reforma en serio de la Carta Magna, que se acabe con la reelección en todos los cargos, que se modifique el reparto de bancas pensando más en el control que en la gobernabilidad, que entre todos nos pongamos a pensar el país que queremos, en lugar de continuar alimentando esta feroz maquinaria de devorarnos que los políticos idearon en su beneficio?
La democracia es perfectible, la mejora de nuestra calidad de vida también, al igual que poder gozar de todos los derechos que nos corresponden, sólo debemos ponernos en marcha y reclamar lo que es nuestro y darnos cuenta que a esta situación solo le cabe una frase: NUNCA MAS ¡!!!

(*) Historiador - Periodista