La Fiebre y la Sociedad
Inicio esta nota el 20 de octubre, que es el Día del Pediatra, profesión que me alberga desde hace 51 años, que me ha permitido cumplir con algunos sueños y soñar con los que todavía no se han realizado. También es un modo de pensar, no solo lo que pasa con la salud de los niños, sino también lo que acontece en la sociedad o el mundo que los alberga. Uno de los motivos de consulta más frecuentes es porque el niño o niña tiene una temperatura superior a los 37º centígrados. Son los padres más nóveles quienes más se alarman, en gran medida por el temor a que la fiebre lo dañe o por informaciones de enfermedades raras que les llega por los medios de comunicación social (MCS). Nuestra tarea es explicar que la fiebre es un muy buen amigo del niño ya que es parte de sus mecanismos de protección, comandados por un centro cerebral que regula la temperatura corporal; que a su vez es un buen amigo de los padres ya que “avisa” de que “algo” está desafiando sus defensas y que hay enfermedades graves que no “avisan”; finalmente que la fiebre es un consistente amigo de los médicos, pues tanto su estudio como el de otros síntomas que coinciden con esa temperatura más alta, nos orienta hacia el diagnóstico de la causa, que es lo que realmente importa y proceder a tratarla si hiciera falta
Existen en la sociedad sensaciones de malestar semejantes al “síntoma” fiebre que afecta a niños o adultos. Horas antes del inicio de la “Exitosa XVII Fiesta del Alfajor”, realmente un mérito ganado por los organizadores, los MCS con más llegada a los vecinos, pintaban un panorama nacional de catástrofe económica social, en base a estadísticas e informaciones que ellos juzgan veraces, pero que contrastaban con nuestra realidad festivalera y su 95% reales de ocupación hotelera. El diagnóstico de desastre se ponía en contradicción con la composición de las familias que concurrían a los espectáculos (en su inmensa mayoría de clase media media o baja) o que medían sus posibilidades para adquirir la amplia variedad de productos ofrecidos en las carpas ubicadas a lo largo de la Avenida Edén.
Evidentemente el “centro cerebral” de los MCS o magnifican los problemas reales que padecemos o desde hace bastante tiempo, analizan sesgadamente nuestra realidad nacional, con mezquinos objetivos sectoriales -tanto de grupos de poder nacionales o transnacionales- cuyos voceros no ocultan. Son 2 objetivos bien, claros: obtener la reducción del gasto público y una importante devaluación. Ambas decisiones, afectarían seriamente a los sectores populares.
Lo sabe muy bien el actual gobierno municipal: poder cumplir con la pesada carga de cubrir las necesidades sanitarias de nuestro pueblo y de pueblos vecinos, lo lleva a tomar medidas francamente penosas como lo es el arancelamiento parcial hospitalario, por no obtener otras fuentes de financiamiento provincial en un tema tan sensible como la salud. Los MCS, eligieron ese desafío para desacreditar una gestión que podrá tomar senderos equívocos, pero que viene desarrollando actividades preventivas de alta calidad.
A nivel latino americano “la fiebre” denostadora contra gobiernos comprometidos con sus pueblos en lo social no tiene descanso. Tal el caso del gobierno boliviano, ampliamente respaldado por el voto de sus ciudadanos, orgullosamente alfabetizados en los últimos años y defendiendo sus modelos culturales. O el venezolano, jaqueado afiebrada y persistentemente tanto desde dentro como fuera de sus fronteras, que logra una silla nada menos que en el controvertido pero poderoso Consejo de Seguridad de la ONU, gracias al voto por 181 países y por supuesto con el voto en contra de EEUU. Tienen en común además que ambos estados poseen amplias reservas energéticas muy codiciadas por las multinacionales petroleras. No son pocos los desafíos que tiene Bolivia por delante como las duras condiciones laborales de sus mineros, con muchos riesgos para su salud y su vida. Todavía le cuesta al pueblo acceder a los servicios médicos donde persiste un clima discriminatorio que es una afrenta para con nuestro juramento hipocrático. Tampoco son escasos los retos para el gobierno venezolano donde las cifras de criminalidad, los colocan en una situación de alto riesgo por la febril violencia diseminada, tanto intra como extra familiar. Ambos gobiernos han privilegiado mantener el gasto público con la intención de no afectar a los niveles inferiores de la pirámide social. El Brasil de Dilma, a pocos días de una elección que puede modificar el mapa geopolítico latino americano, cedió a la presión de los bancos internacionales y cayó en la tentación de ajustes que lo desacreditaron ante amplios sectores medios de la población previamente sumergidos. La memoria es débil ante la “fiebre informática” del poderoso O Globo y toda su cadena nacional, contra uno de los gobiernos que ganó su prestigio, prometiendo, desarrollando y cumpliendo con el programa de “hambre cero”.
Volvamos a nuestras “fiebres argentinas”.
Partió hacia su órbita el primer satélite argentino ARST 1.
Alejando Mareco en la Voz de ayer decía: El Arsat-1 nos pone en un sitio de privilegio: somos el octavo país en el mundo y el primero en América latina con capacidad de poner un satélite geoestacionario en materia de telecomunicaciones. Quienes conocemos las duras condiciones de ingreso a un medio universitario como el de Bariloche, el prestigio ganado durante muchos años y la orgullosa juventud de quienes han desarrollado semejante aventura espacial y comunicativa, no podemos dejar de celebrar que la receta de “que se vayan a lavar los platos” emitida hace una década por D. Cavallo, no fuera escuchada. El logro solo tiene sentido si el país, tal como si fuera un médico responsable, analiza las causas de la “fiebre” desatada por cada paso gubernamental y diagnostica con la mayor precisión posible, si se trata de un resfrío pasajero o si estamos a un problema de la magnitud del “Ébola”. Fiebre, en lo social es conflicto. Es imposible evitarlos. Ocurren dentro y fuera de nuestras familias y de nuestras fronteras. Bienvenidos los conflictos si tenemos la voluntad, la vocación de asumirlos y recordar que tanto implican “peligro”, como “oportunidad” para crecer. Estudiemos todo lo referente a los avances de la ciencia argentina no solo este importante avance satelital. Visitemos el espacio del CONICET. Nos llevaremos la grata sorpresa de que hay muchos jóvenes investigadores argentinos que a diario producen ciencia en beneficio de la humanidad y que escasamente o excepcionalmente ocupan algún lugar en los afiebrados MCS. Merecen toda nuestra consideración y una mayor difusión de sus logros, pues somos conscientes del efecto “contagio” que tanto los buenos ejemplos, como las banalidades deprimentes y faranduleras, aunque estos tengan a su favor una relación de 100 a 1 en los espacios de los MCS. Saludo en este día a mis colegas pediatras y a todos quienes hacen por los niños una razón fundamental de sus vidas.
Benjamín Malamud
Existen en la sociedad sensaciones de malestar semejantes al “síntoma” fiebre que afecta a niños o adultos. Horas antes del inicio de la “Exitosa XVII Fiesta del Alfajor”, realmente un mérito ganado por los organizadores, los MCS con más llegada a los vecinos, pintaban un panorama nacional de catástrofe económica social, en base a estadísticas e informaciones que ellos juzgan veraces, pero que contrastaban con nuestra realidad festivalera y su 95% reales de ocupación hotelera. El diagnóstico de desastre se ponía en contradicción con la composición de las familias que concurrían a los espectáculos (en su inmensa mayoría de clase media media o baja) o que medían sus posibilidades para adquirir la amplia variedad de productos ofrecidos en las carpas ubicadas a lo largo de la Avenida Edén.
Evidentemente el “centro cerebral” de los MCS o magnifican los problemas reales que padecemos o desde hace bastante tiempo, analizan sesgadamente nuestra realidad nacional, con mezquinos objetivos sectoriales -tanto de grupos de poder nacionales o transnacionales- cuyos voceros no ocultan. Son 2 objetivos bien, claros: obtener la reducción del gasto público y una importante devaluación. Ambas decisiones, afectarían seriamente a los sectores populares.
Lo sabe muy bien el actual gobierno municipal: poder cumplir con la pesada carga de cubrir las necesidades sanitarias de nuestro pueblo y de pueblos vecinos, lo lleva a tomar medidas francamente penosas como lo es el arancelamiento parcial hospitalario, por no obtener otras fuentes de financiamiento provincial en un tema tan sensible como la salud. Los MCS, eligieron ese desafío para desacreditar una gestión que podrá tomar senderos equívocos, pero que viene desarrollando actividades preventivas de alta calidad.
A nivel latino americano “la fiebre” denostadora contra gobiernos comprometidos con sus pueblos en lo social no tiene descanso. Tal el caso del gobierno boliviano, ampliamente respaldado por el voto de sus ciudadanos, orgullosamente alfabetizados en los últimos años y defendiendo sus modelos culturales. O el venezolano, jaqueado afiebrada y persistentemente tanto desde dentro como fuera de sus fronteras, que logra una silla nada menos que en el controvertido pero poderoso Consejo de Seguridad de la ONU, gracias al voto por 181 países y por supuesto con el voto en contra de EEUU. Tienen en común además que ambos estados poseen amplias reservas energéticas muy codiciadas por las multinacionales petroleras. No son pocos los desafíos que tiene Bolivia por delante como las duras condiciones laborales de sus mineros, con muchos riesgos para su salud y su vida. Todavía le cuesta al pueblo acceder a los servicios médicos donde persiste un clima discriminatorio que es una afrenta para con nuestro juramento hipocrático. Tampoco son escasos los retos para el gobierno venezolano donde las cifras de criminalidad, los colocan en una situación de alto riesgo por la febril violencia diseminada, tanto intra como extra familiar. Ambos gobiernos han privilegiado mantener el gasto público con la intención de no afectar a los niveles inferiores de la pirámide social. El Brasil de Dilma, a pocos días de una elección que puede modificar el mapa geopolítico latino americano, cedió a la presión de los bancos internacionales y cayó en la tentación de ajustes que lo desacreditaron ante amplios sectores medios de la población previamente sumergidos. La memoria es débil ante la “fiebre informática” del poderoso O Globo y toda su cadena nacional, contra uno de los gobiernos que ganó su prestigio, prometiendo, desarrollando y cumpliendo con el programa de “hambre cero”.
Volvamos a nuestras “fiebres argentinas”.
Partió hacia su órbita el primer satélite argentino ARST 1.
Alejando Mareco en la Voz de ayer decía: El Arsat-1 nos pone en un sitio de privilegio: somos el octavo país en el mundo y el primero en América latina con capacidad de poner un satélite geoestacionario en materia de telecomunicaciones. Quienes conocemos las duras condiciones de ingreso a un medio universitario como el de Bariloche, el prestigio ganado durante muchos años y la orgullosa juventud de quienes han desarrollado semejante aventura espacial y comunicativa, no podemos dejar de celebrar que la receta de “que se vayan a lavar los platos” emitida hace una década por D. Cavallo, no fuera escuchada. El logro solo tiene sentido si el país, tal como si fuera un médico responsable, analiza las causas de la “fiebre” desatada por cada paso gubernamental y diagnostica con la mayor precisión posible, si se trata de un resfrío pasajero o si estamos a un problema de la magnitud del “Ébola”. Fiebre, en lo social es conflicto. Es imposible evitarlos. Ocurren dentro y fuera de nuestras familias y de nuestras fronteras. Bienvenidos los conflictos si tenemos la voluntad, la vocación de asumirlos y recordar que tanto implican “peligro”, como “oportunidad” para crecer. Estudiemos todo lo referente a los avances de la ciencia argentina no solo este importante avance satelital. Visitemos el espacio del CONICET. Nos llevaremos la grata sorpresa de que hay muchos jóvenes investigadores argentinos que a diario producen ciencia en beneficio de la humanidad y que escasamente o excepcionalmente ocupan algún lugar en los afiebrados MCS. Merecen toda nuestra consideración y una mayor difusión de sus logros, pues somos conscientes del efecto “contagio” que tanto los buenos ejemplos, como las banalidades deprimentes y faranduleras, aunque estos tengan a su favor una relación de 100 a 1 en los espacios de los MCS. Saludo en este día a mis colegas pediatras y a todos quienes hacen por los niños una razón fundamental de sus vidas.
Benjamín Malamud
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