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Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 26 de enero de 2012

Cosquín 2012

Las primeras tres lunas coscoinas

Como todos los años comenzó el Festival Nacional del Folklore con la bendición que el Cura Párroco hace del evento para que, como en todas las ediciones anteriores, se desarrolle bajo la protección invocada.
El Himno Nacional entonado por un emotivo Coro de Cámara hizo emocionar a los presentes que entonaron las estrofas cargados del sentimiento de nacionalidad que florece en este tipo de reuniones artísticas.
La poesía acompañó el comienzo de esta edición como lo viene haciendo desde hace más de medio siglo, porque el folklore es música, pero fundamentalmente también es poesía, que brotando desde el fondo de la historia misma nos trae la esencia espiritual de la tierra.
Los fuegos de artificio que acompañan al grito “Aquí Cosquín, Capital del Folklore” que es la identificación del festival, que año tras año continúa asombrando con los colores que proyectan en el límpido cielo de Punilla.
Ceibo abrió la noche propiamente artística con la música a que nos tiene acostumbrados, grupo ya consagrado que es un fiel representante de la tierra que recibe al país musical y que ha sabido tener en estos jóvenes a unos embajadores de lujo.
Tampoco podían estar ausentes los Ganadores del Pre Cosquín, en este caso el Dúo Vocal “Primera Junta” que nos asombro con su frescura y que están compitiendo por el premio Revelación lo cual no es poco en la vida de un artista.
Así como hace unos años actuara en el escenario Atahualpa Yupanqui, Julio Boca, dejando en claro porque había triunfado en todos los escenarios del mundo, así como reiteró todo su arte y armonía corporal en su despedida del país en La Falda en su Festival del Tango, fue el turno del comienzo de la despedida de su amiga y partenaire Eleonora Casano, la estrella que le acompaño en memorables noches en los escenarios del mundo y que al pie del Pan de Azúcar nos conmovió con la ductilidad y perfección de sus movimientos, con la compleja simpleza de una expresión que hizo que el público aplaudiera de pie a esta estrella de tan aquilatados meritos ha sabido cosechar y que en esta noche inolvidable nos permitió disfrutar de un arte que es fruto de largos años de estudios y sacrificios en pos del perfeccionamiento de la danza. Un acierto el haberla programado y el poder despedirla de la manera que solo los grandes se merecen: con aplausos y vítores de pie.
Eleonora Casano bailó piezas de Astor Piazzola y otros tangos que se ajustaron a la perfección al público y al escenario mayor de América.
La Plaza Próspero Molina estalló cuando se hizo presente el Chaqueño Palavecino, fiel exponente de la música folklórica, en especial la festivalera, que desde hace unos años es uno de los números convocantes de todos los festivales y que más allá de su estilo de canto veloz, es uno de los pocos representantes del folklore puro que quedan, fiel a esta música y que la platea sabe reconocer a la hora de evaluar con los aplausos sus presentaciones.
La razón por la cual es preferido, la causa porque lo siguen multitudes, a pesar de sus limitaciones vocales, de tener músicos saltarines como canguros, es parte de ese misterio llamado éxito, es ejemplo acabado del enigma que acompaña a quienes son elegidos del público, lo cual no tiene explicación lógica, solo un romance entre las partes que se renueva en cada actuación y que por eso los hace diferentes.
Sin embargo es menester resaltar que la plaza no alcanzo el lleno total y que estuvo en un 90% de su capacidad, lo cual debe ser un llamado de atención frente a anteriores ediciones en donde literalmente “no cabía un alfiler más” y tratar de solucionar esta situación que al menos es novedosa por lo que significa de cara al futuro.
La segunda luna comenzó con la actuación de uno de los números festivaleros de mayor predicamento en los últimos tiempos como es el de Sergio Galleguillo, quien desde La Rioja trajo todo el fervor de la música chayera, aquella que se baila y juega durante el carnaval con una plantita de albahaca en la oreja y un puñado de harina en la otra.
Decir que este artista que surgiera a partir del grupo Los Amigos y que es una de las voces que mejor comunica el sentimiento de la liberación carnavalesca, es hacer justicia a este artista que no solo se limita a la música de su tierra, sino que rinde homenaje a los orígenes ferroviarios de su familia y conserva aquellos recuerdos los cuales vuelca en sus canciones de manera sobria y a la vez alegre.
La Rioja tierra del buen vino, del patay, del viento que aún trae el galope de Juan Facundo Quiroga en esa llanura de tierra colorada y que es indómita como lo fue el espíritu de sus caudillos. Por ello Sergio Galleguillo, sabiéndose heredero de ese paisaje, de esas montañas a las que rindiera culto Joaquín V. González nos trae en cada presentación la impronta de esta tierra de bravos guerreros y notables poetas, como Héctor David Gatica o músicos como el ex Quilla Huasi, Ramón Navarro
La noche continúo con un músico notable, comprometido con la composición musical y los derechos humanos como es el pianista Miguel Ángel Estrella, quien ha llevado el arte de este fino instrumento por el mundo entero, juntamente con un mensaje de paz entre los pueblos.
Decir que lo suyo es supremo, excelso, que es un deleite para los oídos poder escucharlo, es quedarnos cortos en los elogios, ya que es uno de los números mas importantes de los últimos festivales, comparable con el Julio Boca o el de Eleonora Casano, ha sido traer un espectáculo de primer nivel, que nos hace recordar a las actuaciones de Rubén Duran, Ariel Ramírez en este escenario mayor de Cosquín.
El chamamé vino de la mano de un ya conocido Antonio Tarrago Ros, quien en esta oportunidad estuvo acompañado por el controvertido ahora “historiador” del nuevo Instituto Revisionista “Manuel Dorrego”, quien siguiendo la ruta que abrieran Feliz Luna y Ramírez o Carlos Di Fulvio, presentaron el trabajo “Pasiones en la Historia Argentina”, una propuesta sobre nuestro pasado en donde abordan temas las relaciones humanas de nuestros antepasados las cuales se vuelven texto y música en estos dos exponentes.
En cuanto a Pacho O’Donnell en la conferencia de prensa no hizo más que alentar la hoguera de la historia y la polémica entre los difusores de esta o los amateurs al decir de ciertos profesionales del pasado y quienes la abordan desde la ciencia. Lo lamentable, al menos para quienes escriben es que se debería dejar de lado el aliento al excluir a ciertos “hombres de la historia” como rezaba aquella vieja publicación del CEDAL y no manifestar que en el espectáculo no se verá ni a Rivadavia, ni a Sarmiento, como si todos los males fueran obra exclusiva de ellos, aun aquellos que los han superado en el tiempo.
Lo que podamos acotar de Tarragos Ros seria redundante toda vez que tiene tras de sí una larga y aquilatada experiencia y composiciones de merecidos éxitos, lo que nos interesa es destacar es la combinación observada la cual viene a complementar aquellas obras como Mujeres Argentinas o Canto Monumento antes citada en sus autores.
Abel Pinto es otro de los jóvenes artistas del momento, una voz diferente, una propuesta diferente, con nivel internacional y que no en vano ha sido una de las consagraciones de Cosquín. Sus canciones tienen una tonalidad propia, un perfil propio que quedó en evidencia en su último trabajo discográfico Reevolución que fue al que apeló junto a temas de otros trabajos anteriores.
Decir que el canto surero estuvo presente es manifestar que uno de los más grandes exponentes estuvo presente, nos referimos a Omar Moreno Palacio, un hombre grande que canta verdades desde la perspectiva de su horizonte geográfico y que hace del buen gusto y el respeto al publico un culto, amén que sea uno de los últimos cultores de un folklore puro, regional, pero auténticamente nuestro como pocos. De más esta decir que entre este artista y el público, en especial el joven, existe un romance que es el que lo convierte en un caso especial e irrepetible.
Cuando ya han pasado tres lunas de este Cosquín 2012, aquello que veníamos adelantando en las notas previas, lamentablemente, se viene cumpliendo casi al pie de la letra, ya que el público ha sido reticente a la asistencia y los dos supuestamente días centrales como son el viernes y sábado, se pudieron observar amplios sectores sin cubrir lo que nos da muestra claras de que el abandono de los valores y estilos que le dieron origen son los que le están restando publico al mismo. De las noches que quedan seguramente la de La Mona Giménez, Los Tekis, la de Jorge Rojas y muy eventualmente la de Nocheros podrán ser las que estén a pleno, lo cual deberá ser una llamado de atención respecto en primer lugar a agregar una luna más y segundo respecto a propuestas que nada tienen que ver con el folklore.
La noche comenzó entonces que el violín endiablado de Néstor Garnica, un instrumento que según dicen los entendidos cuando suena así es porque tuvo algún pacto con el diablo en una salamanca, cosa poco probable por cierto, pero que alimenta la imaginación popular y hace al prestigio del artista dándole un toque de magia y misterio a lo suyo.
Lo que podamos decir de este intérprete es poco ya que no solo es un prodigio musical, sino que en sus cantos también hace su aporte a los festivales toda vez que deja el alma en cada una de las actuaciones, situación esta que siempre le es reconocida y no ha sido esta la excepción.
Posteriormente se produjo el canto de un grande como es Cesar Isella que ha comenzado así la despedida de los escenarios, la cual será seguramente de largo aliento. Decir que este cantor fue uno de los primeros integrantes de Los Fronterizos, junto a Moreno, Madeo y López, es decir que es un pedazo mismo de la historia del canto popular y folklórico.
Posteriormente inició su etapa solista la cual fue exitosa y la que prosigue hasta hoy de manera sostenida. Este artista no se limitó solamente al canto, sino ha sido y es un enorme compositor y en conjunción con otros poetas ha dejado temas inolvidables como Canción con todos, Fuego en Animaná, por solo citar algunos de ellos.
Estamos persuadidos que seguirá componiendo que podrán ahora salir cosas muy ricas de su inspiración y que continuara descubriendo nuevos talentos, aunque deba para ello esperar largos años y juicios de por medio para que se reconozca esta faceta suya. En suma, un momento emotivo el que nos toco vivir de la mano de este artista.
Lo lamentable es que en la despedida del Festival nadie de la Comisión, se haya hecho presente, aunque más no sea para estrecharlo en un abrazo, cuando a tantos representantes se los ha premiado con el poncho coscoíno, a quien dejó tanto por el mismo nadie, salvo el público le despidió. En este lamentablemente el Festival “mostró la hilacha” con Cesar Isella.
Desde Santiago del Estero, tierra madre de ciudades, “pacha” de grandes compositores y músicos, llego Motta Luna, un cantor que alguna vez integrara con la coscoína Paola Bernal “Los Descendientes” y que se ha convertido un referente obligatorio de la “nueva música folklórica”, siendo necesario destacar que es un creador extraordinario, que puede llegar a dar muchísimo, pero que ello será más aún, si respeta el origen de la música, sino se extravía en composiciones con una serie de innovaciones que no son propias de la música de tierra adentro. Con esto queremos destacar que es una propuesta de envergadura, solo que cuando se ciña más a las raíces naturales, lo suyo esta capaz predestinado a ser una referencia obligatoria en el firmamento folklórico.
Otro grupo que tuvo una actuación para señalar ha sido Alma de Luna, quienes tienen una propuesta joven que tiene un acento cordobés, el cual de cierta manera los hizo “jugar de locales”, dándoles una hándicap el cual han sabido aprovechar y dejarnos estas canciones del alma las cuales han grabado en un disco anterior y del cual hicieron algunos temas juntamente con la nueva propuesta musical que tienen. Alma de Luna un fenómeno discográfico que el tiempo dirá, de continuar así, que son una propuesta obligatoria para levantar el ánimo festivalero.
El humor, aquel que en las primeras ediciones llegara de la mano de un chaqueño y que después se convirtió en referente obligatorio, como es don Luis Landriscina, tuvo en esta oportunidad la espontaneidad y el desenfado de un crudelejeño que con desparpajo arranca la risa de los presentes de manera natural, estamos haciendo referencia a Cacho Buenaventura.
Otro crudelejeño, aquel que conociéramos en sus años jóvenes cantando con los Twister Boys, que luego como solista pasó a ser Marito González y que hoy ya consagrado es conocido simplemente como Jairo.
La unión de este cantante de una voz privilegiada con Daniel Salzano ha sido una de las que mejores réditos ha sabido dar ya que entre la narrativa excelsa del Director de Centro España Córdoba y la composición musical de Rubén González ha producido hermosos trabajos discográficos como Ferroviario o Enamorados, lo cual no es poco decir en estos tiempos de baja producción intelectual y musical.
Jairo es nuestro, lo sentimos como un embajador internacional, aquel que supo actuar en el Olimpia de Paris o en los teatros más afamados de España y el mundo, por ello siempre estaremos exagerando cuando croniquemos lo suyo, cuando hagamos referencia a sus actuaciones, pero quien puede decir algo de quien mejor entona el Ave María y quien dueño de una garganta privilegiada se puede aventurar por cualquier género sin drama alguno, siendo el cualquiera de ellos un consagrado, ello solo diremos..”Simplemente en Cosquín canto Jairo”, lo de más está de sobra!

Crónica y Análisis
Alfredo Ferrarassi / Georgina Bernardi

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