El mundo del revés
Por Alfredo Ferrarassi
Se aproxima el fin del año y con ello los análisis y balances de lo que ha sucedido a lo largo de casi 365 días. En cuanto a La Falda, es otro periodo más de esta gestión que continúa estando a espaldas de las necesidades de la gente y en la que el intendente reitera a quien quiera oírlo “que no le interesa lo que el pueblo diga”, lo cual debe traducirse como mientras sea él quien manda hará lo que se le venga en ganas, olvidándose que esto no es un virreinato y la que gobierna el país no es una monarquía.
Si a los dos periodos o sea a los ocho años que deberá cumplir, le restamos ocho meses que por suerte es lo que le queda de esta administración, tendremos que ha sido un gobernante autoritario, autocrático, caprichoso, que solo se preocupó de los amigos y que por su falta de experiencia en la lides políticas, se embelesó con los oropeles de la “fama” que da el poder y no ha sabido o no ha querido gobernar para todos, siendo un rasgo distintivo de sus periodos el evitable enfrentamiento permanente y el maniqueísmo en el que navegó su barco sin poder demostrar que fue un piloto de tormentas, quedándose en el rango de simple grumete, el cual cometió maniobras infantiles que luego necesitaron del calafate para que no zozobrara.
Todo en estos años se ha hecho “a tontas y a locas”, por allí por la necesidad de golpes de efecto que le permitieran una mayor flotabilidad pero que a la larga ni aun desprendiéndose del lastre puede mantener el barco en un rumbo seguro.
Sería injusto si nos limitáramos a la crítica exclusiva de la política oficial, ya que los errores por allí no hubieran sido tantos de haber existido una oposición madura, la cual tiene en este combo su cuota de responsabilidad, puesto que en muchos casos solo pensó en momentos eleccionarios, impidiendo que se consolidaran grupos con deseos de trabajar.
En efecto, los representantes de la vieja política, aquella que aparece casi con el cierre de las lista, la que improvisa, la que no ha entendido que hay que volver a activar la militancia y que trabajar no es sinónimo de estar en campaña, puesto que estas son una construcción en la que surgen las ideas nuevas, los jóvenes dirigentes, los planteos renovados a viejas cuestiones, esos dirigentes son entonces corresponsables de lo que ha sucedido pues al desactivar el accionar contribuyeron ya sea por desidia o por coraje a que el oficialismo hiciera lo que se le ocurriera, cuando lo que debió suceder es que se llenara de vecinos y de jóvenes el Concejo Deliberante, que se hiciera sentir la presión, pagando así los “salieris” del marquismo el costo político de la obsecuencia, en cambio se pecó de inocencia o de comodidad y a pesar de la oposición de los concejales, poco se ha podido hacer por esta manera de concebir la política, la cual en definitiva terminó siendo “funcional” al gobierno municipal.
Lo que debe desterrarse para siempre es mantener cerrada las puertas de los centros de discusiones porque cuando se entornan las entradas se aísla al pueblo produciendo una inmovilidad que termina pagándose demasiado cara posteriormente.
La estrategia de la ambulancia, que es la de ir recogiendo heridos de los repartos de cargos o internas no resultas de otros partidos, es muestra acabada de la falta de tácticas, de trabajo planificado y que en el corto plazo significa producir escoriaciones en los propios militantes que se ven desplazados. Tenemos entonces que la política es una ciencia y aquello que haga por fuera de la lógica y la ética termina siendo tanto o más pernicioso que lo que se dice querer combatir.
Cuando se trata de temas sociales aquella frase “a rio revuelto ganancia de pescadores” es una mentira que tiene un altísimo costo, porque de la improvisación no surge nada serio y menos duradero, puesto que el agua que se puede llegar a acarrear para el molino, también puede no ser potable, por lo tanto lo recomendable es el trabajo responsable, sin los oportunistas de último momento y menos de los supuestos salvadores que terminan siendo un cinturón de plomo.
Tanto en las alianzas, como yendo solo, lo que garantiza que no se fracase es el trabajo previo, el cual se logra a partir de la seriedad, del mensaje claro, no existiendo alquimia alguna por fuera de esto, ya que lo demás no asegura ni triunfo, ni la posterior gobernabilidad armónica.
En el pasado reciente hemos visto la parición de un fenómeno que era inédito en la historia de la Falda, como fue el de la aparición del “concejal encubierto”. Éste salió del pase de un edil de un partido a otro, permitiendo contar con los dos tercios necesarios para poder alcanzar la tan temida mayoría agravada que requiere nuestra Carta Orgánica.
En los pasados comicios el marquismo volvió a intentar una maniobra similar, apelando nuevamente a un partido vecinal para lograrlo, siendo el candidato un ex integrante del gobierno, a pesar de los esfuerzos por imponerlo esto no dio sus frutos, más allá que hiciera una performance que lo colocara en un lugar expectante. Hoy aparece el mismo candidato tratando de tejer alguna incorporación con una fuerza que puede pretender, cuando menos contar con uno o dos concejales.
Sin alcanzar la perfección de la poesía clásica, pero sabia al fin, Pablo Raúl Trullenque escribió la letra de un Escondido que le ha trascendiendo ampliamente, la misma es “La Pucha con el hombre”. En ella sostiene el autor... “Tropieza tantas veces/ en una misma piedra. Fruta que llega y pasa/ sin madurar… La pucha con el hombre/ querer ser tantas cosas/ y nunca es más que cuando/ tan solo es él”. Por demás claro está que no podemos permitirnos que suceda lo mismo otra vez, que volvamos a retroceder al primer gobierno marquista, ya que por suerte el costo político y ético de haber tenido que reformar un reglamento contradiciendo lo dispuesto por la Carta Orgánica, lo ha debido pagar y lo seguirá haciendo ante la historia el oficialismo, ya que este accionar ha sido una muestra acabada de lo que es un gobierno bonapartista.
Un reciente estudio sobre la educación en nuestro país, coloca a Argentina entre una de las naciones con mayor déficit en el mundo, ocupando uno de los últimos lugares. Esto no es nuevo y ha sido advertido desde hace tiempo por pedagogos serios, pero tanto a nivel nacional, provincial o municipal nada parece sacarlos de la modorra en que están y han apostado a una nivelación hacia abajo con los resultados que están a la vista.
En nuestra ciudad, al decir de Serrat “colgado de un barranco/ duerme mi pueblo blanco/ bajo un cielo, que a fuerza/ de no ver nunca el mar/ se olvidó de llorar”. Los faldenses no debemos permitirnos ser un municipio indiferente, en el que nada parece despertarnos porque si ello nos sucediera la caída sería en picada e imparable. Por suerte hay bolsones de resistencia a la opiácea política oficialista, que no ha hecho otra cosa que destruir el pasado cultural de La Falda y muestra de ello es la parodia que ha hecho del monolito a Sarmiento, degradándolo en su magnificencia y pintándolo en un color humillante al gran sanjuanino. Pero ¿qué otra actitud se podía esperar de esta gestión que demostró hasta el hartazgo su animadversión por la cultura y la educación?
El domingo por la mañana asistíamos azorados a un espectáculo deplorable, por el peligro que encerraba, como es ver pasar a unos enloquecidos pilotos del rally por la Avenida Edén a altísimas velocidades, despreciando la vida propia y ajena en un acto casi demencial. No somos retrógrados, pero en todos los órdenes deben existir limites y en este el mismo debe ser respetar las velocidades máximas que hay para el transito urbano.
Todos los días la “guardia pretoriana” del marquismo, los “zorros grises”, impiden el estacionamiento a los que transitan por la avenida, aun a los discapacitados, lo cual no compartimos pero bajo protesta debemos aceptar. El domingo estaban ausentes o se dedicaron a mirar pasar los autos, pero lo cierto es que algunos subieron a más de cien km horarios nuestra calle principal, sin que nadie pusiera orden en este aquelarre de velocidad y vértigo.
Nos preguntamos ¿que hubiera sucedido si se bajaba a la calle un niño o un anciano intentaba cruzarla? Seguramente un desastre, el cual de existir una cabeza pensante bajo ningún concepto puede permitir semejante desatino por el costo que puede llegar a tener.
Entendemos que el Intendente ha hecho un culto de la frase “pan y circo” y que en sus fantasías debe creer lleva una corona de laureles y que es el equivalente a Cesar, Augusto o Tiberio, pero en realidad con lo que vimos es una pobre réplica de Nerón, que como la protagonista de la novela de Stieg Larsson sueña con una caja de cerillas y un bidón de gasolina y porque no en una Falda en llamas!
Se aproxima el fin del año y con ello los análisis y balances de lo que ha sucedido a lo largo de casi 365 días. En cuanto a La Falda, es otro periodo más de esta gestión que continúa estando a espaldas de las necesidades de la gente y en la que el intendente reitera a quien quiera oírlo “que no le interesa lo que el pueblo diga”, lo cual debe traducirse como mientras sea él quien manda hará lo que se le venga en ganas, olvidándose que esto no es un virreinato y la que gobierna el país no es una monarquía.
Si a los dos periodos o sea a los ocho años que deberá cumplir, le restamos ocho meses que por suerte es lo que le queda de esta administración, tendremos que ha sido un gobernante autoritario, autocrático, caprichoso, que solo se preocupó de los amigos y que por su falta de experiencia en la lides políticas, se embelesó con los oropeles de la “fama” que da el poder y no ha sabido o no ha querido gobernar para todos, siendo un rasgo distintivo de sus periodos el evitable enfrentamiento permanente y el maniqueísmo en el que navegó su barco sin poder demostrar que fue un piloto de tormentas, quedándose en el rango de simple grumete, el cual cometió maniobras infantiles que luego necesitaron del calafate para que no zozobrara.
Todo en estos años se ha hecho “a tontas y a locas”, por allí por la necesidad de golpes de efecto que le permitieran una mayor flotabilidad pero que a la larga ni aun desprendiéndose del lastre puede mantener el barco en un rumbo seguro.
Sería injusto si nos limitáramos a la crítica exclusiva de la política oficial, ya que los errores por allí no hubieran sido tantos de haber existido una oposición madura, la cual tiene en este combo su cuota de responsabilidad, puesto que en muchos casos solo pensó en momentos eleccionarios, impidiendo que se consolidaran grupos con deseos de trabajar.
En efecto, los representantes de la vieja política, aquella que aparece casi con el cierre de las lista, la que improvisa, la que no ha entendido que hay que volver a activar la militancia y que trabajar no es sinónimo de estar en campaña, puesto que estas son una construcción en la que surgen las ideas nuevas, los jóvenes dirigentes, los planteos renovados a viejas cuestiones, esos dirigentes son entonces corresponsables de lo que ha sucedido pues al desactivar el accionar contribuyeron ya sea por desidia o por coraje a que el oficialismo hiciera lo que se le ocurriera, cuando lo que debió suceder es que se llenara de vecinos y de jóvenes el Concejo Deliberante, que se hiciera sentir la presión, pagando así los “salieris” del marquismo el costo político de la obsecuencia, en cambio se pecó de inocencia o de comodidad y a pesar de la oposición de los concejales, poco se ha podido hacer por esta manera de concebir la política, la cual en definitiva terminó siendo “funcional” al gobierno municipal.
Lo que debe desterrarse para siempre es mantener cerrada las puertas de los centros de discusiones porque cuando se entornan las entradas se aísla al pueblo produciendo una inmovilidad que termina pagándose demasiado cara posteriormente.
La estrategia de la ambulancia, que es la de ir recogiendo heridos de los repartos de cargos o internas no resultas de otros partidos, es muestra acabada de la falta de tácticas, de trabajo planificado y que en el corto plazo significa producir escoriaciones en los propios militantes que se ven desplazados. Tenemos entonces que la política es una ciencia y aquello que haga por fuera de la lógica y la ética termina siendo tanto o más pernicioso que lo que se dice querer combatir.
Cuando se trata de temas sociales aquella frase “a rio revuelto ganancia de pescadores” es una mentira que tiene un altísimo costo, porque de la improvisación no surge nada serio y menos duradero, puesto que el agua que se puede llegar a acarrear para el molino, también puede no ser potable, por lo tanto lo recomendable es el trabajo responsable, sin los oportunistas de último momento y menos de los supuestos salvadores que terminan siendo un cinturón de plomo.
Tanto en las alianzas, como yendo solo, lo que garantiza que no se fracase es el trabajo previo, el cual se logra a partir de la seriedad, del mensaje claro, no existiendo alquimia alguna por fuera de esto, ya que lo demás no asegura ni triunfo, ni la posterior gobernabilidad armónica.
En el pasado reciente hemos visto la parición de un fenómeno que era inédito en la historia de la Falda, como fue el de la aparición del “concejal encubierto”. Éste salió del pase de un edil de un partido a otro, permitiendo contar con los dos tercios necesarios para poder alcanzar la tan temida mayoría agravada que requiere nuestra Carta Orgánica.
En los pasados comicios el marquismo volvió a intentar una maniobra similar, apelando nuevamente a un partido vecinal para lograrlo, siendo el candidato un ex integrante del gobierno, a pesar de los esfuerzos por imponerlo esto no dio sus frutos, más allá que hiciera una performance que lo colocara en un lugar expectante. Hoy aparece el mismo candidato tratando de tejer alguna incorporación con una fuerza que puede pretender, cuando menos contar con uno o dos concejales.
Sin alcanzar la perfección de la poesía clásica, pero sabia al fin, Pablo Raúl Trullenque escribió la letra de un Escondido que le ha trascendiendo ampliamente, la misma es “La Pucha con el hombre”. En ella sostiene el autor... “Tropieza tantas veces/ en una misma piedra. Fruta que llega y pasa/ sin madurar… La pucha con el hombre/ querer ser tantas cosas/ y nunca es más que cuando/ tan solo es él”. Por demás claro está que no podemos permitirnos que suceda lo mismo otra vez, que volvamos a retroceder al primer gobierno marquista, ya que por suerte el costo político y ético de haber tenido que reformar un reglamento contradiciendo lo dispuesto por la Carta Orgánica, lo ha debido pagar y lo seguirá haciendo ante la historia el oficialismo, ya que este accionar ha sido una muestra acabada de lo que es un gobierno bonapartista.
Un reciente estudio sobre la educación en nuestro país, coloca a Argentina entre una de las naciones con mayor déficit en el mundo, ocupando uno de los últimos lugares. Esto no es nuevo y ha sido advertido desde hace tiempo por pedagogos serios, pero tanto a nivel nacional, provincial o municipal nada parece sacarlos de la modorra en que están y han apostado a una nivelación hacia abajo con los resultados que están a la vista.
En nuestra ciudad, al decir de Serrat “colgado de un barranco/ duerme mi pueblo blanco/ bajo un cielo, que a fuerza/ de no ver nunca el mar/ se olvidó de llorar”. Los faldenses no debemos permitirnos ser un municipio indiferente, en el que nada parece despertarnos porque si ello nos sucediera la caída sería en picada e imparable. Por suerte hay bolsones de resistencia a la opiácea política oficialista, que no ha hecho otra cosa que destruir el pasado cultural de La Falda y muestra de ello es la parodia que ha hecho del monolito a Sarmiento, degradándolo en su magnificencia y pintándolo en un color humillante al gran sanjuanino. Pero ¿qué otra actitud se podía esperar de esta gestión que demostró hasta el hartazgo su animadversión por la cultura y la educación?
El domingo por la mañana asistíamos azorados a un espectáculo deplorable, por el peligro que encerraba, como es ver pasar a unos enloquecidos pilotos del rally por la Avenida Edén a altísimas velocidades, despreciando la vida propia y ajena en un acto casi demencial. No somos retrógrados, pero en todos los órdenes deben existir limites y en este el mismo debe ser respetar las velocidades máximas que hay para el transito urbano.
Todos los días la “guardia pretoriana” del marquismo, los “zorros grises”, impiden el estacionamiento a los que transitan por la avenida, aun a los discapacitados, lo cual no compartimos pero bajo protesta debemos aceptar. El domingo estaban ausentes o se dedicaron a mirar pasar los autos, pero lo cierto es que algunos subieron a más de cien km horarios nuestra calle principal, sin que nadie pusiera orden en este aquelarre de velocidad y vértigo.
Nos preguntamos ¿que hubiera sucedido si se bajaba a la calle un niño o un anciano intentaba cruzarla? Seguramente un desastre, el cual de existir una cabeza pensante bajo ningún concepto puede permitir semejante desatino por el costo que puede llegar a tener.
Entendemos que el Intendente ha hecho un culto de la frase “pan y circo” y que en sus fantasías debe creer lleva una corona de laureles y que es el equivalente a Cesar, Augusto o Tiberio, pero en realidad con lo que vimos es una pobre réplica de Nerón, que como la protagonista de la novela de Stieg Larsson sueña con una caja de cerillas y un bidón de gasolina y porque no en una Falda en llamas!
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