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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 10 de enero de 2013

Mi amigo, el indiscreto, y la proscripción de los partidos políticos que intenta el Consejo de la Ciudad

La jornada había sido verdaderamente bochornosa y aún entrada las primeras horas de la noche la temperatura se hacia sentir. Mi amigo, el indiscreto, apareció de repente y se desplomó en la vecina silla del bar. Esto está insoportable, dijo, mientras descubría un poco más sus piernas, levantando el pantalón bermudas de gabardina y deslizaba sus pies fuera de sus blancas alpargatas. Se acercó atento el mozo y recibió como pedido un jugo de naranjas, es temprano, apuntó, para cerveza, y ya me tomé un par a la tarde. Como saliendo del ostracismo y como si recién me descubriera, cacheteó mi rodilla y soltó un cómo está mi querido periodista, celebrando todavía las quinientas ediciones. Bien, respondí, y conociéndole lo miré, en sus ojos cargaba esa mezcla de ironía y sarcasmo con la que habitualmente se dirige a quien hará víctima de sus ácidos comentarios; qué, le interrogue.
Tomó un trago, encendió un cigarrillo, y entró en cuestión preguntándome si todavía me enfrentaba con la intención del Consejo de la Ciudad de prohibir la participación de los partidos políticos en el organismo porque pueden influenciar o afectar el desenvolvimiento de las instituciones integrantes de ese cuerpo.
Sí, en eso no he cambiado para nada, respondí, y a la vez consulté, a qué viene esto, porque lo que dicta la Carta Orgánica Municipal, la Ordenanza en vigencia y el sentido común es precisamente que la intención es equivocada. Así parece ser, prosiguió, y sabe quién es el propulsor de esa inapropiada idea, requirió. No. No es algo que me preocupe, pero supongo que los vecinos que integran el Consejo lo sabrán o tendrán una presunción… Errrrorr, soltó levantando la voz e interrumpiéndome, la mayoría de los consejeros no parece tener el menor conocimiento de cómo, cuándo y dónde se coló ese pensamiento, o al menos es lo que dicen. Pero lo votaron a favor, afirmé. Bueno, el hecho que se vote lo impresentable es una constante en este país, sino fíjate lo que pasa en el Congreso, por qué no va a suceder en La Falda. Mi querido periodista, entérese, en mi criterio se trata de un insensato con total desconocimiento de la legislación que da origen al Consejo de la Ciudad; qué le parece. Mi neurona inquieta se acomodó y respondí que en primera instancia podría ser, de hecho así lo he manifestado, aunque no veía el por qué exponerse a la crítica sin una razón valedera, sólo por joder, no más. La sonrisa estalló en su rostro, y descargó, veo que seguís filoso en algunas cosas, no es tan cierto eso de que te has aburguesado. Tomó otro trago y se quedó en silencio, lo escruté y la picardía le provocaba un brillo singular en los ojos; qué te estás guardando, interrogué. A ver, digo que ese insensato ha tenido la suerte de plantear una torpeza y que quienes se vieron involuntariamente involucrados le siguieron inconscientemente el juego. El Bloque de Concejales del radicalismo le responde con una andanada de legislación que deja en claro lo equivocado del planteo del Consejo de la Ciudad, pero, en concreto, lo hace como una opinión más con pleno fundamento legal, sin decirles que están errados. Lo del Bloque de Unión por Córdoba no persigue otra cosa que aprovechar una oportunidad para ver si obtiene algún rédito y suma algún descolgado o insatisfecho con un gobierno que aún no las tiene todas consigo. Así las cosas, el insensato termina evaluando que tiene al oficialismo en contra porque su intención afecta al Presidente del radicalismo y a la oposición a favor porque seguramente tiene algo de razón; y usa esos documentos, más una nota tuya, para ver si caes en la contradicción. Con todo ello, se ha posicionado y es muy probable que insista en la cuestión porque tratará de hacer valer el hecho de que puede producir su propio reglamento sin control del Poder Legislativo. Lo interesante es que el debate es bueno, pero es algo que debió darse en el seno del Consejo de la Ciudad, sin trascendencia alguna, porque entiendo que para pertenecer a ese cuerpo se debe conocer, en forma exhaustiva, la legislación que le da origen. El tema es que no parece que se conozca lo normado y que también ahí dentro hay quienes manejan el guión e integran un tipo de corriente que arrastra al resto.
Encendió otro cigarrillo y consultó, a quién crees que beneficia toda esta movida. Creo que a nadie, no tiene incidencia sobre nada, es un planteo absurdo, contesté.
Llamó al mozo, pagó, se echó hacia atrás en la silla, tomó el último trago, calzó sus alpargatas; yo intuía que el tema no había concluido, y así era; bien, dijo, reitero que el debate hasta aquí ha sido interesante y seguramente algún saldo positivo dejará para aquellos que están interesados o se ocupan del tema, siempre algo aprenden, pero esto no debió, bajo ningún concepto, adquirir significado público, porque el Consejo de la Ciudad no puede decidir sobre cuestiones que no le atañen y la conformación de ese Consejo está supeditada, única y exclusivamente, al criterio del Poder Ejecutivo Municipal que es quien reconoce a las instituciones que lo integran. De manera tal, que el Consejo Deliberante debió devolver la nota que le elevaron por improcedente y violatoria de lo normado al respecto. Tenés razón, me lo comí, no me di cuenta, dije sorprendido.
Sonrió a boca llena, se levantó, me dio una palmada y concluyó; no has sido el único, fueron unos cuantos los que le han hecho el juego al insensato, aunque la mayoría no se quedó viendo el árbol, se introdujeron en el bosque, el tema es que se extraviaron un poquito. En tu favor, diré que aquella definición de que se consideran integrantes de un cuerpo que practica la política, que se reconocen como sujetos políticos, que manifiestan que todo es político, pero que reniegan de la política al intentar impedir la participación de los partidos en ese organismo, lo cual no es más ni menos que pura hipocresía, es una fotografía, coincido totalmente con ello.
Veo que todavía te sorprendes, eso es bueno, amigo. Que tengas el mejor 2013 y seguí luchando contra tus molinos de viento…nos vemos…

N.H.

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