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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 10 de octubre de 2014

La “Señora” en Córdoba (IV)

Por Rubén Rubio

El resultado de las elecciones de febrero de 1946 originó desde sorpresas, alegrías o amarguras, hasta revisiones de antiguos aliados. Poco a poco, la figura de la ahora Señora del presidente, ocuparía mayor atención…

Amarga verdad

Mientras surgían velozmente centros cívicos Laboristas o de la UCR (JR) en Córdoba (tanto en la ciudad capital como en el interior) , desde otros partidos se analizaba la inédita situación: el triunfo de Perón a nivel nacional y de la fórmula Auchter-Asís en la provincia. El Comité Provincial de la Juventud Radical se pronunció por una nueva estructura partidaria. Para muchos, no la mayoría, pero muy cerca de ello, era una “Amarga verdad”, como el título de la película dirigida por Carlos Borcosque, rodada en Chile y con Carlos Cores - María Teresa Squella como protagonistas y que se exhibía, por aquellos días, en el cine Gral. Paz.

Las mujeres también se movilizaban; tal el caso de las del Partido Comunista, muy activas, quienes en su comité capital se reunieron para considerar el aporte “que deberá prestar la mujer al esclarecimiento que habrá de intensificar el partido Comunista y se organizarán los trabajos para la Asamblea de todas las mujeres de la provincia que se realizará próximamente”. Asimismo, y días después, se realizó la Asamblea de la Federación Juvenil Comunista, presidida por el Dr. Esteban Conde.
Un detalle: el periódico La Voz del Interior, de la capital cordobesa, señalaba la creación del Centro Femenino “Eva Duarte de Perón”, en barrio San Vicente, de la ciudad de Córdoba, en la provincia donde no había triunfado la fórmula Perón-Quijano. Si bien es un dato aislado, revelaría, que antes de asumir su esposo la presidencia, el nombre “político” de la Señora comenzaba a tener entidad, la que crecería con los años. Es importante señalar que la coordinación de este centro femenino estaba a cargo de Washington Jáuregui, quien sería Jefe de Policía, nombrado por el gobernador peronista A. Auchter.

Rompiendo moldes establecidos

En un principio, dubitativamente, y con más seguridad después, la esposa del Presidente de la Nación modificó los usos y costumbres aceptadas hasta entonces para las señoras del Primer Magistrado. Así, comenzó a cobrar visibilidad, aunque tímidamente, una nueva figura en la escena política: Evita, en un proceso lento que la transformaría en el personaje político más importante de la Argentina peronista, después de Perón.

Existía una fuerte movilización femenina en torno a los derechos políticos, particularmente en las grandes ciudades. El voto femenino, una muy deseada aspiración de feministas, sufragistas y grupos de luchadoras prominentes (Julieta Lantieri, Elvira Rawson de Dellepiane, Emma Day, Alicia Moreau de Justo, Carmela Horne, Victoria Ocampo, entre otras), para 1946 tenía aceptación social. La riqueza de los esfuerzos anteriores fueron bien capitalizados por esta joven esposa, que aprendió, rápidamente, los juegos, intereses y ambiciones políticas, pero que también supo captar, y manejar, el deseo de los grupos que apoyaron a Perón.

A poco de asumir su esposo como presidente (ya ascendido a general de brigada), tuvo una improvisada oficina en el edificio del Correo Central, y desde septiembre de 1946, fue constante su presencia en el despacho que pocos años atrás ocupara Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Desde allí, de manera informal, atendía delegaciones obreras quienes le transmitían sus dificultades, se enteraba de los detalles y los pasaba a las autoridades correspondientes. Esta intermediación fue criticada; según Marysa Navarro: “En el mes de mayo de 1946, el corresponsal de Newseek informaba en un artículo sobre el equipo de gobierno de Perón que ‘nadie tiene tanta influencia sobre su líder, como su mujer, la ex actriz Eva Duarte,’..[…] En agosto, otro artículo de la misma revista la llamaba ‘La Presidenta’ y la Vanguardia del 3 de septiembre de 1946 anunciaba al público en una nota corta que ‘ha comenzado a actuar una nueva entidad que se la llama la señora presidenta” .

La acción de Evita comenzaba a llamar la atención, a ser criticada, a ser bien o mal vista según los puntos de vista de sus beneficiarios/perjudicados. Esto no fue obstáculo para ella. En mayo de 1946 visitó fábricas (como la Hispano Suiza y la Química Bayer); distribuye juguetes a niños pobres en el Hotel de Inmigrantes, visita la Fábrica Nacional de Calzado y más tarde, la Unión Ferroviaria. El 26 de julio dirigió un mensaje radial a los hombres y las mujeres del país, instando a colaborar en la campaña de 60 días pro abaratamiento de la vida; fue presentada por el Secretario de Industria y Comercio, Rolando Lagomarsino (quien comparó la colaboración esponsal de María E. D. de Perón con la de Eleanor Roosvelt). En agosto de 1946, recibió el título de Primera Samaritana, otorgado por el personal de Hospitales y Sanatorios Particulares, el primero de una larga serie de homenajes que se incrementaría en los años siguientes. A mitad de ese mes, pronunciaría fuertes palabras en la activa ciudad de Rosario.


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