Balance de un año agitado

Por Alfredo Ferrarassi

La Falda también tiene su cierre de un poco más de un año de gestión radical la cual analizaremos en esta nota final sobre lo que nos toco vivir en este convulsionado año político.
Sin dudas la llegada de “Cacho” Arduh significó una renovación ansiada, no solo de signo, sino de nombres, habida cuenta el total agotamiento que presentaba el anterior gobierno y el cansancio que también manifestaba la sociedad hacia un modelo y manera de gobernar autocrática y poco transparente en su accionar.
Cuando el nuevo gobierno se hizo cargo se encontró con una abultadísima deuda municipal que superaba aquella que mediante acta se afirmó haber dejado, la cual resultó observada con los nuevos números a la vista.
Sin duda alguna el primer año de gestión no resulta fácil porque destapada la caja de pandora se encontraron con una realidad diferente a la espera, pero fieles a una manera de concebir la política y la administración, en este tiempo transcurrido han puesto al día los pagos a proveedores y saldado una parte importante de la misma.
El honrar la deuda ha podido ser factible merced a un ahorro fenomenal y a un control de gastos superfluos que la anterior administración no efectúo y se dedicó a “tirar manteca al techo” en un acto de irresponsabilidad gubernativa poniendo a La Falda en un mundo irreal, en donde se pensó más en viajar, que en administrar y gestionar, en donde la exhibición del poder fue impúdica y la runfla que giró en torno a ellos hizo negocios a la sombra del poder o al amparo de la inacción del mismo.
La Falda vivió un espejismo financiero, una burbuja edilicia especulativa que está comenzando a explotar, como lo hacen las “pompas de jabón” cuando le da la luz. El último periodo ha sido para los amigos del poder, el de hacer negocios sin tener plata, el de multiplicar geométricamente el capital vía la excepción legal, disfrazada de “progresismo” inmobiliario, él cual como está sucediendo en todo el mundo, se encuentra en una etapa de recesión capitalista que hace saltar por aires las supuestas inversiones que se gestaron a la sombra de esta manera de concebir el estado.
Todo ello ha terminado con la gestión Arduh y quienes no pueden continuar con esta bicicleta “inversionista”, descalifican a la actual gestión en nombre de un progreso que no es tal y con un frase vaciada de contenido como es “no se hace nada”, lo cual es falaz, ya que sanear el tesoro municipal es mucho.
En líneas generales se puede afirmar que es una administración prolija, sin sectarismos, abierta a todos los vecinos, sin estrellas en los cargos claves que ha recuperado áreas esenciales como la salud, en donde el hospital ha vuelto a ser un orgullo y en donde hay un director que trabaja y alienta al equipo médico como nunca sucedió antes.
Igualmente se pueden decir de la Secretaria de Turismo, Cultura y Deportes, que no han dejado de organizar y auspiciar eventos y si bien difiero en que el ex bingo se llame Marechal por todo lo que ideológicamente encierra y creo debería llevar el nombre del gran escritor Daniel Moyano quien se reivindicó nacido en la pluma en esta ciudad, lo cierto es que tiene un dinamismo que no decae y genera que el vecino pueda acceder a bienes tan caros como la cultura.
Como manifestó el intendente el próximo año será el Obras Publicas, lo real es que la ciudad quedó en estado lamentable, ya que el patafísico le hizo una “cosmética” para llegar a las elecciones y después el deterioro fue en aumento, por ende y teniendo en cuenta el presupuesto con que cuenta, hizo una prolija gestión, sin obras de envergadura, pero acorde al momento y las finanzas con que se encontró Arduh al asumir.
El Poder Legislativo generó muchísimas ordenanzas y ha tenido una actividad digna de elogio, preocupándose por primera vez en una década de elaborar leyes para beneficio de los vecinos y no de los amigos del poder.
Renglón aparte merecen aquellas dos renuncias que se produjeron por errores menores comparados con los verdaderos escándalos que tuvo la anterior administración, sin embargo algunos creen que han sido obra de una oposición tenaz y nada más lejano de ello, esos actos son ejemplo inacabado de lo que dos personas de bien hacen cuando se han equivocado y no se aferran a un sueldo o a un sillón para ostentar chapa de funcionario y llamo a reflexionar sobre ello, ya que esto es ejemplo de transparencia ante una equivocación que bien podría haber sido pasada por alto, sin embargo enalteciendo los ideales republicanos ambos presentaron su renuncia antes que traicionar sus valores, de tal manera que aquel que pueda exhibir en la gestión anterior semejante dignidad conductual, que arroje entonces la primera piedra.
Seguramente hay muchísimo para mejorar, pero solo van unos escasos 16 meses y es tanto lo que ha logrado, sobre todo moralmente, que es un proceso digno de observar el que presenta La Falda hoy.
Siempre existen los aguafiestas y ayer un comerciante le despachaba a este cronista una serie de críticas sobre la fiesta de apertura de temporada, que el número, que la poca gente, que le sobraba un botón, que le faltaba un ojal, en definitiva una melancólica retahíla sobre algo que no compartimos, porque por un lado hubo un movimiento constante alrededor del escenario y en las dos primeras cuadras de Edén como no se vio en ninguna noche de los años anteriores y segundo que más allá que en lo personal no me agrade el Paz Martínez porque su poesía me parece comercial, melosa, superficial y melodramática, estimo que mi gusto personal no debe ser el que impere, sino el del publico que lo aplaudió y fue a brindarle su afecto al escenario, en todo caso el análisis o la comparación con otros poetas será un tema a debatir, pero lo cierto es que esta fiesta marcó un antes y un después, porque Carlos Habiage y el tenor lirico fueron el componente diferente, demostrando que todos los gustos estaban representados y si no hubo bombas o fuegos de artificio, algunos deberían saber que La Falda, por suerte es ciudad libre de pirotecnia y hubiera sido de muy mal tino que el propio estado transgreda esa norma.
Recientemente un “chicanero” habló de que dos hermanos sirvieron a diferentes gestiones, dando a entender que siempre uno caía parado, ahora me pregunto, ¿no sabrán algunos críticos un poco de historia antes de emitir juicios? Porque si de diferencias ideológicas o partidarias se trata, quisiera recordar a los hermanos Rodolfo y Orestes Ghioldi que eran comunistas y a Américo que era socialista y se peleaban por las ideas opuestas que ellos observaban, o el caso de los hermanos Frondizi, ya que Arturo y Risieri eran literalmente opuestos a Silvio, aquellos desarrollistas, éste trotsquista y mientras el ex presidente terminó admirando a Seineldín, Silvio y su yerno acabaron acribillados por la Triple A, así que estimo que antes de confundir con semejantes apreciaciones, se deberían “agarrar los libros”, no para pasearlos, sino para leerlos y poder ser preciso en los juicios a verter.
Es cierto que aún esperamos las denuncias ante la justicia para que investigue la gestión anterior y que personalmente creo se debe ahondar donde está el costoso equipo de audio del ex cine Rex que no pude perderse y menos engrosar el patrimonio de quien debía cuidarlo y que ver a un personaje del antiguo régimen por los eventos es irritante, estimo que esto se puede cambiar en este próximo año.
Cierra 2012, el mundo no acabó, los que reinterpretaron a los mayas se equivocaron, el planeta sigue andando, las miserias y virtudes continúan como siempre, nada ha cambiado como era de esperar y en nuestro terruño por suerte contamos con una intendencia de puertas abiertas que tiene por estos días un escarceo interno, ¿pero en qué gran familia, no hay encontronazos?
Miremos todo lo bueno que se ha logrado y todo lo que se está por alcanzar, seamos críticos de aquello que siendo perfectible no se lo hace por desidia, pero tratemos de ser justos con lo que se ha logrado a fuerza de administrar racional y austeramente.