Basta de discriminaciones
Por Alfredo Ferrarassi
Cuando aun no se acallan los ecos de la anterior nota, “Con los discapacitados no”, nuevamente debemos retomar el tema porque lejos de entrar en una etapa de solución el mismo parece agudizarse, al grado que algunos de los actores, en este caso choferes que son la “voz cantante” empresaria, endurecen su posición y no están dispuestos a dar marcha atrás en este comportamiento, el cual de momento, es al menos absurdo, pero a su vez transita por una fina línea divisoria que lo puede convertir en delito, con lo cual cambiaría radicalmente la temática.
Los sucesos que han ocurrido durante la semana no hacen más que agravar la situación, ya que en uno de ellos se sumaron a la discusión terceros en la defensa de la atribulada Lucina Farioli e hijo y ante la sensibilidad que el caso está despertando, sería lamentable que no puedan entrar en razón los empresarios dado que lo que está en juego no es nada más y nada menos que la salud de un adolescente que para avanzar en su tratamiento, ya que necesita poder desplazarse sin tener que padecer la serie de tensiones innecesarias que a diario debe vivir.
Por otro lado, tampoco es posible que deba explicarse reiteradamente una patología para que los derechos que a ambos les competen sean respetados, puesto que por otro lado también debe estar garantizada la preservación de su intimidad.
La situación es grave porque implica a una serie de actores que no deberían estar involucrados de no ser estrictamente requerida y necesaria su acción, como es el caso de la Policía, que es llamada a intervenir, dando siempre por sentado que los conductores tienen razón, cuando perfectamente se puede inferir que toman partido porque a veces son llevados por fuera del cupo establecido y favor con favor se paga, con lo cual gracias al incumplimiento de las leyes vigentes por parte de las empresas quedan sospechados quienes deben por su función no solo ser independientes si no objetivos en su accionar.
El jueves 3 del corriente y como estaba planificado, un Inspector de la ERSEP, vestido como un vecino cualquiera para no ser reconocido y poder corroborar la denuncia, se estableció en la Terminal de Villa Giardino, allí pudo verificar que las Empresas LUMASA, Ciudad de Córdoba y Sarmiento, no solo no quisieron trasladarlos si no hasta trataron mal hasta al propio inspector, excepto la encargada de la boletería de la última empresa citada.
En cuanto a LUMASA, que tiene horario de 17.50 de salida de Giardino por exigencia del inspector debió trasladar a los mismos, ya que había manifestado que “esta empresa no lleva discapacitados”. El conductor dijo les llevaría a la Administración en Huerta Grande y tomó su celular para poner de aviso a la misma, ante esto el funcionario le recordó que estaba prohibido hablar mientras se maneja y que si quería hacerlo debía detener el coche al costado de la ruta, la ira se apoderó del chofer estrellando el teléfono personal contra el piso. Esto sumado a que desvió el recorrido para ir hasta la sede empresarial donde nadie los atendió, significó también que muchos pasajeros no pudieron tomar el servicio porque no paso por los lugares y horarios establecidos. A la llegada a La Falda se labró un acta con todas las irregularidades cometidas.
Con posterioridad se dirigieron a las boleterías del Sarmiento y Ciudad de Córdoba, donde al preguntársele cuantos discapacitados podían llevar, dijeron “uno y el acompañante”. Al volver a presentarse el Inspector e informales que el cupo había sido derogado, argumentaron que “ellos cumplen ordenes de las empresas”.
Un chofer de la empresa Ciudad de Córdoba que se hallaba en la boletería y que se negó a identificarse, dijo que “denuncien todo lo que quieran, tenemos una parva altísima de denuncias y nunca pasa nada”. Con lo cual solo nos queda preguntarnos de acuerdo a los rumores que están en la calle, ¿si esta impunidad que se observa no es fruto de saber que los auténticos dueños de ciertas empresas son altos personajes de la política provincial? Con lo cual y de ser cierto, podría ser una de las explicaciones posibles ante tanto desprecio por los derechos humanos, porque de última de eso es lo que se trata.
Siempre me he formulado una serie de preguntas sobre que hubiera sido de ciertos personajes históricos famosos de haber vivido en La Falda y/o zona, ya que estos actos de discriminación no son para nada nuevos, si no que tienen, al menos, varias décadas de existencia. ¿Un resabio de nuestro pasado autoritario? ¿Una herencia que no queremos asumir y mucho menos cambiar?
Veamos un poco para que podamos darnos cuenta del daño que se hace cuando se producen este tipo de acciones reñidas con la ética. Se sostiene hoy, por medio de estudios realizados, por ejemplo que Isaac Newton habría padecido del síndrome de Asperger, sin embargo esto no le impidió formular la Ley de Gravitación Universal y que hasta el propio Albert Einstein, quien revolucionó la física con la Teoría de la Relatividad, que también lo habría tenido, aunque otros han podido demostrar que en realidad padecía de dislexia. Otro caso emblemático sería el de Bram Cohen, creador del protocolo del programa Bit Torrent, ese que usamos para bajar archivos de internet, quien también al igual que Bill Gates padecerían un leve pero síndrome al fin del citado Asperger.
Solo por ampliar aun más la serie de personas celebres que han tenido una discapacidad citaremos a Vernom Smith, Premio Nobel de Economía, aquel que personificara Russell Crowe en “Una mente brillante (Beautiful Mind), Temple Grandin o Syd Barrett de Pink Floyd.
Ahora bien, si estos famosos citados, pero siendo ilustres desconocidos, hubiesen vivido en la zona, seguramente hubieran sido discriminados por las empresas de transporte y seguramente no podrían haber dado todo lo que han brindado a la sociedad, ya que un agente de policía, unos boleteros, o un chofer, vaya Ud. a saber con qué desconocidos dotes han dictaminado que debían quedarse varados “porque el patrón lo ordenó”.
Me pregunto ¿tendrán conciencia del daño que hacen con las actitudes que tienen para con los discapacitados? ¿Pensarán que tienen la felicidad comprada y la seguridad que jamás a algunos de sus afectos les puede pasar algo y tener que depender de personas como ellos? ¿Qué habrán sentido cuando han dejado bajo la lluvia o el frio a pasajeros solamente por ser discapacitados y no que querer subirlos? ¿Acaso no son también seres humanos? Y podría así continuar formulando preguntas, las cuales seguramente ninguno de ellos sabrán o podrán responder.
Esta serie de actitudes tienen, en nuestro pueblo, un origen lejano y otro cercano, las recientes son frutos del modelo sestopálico en el que no existieron espacios para los discapacitados, si no observen la remodelada Avenida Edén donde no fueron planificados los estacionamientos que por ley deberían existir y máximo en una zona turística.
Estas actitudes de empresarios, ex intendente negando una realidad que a todos nos compete me hizo acordar a Antonio Domingo Buzzi, aquel general gobernador de Tucumán durante el proceso que no encontró nada mejor que cargar en un camión a discapacitados, pobres y linyeras para tirarlos en Catamarca porque “afeaban” la ciudad. Unos eran discapacitados físicos y otros sociales porque en última instancia ni nosotros ni el estado hemos podido incluirlos para que superen esa situación. Entonces me vuelvo a preguntar ¿si no se los lleva en el colectivo el problema no existe? , esto es ser como la avestruz, es una conducta errónea, como es aquella de querer ocultar las cosas negándolas y tratando de esconder los problemas debajo de la alfombra.
Sólo que esto es más profundo de lo que pensamos y puede llegar a tener alcances insospechados, los cuales si viviéramos en un país serio seguramente tendríamos autoridades que tomarían cartas en el asunto brindando una solución real y efectiva. En efecto, no debemos engañarnos, los discapacitados que por ley las empresas deben llevar, no son una expropiación de asientos que hace el estado para que los ocupen aquellos, si no que el mismo (es decir todos nosotros) abona un monto para que puedan viajar sin inconvenientes libremente, una fuente reservada nos explica como es el funcionamiento de esto. Las empresas cobran una cifra establecida para destinar los espacios a los discapacitados, lo que sucedería es que esos montos suelen ser destinados al mantenimiento de las unidades y no para llevarlos, con lo cual se podría estar frente a una malversación de fondos, pero lo que es más grave aún es que esos asientos se venderían con lo cual se obtiene una ganancia mayor ya que se cobraría dos veces por ellos, uno lo que abona el estado y otro lo que hace el propio pasajero de buena fe.
Reiteramos en cualquier parte del mundo los derechos de personas con discapacidades diferentes son respetado y nos atreveríamos a afirmar que hasta sienten orgullo por ello, en cambio aquí siempre buscamos como se pueden transgredir las normas, jamás como podemos hacer para que sean más eficientes y por sobre todo que sean respetadas. Desconocer que los cupos han sido derogados por una disposición de la Suprema Corte de Justicia es un claro reflejo de lo que desgraciadamente como sociedad somos.
Cuando podamos cambiar estas conductas equivocadas volveremos a ser una república sería, mientras tanto veremos como otros países latinoamericanos se han convertido en ejemplos de credibilidad y nos superan ampliamente, mientras tanto la “picardía criolla” nos continúa arrojando cada vez más abajo en la escala de naciones. Si las violación de las normas fueran sancionadas con la severidad del caso, no solo no sucederían las atrocidades narradas, sino que comenzaríamos a ser nuevamente predecibles y creíbles.
Cuando aun no se acallan los ecos de la anterior nota, “Con los discapacitados no”, nuevamente debemos retomar el tema porque lejos de entrar en una etapa de solución el mismo parece agudizarse, al grado que algunos de los actores, en este caso choferes que son la “voz cantante” empresaria, endurecen su posición y no están dispuestos a dar marcha atrás en este comportamiento, el cual de momento, es al menos absurdo, pero a su vez transita por una fina línea divisoria que lo puede convertir en delito, con lo cual cambiaría radicalmente la temática.
Los sucesos que han ocurrido durante la semana no hacen más que agravar la situación, ya que en uno de ellos se sumaron a la discusión terceros en la defensa de la atribulada Lucina Farioli e hijo y ante la sensibilidad que el caso está despertando, sería lamentable que no puedan entrar en razón los empresarios dado que lo que está en juego no es nada más y nada menos que la salud de un adolescente que para avanzar en su tratamiento, ya que necesita poder desplazarse sin tener que padecer la serie de tensiones innecesarias que a diario debe vivir.
Por otro lado, tampoco es posible que deba explicarse reiteradamente una patología para que los derechos que a ambos les competen sean respetados, puesto que por otro lado también debe estar garantizada la preservación de su intimidad.
La situación es grave porque implica a una serie de actores que no deberían estar involucrados de no ser estrictamente requerida y necesaria su acción, como es el caso de la Policía, que es llamada a intervenir, dando siempre por sentado que los conductores tienen razón, cuando perfectamente se puede inferir que toman partido porque a veces son llevados por fuera del cupo establecido y favor con favor se paga, con lo cual gracias al incumplimiento de las leyes vigentes por parte de las empresas quedan sospechados quienes deben por su función no solo ser independientes si no objetivos en su accionar.
El jueves 3 del corriente y como estaba planificado, un Inspector de la ERSEP, vestido como un vecino cualquiera para no ser reconocido y poder corroborar la denuncia, se estableció en la Terminal de Villa Giardino, allí pudo verificar que las Empresas LUMASA, Ciudad de Córdoba y Sarmiento, no solo no quisieron trasladarlos si no hasta trataron mal hasta al propio inspector, excepto la encargada de la boletería de la última empresa citada.
En cuanto a LUMASA, que tiene horario de 17.50 de salida de Giardino por exigencia del inspector debió trasladar a los mismos, ya que había manifestado que “esta empresa no lleva discapacitados”. El conductor dijo les llevaría a la Administración en Huerta Grande y tomó su celular para poner de aviso a la misma, ante esto el funcionario le recordó que estaba prohibido hablar mientras se maneja y que si quería hacerlo debía detener el coche al costado de la ruta, la ira se apoderó del chofer estrellando el teléfono personal contra el piso. Esto sumado a que desvió el recorrido para ir hasta la sede empresarial donde nadie los atendió, significó también que muchos pasajeros no pudieron tomar el servicio porque no paso por los lugares y horarios establecidos. A la llegada a La Falda se labró un acta con todas las irregularidades cometidas.
Con posterioridad se dirigieron a las boleterías del Sarmiento y Ciudad de Córdoba, donde al preguntársele cuantos discapacitados podían llevar, dijeron “uno y el acompañante”. Al volver a presentarse el Inspector e informales que el cupo había sido derogado, argumentaron que “ellos cumplen ordenes de las empresas”.
Un chofer de la empresa Ciudad de Córdoba que se hallaba en la boletería y que se negó a identificarse, dijo que “denuncien todo lo que quieran, tenemos una parva altísima de denuncias y nunca pasa nada”. Con lo cual solo nos queda preguntarnos de acuerdo a los rumores que están en la calle, ¿si esta impunidad que se observa no es fruto de saber que los auténticos dueños de ciertas empresas son altos personajes de la política provincial? Con lo cual y de ser cierto, podría ser una de las explicaciones posibles ante tanto desprecio por los derechos humanos, porque de última de eso es lo que se trata.
Siempre me he formulado una serie de preguntas sobre que hubiera sido de ciertos personajes históricos famosos de haber vivido en La Falda y/o zona, ya que estos actos de discriminación no son para nada nuevos, si no que tienen, al menos, varias décadas de existencia. ¿Un resabio de nuestro pasado autoritario? ¿Una herencia que no queremos asumir y mucho menos cambiar?
Veamos un poco para que podamos darnos cuenta del daño que se hace cuando se producen este tipo de acciones reñidas con la ética. Se sostiene hoy, por medio de estudios realizados, por ejemplo que Isaac Newton habría padecido del síndrome de Asperger, sin embargo esto no le impidió formular la Ley de Gravitación Universal y que hasta el propio Albert Einstein, quien revolucionó la física con la Teoría de la Relatividad, que también lo habría tenido, aunque otros han podido demostrar que en realidad padecía de dislexia. Otro caso emblemático sería el de Bram Cohen, creador del protocolo del programa Bit Torrent, ese que usamos para bajar archivos de internet, quien también al igual que Bill Gates padecerían un leve pero síndrome al fin del citado Asperger.
Solo por ampliar aun más la serie de personas celebres que han tenido una discapacidad citaremos a Vernom Smith, Premio Nobel de Economía, aquel que personificara Russell Crowe en “Una mente brillante (Beautiful Mind), Temple Grandin o Syd Barrett de Pink Floyd.
Ahora bien, si estos famosos citados, pero siendo ilustres desconocidos, hubiesen vivido en la zona, seguramente hubieran sido discriminados por las empresas de transporte y seguramente no podrían haber dado todo lo que han brindado a la sociedad, ya que un agente de policía, unos boleteros, o un chofer, vaya Ud. a saber con qué desconocidos dotes han dictaminado que debían quedarse varados “porque el patrón lo ordenó”.
Me pregunto ¿tendrán conciencia del daño que hacen con las actitudes que tienen para con los discapacitados? ¿Pensarán que tienen la felicidad comprada y la seguridad que jamás a algunos de sus afectos les puede pasar algo y tener que depender de personas como ellos? ¿Qué habrán sentido cuando han dejado bajo la lluvia o el frio a pasajeros solamente por ser discapacitados y no que querer subirlos? ¿Acaso no son también seres humanos? Y podría así continuar formulando preguntas, las cuales seguramente ninguno de ellos sabrán o podrán responder.
Esta serie de actitudes tienen, en nuestro pueblo, un origen lejano y otro cercano, las recientes son frutos del modelo sestopálico en el que no existieron espacios para los discapacitados, si no observen la remodelada Avenida Edén donde no fueron planificados los estacionamientos que por ley deberían existir y máximo en una zona turística.
Estas actitudes de empresarios, ex intendente negando una realidad que a todos nos compete me hizo acordar a Antonio Domingo Buzzi, aquel general gobernador de Tucumán durante el proceso que no encontró nada mejor que cargar en un camión a discapacitados, pobres y linyeras para tirarlos en Catamarca porque “afeaban” la ciudad. Unos eran discapacitados físicos y otros sociales porque en última instancia ni nosotros ni el estado hemos podido incluirlos para que superen esa situación. Entonces me vuelvo a preguntar ¿si no se los lleva en el colectivo el problema no existe? , esto es ser como la avestruz, es una conducta errónea, como es aquella de querer ocultar las cosas negándolas y tratando de esconder los problemas debajo de la alfombra.
Sólo que esto es más profundo de lo que pensamos y puede llegar a tener alcances insospechados, los cuales si viviéramos en un país serio seguramente tendríamos autoridades que tomarían cartas en el asunto brindando una solución real y efectiva. En efecto, no debemos engañarnos, los discapacitados que por ley las empresas deben llevar, no son una expropiación de asientos que hace el estado para que los ocupen aquellos, si no que el mismo (es decir todos nosotros) abona un monto para que puedan viajar sin inconvenientes libremente, una fuente reservada nos explica como es el funcionamiento de esto. Las empresas cobran una cifra establecida para destinar los espacios a los discapacitados, lo que sucedería es que esos montos suelen ser destinados al mantenimiento de las unidades y no para llevarlos, con lo cual se podría estar frente a una malversación de fondos, pero lo que es más grave aún es que esos asientos se venderían con lo cual se obtiene una ganancia mayor ya que se cobraría dos veces por ellos, uno lo que abona el estado y otro lo que hace el propio pasajero de buena fe.
Reiteramos en cualquier parte del mundo los derechos de personas con discapacidades diferentes son respetado y nos atreveríamos a afirmar que hasta sienten orgullo por ello, en cambio aquí siempre buscamos como se pueden transgredir las normas, jamás como podemos hacer para que sean más eficientes y por sobre todo que sean respetadas. Desconocer que los cupos han sido derogados por una disposición de la Suprema Corte de Justicia es un claro reflejo de lo que desgraciadamente como sociedad somos.
Cuando podamos cambiar estas conductas equivocadas volveremos a ser una república sería, mientras tanto veremos como otros países latinoamericanos se han convertido en ejemplos de credibilidad y nos superan ampliamente, mientras tanto la “picardía criolla” nos continúa arrojando cada vez más abajo en la escala de naciones. Si las violación de las normas fueran sancionadas con la severidad del caso, no solo no sucederían las atrocidades narradas, sino que comenzaríamos a ser nuevamente predecibles y creíbles.
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