Balance de un año agitado

(Primera Parte)

Por Alfredo Ferrarassi

Cada año cuando llega esta fecha se suele hacer un balance personal, familiar o político de la vida que ha transcurrido a lo largo de estos casi doce meses que lleva el 2012. Nos hemos propuesto hacer aquel que nos corresponde como integrantes de un medio, por ello lo haremos en dos notas. La primera analizando el aspecto nacional y tangencialmente el provincial y en la segunda deteniéndonos en lo estrictamente local.
Estos últimos meses han sido de una tremenda tensión en la estructura social argentina, por un lado los irresueltos conflictos en lo que se supone es la base de sustentación del peronismo, esto es la clase trabajadora, la cual se halla dividida en dos fracciones antagónica, la CGT Moyano y la de Caló, más las dos CTA, la legítima de Micheli y la “trucha”, la oficialista, la chupamedia del poder conducida por Yasky.
En este conflicto el reclamo se centró sobre dos medidas que son contradictorias con los intereses de quienes venden mensualmente su fuerza de trabajo para apenas sobrevivir, primero la pérdida de las asignaciones familiares a partir de una suma que escasamente alcanza para cubrir la famélica canasta familiar y la otra el pago del impuesto a las ganancias.
En el aparato ideológico del justicialismo, el concepto de pagar por trabajar era algo impensado, más bien una travesura de aquellos regímenes que estaban enfrentados con la “comunidad organizada” y le sacaban a ésta parte lo que legalmente le correspondía, salvando las distancia solo un gobierno cuasi dictatorial o definitivamente de ese signo, podía aplicar esa medida que es una especia de plusvalía oficial.
Sin embargo ello sucedió en un gobierno que se dice nacional y popular, en un estado que se jacta de ser “progresista” pero que a la hora de aplicar políticas se comporta como un régimen ultraconservador con definidos rasgos fascistas.
Observemos, es un estado que ha recurrido a la reinterpretación de la sociedad en todos sus estamentos para poder ajustarla a las necesidades de justificación de las medidas antipopulares que aplica, para ello ha debido reinventar la historia, apelando a la figura del caudillo, del “duce” que es el que conduce las masas hacia la conquista de sus mayores logros.
Para ello ha defenestrado a figuras que considera enemigos declarados, acusándolos de genocidas, vende patrias, agentes ingleses, etc., mientras levantaba a otros que se ajustan a sus intereses y necesidades.
Así creo el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico “Manuel Dorrego” y contrató a una serie de intelectuales que han alquilado sus “mentes” para justificar todas las políticas llevadas adelante, al igual que aplaudidores de cierta fama, pero en baja laboral, que al igual que aquellos han arrendado sus palmas a cambio un salario salvador.
También se ha debido montar una escenografía perfectamente orquestada de los actos oficiales, en donde disciplinados asistentes vitorean a la Presidente ante cada uno de sus dichos y ese armado se multiplica electrónicamente hasta lograr un despliegue de adherentes que en realidad no es tal, sino una toma ejecutada para mostrar una multitud enfervorizada.
Se ha ganado la calle virtualmente o merced a la movilización de militantes que bajan desde todas partes cercanas al epicentro elegido, con un altísimo costo y una endeble lealtad cuando esos fondos de producción no estén disponibles.
Lo que el gobierno ha hecho es crear una realidad propia por encima de lo real y sabedor de esta endeblez, de lo fugaz de la ficción, de lo efímero de lo virtual, se esfuerza en seguir apostando a una matrix que en cualquier momento colapsa, por ello le molesta la realidad de quienes no le han apoyado y generaron un acto real, espontaneo, sin costo como fue el 8N.
Ello aterra a la Presidente consciente que en algún momento no podrá continuar reinterpretando lo irreal, sabiendo que el haber desconocido la sentencia de Perón, “la única verdad es la realidad”, le puede pedir explicaciones por el haber desatendido sus más esenciales mandatos y obligaciones.
Si a esto le sumamos el festival indiscriminado de subsidios de todo tipo, a empresarios, a periodistas, a intelectuales y a aquellos que en este estado de recesión lamentablemente deben aceptarlos, con estas medidas lo que se ha conseguido es vaciar al voto de contenido, devaluarlo como instrumento del pueblo para derrotar a quienes lo oprimen.
Ya Engels había hablado de la dualidad del voto, ya que si la clase obrera (concepto infinitamente más amplio que trabajadora) no estuviera condicionada por las presiones patronales, por la vía democrática del voto en todos lados habría estados gobernados por aquellos, sin embargo bien sabido es que ello no se ha producido y que hasta suelen votar a quienes los explotan.
Con la sujeción al estado “benefactor” lo que se ha logrado es la conculcación de las libertades individuales y “desactivar” aquellas protestas que se puedan producir, sino veamos todos los “beneficios” que se le han “podado” a Moyano por haber enfrentado al estado todo poderoso del kirchnerismo. El metamensaje es claro, aquel que se anime a desobedecer sabe lo que le espera.
El ataque permanente a la independencia del Poder Judicial es, más allá de la gravedad del mismo, desconocer una pata de lo que significa la división de poderes, haber neutralizado este principio es equivalente a herir de muerte a la República y ello la va a colocar inexorablemente al borde de un precipicio institucional, que no ha sabido darle el valor que tiene y a la cual ataca sin saber que sin ella es la misma nación la que se lastima sin posibilidad de ser reinventada como a sus acólitos les encanta hacer.
El esquema elegido por el gobierno carecía del líder carismático que todo gobierno corporativista necesita, aquel caudillo que las masas siguen, aquel como fue Perón, pero este proceso de políticos patagónicos no lo tenía y un hecho impensado, fortuito y lamentable como la muerte de Néstor Kirchner, hizo que un presidente sin mayores luces conductivas pasara a ser la figura que el esquema necesitaba y dejó de ser una persona normal para ser ÉL, con todo lo que ello encierra, teniendo más idolatría que en vida.
Resta saber que sucederá, aunque es previsible que si este modelo no puede continuar porque la “rereelección” no se concreta, posiblemente con “ella” termine el periodo K y comience otro que seguramente no rendirá culto al personalismo que hoy se hace.
A pesar del uso de descalificativos hacia quienes no piensan igual o marquen los errores cometidos, lo cierto es que el mayor déficit de esta gestión ha sido el tema energético en donde no se ha atendido absolutamente nada y el colapso ha llegado y costará no solo una enorme parte del presupuesto, sino demandará un tiempo cercano a más de un lustro para empezar a tener los resultados que equiparen lo que se debió hacer hace un periodo igual de tiempo.
Por lo tanto es sumamente difícil salir de la crisis y ser nuevamente competitivos si tenemos una carencia de energía para poder producir de manera que nos permitan ubicarnos en el mercado, al menos, latinoamericano de manera adecuada.
Resta destacar que seguimos aumentando la deuda externa en proyección geométrica y que es a tal grado que, por ejemplo, al Club de Paris hace doce años que no se le paga la deuda contraída. El panorama no es para nada alentador, máximo cuando somos soja dependientes y si por alguna razón fracasa una cosecha o cae el precio internacional y con ello las retenciones, entraremos en una espiral de imprevisibles consecuencias recesivas.
No queremos concluir sin mencionar que cuando uno comienza a pensar que el imitador es el original y este el imitador, es símbolo inequívoco que algo se ha deteriorado en la imagen de un personaje, ello es lo que últimamente me está sucediendo, he comenzado a confundir a Fátima Flores con nuestra presidenta ¿Por qué será?