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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

sábado, 20 de junio de 2015

De Príncipes y Coristas…. (parte II)

Lo que se repite tantas veces terminamos por creerlo. Los huéspedes famosos del Edén Hotel, como el príncipe Humberto de Saboya, el príncipe de Gales y las coristas del Follies Bergere, forman parte del imaginario popular turístico. Convoquemos a la Historia para conocer mejor…

Por Rubén Rubio (Junta Municipal Historia La Falda)

En el artículo anterior hemos visto la llegada, recepción y festiva estadía del príncipe Humberto de Saboya/Piemonte en Buenos Aires. Luego de otras visitas protocolares, todas fastuosas en Buenos Aires, viajó a Rosario, donde la numerosa colectividad italiana lo aclamó el 13 de agosto de 1924; el joven heredero visitó el Hospital Italia de esa ciudad, el Colegio de los Padres Salesianos, el Jockey Club, y la recepción oficial en el palacio del señor Santiago Pinasco (ex intendente de Rosario y poderoso comerciante). Allí fue ricamente agasajado, dado que el anfitrión era cónsul italiano en dicha ciudad. El baile lo tuvo como protagonista, junto a varias señoritas, entre ellas Sara Elena Pinasco.(1)

Al día siguiente partió en ferrocarril, hacia San Miguel de Tucumán. No se detuvo en la ciudad de Santa Fe, sino unos minutos en Laguna Paiva, donde compartió con ex combatientes italianos. En la capital tucumana también fue recibido con el nivel propio de su rango, según el periodismo. El siguiente paso sería la ciudad de Córdoba. El sábado 16 de agosto de 1924 entraba el joven príncipe y su comitiva al territorio cordobés. El trayecto del tren lo llevaría hasta Deán Funes; poco antes de llegar allí “la máquina presidencial debió detenerse pues se advirtió que los ejes estaban demasiado recalentados. Se subsanó el problema y partió para Cruz del Eje. Durante la permanencia [allí] el príncipe fue objeto de una gran demostración de simpatía, aclamándolo con entusiasmo una multitud muy numerosa, a la que se mezcló la colonia italiana en masa con banderas italianas y argentinas. El príncipe permaneció en la plataforma junto a la cual montó guardia de honor un destacamento de fuerzas provinciales. Por disposiciones acordadas, el tren se detuvo, en el trayecto de Cruz del Eje a Córdoba, en las estaciones de La Falda, Cosquín y Dumesnil. Personas del acompañamiento del príncipe Humberto… dijeron que éste se mostró maravillado del panorama de nuestras sierras, viajando constantemente junto a los ventanales” (2).

Sin embargo, se detuvo algunos minutos en Capilla del Monte, donde la colectividad italiana, a través del Dr. Garaventa entregó flores, álbum y el boceto del monumento “al Dante” que se construiría en la ciudad capital de la provincia. El príncipe agradeció los obsequios y saludó desde la ventanilla al vecindario reunido. En estación Molinari también se agasajó al visitante extranjero; la Escuela Nacional N° 179 y toda la población concurrió a la estación donde se detuvo siete minutos.

Antes de proseguir con este relato, según las fuentes de información disponibles, el príncipe Humberto de Saboya no estuvo en el Edén Hotel; el tren pasó y quizás se detuvo unos minutos en la Estación La Falda, pero no fue huésped del hotel por lo que podemos inferir de lo consultado.

Cuando el tren presidencial (especialmente acondicionado para Su Alteza Real) llegó al Dique San Roque, detuvo su marcha, “pues el príncipe del Piemonte había sido invitado a visitar la gran obra de ingeniería que constituye el orgullo de los cordobeses. Acompañado de su comitiva, el huésped descendió del coche recibiéndole el ingeniero Julio de Tezanos Pinto, Director General de Irrigación. El dique mereció grandes elogios de Humberto de Saboya, a quien el ingeniero de Tezanos Pinto iba refiriendo en todos sus detalles, hablando en francés y contestando el príncipe en igual lengua. Permaneció el heredero de la Corona de Italia por espacio de un cuarto de hora admirando el paisaje exteriorizando con gestos gran admiración. En el intervalo de tiempo, numerosos fotógrafos que habían llegado [desde Córdoba] y otros que viajaban en la máquina exploradora, sacaron numerosas fotografías mientras un aparato de cinematografía obtenía en un ‘film’ todos los incidencias del interesante espectáculo”. (3)

La capital cordobesa se había preparado para la recepción; desde el ornato de la estación del Ferrocarril Central Argentino, así como la iluminación especial de la calle San Jerónimo, con 7.000 lamparillas en forma de arcos de triunfo y escudos reales, a cargo del artista Carlos Camilloni. Asimismo, el Parque Sarmiento donde se desarrollaría el desfile militar y escolar fue arreglado, como el aristocrático Crisol Club, donde se viviría el Garden Party, para ilusión de las jovencitas casaderas mediterráneas. Se dejó de lado el viaje y almuerzo previsto en el Sierras Hotel de Alta Gracia, dada la apretada agenda del huésped. Las crónicas periodísticas señalaban la gran cantidad de personas del interior de la provincia, que colmaron los hoteles, pensiones y fondas disponibles; también se organizaron los espacios físicos a ocupar por las distintas delegaciones italianas y españolas en el trayecto desde la estación del ferrocarril a la plaza San Martín.

Al llegar a la ciudad de Córdoba, en el atardecer del sábado 16 de agosto, fue recibido por el gobernador Julio A. Roca (h), su gabinete, intendente municipal, autoridades legislativas, judiciales, militares. Durante el recorrido por la calle San Jerónimo se manifestó la multitud vivando al príncipe Humberto. En el recinto del Cabildo le fueron presentadas otras personas y comisiones organizadoras de la recepción; más tarde, luego del descanso en el tren enviado especialmente por el presidente Alvear (lo que impidió que se alojara en el Palacio Minetti), participó del banquete oficial en el hemiciclo de la Legislatura y posteriormente una velada de gala en el Teatro Rivera Indarte.

Al día siguiente, en maratónica sucesión, visitó el Colegio Salesiano Pío X, descubrió una placa en honor a su abuelo Humberto I en la calle del mismo nombre, presenció el desfile escolar y militar en el Parque Sarmiento, para finalizar con el Garden Party en el Crisol Club, donde según el diario Los Principios, concurrió lo más granado de la sociedad cordobesa. Desde otra vereda periodística (por razones políticas y laicistas) La Voz del Interior se mofaba de las actitudes de “figuración social” de ciertos apellidos, al mismo tiempo que señalaba como muy grave la situación de 35 tuberculosos expulsados del Sanatorio Santa María así como por la carestía de la vida y la mortalidad infantil. Diversos aspectos de la realidad, según el énfasis puesto por cada periódico.

Al anochecer, el príncipe Humberto de Saboya partió rumbo a Mendoza, para continuar a Chile. Dejaba a una colectividad italiana contentísima con su presencia, a las niñas casaderas suspirando por él (pese a su compromiso con una princesa belga) y un notable “merchandaising” del cual se aprovecharon tiendas de ropa y calzados, los cigarrillos 43, cines, etc. del Edén Hotel: sólo su ausencia e inexistente hospedaje.

1 Los Principios. Córdoba, 14/8/1924, p. 2
2 Los Principios. Córdoba, 17/8/1924, p, 2
3 Los Principios. Íbidem.


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