Los Selk’nam Fueguinos Extinguidos (VII), su caracterización, y el inicio de la tragedia

En este primer contacto, ya se preanunciaban los desgraciados enfrentamientos que sobrevendrían más adelante, al producirse una escaramuza a causa de que los visitantes secuestraron a uno de los aborígenes para utilizarlo como guía.

Según la tesis de Imbelloni (l949), más tarde completada por otros, habría once tipos de indígenas americanos, categoría general a la que denominó Amerindios. Entre ellos, uno de los subgrupos eran los Fuéguidos, designándose así a los habitantes de costumbres marítimas que residían en los alrededores del Canal de Beagle, en el sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego, conocidos como Yámanas, Alakalufes, y Hausch. Para algunos autores, éste último grupo es diferente, y debe ser asimilado a los onas.
Los aborígenes por largo tiempo conocidos como Onas, cuyo verdadero nombre por auto-asignación era el de Selk'nam, pertenecieron a otra categoría de Amerindios, los Patagónidos del Sur (Aonikenk, Tehuelches, Chóniken o Chonecas), con los cuales están estrechamente emparentados racial y lingüísticamente, aunque con algunas notorias diferencias culturales. Entre éstas, la más importante es que los llamados Onas no pudieron adoptar el caballo, con lo que se vieron privados de los cambios culturales relacionados con la presencia del caballo conocido como "Horse Complex".
Es a los Selk'nam a quienes nos hemos referido en este trabajo, calificándoles como cazadores-recolectores isleños que habitaron en Tierra del Fuego durante un lapso o período de tiempo no inferior a l0.000 años, como ya hemos visto. Dos tipos de información acerca de ellos han estado y están disponibles: l°) la proporcionada por los observadores directos, que tiene gran valor por provenir de gente que convivió con ellos haciendo sin saberlo "observación participante" cuando aún no se había inventado esta conjunción de palabras en la investigación antropológica;
2°) la información que nos ofrece la Arqueología a través del rescate de los rastros materiales que están en el presente, y que testimonian sobre los sucesos y situaciones del pasado.
Estas dos fuentes de datos, son las que hemos condensado en las descripciones que anteceden a estas conclusiones. Obviamente, si la observación participante o el comentario "de primera mano" son importantes por su inmediatez, tanto más lo es el aporte de los estudios arqueológicos que permiten una mayor profundidad temporal en el análisis de estas culturas. Pues no se debe caer en el error de suponer, ni en éste ni en ningún otro caso, que lo que puede observarse de ciertos grupos en el presente, haya sido igual en el pasado.
Las barreras geográficas en el territorio, las condiciones climáticas, los recursos energéticos animales y vegetales, e incluso los hábitos culturales, pueden haber sido muy diferentes en el pasado remoto. Y esto solo lo puede desentrañar la Arqueología. Gracias a ella y a relativamente recientes estudios paleo-ambientales, se sabe hoy que en largo período comprendido entre los 8.000 y 3.000 años antes del presente, en la Tierra del Fuego, habitat de los Selk'nam, las condiciones climáticas fueron mucho más benignas que en la actualidad, con temperaturas más altas y mayor humedad ambiental. Ello debe haber contribuido a que estos grupos prosperaran casi hasta el presente, no obstante los cambios que en ese sentido ocurrieron en los últimos 3000 años, haciendo que el clima se hiciera paulatinamente más frío y seco hasta llegar a lo que es hoy.
En consecuencia, también desde este punto de vista puede calificarse o caracterizarse a los Selk'nam, sin hesitación alguna, entre las sociedades sencillas e igualitarias, que vivían en bandas, procurándose el sustento como cazadores-recolectores.
Esa elementalidad, esa misma falta de complejidad, esa ausencia de liderazgos y organización, hizo que los Selk'nam nunca pudieran hallar las respuestas adecuadas para sobrevivir, frente a los dramáticos cambios que debieron enfrentar. Pero no obstante esta condición prístina, potencialmente vulnerable, diversos factores congruentes posibilitaron su existencia estable y nómade a través del tiempo por más de diez mil años, hasta que el contacto con otros grupos humanos de hábitos sedentarios y pastoriles, inició el cruel proceso que en unos pocos cientos de años más culminaría con su extinción absoluta y definitiva, como parece ser la regla, más tarde o más temprano, en el llamado choque de civilizaciones.

La tragedia de los Selk´nam
No obstante la certeza de que los Selk'nam están entroncados con los chónik, chonecas o tehuelches, habitantes milenarios del sur patagónico continental, no parecen haber tenido con éstos grandes intercambios, debido con seguridad a su condición de isleños.
Aunque ya lo hemos mencionado antes, vale la pena recordar nuevamente la tradición recuperada por el sacerdote Beauvoir de que en épocas remotas "habían llegado desde un campo muy grande y largo, atravesando unos parajes estrechos que a ambos lados había agua grande." Probablemente una referencia a que habían llegado por vía terrestre desde el sur patagónico, quizás yendo y viniendo muchas veces, hasta que un cataclismo de gran magnitud abriera el estrecho de Magallanes, poniendo en comunicación los dos océanos e impidiendo el regreso de estos grupos, obligados así a adaptarse definitivamente a su nuevo habitat insular.
Nunca se sabrá con certeza lo que ocurrió en la noche de los tiempos ni en las épocas intermedias, por lo cual es necesario cuidarse de hacer inferencias basadas tan solo en los datos etnográficos de las últimas centurias, que en modo alguno permiten suponer que las circunstancias vitales hayan sido iguales en el pasado.
Ya en 1520, 28 años después del “descubrimiento de América”, la expedición de Hernando de Magallanes hizo saber al mundo blanco que la zona más austral del continente se hallaba habitada, al divisarse los fuegos que encendían los indígenas y que motivaran el topónimo para la isla. Pero no fue sino en 1580, sesenta años más tarde, cuando Pedro Sarmiento de Gamboa efectuara su primer viaje, que aparece una descripción de esos habitantes, en la que como casi siempre en los informes posteriores, se hace referencia a su gran contextura física y al hecho de que estaban provistos de arcos y flechas. En este primer contacto, ya se preanunciaban los desgraciados enfrentamientos que sobrevendrían más adelante, al producirse una escaramuza a causa de que los visitantes secuestraron a uno de los aborígenes para utilizarlo como guía.
Casi veinte años más tarde, en 1599, la expedición holandesa al mando de Oliverio Van Noort, recaló en la costa norte de Tierra del Fuego, sosteniendo un violento enfrentamiento con los Selk'nam, que costó la vida de alrededor de 40 de ellos, ante la desventaja del arco y flechas enfrentando a los arcabuces. Un grabado del siglo XVII, que aportamos, ilustra en forma impactante este episodio, uno de los tantos que se sucederían, obligando a los nativos a adoptar "la estrategia de evitar el contacto" (Borrero, 2001).
En 1614, otra expedición al mando de un holandés cuyo nombre era Joris van Spilberger, contratada por la Compañía de las Indias Orientales, desembarca en la isla logrando hacer algunos trueques e intercambio de señales a falta de un lenguaje común. Sin embargo, una vez más quedó demostrado que las relaciones no eran fáciles y se desestabilizaban con facilidad. Dos marineros murieron en el enfrentamiento, sin que quede claro si hubo bajas entre los Selk'nam.
También hubo contactos pacíficos, sobre todo con miembros de expediciones cuya finalidad era principalmente científica o bien exploratoria de las condiciones de navegación en los estrechos que circundaban la isla constituyéndose luego en pasos interoceánicos. (Continuará)