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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

sábado, 22 de noviembre de 2014

600 números y 601 días

Por Alfredo Ferrarassi

Jugando un poco con los nombres, tratando infructuosamente de emular a Sabina, queremos recordar estos doce años y medios que nos da, al menos matemáticamente, de existencia de Ecos de Punilla.
Sin dudas no solo la cifra de 600 ediciones son importantes en este mundo de liquideces baumanianas, sino la perdurabilidad por una década y un cuarto, nos coloca frente a un fenómeno editorial-periodístico, ya no de trascendencia regional, sino nacional en el que se refleja la cotidianeidad del centro del valle de Punilla.
Si bien no es la crónica diaria, aquella que permitirá a los historiadores del futuro saber cómo fue el desarrollo cotidiano de estas geografías, en cambio será la opinión, la “bajada” de línea, los conflictos de intereses, la afloración de egos, el floripondio literario, lo que puedan analizar para descubrir cómo en el comienzo del nuevo siglo se desenvolvía la vida en estos lares tan olvidados de la “mano de dios”.
Y decimos esto, en lenguaje pontificial, como nos señalara nuestro amigo Bustos Argañaraz, por el uso de la primera persona del plural, porque es el periodismo el que escribe la historia del mañana, es la prensa una de las fuentes donde abrevar a la hora de reconstruir el pasado, de allí que el Ecos, refleje y vaya coincidencia, lo que pasa en esta sociedad individualista de nuestro pueblo.
La coincidencia, que Ud. estará buscando, es porque el primer gran periódico de La Falda fue Reflejos de Punilla y entonces entre aquel esfuerzo y este, median los sueños, ilusiones, desvelos y esfuerzos de poder salir semanalmente analizando lo que sucede tierra adentro en la falda de la puna chica.
Nicolás es sin duda un ferviente defensor de cada columnista, de sus opiniones, de sus divergencias, tratando de “arrancar” de cada uno lo mejor de sí. Esto no es fácil, es tan difícil como tratar de ser regular en las aparaciones, claro está que aquella no significa mediocridad, sino una frecuencia de Fibonacci en las tiradas.
En medio de este jubileo periodístico, en el que reitero el historicismo de la labor, fallecía uno de los mejores, sino el mejor historiador argentino, Tulio Halperin Donghi, aquel que nos representó en las mejores universidades del mundo y que hizo del estudio del pasado un culto a la profesionalidad, aquel que demostró que la historia es una ciencia y que como tal se debe abordar, el que forjó generaciones de egresados de las casas de altos estudios, aquel que separó para siempre en el campo histórico, al aficionado del científico.
Valga este recordatorio a nuestro maestro argentino, el equivalente al Braudel francés o al Hobsbawm inglés, porque él utilizó entre sus fuentes a los diarios y entonces en este punto debemos convenir todo lo que significa el papel de las publicaciones como el Ecos, dentro de este panorama de registrar “la diaria” de los pueblos.
En todos estos años Ecos de Punilla ha sido una faro de la democracia, ha sido formador y educador del vecino, atendiendo sus problemas, sus inquietudes, llevando esperanzas a sus dramas cotidianos. No ha sido objetivo en el ejercicio del periodismo, ya que en el marco de la teoría que la prensa debe ser incontaminada y ser un ejercicio romántico de la información, ha tomado partido, por lo contrario, por los Derechos Humanos, por el acceso pleno a la salud, por una democracia real en nuestra ciudad, por la seguridad.
El Ecos siempre se ha jugado por el bienestar general, por la igualdad de oportunidades, por la libertad de expresión y muestra de ellas es que sus integrantes no solo no piensan igual, sino que difieren profundamente entre sí, pero son esas circunstancias las que lo marcan precisamente como un sitio de periodismo independiente.
El Ecos es el “decano” de la prensa regional y como bien señala su hacedor, es hora de que aparezcan los reemplazos, que los jóvenes tomen la posta, que se renueve la participación, puesto que con ella se garantizará la permanencia de un medio de lectura y consulta obligatoria entre quienes buscan comprender lo que está pasando en nuestra sociedad.
Son nuevos tiempos los que soplan, los soportes han cambiado, la era digital parece haber copado la parada, por allí podrá no ser el papel lo que predomine en un futuro cercano, lo que si no cambiará jamás es el ejercicio de la escritura y del pensamiento libre, el afán de informar, de comunicar. Seguramente leeremos el Ecos en un e-book, armaremos y veremos en programas tipo YouTube nuestras preferencias informativas, escucharemos, como hoy lo hacemos, programas radiales en podcast, con los temas que nos gustan y nos hacen crecer y en el momento que nosotros deseemos y no cuando sean puestos en el aire. Sin duda el mundo está mutando, hay una revolución tecnológica en marcha, hay una manera diferente de ver el universo, pero lo que siempre perdurará es la simiente que el Ecos ha dejado: la ética, la independencia, el republicanismo, el deseo inclaudicable de ser mejores cada día, de jugarnos por los otros, de tratar de llevar siempre adelante la verdad por sobre todos los riesgos que ello pueda implicar.
Nico, queremos agradecerte doblemente, por un lado por esta continuidad de 600 ediciones y por tener siempre abierta una puerta a todo aquel que quiera contar su verdad, por hacernos tomar conciencia que en el centro del valle de Punilla, las semanas son diferentes, van de miércoles a miércoles, es decir de un Eco a otro!

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