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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 29 de agosto de 2014

La ética republicana

Por Alfredo Ferrarassi

La realidad transcurre de manera inexorable, más allá del opacio mundial pasado, que siguiendo la receta romana ha mutado a “pan y futbol”, pero no por ello ha perdido su efecto de adormidera social, al menos en nuestro bendito país, que oculta su desesperante y caótica realidad con distractores que desde este errático gobierno nos imponen a diario, de tal manera que durante un mes largo no se habló de otra cosa que no fuera futbol, escondiéndose bajo la alfombra la realidad nacional con un inflación galopante, con un cuarto de la población bajo la línea de pobreza, con una educación que hace agua por todos los costados imaginables, con un modelo y un relato en retirada, en definitiva una manera de concebir el estado que ha fracasado y que dejará una herencia que llevará al menos una década reparar para poder comenzar de nuevo con alguna alternativa viable, ha sido esta década perdida, la que terminó de hundir la economía del país, la que enfrenta a los argentinos entre populistas y republicanos, entre demagogos y demócratas, entre corruptos y decentes, es el fin de un modelo que en los últimos casi setenta años terminó demostrando que las políticas filo fascistas han no solo fracasado, sino llevado al enfrentamiento social, por la inequidades, injusticias y corporativismos vernáculos que desarrolló en detrimento del bienestar general.
Hoy parece que solo existe el tema de los fondos buitres y algún que otro escándalo farandulero que ocupa centrimetraje tratando de desviar la atención de una cotidianeidad asfixiante, que de momento y de cara al final de la gestión, parece no tener solución, al menos con este gobierno.
Cuando Alfonsín ganó las lecciones con un discurso muy simple, no por ello carente de profundidad, apeló a una fórmula hasta entonces no utilizada como fue concluir sus arengas recitando el Preámbulo de la Constitución Nacional, el cual en esos momentos adquiría un significado revolucionario dada la herencia del proceso que se quería dejar detrás, entonces hablar de ciertos temas de justicia social, de bienestar de sus habitantes, sonaba como una reivindicación que nos devolvía la dignidad a los argentinos.
Hoy estamos en una situación casi similar, un gobierno disociado de la realidad, una oposición fragmentada que busca con urgencia poder encolunnarse detrás de un proyecto que nos permita volver a sentirnos incluidos, ser parte de la república, que posibilite seguir a un nuevo modelo y a los hombres que lo encarnen, como única esperanza posible dentro del oscuro y nefasto presente, que una administración absurda, con nepotismo, con un discurso demodé y con actitudes infantiles nos ha llevado a la tal vez más profunda de todas las crisis existentes, como es la moral.
Entonces aquellas palabras del Preámbulo vuelven hoy a tener un significado verdaderamente revolucionario frente al relato pseudo progresista de una administración que ha dejado casi sin reservas al país, con una abultada deuda externa, con un enfrentamiento interno y lo que es peor con la maldita corrupción instalada socialmente y con una justicia partidaria la cual costará titánicos esfuerzos volver a otorgarle el carácter independiente que debería siempre haber tenido.
Recapitulando, tenemos un progresismo cool y su liturgia setentista, que sabe de su inexorable y melancólico climaterio, de su hégira en el 2015 y una oposición que deberá optar entre una alternativa peronista, que solo ofrece cambios de nombre (Massa o Scioli) pero difícilmente de estructura ideológica y de recetas económicas, una derecha conservadora con Macri, que busca desesperadamente aliarse con otros sectores a sabiendas que solo difícilmente sobrevivirá a una segunda vuelta y un polo de centro izquierda con UNEN que se debate entre traicionar sus principios y sumar a aquel o ir sin él mismo siendo fiel a la alternativa que representa y en donde el jefe de estado porteño desentona notoriamente.
Por fuera de ellos y sin chances válidas, la alianza Frente de Izquierda que gira en torno a Partido Obrero, MST y fuerzas afines, la cual tiene un análisis de la crisis que no se debe dejar de consultar por la lucidez del mismo, pero de difícil aplicabilidad su plan político en esta Argentina de la segunda década del siglo XXI. Sumando a esto su centralismo, al menos en el caso cordobés, que hace acordar a la fallida estrategia del Partido Nuevo, en donde el interior, en un caso de anti federalismo, debía trabajar para la absorbente estructura de la capital.
Lo llamativo es que a poco menos de un año de las PASO, se están produciendo una serie de encontronazos que hacen ver, no solo los desencuentros internos, sino la falta de renovación que ha habidos en las estructuras partidocráticas, en las cuales desde hace casi dos décadas los nombres siguen siendo los mismos, en funciones diferentes, pero en definitiva, sin una verdadera renovación y posibilidad de participación de las base en el libre juego de la democracia, que es precisamente eso, la igualdad, no solo ante la ley, sino ante las posibilidades del principio constitucional de elegir y poder ser elegido.
Bajando a nuestro terruño, es casi lógico que la estructura antidemocrática del viejo y desteñido partido comunista, devenido hoy en transversal socio minoritario del kirchnerismo, no haya podido dejar una sucesión dirigencial, dado que el stalinismo vernáculo se dedicó, un tanto por reproducción de su organización, y otro por las desmedidas apetencias de su “KGB” local, no dejar surgir a nadie por fuera del paternalismo establecido. Esto hoy se traduce en la casi inexistente alternativa local de contar con una expresión de la izquierda, que si bien puede significar no tener la alternativa válida de contar con una presencia legislativa (máxima aspiración posible), en cambio, sí podría contar con una corriente de opinión que no pudiera ser soslayada y que con peso propio obligara a tomar, desde la crítica, acciones de revisar o producir cambios de orientación en las políticas oficiales, en cambio solo es la expresión de un decadente sector que se remite a un “santulón”, que como ayer, continúa digitando sobre el bien y el mal en política, con inapelables sentencias de dudosa ética republicana.
Las otras expresiones tienen en común un anquilosamiento en torno de los personajes célebres que desde hace “añares” vienen dictaminando lo que se debe hacer. Esto en lo que se supone un país republicano es muy grave, dado que nos habla del fracaso dirigencial en la formación de una nueva expresión de la clase política, que sea capaz de producir el recambio esperado y no deseamos centrar esto en un tema de generación, sino en que la no existencia de una renovación, ya que no se ha gestado una base partidaria, que tenga como principal característica la capacidad para el ejercicio de algún cargo.
En efecto, entre quienes analizan la realidad local, se observa un escepticismo en torno a las reales posibilidades para salir de la crisis, ya no solo local, sino nacional, en medio de la chatura, mediocridad e ineptocracia reinante, dado que el fracaso de quienes han “mandado”, parafraseando a de Imaz, es el fracaso de formar dirigentes capaces para ocupar cargos.
Los invitamos a hacer un ejercicio simple, trate de armar una lista con gente capaz en los cinco primeros lugares de una lista de concejales, que son lo que tienen posibilidades reales de entrar y verá que si se ocupan esos lugares, luego le faltan “jugadores” para armar al gabinete, salvo que quiera tener un solapada posición testimonial y realice enroques, lo cual significará desmantelar un poder en beneficio de otro.
Esto que puede sonar descabellado, no lo es y las pruebas están a la vista, si queremos tener representantes de significativa especialización en un área álgida en el legislativo, que sea capaz de pensar y elaborar proyectos de Ordenanzas a largo plazo o que planifique el futuro de manera eficiente y no con medidas a corto plazo, nos vamos a encontrar con una orfandad llamativa.
Reduciéndose todo a que si se está en un lado se descuida el otro, lo cual es lisa y llanamente sinónimo de escases para cubrir eficientemente los puestos claves. Esto debe llevarnos a preguntarnos la razón por la cual como sociedad no hemos podido crear las condiciones necesarias para contar con un “plantel” adecuado de personas altamente capacitadas para asumir responsabilidades cuando las circunstancias lo requieran. Sin duda, esta es una falla que debe replantearnos la razón por la cual no hemos sido capaces de generar, más allá de lo partidario, esas condiciones indispensables para poder avanzar en el desarrollo social.
Si tenemos que La Falda ya no es la “perla de las sierras”, ni siquiera la primera ciudad turística de la provincia tal cual supo serlo en un momento y si observamos que hay estancamiento, con una tendencia al retroceso, estimamos ha llegado la hora que se produzca una amplia convocatoria a todos los sectores habida cuenta lo que aquello significa para fijar políticas de estado, las cuales trasciendan a una gestión y a los propios partidos políticos, porque si no somos conscientes de la crisis en la que estamos, no ya como parte de una decadencia mayor (la actual década perdida nacional), sino como sociedad local que no puede ocultar más el estado en el que nos hallamos y en el que es necesario encontrar, como integrantes de un tejido social, una salida al actual anquilosamiento, del cual no podemos responsabilizar a un solo gobierno, sino en una serie de medidas erróneas a lo largo del tiempo reciente, que nos lleva a este atasco del desarrollo.
Por ello el círculo se cierra con lo que iniciáramos respecto a la oposición al modelo “nacional y popular”, porque dadas las circunstancias nacional, provincial y local, estimamos ha llegado la hora de sumar a los mejores hombres a un proyecto que sea capaz de sacarnos de la actual crisis y decadencia, porque esto supera, a nuestro juicio, lo estrictamente partidario, tal vez un gobierno de amplia coalición sea la salida para reconstruir el daño, que esta gestión, o por impericia o por tozudez, no está dispuesta a corregir los horrores que a diario comete, solo que ello deberá ser llevado adelante en todo el territorio argentino dado que no hay sitio en donde tengamos medianamente resuelta la situación y en lo local para reformularnos que queremos ser, como lo podemos hacer y ponernos a trabajar en ello, porque seríamos tan necios como la Presidente si no aceptáramos que estamos en medio de un laberinto en el cual no encontramos la salida y al final del mismo nos espera el Minotauro del eterno fracaso o la gloria de Teseo derrotándolo, de nosotros dependerá entonces hallar la respuesta adecuada.


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