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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 23 de enero de 2015

Geopolítica, riesgos que se toman, y peligros que se vislumbran

Por Alberto E. Moro

No veo a la República Argentina bien parada para enfrentar los desafíos que se avecinan lentamente y que probablemente ocurrirán en este siglo.

La corrupción política y la total ineptitud de sus gobernantes, han convertido a la
República Argentina en un Leviatán a la deriva, que no obstante su riqueza, ha sido saqueada impúdicamente, y no por lo buitres externos sino por los internos, que nos endeudaron con pedidos de préstamos, suculentos negociados y coimas multimillonarias en dólares, además de hacer sucios pero pingües negocios personales a la sombra del poder.
Después de justificar todos sus fracasos echándole la culpa a un difuso “imperio” representado por las “Multinacionales”, resulta que ahora, ante la desesperación de conseguir dinero fresco para seguir adelante con las mentiras del “relato K”, hemos acordado con la multinacional norteamericana Chevron entregándole para su explotación gran parte de las reservas de Vaca Muerta, a cambio de dólares “frescos”. Y ello sin que haya habido un debate previo democrático en el Congreso, sino con cláusulas secretas y oscuros acuerdos que nadie conoce y que son seguramente leoninos y desventajosos para el país. Para los norteamericanos, esto es importante porque refuerza su presencia en lo que, según se dice, consideran el patio trasero de su gran país y su zona de influencia pretendidamente excluyente.
También hay varios convenios con los rusos, en momentos en que todos los países de Occidente están sancionando a esa nación por haber ocupado militarmente y anexado la península de Crimea perteneciente a Ukrania, violando todos los tratados internacionales. Con lo cual, como siempre con este gobierno vamos a contramano del mundo civilizado; siendo que ya éramos insignificantes, cada vez lo somos más. No obstante, les hemos concedido la licitación para construir dos represas gigantescas en la Patagonia: la Cepernic y la Néstor Kirchner (el autobombo de estos delincuentes K es infaltable). A Rusia y sus aspiraciones de protagonismo mundial contrapuesto a Occidente, también le viene de perillas poner pie de cualquier manera, aunque sea construyendo unas represas que le significan un cierto aval de territorialidad e instalación en América Latina, lo cual es mucho más importante geopolíticamente que el multimillonario negocio de la obra hidroeléctrica en sí misma.
Cuando sembrando en el desierto, sin aspirar a ser escuchado por nuestros representantes políticos que son los que deberían estar alertas, escribía sobre las Islas Malvinas hace un tiempo, yo planteaba que la importancia estratégica de las islas era mucho mayor que la pesca y la extracción de petróleo que pudiera hacerse en el mar argentino, puesto que no solo significaba para Inglaterra tener una base en el Atlántico Sur sino que, parados sobre ese pequeño territorio insular podían proyectar sus pretensiones sobre la Antártida. La Antártida, a diferencia del Ártico, no es solo hielo sino que es un sexto continente rocoso que alberga en su seno recursos no renovables de extraordinaria magnitud.
Lo mismo puede decirse de Estados Unidos, Rusia y China que no por casualidad son las tres grandes potencias militares del mundo, con el agravante de que en el caso del último nombrado se le entrega desembozadamente una gran porción del territorio patagónico por 50 años para instalar supuestas bases de exploración espacial con inaceptables condiciones. Las mismas serán consideradas territorio chino, ocupado exclusivamente por personal chino, y todas las actividades que allí se realicen, no estarán sujetas a controles, fiscalización ni verificación alguna por parte del Gobierno Argentino durante medio siglo cuando menos. Por supuesto que no habrá ninguna garantía de que esa base graciosamente concedida no se transforme en una poderosa base militar o misilística, convirtiéndonos en potencial campo de batalla de los intereses políticos multinacionales. Los últimos seis presidentes chinos, si no me equivoco, han sido ingenieros, gente que planifica a largo plazo. Y para el largo plazo, geo-estratégicamente hablando, cincuenta años no son nada. ¿Si eso no es entreguismo, qué es? ¿Quiénes son los “vendepatrias” que estigmatizaba Perón?
A nadie se le escapa que, gracias al desorden ideológico de nuestros gobernantes, Argentina está en estos momentos prácticamente fuera de toda consideración en el concierto internacional. No se nos ve como un país serio. Nadie nos presta un mango porque saben que después inventamos excusas para no pagar. Nadie viene a invertir, porque no hay seguridad jurídica en el país. Ante esta situación, imaginen los lectores hasta que punto nos hemos bajado los pantalones al estilo Menem, para que estas grandes potencias, para nada ingenuas en planificación estratégica a largo plazo, vengan a invertir a la Argentina en momentos en los que nadie quiere hacerlo.
Doy por sentado que no debo ser el único que vislumbra estos peligros, pero son decisiones que se han tomado en forma autoritaria, en nombre del pueblo argentino y sin debate alguno en el congreso ni en la sociedad, por la prepotencia del infame régimen que nos gobierna al que, sin duda alguna, no le interesa en absoluto el futuro de la República, sino tapar los innumerables agujeros de un barco que hace agua, con el dinero –migajas para ellos- que estos grandes países aportarán a cambio de las ventajosas concesiones que se les otorgan. Y el barco hace agua por dos razones fundamentales: la ineptitud de su dirigencia, y el vaciamiento programado (robo) que han perpetrado los gobiernos menemista y kirchnerista, ambos encaramados en el poder merced a la maquinaria peronista que siempre, pero siempre, ha gobernado haciendo uso y abuso de los dineros públicos, pertenecientes a ese famoso “pueblo” que dicen defender.
Cuando se terminen las sabrosas concesiones otorgadas por estos crápulas a Rusia, China y Estados Unidos, los tres países militarmente más poderoso de la Tierra, quien va a ir a decirles: -Muchachos, se acabó el tiempo, tienen que irse…
Los chinos se apoderaron del Tibet, de Hong-Kong y quieren hacer lo mismo con Taiwán. Los americanos no se van de Guantánamo, los ingleses no se van de Gibraltar ni de las Malvinas, los rusos no se van de Crimea… Una vez instalados en territorio argentino por la irresponsabilidad kirchnerista… ¿Se van a ir como buenos muchachos?
La firma italiana Benetton tiene novecientas mil hectáreas de su propiedad en la Patagonia. Y los Mapuches originarios de Chile manifiestan estar en guerra con el estado argentino, realizando atentados terroristas, y siendo apoyados por oscuras organizaciones de extramuros con fines más obscuros aún. Es la lucha por apoderarse de los territorios, una constante en la historia de la humanidad.
Como si esto no fuera suficiente, Chile, hoy armado hasta los dientes en comparación a la deliberadamente gestada inoperancia militar argentina, nunca ocultó sus aspiraciones de incorporar la Patagonia a su territorio. He visto, incluso, mapas chilenos recientes que incorporan en la imagen a la Patagonia como parte de su país, con timoratas o nulas respuestas de nuestra cancillería.
No veo a la República Argentina bien parada para enfrentar los desafíos que se avecinan lentamente y que probablemente ocurrirán en este siglo. No quiero ser agorero, pero creo que en la Patagonia habrá en el futuro grandes cambios de geografía política. Es el único, extensísimo y despoblado territorio que queda en el hemisferio sur, con grandes posibilidades acuíferas y petroquímicas, cuyas provincias han sido y son satrapías políticas que hacen negocios personales sin atender demasiado las necesidades de sus pueblos. Los Kirchner en Santa Cruz son un ejemplo. La explosión demográfica, de la que nadie habla ni quiere hacerse cargo, va a direccionar gente hacia allá y no necesariamente gente argentina. Los rigores del clima y las barreras geográficas de antaño, mares, ríos y montañas, ya no son impedimento para los desplazamientos poblacionales y cada vez tendrán menos significación. Esto es solo el comienzo. Yo, que ya me estoy yendo, no veré lo que estoy tan solo imaginando. Los que vivan este siglo XXI que está dando apenas sus primeros pasos, verán hasta que punto he acertado o me equivoco…

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