El Director de Servicios Públicos del municipio faldense, Darío Almada, presentó la renuncia al cargo

La gota que habría colmado el vaso sería la intervención del titular de Obras Públicas impidiendo la ejecución de una urgente tarea que se había autorizado y ordenado, restándole autoridad. Podría interpretarse como un mal entendido, pero hay cuestiones de arrastre a considerar.

Sobre el cierre de esta edición, las versiones que emanan de la sede municipal apuntan que el Director de Servicios Públicos Darío Almada había presentado la renuncia al cargo que ostenta desde el inicio de la administración encabezada por el intendente Eduardo Arduh. Precisamente, éste habría recibido la dimisión y le habría informado al renunciante que la trataría dentro de las próximas horas.
De acuerdo con la información que ha llegado a esta redacción, el texto de la dimisión señalaría que la razón sería “la falta de respuesta, el escaso apoyo, no poseer facultades y la total indiferencia que se le brindaba por parte de sus superiores”, y considera que “ese área sin respaldo no favorece a la ejecución de tareas en forma correcta, ya que la labor exige de dinamismo, operatividad y eficiencia”. Con posterioridad, el texto manifestaría el deseo de éxito de la gestión de gobierno y la decisión de respaldo a la misma.
Podría decirse que se trata de una política y diplomática dimisión en lo que respecta a la forma de dirigirse al Intendente, pero, cabe señalar que tiene un fuerte contenido de crítica al Secretario de Obras Públicas Damián Olmos, la que se evidencia en el motivo que genera la renuncia.
Es obvio que se trata de un problema de arrastre, no es una decisión tomada en caliente o a la ligera, sino que manifiesta dificultades previas en la relación que mantenían ambos funcionarios. La situación podría ser manejable si la cuestión se mantuviera en ese ámbito, sin embargo, las primeras opiniones que provocó la dimisión también incursionaron en el terreno político interno del radicalismo faldense, ya que entendieron que no se trata de una renuncia más, sino la de quien detenta la Vicepresidencia del partido y que por distintas razones había conducido, en gran medida, la campaña que llevó al triunfo a las actuales autoridades. Por otra parte, esta sería la segunda renuncia que afecta al sector político que tradicionalmente es conducido por el legendario Carlos Enrique Pérez, lo que provoca que dirigentes de segundas y terceras líneas comiencen a manifestar inquietud.
El anuncio público de la renuncia, que hizo Mario Thibault en el Programa Hablemos Claro, generó una serie de llamadas de oyentes que apoyaron la labor que venía concretando Almada, pues entendían que era el funcionario que otorgaba respuestas a sus reclamos, en contraposición a las actitudes mostradas por el titular del área.

A criterio de muchos, la administración municipal debía, en este lapso, provocar ajustes operativos y de consenso interno para encarar las políticas de gobierno que le dieran identidad a una gestión que ha debido trasuntar un tiempo de trabajo a contra reloj dadas las dificultades que encontró al asumir y lo inmediato de tener que enfrentar la temporada turística. El “chispazo” puede que sea temprano, pero puede ser un punto de inflexión, de reflexión, de barajar y dar de nuevo, de hacer confluir el discurso con la acción, tanto hacia dentro como hacia afuera. La política es el arte del diálogo con el objetivo de obtener los mejores resultados para lo comunal, los funcionarios, en ese marco, deben estar dispuestos a sacrificar intereses personales y de sector, es de esperar que así suceda, para afianzar una gestión que viene con expectativas positivas, como se señala en una opinión de esta edición.