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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 11 de julio de 2008

Debate por proyecto que pretende reglamentar la participación ciudadana en las Audiencias Públicas

En nuestra edición anterior David Buccini, en base a declaraciones críticas del Concejal opositor Luís Kessler y el proyecto en discusión, planteaba discrepancias con la iniciativa del Concejal oficialista Iván Aliverti, la respuesta de éste origina una nueva opinión del periodista que alerta sobre la posibilidad de que la reglamentación sea aprobada “sobre tablas” en la próxima sesión y propone la participación vecinal para conocer el acabo fundamento del edil a su proyecto.
Democracia, participación y desinformación
Así como la participación es inherente a la democracia, la información debería cumplir el mismo rol en los ámbitos en los que se pretende ejercer el periodismo. Desde el Honorable Consejo Deliberante, y mediante la propuesta que realicé para las Audiencias Públicas no se obstaculiza esa participación, solo se implementaron normas para ello. Entonces me pregunto ¿Desde cuando una norma es sinónimo de obstáculo? Con ese argumento bien podríamos decir que las normas de tránsito obstaculizan la “libertad” de manejar cara al viento y en contramano, o bien vender alcohol a menores de 16 años es un “obstáculo” a favor de su diversión y su curiosidad incipiente.
Las normas que pone en discusión el sector opositor y aquellos que montan ciegos los ecos de los mismos, quizás no se tomaron el trabajo de leer y reflexionar lo que ahí se proponía. Quizás tampoco tuvieron la oportunidad de ver el funcionamiento de una Cámara de Diputados o de una Asamblea Universitaria. En esos ámbitos de discusión pública existen las mismas normativas que propuse para las Audiencias: quien desea expresar su opinión, primero pide permiso para tomar la palabra. En segundo lugar, el orador que decidió emitir su opinión tiene un tiempo establecido para exponer sus pareceres. Si esto así no sucediera, el uso de la palabra sería monopolizado, dejando a otros sin lugar a la expresión o convirtiendo estos encuentros en interminables jornadas. Así sucedía cuando concurría a la Universidad, y así sigue ocurriendo en la Cámara de Diputados, según lo que pude observar respecto a las discusiones sobre retenciones móviles. Quisiera aclarar, y se me hace necesario ya que parece que todavía hay quienes no lo notaron, que las asambleas Atenienses (cuna de la democracia), distan mucho de las asambleas actuales. Y aunque la razón sea obvia, me permitiré aclararlo: aquella era una democracia directa, en donde los que gobernaban era sorteados (sí sorteados), durante un periodo de tiempo. Eso se llamaba democracia directa. Hoy, constituimos una democracia representativa, correctiva de la primera que tiene como ventaja ser un proceso entretejido por mediaciones que permite escapar de las radicalizaciones elementales de los procesos directos. Es por eso, que con las nuevas normativas, se pide que quienes intervengan en las asambleas se anoten previamente para participar. Estas personas ejercerían un papel representante en cuanto a los intereses de diferentes sectores. Teniendo como principal protagonista del debate a aquellos que viven en la ciudad y no solo comercializan en ella. Así como, y llevándolo a una mirada macro social y macro económica, las transnacionales instaladas en nuestro país no deciden el futuro del mismo, los que no moran en nuestra ciudad no deberían estar por sobre los intereses de los ciudadanos faldenses. Aún así, y más allá de esto, en el artículo 20 de la propuesta que realicé, se extiende que aquel que no morara en La Falda, y quien tuviera idoneidad en los temas propuestos (Ya sea por intereses, o porque se sienta representativo de algún sector), puede participar y tomar la palabra, cuando previamente haya presentado por escrito las razones que justifiquen su idoneidad en los temas tratados que lo afecten de manera directa o indirecta. Es decir: la participación de todos (aun de los que no viven en la falda), está garantizada. Si UD no esta de acuerdo con esto Sr. Buccini, su problema no es conmigo, ni con la mayoría, ni con el sector al cual represento, UD, tiene un problema con la democracia. Le aconsejaría pues, que eleve su nota por este medio publicada, a todos los órganos de discusión pública y democrática. Quizás así pueda revertir esta forma de gobierno, si ese es su deseo.
Como mencioné al principio, así como desde las propuestas se garantiza la participación, también desde el periodismo se debería garantizar la información. Y permítame introducir un término que quizás se salteó a la hora de emprender el oficio periodístico: la desinformación. Entendida como la “Acción de publicar datos de modo que no sean evidentes ciertas informaciones (que se desea ocultar) y se focalice la atención en otros datos.” En su artículo, no mencionó ninguna de las razones que acabo de exponer aquí. Parcializando así la totalidad de esta discusión. Así como yo no pretendo quedar en la memoria popular como un “mediocre de la política”, como Ud. lo dijo, no quisiera yo ni sus ávidos lectores, que Ud quede como un periodista improvisado de pasquín. Déjeme decirle, para próximos artículos suyos, y haciendo una analogía con mi profesión de médico, que la desinformación es el cáncer del periodismo que siempre termina haciendo metástasis en la opinión pública.
Hay una cosa en que quizás estemos de acuerdo: El gran Pez, es una maravillosa creación de Tim Burton. Que a diferencia de lo que Ud quiere metaforizar, y de su pretensiosa analogía, el protagonista de esta película decía la verdad, y su hijo un periodista incrédulo, derrumbo sus prejuicios al final, justo cuando estuvo decidido a ver y a escuchar.
Aquiles Iván Aliverti
CONCEJAL – PJ-UPC

Iván Aliverti pretende aprobar sobre tablas, este jueves, su proyecto para reglamentar las Audiencias Públicas

El granpecista Aliverti insiste en trabar la participación ciudadana

Por David Buccini

Dice que este jueves la impondrá sobre tablas en el Concejo Deliberante. Sería importante que los vecinos concurrieran a escuchar sus brillantes argumentos sobre una ordenanza que hará más difícil y engorrosa la participación ciudadana en los temas de interés público.

“No entiendo por qué hay que pasar a un cuarto intermedio”, repetía el concejal Iván Aquiles Aliverti, con cara de piedra, como único argumento ante los requerimientos de los vecinos en la última Audiencia Pública por el Presupuesto vigente, en el salón del ACA, meses atrás. El requerimiento era simple. Para llamar a esa Audiencia Pública, las autoridades municipales habían dispuesto de solo una copia del Presupuesto 2008 (decenas de páginas) en la oficina del Juzgado de Paz de La Falda, y otra en el Concejo Deliberante, tres o cuatro días antes de la audiencia. Los vecinos pidieron entonces un cuarto intermedio para poder acceder a la información, analizar el Proyecto y, en consecuencia, emitir opinión. “No entiendo por qué hay que pasar a un cuarto intermedio”, insistía Aliverti. Y los vecinos repetían que resultaba imposible opinar sobre lo que no se conoce. Que los días de difusión fueron mínimos y escasos, y que cualquier ser razonable podría advertir las dificultades de ir a una oficina pequeña y siempre llena de gente, como el Juzgado de Paz, para ponerse allí a leer y analizar nada menos que el destino de los fondos públicos de la ciudad de todo un año. Entonces se insistió en reclamar un cuarto intermedio al sólo efecto de poder informarse acerca de lo que se quería tratar y debatir en la audiencia pública. “No entiendo por qué hay que pasar a un cuarto intermedio”, otra vez, como si se tratara de un marciano, insistía Aliverti ante los vecinos cada vez más desorientados y, naturalmente, con la bronca creciente ante tanta desconsideración por parte de un gobernante. Fue el momento más ríspido de aquella audiencia en el ACA. Y ese mal clima fue creado por la obscenidad política de Aliverti, a quien es claro que no le interesaba el debate, ni saber qué pensaban los vecinos que le pagan el sueldo para que trabaje por sus intereses comunes. Luego de la insistencia vecinal, el pleno del Concejo, advertido del yerro, y contrariando los deseos de Aliverti, aceptó pasar a un cuarto intermedio y difundir acabadamente el Proyecto de Ordenanza para que los vecinos pudieran saber de qué se trata y emitir opiniones al respecto. Así se llegó, por la presión de los vecinos y a contrapelo de los deseos autoritarios de Aliverti, a la famosa Audiencia Pública en el Auditorio Municipal. La más participativa que se recuerde, donde de todas las propuestas que fueron correctamente presentada por los vecinos, ni siquiera una se tuvo en cuenta a la hora de aprobar, por mayoría oficialista, en segunda lectura el presupuesto vigente donde, por ejemplo, el Intendente puede hacer compras directas de hasta por 50 mil pesos, o hasta 100 mil apenas pidiendo tres presupuestos a los amigos, como para justificarse un poco.
Antes de que los vecinos ingresaran a la Audiencia Pública en el ACA, Aliverti ya había intentado liquidar el asunto entre sus pares, imponiendo la mayoría automática. Y al finalizar esta primera parte de la audiencia, se propuso utilizar Internet para colgar allí los proyectos a fin de que cualquier ciudadano pueda acceder en tiempo y forma a la información. También se propuso volcar toda la información de los ingresos y egresos del Municipio en Internet, a fin de que todos pudiéramos saber cómo administran los dineros públicos las personas que fueron elegidas para administrarlos.

La idoneidad reclamada y la mira desviada
Pasado un tiempo prudencial de aquella experiencia, Aliverti presenta un proyecto para “reglamentar” las Audiencias Públicas que se establecieron en nuestra Carta Orgánica Municipal creada en 1995. Esto quiere decir que en 13 años nunca hizo falta reglamentarlas como se pretende ahora. Y se lo quiere hacer poniendo todas las trabas posibles a una participación ciudadana fluida, mientras que, curiosamente, nada de publicar en Internet la información pública aparece en el innovador proyecto del granpecista Aliverti. Tampoco se esmera en propiciar la partición del ciudadano.
Por el contrario, se le reclama “idoneidad” en los temas propuestos para Audiencias Públicas. Y ante esto uno se pregunta cuál es la idoneidad que debe tener un vecino para opinar o preguntar acerca de un tema como, por ejemplo, la concesión por treinta años del Hotel Edén, o la realización de la obra del gas domiciliario, o el Presupuesto anual. Según podría interpretar Aliverti (ya que no se sabe quién o quiénes dirán si un vecino es idóneo) sobre el Hotel Edén se podría opinar si se es hotelero, o gasista si se trata de la obra del gas, o intendente o secretario de hacienda o contador público si es por el Presupuesto. De este modo, la Audiencia Pública ciudadana sólo sería para especialistas en los temas propuestos. Una contradicción total al espíritu y la letra de la Carta Orgánica, pensada para abrir la participación ciudadana y no para restringirla.
En su afán de coartar la posibilidad de participación ciudadana, Aliverti buscó y encontró reglamentos de Audiencias Públicas y los copió. El problema es que copió reglamentaciones de audiencias muy específicas, como las de los servicios públicos privatizados (gas, teléfono, etc), o la de Vialidad Nacional, o la del Consejo de la Magistratura. En estos casos, donde se tratan temas específicos como la elección de un Juez de la Nación, no hay dudas en que si no se es especialista en la materia, un idóneo en el asunto, es casi imposible participar. ¿Con qué argumento un ciudadano común, que no sabe de leyes ni conoce el funcionamiento del Poder Judicial, podría opinar sobre la aceptación o rechazo del pliego de un Juez propuesto para Camarista, o de un Camarista propuesto para la Corte de Justicia de la Nación? Naturalmente deben hablar los especialistas de todos los sectores. E incluso es entendible, en estos casos, las inscripciones previas, las preguntas y planteos realizados por escrito, etc. Pero para una obra municipal, o para opinar sobre el destino de los recursos públicos de la ciudad ¿Qué especialización debe tenerse? ¿Quiénes son los idóneos en la materia?
Existe en el planeta, aunque Aliverti ni su Gobierno lo sepa, lo que se conoce como “presupuesto participativo”. Significa a grandes rasgos que el Intendente destina un porcentaje de los recursos de la obra pública para que en cada barrio sean los vecinos los que deciden cuáles son las prioridades de ejecución de obras y de servicios en esos barrios ¿Qué otra idoneidad que vivir en el barrio para esta participación ciudadana?
Los ejemplos de cómo multiplicar la participación son inagotables. Pero Aliverti no puede verlos porque no es su intención. Él le puso la firma a un proyecto que busca coartar la libre y respetuosa participación de vecino en la cosa pública. Y eso es así porque tanto él como el Gran Pez han demostrado que lo que más le molesta es, `precisamente, la participación.

El concejal que no informa reclama información
Aliverti dice en su respuesta que “desde el periodismo debe garantizarse información…”. Es curioso, porque siempre creímos que la información pública debe garantizarla el Gobierno de turno. Y que el periodismo puede, en todo caso, transmitirla. Por caso, recordemos que la primera queja de los vecinos que se autoconvocaron por la obra de gas a precio justo, era precisamente la absoluta falta de información acerca de la obra que ya se pretendía cobrar, apenas iniciado el zanjeo. Ni siquiera hoy el Municipio ha informado el costo de la obra. O que durante años se esperó en vano saber cuánto se gasta en los hermosos Festivales del Tango. Como informó Ecos de Punilla en repetidas ocasiones, el Gran Pez siempre optó por la política de “hechos consumados”. Esto es, que se resuelve hacer algo y luego, si hay presiones vecinales o políticas, se informa. Podríamos darle a Aliverti decenas de ejemplos acerca de la nula vocación de informar sobre lo que debe el Gobierno. Recordemos que sólo para saber acerca del robo al Museo Ambato hubo que interponer un recurso judicial para que se informara a la sociedad.
En este contexto ya vivido, el concejal granpecista propone este proyecto hiper reglamentarista, lleno de obstáculos y pretende, además, que le creamos cuando dice que las intenciones son las de propiciar la participación.

Vamos al Concejo a recibir la clase del idóneo
Es cierto, como afirma en su respuesta, que tengo un problema con la democracia. Y el problema no es otro que su falta de ejercicio por parte de quienes tienen la responsabilidad funcional de gobernar. Así que siguiendo el consejo que el concejal da a este cronista, daremos estas opiniones y notas “en todos los órganos de discusión pública y democrática”.
Según ha expresado a algunos vecinos luego de leer la nota anterior, Aliverti está dispuesto a que éste jueves, en la sesión del Concejo Deliberante, se apruebe “sobre tablas” el proyecto de obstaculización de la participación ciudadana que presentó. Sería interesante que fueran todos los vecinos que pudieran asistir, para escuchar allí, de boca del granpecista, su sesudo proyecto. Se supone que quien lo presentó y lo va a defender es una persona de espíritu democrático, un hombre de diálogo, idóneo para hablar acerca del tema y, de paso, un ser muy capacitado para reglamentarle a todos los vecinos la forma de participación, aunque todo esto lo proponga, como es su costumbre y la del Gobierno que integra, sin consultarle a nadie.

PD: Alquile concejal otra vez “El Gran Pez”, de Tim Burton. A veces se requiere ver dos veces una película para interpretarla correctamente.

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