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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 13 de junio de 2013

Una realidad a asumir "La salud es una construcción colectiva"

Días pasados, leía una nota de La Voz, bajo el tituló "La salud es una construcción colectiva" sobre una entrevista realizada al médico sanitarista Hugo Spinelli, en la que se sostiene que “el doctor Hugo Spinelli estuvo en Córdoba, invitado por el Colectivo por el Derecho a la Salud. Su presencia animó el debate en la Escuela de Ciencias de la Información, donde se pudo constatar la preocupación por lo que significa estar sano, o enfermarse lo menos posible, cómo se consigue y quién o quiénes son los responsables.
El sanitarista es un referente en “salud colectiva”: aquella que construimos y compartimos entre todos. Ahora se le dice así, pero el concepto dista de ser nuevo. En Argentina se remonta al siglo pasado y a las mejores épocas de la salud pública. Hoy se ve necesariamente reflotado, a medida que avanzan los factores exógenos que agreden al cuerpo y la mente: contaminación, estrés, violencia, armamentismo…
Remarca que el 53 por ciento de las muertes “viene de afuera y mata a personas sanas”. Por eso, advierte que la solución “ya no pasa por los médicos y los hospitales”.

Progreso relativo
–La salud avanzó mucho, pero buena parte de la población se enferma o muere por causas evitables. ¿Por qué?
–Lo que avanzó no es “la” salud, o lo hizo en términos muy relativos. Los avances se dan en el campo de la farmacología y los aparatos. Aunque nadie reniega de ellos, es evidente que prosperó la parte más redituable de la medicina. Esto ha producido una notable asimetría de recursos y resultados. En Capital Federal se ve, con toda claridad, cuándo y por qué mueren los que viven a un lado u otro de la avenida Rivadavia.
– ¿Significa que el pobre sigue padeciendo más que 
el resto?
–Obviamente es así, lo cual no significa que los pobres se enfermen o mueran por falta de acceso “a la buena medicina”. Es un concepto falaz, instalado con total predeterminación, para seguir engordando los nichos lucrativos. ¿Qué tiene que ver la “buena medicina” con carecer de agua potable o vivir al lado de un basurero? Sin embargo, la gran paradoja es que un médico, una enfermera, un asistente comunitario, son capaces de producir mucho más salud que un centro de alta complejidad, al cual arriban casos puntuales. Pero este gana mucho, y los otros poco y nada.
–¿La mala vida está matando más que las patologías tradicionales?
–Si por “mala vida” se entiende el combinado de malos hábitos, daño ambiental y violencia doméstica o callejera, la respuesta es sí. En 20 años, la muerte por causas externas ha crecido de manera exponencial. En nuestro país ya representa el 53 por ciento del total de defunciones. Entre las causales más frecuentes están los accidentes viales, las armas de fuego, los conflictos interpersonales y el suicidio.
–¿No hay “vacunas” ni formas de prevención?
–Hemos adquirido la costumbre de usar metáforas médicas para referirnos a cuestiones de otra índole. Hablamos de salud, pero estamos pensando en dolencias, muertes o tragedias domésticas. Biologizar el lenguaje es un error, porque la respuesta no está en la medicina sino en el conjunto social.

–Pero todos van a un hospital...
–Aunque se mueran en una terapia, la salud es una construcción colectiva, mucho más relacionada con la educación, la economía, el entorno y el sentido común, que con un profesional recetando un remedio. A esto ya lo sostenían los higienistas, un siglo atrás: diferenciaban claramente salud de enfermedad. Fue la base de los grandes sanitaristas de Argentina. Lamentablemente, buena parte de la población apuesta más al consultorio y la farmacia, que a corregir un modo de vida. A su vez, el modo de vida, y también el médico, son producto de un momento histórico y social.

Irracional
–¿Por dónde habría que recomenzar? ¿Por más presupuesto o mejor distribuido?
–Habría que sentarse a repensar un poco. La sociedad tiene que hacerse cargo de estos temas. El sistema de salud ya absorbe el 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). A ese paso, terminará siendo imposible de financiar. Pero los gastos se distribuyen de la manera menos equitativa, con groseras desigualdades.
La salid pública tiene que absorber la mayoría de las urgencias, aún de gente con prepaga, obras sociales caras, etcétera.
Es un sistema totalmente irracional, aunque distamos de ser el único país con este problema. Cuando uno piensa que la “salud” es un negocio de 40 mil millones al año, se da cuenta porqué cuesta tanto corregir las desviaciones”.

Como decía, leí este artículo y pensé en el encuentro con padres y docentes en la Escuela Nacional el viernes pasado, que tuvo de todo, menos de aburrimiento.
Fue una de las reuniones más participativas y realmente se justificó plenamente la convocatoria que nos hizo la Directora del establecimiento educativo que incluye a niños desde el Jardín Materno hasta el nivel terciario, a CIPLA PAZ.
Se pudo apreciar que se han producido progresos importantes como el hecho de que los niños tengan medios de transporte que los lleve al colegio y el justo reclamo para que las unidades tengan garantizada una inspección adecuada ya que las quejas al respecto, frenos, etc., fueron muchas.
Según muchos padres presentes, prácticamente, no hay un lugar de La Falda donde grupos de jóvenes no adquieran el poder de ser quienes asumen la decisión de impedir a otros pares el ingreso a los mismos. No se trata de barrios alejados, sino también en el propio centro. Ya lo habíamos señalado hace un año. El acoso no solo se observa dentro de la escuela sino en la calle donde una niña reside y que cada vez que necesita salir de su hogar soporta todo tipo de agresiones.
La relación entre prevención y contención o represión policial no están bien aceitadas a nivel policial y hubo muchas quejas al respecto. Entonces la duda entre denunciar o no riesgos o agresiones, queda en la duda para muchos vecinos que no la están pasando bien. Las quejas fueron muchas y solo un saludo a los periodistas en su día, determinó que se pasara a otra etapa donde comenzaron a surgir iniciativas de los padres que en número importante se acercaron en horas de la mañana a la convocatoria. Bicicletadas, actividades vecinales, deporte, cultura, recreación, mayor participación vecinal, más relación con la escuela y la Municipalidad. Más coordinación entre la Policía Judicial y la propia comisaría local, que estuvo presente y procuró responder a las inquietudes.
Se evidenció que hubo voces “de desánimo, de desesperanza, de que nada va a cambiar”… y creo que frente a estas expresiones no puede haber otra respuesta que la de redoblar los esfuerzos de CIPLA PAZ por avanzar esclareciendo, motivando, convocando y evaluando de si lo que hacemos ayuda a revertir este panorama de incertidumbre que nos incluye.
Apostamos a una sociedad más equitativa e inclusiva.
Lo que desde Salud Colectiva nos hacen llegar como valiosa experiencia debería ser tenido en cuenta. Razón por la cual aconsejo meditar y reflexionar en las afirmaciones del reconocido sanitarista cual es el Dr. Spinelli, que desde hace varias décadas viene bregando por un enfoque preventivo y participativo en salud.

Benjamín Malamud

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