Nombre:
Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

viernes, 31 de diciembre de 2010

¿Manases o Estado ausente?

Por Alfredo Ferrarassi

La actual condición de las cosas nos lleva a preguntarnos si es La Falda una representación acabada de Manases o es la ausencia del Estado (municipal) lo que determina la presente situación, en la que más allá del rimbombante acto de inauguración de las obras de la Avenida Edén existen una serie de carencias que dejan al desnudo una ciudad en un estado casi abandónico por parte de las autoridades y que en estos días se evidencia cada vez más.
En efecto, comencemos por el aérea de salud. Allí el otrora Hospital Regional La Falda, orgullo de la zona central del valle, por obra y gracia de Ramón Mestre fue municipalizado, pero si bien su baja de categoría se hizo sentir, el esfuerzo de las autoridades locales lo mantuvo en un nivel aceptable, atendiendo una serie de necesidades básicas y derivando otras.
Es en esta gestión cuando el deterioro en la atención se hace notorio y evidente, cuando las quejas por las falencias se multiplican, cuando por la crisis económica imperante resaltan más las diferencias y quienes menos tienen parecen estar al margen de toda posibilidad.
Poco y nada se ha hecho para revertir esta situación de deterioro en aumento y parece el “hospital” más un dispensario en decadencia que un centro de atención que debe asistir a una masa cada vez mayor de vecinos necesitados de una cobertura primaria de salud.
Otro de las falencias llamativas es la concerniente a seguridad, la cual si bien no es responsabilidad directa de la órbita municipal, bien podría verse favorecida por las gestiones que pudiera llevar adelante la Municipalidad. Es más que frecuente escuchar a atribulados vecinos que son víctimas de algún delito y en muchos casos poder oír que no se denuncian, si son de poca magnitud, por el escepticismo que se tiene sobre la probabilidad que las fuerzas de seguridad resuelvan algo.
Atrás han quedado aquellas épocas en las que en La Falda se dormía con las ventanas abiertas al igual que las puertas sin llaves. Hoy en todo el territorio argentino hay un temor constante por las acciones contra las personas y bienes, siendo la ausencia de la protección obligatoria del estado una de las causas de esta situación. En el caso puntual de nuestra ciudad observamos que no hay un patrullaje adecuado y que el control es algo inexistente, al grado que la Plaza San Martín, a media cuadra de la central local de policía y al frente de la clínica del intendente, a ciertas horas la misma es tierra de nadie, sin que alguien garantice el uso de la misma o lleve tranquilidad a los vecinos.
Sin pretender ensañarnos con ningún funcionario en particular, el área de cultura es una en las que la ausencia del poder de policía que le confiere la Carta Orgánica al Estado no se ejercita. El pasado en lugar de preservarse ha sido constantemente depredado, tanto en su conservación como en su valor intangible. Jamás en la historia de nuestro pueblo se ha dilapidado tanto el capital humano como el material con que se cuenta.
Como decían las abuelas “como muestra sobra un botón”, éste es, sin dudas, la nueva Secretaría de Turismo, Cultura y Deporte. Observemos que el área de turismo tiene un cartel en letras de material inoxidable de cuestionable buen gusto, pero las otras dos áreas una mísera cartulina verde, con lo cual aquello que demostró hace tiempo “Don Segismundo” que es la relación entre el inconsciente y el accionar, en este caso es más que demostrativo de lo que la cultura significa para este intendente y para el encargado del área.
Por otro lado nos preguntamos si el tango es algo tan representativo de la cultura local, para que se apueste a querer darle un perfil predominante y excluyente por sobre los otros, cuando en realidad somos hijos de los inmigrantes de varias nacionalidades que le dieron un perfil distintivo a La Falda y hacia eso se debería apuntar para rescatar el pasado y de ser posible recuperar lo que se hizo oportunamente y que tuvo proyección nacional.
La ecología ocupa en todo el mundo un lugar de primer nivel y máximo si tiene como valor agregado el ser un bien patrimonial. La diagonal Los Eucaliptus que se hizo famosa, al igual que la parte final de la Avenida Edén por los ejemplares de este imponente árbol hoy presentan un aspecto lamentable. Varios de ellos han sido desbastados de manera despiadada y lo que es peor sin reponerlos por ningún ejemplar de ninguna especie, con lo cual la vereda oeste está en su primera y larga cuadra sin ningún ejemplar, lo cual nos lleva a preguntarnos ¿no sabían los propietarios que se debían reponer?, pero lo que es peor aún ¿y el estado municipal que hizo por hacer cumplir las Ordenanzas?
De continuar así la situación en poco tiempo lo que fue un paseo tradicional distintivo, se convertirá en un añorado y lamentado recuerdo de lo que una gestión en nombre de un supuesto progreso y modernización destruyó.
Todos, absolutamente todos están conscientes que se debe parar la tala en la zona este de La Falda y en el predio del Edén Hotel donde añosos ejemplares clásicos de Europa, plantados entre 1912 y la próxima década por los Eichhorn, que fueron el orgullo de la zona y provincia por la variedad de especies, al igual que los canteros con flores nacidas de las semillas que Frau Ida en cada viaje al viejo mundo traía y que posteriormente sembraba con cuidado.
Sin embargo o por desidia o por alentar la especulación inmobiliaria, lo cierto es que estamos matando “a la gallina de los huevos de oro” y lo que es peor vamos en camino a destruir un paisaje serrano adaptado que difícilmente podamos volver a recrear en el corto plazo.
Citamos a Freud porque no en vano ha sido quien desentraño los misterios de la mente y suele ser difícil salir de los actos fallidos que los gobernantes cometen. En efecto, en el símil “Muro de Berlín” que construyó en la Escuela “Mateo J. Molina”, en esa parodia del ex monolito a Sarmiento que erigió, se ha colocado una frase entrecomillada por lo cual debemos suponer es textual aunque no sabemos quién es el autor, que reza “Una escuela para todos”, con lo cual no sabemos si por los prejuicios que el marquismo tiene quiere significar que dicho centro educativo se abra a todos los sectores con lo cual estaría desconociendo que existe algo en educación que se llama radio y que debe ser estrictamente respetado o bien que al desconocer el valor de la educación popular, puesto que dio muestras acabadas de solo pensar en la privada y para una elite, pretenda que una escuela sola atienda todas las demandas de la población.
Lo lógico hubiera resultado, aunque lo hiciera demagógicamente, que la frase encerrara un concepto tan ansiado como “Escuelas para todos”, claro que ello por allí lo obligaría, aunque fuera una solo vez al día a pensar en los que menos tienen y no tanto en los amigos y sus negocios.
Pensar en los demás significa cuidarlos y en la Navidad pasada y en los días hacia el próximo Año Nuevo, hemos visto de manera alarmante la proliferación de sitios de ventas de pirotecnia, algunos en garajes sin la más mínima protección, aunque lo grave de este incremento y del uso de este material, es que cada vez es más potente el poder de explosión y hemos observado la venta a menores sin el más mínimo recaudo.
Todos los años deben lamentarse heridos por el uso de un elemento que requiere cierta destreza en su manejo, solo que en este 2010 parece que el Estado municipal en ésta, como en otras áreas, brilla pero por su ausencia.
En unos meses más habrá elecciones y con ellas esperanzas de un cambio o el atroz desencanto por saber que otros cuatro años del mismo signo político nos esperan, aunque en medio de tanta desesperación quede la mínima ilusión que los que vengan no sean al menos igual al que se va.
Entre tanto el “patafísico” mira alegremente los pajaritos y continúa subido en una “nube de Úbeda” creyendo que con ampliar las veredas cambió la historia y mientras se embelesa con la ejecución de la lira, La Falda se parece cada vez al termino griego de abandonado de dios, porque lo que ha estado ausente, mientras el intendente se dedicó a sumar kilometraje en su tarjeta viajera, es el estado municipal que llevó al pueblo a sentirse Manases.


(1) MANASÉS (Heb., Sept. Manassê), el mayor de los hijos de José y de la egipcia Aseneth (Gen., xli, 50-51; xlvi, 20). El nombre significa, “el que causa olvido”. José asignó este nombre porque consideraba que había desatendido sus deberes.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio