Celebrando, con reservas

De repente, la habitual soledad del almuerzo se rompió en añicos, el pollo a la parrilla se convirtió en un plato de gourmet acompañado por papas doradas saborizadas con finas hierbas, y el Terma adquirió el bouquet del más refinado Dom Perignon, hasta las flores que decoran los blancos azulejos de mi cocina parecieron resplandecer en un amarillo muy intenso…la voz atonal del locutor de noticias me sonó a la exquisita afinación de los tenores…decía que siete años, y repetí siete, cinco años y seis meses…cinco y medio, cinco años…cinco, cuatro años y seis meses…cuatro y medio, y entre ellos se deslizaban los nombres de Carlos Saúl Menem, Oscar Camilión, Diego Palleros, Manuel Cornejo Torino, Haroldo Luján Fussari, Carlos Alberto Nuñez, Jorge Antonio Cornejo Torino y Luis Sarlenga. Cuatro años y tres meses para Edberto González de la Vega. Y cuatro años para Julio Jesús Sabra, Carlos Franke y Teresa Irañeta de Canterino.

Me pregunté por qué sentía tanta satisfacción; por qué después de 18 años de conocer que sobre estos personajes pesaba la investigación judicial me embargaba esta sensación de necesaria celebración…y claro empecé por lo que me concierne, que es lo más fácil, el estar enterado que en algún momento se había dictaminado la perención de la causa y que ello marcó, en alguna medida, que ni siquiera la sanción social, el escarnio público, les llegaría a estos integrantes de una asociación ilícita que, con el único fin de sumar más dinero a sus ya considerables fortunas, pusieron una mácula indeleble sobre el prestigio de la Nación.
También me dije que era tarde para aquellos que sufrieron las consecuencias del contrabando de armas a Ecuador y a Croacia, cuando la nación era garante de paz en esos territorios y por lo tanto teníamos designadas tropas en esos sitios que pudieron ser victimas de las armas que se fabricaban en su propio país, a más del daño que pudieron haber hecho entre las partes en conflicto. De la inexplicable situación de guerra por la que tuvo que atravesar la población de Río Tercero, con pérdidas de vida, con consecuencias psicológicas que aún perduran, con magras indemnizaciones por los bienes destruidos, por la deleznable maniobra encubridora que se concretó para ocultar el contrabando y las miserias humanas de quienes lo habían llevado a la práctica.
Y fue ahí donde encontré la razón del alborozo, que incluía asimismo una cauta reconciliación con la justicia. Y esto me movilizó a buscar el contenido total del dictamen de la Cámara de Casación y saber que también, de mantenerse firme este fallo, los implicados que se vieron favorecidos con los dineros espurios no tan sólo tendrán que enfrentar las costas sino que sus fortunas se verán disminuidas, porque serán requisadas en al menos lo que se ha ponderado les ingresó por su acción delictiva, que en principio se estima para algunos en algo más de 100 mil dólares y para otros en alrededor de 275 mil dólares, por encima de las cuentas que ya se incautaron en el exterior y que dejó a la luz la investigación realizada, que sumarían alrededor de los 400 mil dólares. Cabe aclarar, que sobre el particular no hay mención explicita de incautaciones de fondos o bienes a los dos principales implicados, Menem y Camilión.
Claro está que la celebración es contenida, aún le quedan resquicios legales al ex presidente como es el recurso extraordinario que ha interpuesto ante la Corte Suprema de Justicia y el desafuero que debería otorgarle, sin más trámites, el Congreso, pero ahí ya se juegan cuestiones políticas, en las que Menem es un viejo zorro sin escrúpulos, y es lo que le ha permitido, en las últimas horas, declarar que es una victima de la confrontación existente entre el gobierno y la justicia, al tiempo que negocia votos que le serán imprescindibles para mantener el privilegio de conservar su banca que es la tabla de salvación para permanecer en libertad.
No obstante, la memoria ciudadana, la de a pie, por un momento, al menos, habrá tenido razones para reconocer que aún la impunidad no es un hecho permanente y que más allá que la justicia no les alcance, en algún rincón de la conciencia de estas lacras sociales el infierno de la persecución, por los delitos cometidos, persiste, va con ellos, y que no ha de abandonarlos hasta el último de sus días.

NN.H.