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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 3 de octubre de 2014

La “Señora” en Córdoba (III)

Las mujeres no estaban habilitadas para votar, pero participaron en la campaña electoral de sus partidos. Los resultados de los comicios de febrero de 1946 mostraron una sorpresa…

Participación femenina en la campaña electoral de 1946

La participación de las mujeres en esta campaña electoral fue importante, aunque no estaban habilitadas para votar (recién lo harían en las elecciones de 1951). El tema del voto femenino se incorporó a las plataformas de los partidos en pugna, y por ello, las mujeres se movilizaron. En Córdoba, el socialismo lo hizo desde su tradicional Casa del Pueblo; el partido Comunista organizó un mitin en Av. Olmos y Rivadavia, con varios oradores entre ellos, una mujer: Esther Khan . Por su parte, la U.C.R. (ala sabattinista en la provincia de Córdoba) contó con el apoyo de la Agrupación Femenina Radical, que en marzo de 1946 presentó un detallado informe de su participación y las oradoras actuantes. Una destacada dirigente de dicho partido, en Córdoba, fue la Sra. Carlota Ropp de Hirsch (quien en su momento fue sospechada de “nazi”) y que estuvo durante varios años al frente del movimiento de mujeres radicales . Es de señalar que varias y prestigiosas estudiosas de la contribución política femenina (como Carolina Barry, Adriana Valobra) señalan la escasa participación de las mujeres radicales, destacando tan sólo la de Clotilde Sabattini de Barón Biza. Deseamos incluir otros nombres (menos llamativos por su filiación con el líder radical cordobés, su pensamiento y acción posterior), porque ellas también colaboraron como movilizadoras y oradoras aunque sin ocupar puestos en el partido Radical, que a decir verdad, no les dio gran cabida en sus cuadros institucionales .
La joven señora de Perón (de 26 años), como se ha dicho, acompañó a su esposo en la campaña; el 8 de febrero de 1946, en una masiva concentración de mujeres del Laborismo en el Luna Park, ante la ausencia de Perón, Eva se presentó para leer un mensaje del candidato; no pudo hacerlo, ya que fue abucheada y silbada por las féminas presentes. Según Carolina Barry: “No sería extraño que hubiera sido este episodio el que haya provocado, años más tarde, la desconfianza que decía tener Eva Perón hacia las ‘doctorcitas’ y su escasa incorporación en puestos importantes del partido” .
El Partido Laborista y la UCR (J.R.), en Córdoba, contaron con el apoyo de varones y mujeres en la campaña electoral, nucleados en centros independientes, centros cívicos o centros de ayuda social, con diferentes nombres, pero casi todos en referencia al 17 de octubre, al Coronel Perón, al 4 de junio.

Elección presidencial de febrero de 1946: la sorpresa

Como es sabido, la agitada campaña electoral mostró una fuerte polarización: por un lado, el Partido Laborista (con el apoyo de la U.C.R. Junta Renovadora, Partido Independiente y pequeños núcleos de la Guardia de Restauración Nacionalista y de la Alianza Libertadora Nacionalista), con la fórmula Juan D. Perón- J. H. Quijano. Por el otro, la Unión Democrática (una alianza conformada por el Partido Radical, Socialista, Comunista y Demócrata Progresista) presentó a los radicales José P. Tamborini – Enrique Mosca para el binomio presidencial. La contienda se presentaba, a través de los medios, como una elección entre el nazi-fascismo continuista o la oligarquía imperialista.

Los comicios electorales, controlados por autoridades militares, se realizaron el 24 de febrero de 1946. Los partidos y medios de comunicación señalaron la limpieza de las elecciones, aludiendo a la ínfima cantidad de inconvenientes. Dos detalles de ese día: uno, el cardenal primado de la Argentina, Mons. Santiago Luis Copello, “se colocó al final de la fila, dando un exponente de civismo, hasta aguardar el turno que le correspondió para sufragar”. El otro, los conscriptos tenían orden de palpar de armas a los votantes; el mismo presidente de la Nación, Gral. E. J. Farrell, al entrar al edificio escolar de la calle Córdoba 2012, fue inspeccionado por el soldado Eduardo Marum, por lo cual fue felicitado por las autoridades al día siguiente por haber cumplido con su deber . Al menos, eso era lo que presentaba la información periodística, en este caso no simpatizante con Perón y quizá para demostrar la “ausencia” de privilegios en una fecha tan importante.

Si bien en un primer momento se anunciaba, temerariamente, el triunfo de la Unión Democrática, al correr los días y con el escrutinio detallado, vendría la sorpresa. El 8 de abril, se dieron a conocer los resultados oficiales de la elección: el triunfo correspondió a Perón-Quijano, por una diferencia de 280.806 votos, pero más notable lo fue por el espacio ocupado en el Congreso de la Nación: “…la coalición peronista obtuvo el 70% de las bancas en la Cámara de Diputados, 28 de las 30 senadurías y todas las gobernaciones, excepto Corrientes” .

Si bien Perón había triunfado a nivel nacional, tuvo dificultades internas en su propia agrupación aún antes de asumir como presidente (4 de junio de 1946). Las tensiones entre laboristas y radicales renovadores por la ocupación de cargos, además de otras rivalidades, contribuyeron a que Perón concentrara poder en su persona, la cual no era discutida . En palabras de Carolina Barry: “Perón debía institucionalizar los apoyos recibidos el 24 de febrero utilizando todo el peso de su autoridad a fin de encuadrarlos al servicio de su futura gestión de gobierno y mantener el control y la iniciativa política” . Tal fue el grado de peligro de dispersión, que antes de asumir su cargo, el 23 de mayo de 1946, Perón ordenó la disolución de la coalición que lo llevó al poder y creó el Partido Único de la Revolución Nacional (PURN). De ese modo, se fue generando un liderazgo personalista (“Jefe Supremo del Movimiento”) en la toma de decisiones partidarias, y al mismo tiempo, grietas en la alianza.

Rubén Rubio

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