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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

lunes, 6 de octubre de 2014

Desafíos, conflictos, responsabilidades

Quienes elegimos el camino de la prevención, o lo sabíamos o confrontados con la dura realidad, aprendimos, con no pocos sinsabores o fuertes disgustos, que no era un sendero fácil de transitar.
Que la muerte de muchos niños y adolescentes esté relacionada con lesiones productos de colisiones o atropellamientos en las rutas o calles y que junto con las agresiones y lesiones auto infligidas sean la principal causa de mortalidad en la edad pediátrica no es algo que se desconozca. Al igual que la vinculación estrecha de gran parte de esos letales eventos con el consumo o abuso del alcohol, tanto por parte de las víctimas como de los conductores o agresores. Las estadísticas del año 2012 muestran que por accidentes de tránsito murieron en Argentina, según datos oficiales y de la Sociedad Argentina de Pediatría, 127 niños de 10 a 14 años, 422 adolescentes de 15 a 19 años y 614 jóvenes entre 20 y 24 años. No menor importancia tiene el alcohol dentro de los conflictos familiares, donde actúa como desinhibidor de conductas o respuestas violentas, muchas veces en lo que se denomina violencia de género o abusos dentro de la familia, tema que ha ocupado los espacios mediáticos en los últimos días, pero que se expresa con la muerte de 1 mujer cada 30 horas en nuestro país y de muchas víctimas, la mayoría silenciadas, de la violencia doméstica.
Pero cada vez que se plantea la posibilidad de desarrollar un programa efectivo de prevención del alcoholismo y de sus consecuencias surge el desafío de confrontar con poderosos grupos económicos y mediáticos que impiden por medio de sus múltiples influencias que se afecte su lucrativo negocio. En cada reunión de CIPLA, el tema se exponía ya sea por parte de quienes tienen la tarea de controlar la alcoholemia en la vía pública, por quienes utilizan la educación formal en las instituciones escolares o por quienes desde el ámbito de la salud buscamos prevenir este flagelo, difícil de controlar, pero ampliamente promocionado en los medios o simplemente por las camisetas de los equipos de futbol.
La decisión del titular de la Sedronar, Juan Carlos Molina, de regular la publicidad de alcohol, va acompañada de una advertencia, “vamos a tener un verdadero lobby" que procurará boicotear su implantación o efectivización, utilizando legisladores o jueces influenciables.
Sostiene que “el alcohol no puede ser sponsor de ningún club de fútbol ni de eventos culturales”. (1)
Algo parecido aconteció o acontece con el tabaco y el gobierno uruguayo debe afrontar un juicio multimillonario al respecto. En Brasil, la negativa del gobierno a permitir la venta de cerveza en los estadios durante el último mundial, casi pone en riesgo la realización del mismo en el país hermano. Es decir, que si la lucha contra la promoción de las drogas legales es difícil sin caer en el prohibicionismo- que desencadena habitualmente más violencia y corrupción-, imaginemos lo que puede acontecer si la lucha contra el narcotráfico se acentuara.
También adelanta Molina en el mismo reportaje periodístico, "es importante la regulación de la publicidad tanto del alcohol como de los medicamentos, porque quieren reflejar un mundo mágico donde todo se soluciona con una pastilla”. Los pediatras sabemos cuánto daño hace en algunas circunstancias la auto medicación. No es responsabilidad solo de los padres recurrir al método de orientarse en la decisión terapéutica por la publicidad de curas o alivios para la tos, los dolores, y múltiples molestias que le llega por los medios, especialmente audio visuales, en realidad se pone de manifiesto las falencias del sistema de salud, tanto a nivel educativo como en el acceso de todos los vecinos-ciudadanos al mismo. Así vemos que un niño con tos convulsa, enfermedad sumamente contagiosa y peligrosa para la salud de los más pequeños, disemina el bacilo patogénico que la provoca en los colegios o jardines maternales, con lamentables consecuencias, mientras sus padres lo auto medican con el jarabito de moda en los medios. O se demora el diagnóstico de una cefalea de causa orgánica, con alivios que posponen su terapia adecuada. Molina añade “Con los medicamentos de venta libre se llena un changuito de compras. Si tenés dolor de cabeza, tomate una pastilla; si sufriste un golpe, tomate una pastilla; si tenés menstruación, tomate una pastilla; si querés dormir, tomate una pastilla”.
La propuesta del titular del SEDRONAR es mucho más amplia, ya que enfoca en profundidad el tema de las adicciones. Lo hace desde el inicio del drama, lo que significa no promocionar el consumo, considerarlo un problema de salud que debe ser correctamente tratado antes que insistir en la criminalización de la tenencia o uso tanto de las drogas legales como de las penalizadas. Sería una actitud responsable de nuestra comunidad y de la ciudadanía discutir en profundidad el tema y tener presente que los lobistas usarán sus habituales sistemas de presión mediática, distorsionando las realidades o comprando voluntades para que nada cambie o lo sea solo decorativamente. Son habituales las descalificaciones, la contratación de expertos de dudosa ética científica tal como lo vienen haciendo con la ley de medios, el freno a la especulación con productos básicos para subsistencia familiar o con los fondos buitres a quienes pretenden hacerlos aparentar inocentes palomas.
Nuestra responsabilidad es defender ese bien tan preciado que cuando se pierde es mucho lo que hay que lamentar, la salud. Se trata de vidas jóvenes que se pierden, de miles de discapacitados que quedan golpeando el bienestar y vida de muchas familias. Esos son los efectos del alcohol, los accidentes y las violencias, mancomunadas en desatinos casuales o reiterados. Es la salud de niños y adolescentes, que no reciben el tratamiento correcto y demoran diagnósticos de real importancia. Y todo esto por la voracidad de inescrupulosos mercaderes, promotores de riesgosas conductas, hasta hoy impunes. Sería una nueva gran frustración, que el borrador de los proyectos “sea borrado” por la presión de poderosos intereses nacionales o extranjeros, o por la indiferencia ciudadana y por no haber sumado en su defensa a quienes desde la salud, la educación, la seguridad, reconocemos desde hace tiempo la necesidad de un cambio que ponga la defensa de la vida por encima de cualquier otro interés, especialmente lucrativo.

Benjamín Malamud

1) Desde el Sedronar buscan “no criminalizar” el consumo 29/9/14 presentarán un proyecto de ley para regular la publicidad de medicamentos y bebidas alcohólicas. Juan Carlos Molina, titular de la Sedronar, avanza con un proyecto para modificar la ley de drogas.

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