A 30 años de democracia - Demo qué?

Entonces los ideales, las ansias de libertad… creer que era posible un mundo distinto.
Ver un futuro pleno de oportunidades, de igualdad. Leer esas doctrinas hasta ese momento prohibidas, intencionar la idea, desenmascarar al enemigo, sentir un aroma de compromiso.
Debutar en las urnas, descubrir un mundo de militancia y más compromiso… eran puntos de partida para lo tanto prometido, el bien común sobre el de los sectarios.
Que tan crédulo puede ser uno a los veintidós años como para pensar que el sentido común, el menos común de los sentidos, iba a primar; creer en la memoria de un pueblo que no quiere ese ejercicio y menos el de las necesidades de los desposeídos.
Esa cúpula del poder político, ensordecida por la banalidad, poco le importaría la necesidad de la gente común. Esa necesidad que hasta no hace mucho tiempo también era la suya y que a partir de la vuelta de la democracia, que nunca debimos perder, suma a una deuda externa que ahora nos pertenecía a todos cuando habíamos algunos que ni la disfrutamos pero que si padecimos.
Ese poder que es nuestro empleado pero que al fin terminamos siendo sus esclavos, con sindicalistas traicionando a sus representados con una ley de flexibilización laboral, esos tipos enquistados en el poder combativos para adentro, serviles a sus conveniencias, para afuera.
Escucho, casi como un latigazo en el alma, los bocinazos de los que ganan, las burlas oprobiosas y burlonas del pertenecer a no sé qué mierda sin saber las consecuencias, pero pertenecer.
Cantan marchas, recuerdan sus héroes y, pecadores al fin, no siguen su ejemplo, casi están en las antípodas de su ideal. Doctrinarios cuando les conviene, progresistas cuando se les recuerdan sus diferencias. Son gatos para caer siempre parados.
Hoy con Fulano y si este pierde no se les mueve el jopo para cambiar de vereda y hablan de Mengano, hasta ayer mismo su enemigo, como la encarnación de Dios mismo.
Asco inmundo…
Por ahí se me cae alguna lágrima por lo que fui, por acá es el orgullo de haberlo sido.
No es que uno abandone la trinchera, menos arriar las banderas. Es tomar distancia para no meterse en un chiquero que seduce y obnubila. Estos talibanes repetidores de la partidocracia, esos que no les importa hacer fracasar un gobierno solamente porque no es del partido, administradores de pobreza y necesidad, engañadores por acción y omisión, demagogos a conciencia se relamen y corrompen antes de llegar al poder.
Demo qué? Nooo, esto es un tránsito a la verdadera democracia que solo será descubierta cuando empecemos a votar a conciencia y no por inercia.
Me gusta comparar estos candidatos con las opciones de los más inescrupulosos asesinos… uno propone matarte a martillazos, otro a puñaladas, el de más allá a garrotazos, tengo todo el derecho a decir que no quiero que me maten.
Esta cosa que denominamos democracia es lo más parecido a una plutocracia* en la que solo llegan los que tienen y olvidan y los boludos útiles que se olvidan de lo que fueron. Ejemplos nos sobran por estos lados… solo se trata de arrastrar gente como corderos al corral de los lobos… más asco mercenario.
A lo lejos se les ve, más miedo, marchan al compás y desfilan orgullosos para esas manos que no tienen patria pero sí bandera, la de su bolsillo.
Hasta acá ya me habré ganado el título de zurdito, sesentista, hasta hijo de… si pensar de esta manera me hace merecedor de esos adjetivos los asumo y hasta se quedan cortos.
Entonces les replico diciendo que este bipartidismo es tan egoísta que se preocupa más en su beneficio que en el del pueblo y así estamos en esta suerte de espiral en caída libre y sin paracaídas que hace de nosotros una sociedad atomizada y amnésica que sabe más de las vidas del jet set que las de sus propias necesidades. Es más fácil combatir y censurar que entender y debatir. Lo segundo lleva un trabajo que no se si estamos dispuesto a emprender o si tenemos las herramientas para hacerlo.
Bien dijo Benavente cuando se le preguntaba qué opinaba de los argentinos y la repuesta está en el anagrama de esta palabra que es la única que se puede formar con todas sus letras: IGNORANTES, y aunque nos duela tenía razón.
Las pruebas históricas lo demuestran, así compramos slogans como La casa está en orden, La revolución productiva, El salariazo y otras por el estilo. Amnesia? No… conveniencia e ignorancia.
Que hacer en semejante temporal de arbitrariedades? Organizarnos, crear una sociedad que nos incluya, sentirnos orgullosos de nuestro trabajo y defenderlo no solamente cumpliendo con el horario y sus quehaceres, sino defendiendo las condiciones del mismo haciendo valer nuestros derechos sin MIEDO. Como llegar a eso? Es simple, se trata de escuchar menos condena tres o los tinelli y leer la constitución, los convenios de trabajo y la ley de contrato de trabajo.
Es simple, es tratar de darnos cuenta que la esclavitud terminó en 1813 y poco tiene que ver todo esto con la belleza de la palabra democracia que todavía no hemos conocido.
Para ir concluyendo, la forma de fortalecer eso que tanto anhelamos es empezar a descubrir el verdadero enemigo interno, ese que anida dentro de los mismos partidos y los sindicatos. Por otra lado darnos cuenta de que dejarnos manipular la cabeza con la anestesia de la ignorancia, el temor a leer la Constitución Nacional, el infernal individualismo que nos caracteriza y recuperar la pasión de dejar un país mejor para los que vienen, pero un lugar con inclusión para todos, denunciar y condenar cualquier forma de corrupción, nos hará vivir una verdadera democracia o por lo menos marcará el camino verdadero y no esta ficción que estamos viviendo.
La realidad es tan terrible y las caras que la encarnan tan trágicas que todavía hay gente que añora a los militares.
En fin… soñar no cuesta nada.

Oscar Salguero
Periodista