Respondiendo a la Concejal Susana Ghilardi

Las declaraciones vertidas por la Concejal Susana Ghilardi en el programa radial “Hablemos Claro”, reproducidas en la edición anterior de “Ecos de Punilla” me impone formular algunas reflexiones que probablemente aclaren las causas de la confrontación.
Ante todo dejo en claro mi afecto personal hacia la nombrada como asimismo el reconocimiento a su capacidad y laboriosidad.
Dice la Concejal Ghilardi que le preocupó mi criterio de considerar saludable una voz disidente en el bloque oficialista por la eventual incorporación de Darío Almada. Sobre el particular sostiene que la disidencia debe estar reservada exclusivamente para la oposición, porque, según sus dichos, disentir dentro del bloque significa propiciar fracturas en un grupo que se complementa por sentirse identificado con la gestión municipal.
Considero que sus expresiones son elocuentes para explicar nuestros desencuentros ideológicos. Yo pienso que el disenso no es una disputa, no es un enfrentamiento perturbador, es solo una divergencia de opiniones que se erige como la más cabal expresión de la libertad del pensamiento; con el disenso comienza la ciencia, porque las opiniones diversas estimulan la investigación y la reflexión que nos conducen a la verdad que buscamos.
Los célebres filósofos de la antigua Grecia buscaron el conocimiento mediante el análisis de opiniones distintas. Sócrates concurría a la plaza y preguntaba a cualquiera sobre determinada cuestión; luego hacía la misma pregunta a otro y luego a otro y de ese modo, con lo que extraía de opiniones divergentes iba mejorando el concepto sobre el tema que le interesaba. Platón, mediante la dialéctica mantiene la disparidad de pensamientos pero lo hace partiendo de una idea para luego hacer la crítica de ella, y así sucesivamente iba depurando la idea original. También Aristóteles indaga la realidad transitando de una afirmación a otra y luego a otra, pero en su caso el tránsito entre las distintas posiciones lo practica buscando generar leyes que lo lleven metódicamente de una afirmación a la siguiente, dando así origen a la lógica.
Sin duda la filosofía evolucionó con el transcurso de los siglos, pero con ese respaldo filosófico fui forjando mi convicción de que el disenso es el camino que nos conduce a mejorar cualquier concepto. Cuando alguien tiene un pensamiento distinto al mío pienso que me va a enriquecer intelectualmente, porque me aporta otro punto de vista que me llevará a profundizar el análisis de lo que procuro dilucidar.
La política tiene una estrecha relación con esta temática si tomamos en cuenta que la diversidad de ideas, el respeto a la opinión diferente, admitir que quien no concuerda conmigo puede tener razón, son postulados inherentes a una auténtica democracia.
Es claro que este camino sirve a quienes procuran llegar al conocimiento verdadero o la solución justa, pero crea dificultades a aquellos cuyo único propósito es imponer su voluntad.
Lo opuesto a la valoración de las opiniones diferentes es precisamente creer que quien piensa distinto entorpece la gestión. Lo opuesto es eludir el disenso para defender a rajatablas las órdenes que bajan del poder al que pertenecen.
Consecuente con ello digo que el motivo que despertara la reacción de la Concejal fue mi opinión de que la vacante a producirse en el Concejo Deliberante le corresponde a Darío Almada. Si Susana Ghilardi opina lo contrario hubiera sido estupendo que expresara las razones legales de su desacuerdo (no alusiones políticas como lo del derecho y el deber). Su opinión hubiese resultado valiosa para analizar ambas posiciones y extraer o buscar en esa confrontación de ideas la solución de mejor sustento.
Sin embargo, mi opinión contraria a la intención de un gobierno empecinado en negarle a Almada un derecho que a mi juicio le corresponde, no le ha generado argumentos para contradecir esa teoría y al no tener respuesta ajustada al marco legal su reacción fue atacarme por pensar distinto.
La prueba de ello no puede ser más contundente. A modo de réplica alega de que no se labraron actas en la gestión anterior del Concejo Deliberante y que las últimas provienen de la gestión 2003-2007 acusándome de no haber reclamado por ese faltante.
¿Tiene algo que ver con el tema del debate?. ¿No es insólita esa refutación al caso Almada?. Igual le respondo: No voy a decir que miente porque no está en mi ánimo el agravio, pero categóricamente afirmo que ignora lo actuado en la especie durante el período referido.
En ese período, el Secretario Juan Palacio labraba las actas de cada sesión y entregaba un ejemplar a cada bloque para revisarlo y prestar conformidad o plantear modificaciones. Luego de eso se aprobaba durante las sesiones. En la etapa final de la gestión las actas llegaban atrasadas. El primer reclamo lo formuló enérgicamente la ex concejal Ana Nieto. Más adelante, en cada una de las últimas sesiones reclamé a la Presidencia y al Secretario la imperiosa necesidad de normalizar esa situación. Por ello, afirmo terminantemente que no es cierto que no se labraron actas y que no es cierto que nuestro bloque no cumplió su deber de formular firmes e insistentes reclamos cuando se atrasaron en su elaboración. Lo que expongo se acredita con innumerables pruebas documentales y testimoniales.
Otra acusación incomprensible y extraña al tema la formula al sostener que desde el Partido me han ofrecido cargos “muy importantes” que luego de aceptarlos he renunciado a los mismos desconcertándolos con esa incoherencia. Su reproche me deja perplejo. No se de que ofrecimientos habla ni a que renuncias refiere. El único “ofrecimiento” fue pedirme si podía asesorarlos en cuestiones legales cuando sea consultado, lo que acepté y cada vez que me consultaron les di mi opinión, como lo hago con otros bloques de localidades vecinas, en todos los casos desinteresadamente pues nunca acepté remuneración alguna por esa tarea. Creo innecesario aclarar que por prestar una colaboración no estoy obligado a defender cualquier decisión que tome el gobierno.
La actitud de la concejal Ghilardi es el mejor indicador de nuestras diferencias. Yo me inclino decididamente por una horizontalidad verdadera que permita actuar sin condicionamientos a quienes conforman la estructura del gobierno y del Partido.
La Concejal ha dado muestras de su verticalidad, lo ha confesado al sostener que por sentirse identificada con la gestión del gobierno, permitir una voz disidente significa propiciar fracturas, y además ratifica su verticalidad procurando combatirme por sostener una opinión que no coincide con las intenciones del Poder Ejecutivo.
Si bien aguardo nuevas represalias con motivo de esta nota, no habré de renunciar a formular severas críticas cuando advierta una arbitrariedad o una grave trasgresión a las leyes. Sobre el negocio con Barreiro por ejemplo, no dejaré de expresar mi absoluto rechazo por la gravedad que encierra. A quienes consideran que eso importa una incoherencia por mi identidad política, les digo que a mi juicio constituye una sana actitud de coherencia con los principios éticos que enarbola nuestro más que centenario Partido.
A propósito del caso Barreiro: En la audición “Hablemos Claro” del pasado sábado, el Intendente manifestó que no debatiría conmigo porque lo he tratado de corrupto. Aclaro: Nunca tuve la intención de debatir con él y nunca lo traté de corrupto. Seguramente de mis críticas al referido contrato con Barreiro infiere que le atribuyo corrupción. Esa inferencia corre por su cuenta, pero no deja de ser llamativa.
Destaco finalmente con el mayor énfasis que mi condición de afiliado radical no me inhibe para denunciar públicamente aquellos actos reñidos con la ley. Soy un ciudadano libre que respeta, valora y ejerce su libertad.

Luis A. Kessler