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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 2 de mayo de 2013

Están matando la Republica

Por Alfredo Ferrarassi

Cuando íbamos al secundario existía una materia que se llamaba, por aquellos años, Educación Democrática, cuyos contenidos sirvieron para preparar a más de una generación en los valores de la vida republicana. El programa evidentemente había surgido al calor de la gesta del 55 y duró aproximadamente hasta el 73, cuando el peronismo volvió al poder y lo cambio por ERSA (Estudio de la Realidad Social Argentina) y de allí en más fue siempre la variable de ajuste según la orientación política de turno, situación que ha continuado hasta el presente.
¿Por qué nos referimos a esta asignatura?, un poco para rendir homenaje a quien me abrió los ojos en aquella juventud sobre algo que era, en mi caso personal, por una tradición familiar, conocido aunque no lo había abordado de manera sistemática, Ángel Boubier, el “Potro” como lo llamábamos, fue el primero en hablarnos de las creaciones culturales del hombre como podía ser la religión, la necesidad de la justa retribución de las riquezas, de las injusticias de clases y tantos temas que solo un humanista como él podía abordar tan ampliamente. Posteriormente el Dr. Sergio Mayor, un ex médico rural en el Valle de Calamuchita, continuó con la tercera parte de la misma y también nos dejó su impronta, más cercana al universo socialista, en donde sus aclaraciones sobre “la primera dictadura” me posibilitó comprender en su real magnitud la etapa rosista y entender lo que significaba la suma del poder público en manos de una sola persona y los abusos que en nombre de la restauración de la leyes se podían cometer.
Ya en el ciclo superior, aunque por muy poco tiempo, el Dr. Salomón Meirovich, nos dio desde la Psicología los elementos para comprender los razonamientos científicos. Por cuestiones de mi rebeldía y del rápido apoyo al proceso iniciado en Sierra Maestra, que posibilitó la primer gesta revolucionaria democrática americana, la cual perdura hasta la actualidad, me llevó a terminar mis estudios en Cosquín, allí la orientación era otra, pero como decía el Profesor de Psicología, en una “tabula rasa” era más fácil inculcar ideas y aquellas que había recibido ya me habían formado y jamás las olvidaría. Recuerdo que su libro era un “tratado” de otro pensador cordobés importante, el Psiquiatra Gregorio Bergman. Supe años después era hombre ligado al socialismo y a los principios rectores del reformismo del 18.
No sé si todos recibieron de la misma manera aquellos mensajes, cálculo que era cuestión de esa herencia que uno trae, el haberlos podido decodificar para incorporar el riquísimo bagaje que en la formación de un adolescente tienen. Lo cierto es que aquellas lecciones de vida no me abandonarían jamás y si bien con el paso universitario, con las “lecturas complementarias” las fui puliendo y con lo que la propia realidad política de este país tan “mutante” ideológicamente apartaba, a partir de la praxis diaria, de ese “Dios cotidiano” de Viñas, fui completando una formación que no solo se alimenta con el correr de los días, sino que se pule con nuevas y dialécticas lecturas.
Lo concreto es que allí aprendimos que lo que había que respetar por sobre todas las cosas en la vida, era el respecto irrestricto por la Constitución, la del 53 y sus reformas, porque desde ésta acción se garantizaba la vida de la Republica, que era lo que había que defender aun a costa de la libertad personal y de la propia vida. También nos enseñaron, sobre todo el Rector Boubier, que nos podían poner grilletes, que nos podían encarcelar, que hasta torturar, pero jamás nos podrían encadenar las ideas y aun cuando se esté en una mazmorra de alguna dictadura, en las peores condiciones, podíamos seguir pensando en la libertad y en la defensa de la Constitución.
Sin duda esas lecciones de civismo me hicieron abrir los ojos, un sabandija de 15 años, que ocultaba su pelo a lo Beatles, con gomina, porque la Celadora te tiraba con el talonario de amonestaciones por la cabeza, si “junaba” que tocaba el borde de la camisa, se fue de poco a poco declarando libre de todas clases de opresiones , se convirtió en contestario de cuanta norma le quisieran imponer, de cuanta injusticia observara, las primeras manifestaciones fueron escolares, las otras en la calle y aquello que esos tres “profes” me enseñaron y no porque los otros no lo hicieran, me caló hondo, ahora buscaba otras cosas, otras explicaciones, otros consejos y así en la calle Uruguay, un gallego, bajito como buen gallego, Don Paz, que tenía un compra y venta de revistas y libros usados, nos enseño sobre la Guerra Civil Española, nos vendía el “Nuestra Palabra” un periódico clandestino del PC y todo el “dique” que nos dábamos cuando lo llevábamos bajo el brazo de manera desafiante.
En esos años y en los posteriores era algo antinatural pensar que estando en vigencia la constitución pudiera alguien, que se dijera democrático, pretender reformarla y menos volver a permitir la reelección como aquella jurada en el 49.
La Constitución era sagrada y si algo se achacaba a los milicos cuando daban un golpe era que “mandaban a guardarla” hasta nuevo aviso, pero esas medidas eran tan impopulares que un “vivillo” que vino después se las ingenio para jurar por la Constitución y “los Estatutos de la Revolución”, un mamarracho jurídico por donde se lo mirara.
Lo cierto es que de aquellas lecciones del viejo Liceo siempre supimos y lo mismo creo sucedió en todos los colegios del país, que la existencia de la Republica se basaba en un hecho muy simple, pero profundo y esencial, la división de poderes y el control que ejercen entre sí para garantizar la plena vigencia del sistema democrático.
Me pregunto, como un ex alumno, ex docente, pero por sobre todo como ciudadano, ¿Cómo le podrán explicar dentro de unas décadas lo que sucedió en estos años en Argentina? Porque debemos convenir que desde lo electoral, o desde el funcionamiento de los poderes, es una democracia, sin embargo ¿podemos a vistas de lo que sucede definirla como tal desde lo estrictamente semántico o deberemos producir una ruptura epistemológica para poder redefinirla?
Una tarea que no será para nada fácil, ya que por allí se deberá crear una categoría nueva para poder ubicar este periodo, así como con Milcíades Peña se usó el de bonapartismo para significar el gobierno del 1946 a 1955 o antes se debieron crear términos para poder definir los modos de producción existentes que no se ajustaban estrictamente a los que los marxianos habían descriptos, entonces a partir del Asiático se pudo avanzar en una categorización más ajustada a la realidad. Siendo Maurice Godelier y su profundo libro “El Modo de Producción Asiático”, que supiera editar Eudecor, un aporte para comprensión de la historia y antropología económica.
Será entonces éste ¿el periodo de un “republicanismo monárquico”? o ¿serán los propios efectores quienes con la perspectiva que dan los años transcurridos encuentren el término apropiado? Aunque más allá de esta categorización, lo real de esta historia reciente, es que se ha avanzado de manera descarada hacia la muerte de la Republica, lo sucedido con el proyecto de reforma de la justicia es un golpe artero, malvado, mortal al sistema señalado, porque ya sea por la urgente necesidad de encontrar cobijo o impunidad ante las futuras investigaciones, lo cierto es que jamás un gobierno nacido de las urnas atentó tanto contra los principios fundadores de nuestro sistema de valores.
Resulta patético ver la sumisión de algunos representantes ante el verticalismo que bajan desde el gobierno, la falta del voto de conciencia, que no es más que el respeto por sus más íntimas creencias por sobre lo que manda el partido al cual representan. Pero más dramático es ver a Agustín Rossi provocar, alentando con sus actitudes patoteriles a la reacción de algún colega legislador que ante tanto descaro de la runfla oficialista siente la injusticia de quien por su posición debería hacer honor a la presidencia del bloque oficialista que detenta, sin embargo parecería que mientras más chupamedias se es, en este renovado unicato gubernamental, se escala más rápidamente en la carrera de la farandulización política a la que nos someten con insolencia e indolencia.
Para no pocos y ante el irreparable daño de lo que serán los doce años kirchneristas, piensan en una salida tipo francesa con la formación de una segunda republica que pueda poner coto a semejante desaguisado pingüinista, que es un verdadero centralismo porteño, mientras que políticamente es un degaullismo trasplantado, en donde por fuera de “ella” el diluvio.
Por lo tanto es crucial que en las próximas elecciones nacionales se le llenen las urnas de sufragios que le digan no a la reforma bolivariana que se pretende realizar que el pueblo recupere el orgullo de sentirse actor de su destino eligiendo a aquellos que puedan rescatar y recuperar la república para que el destinatario de la misma sea el pueblo argentino y no un puñado de manipuladores de la realidad como es ahora y para que dentro una décadas, aquellas lecciones que nos dieron nuestros maestros del secundario no hayan sido en vano!!!!



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