Sestopal: un gobernante atonal
Por Alfredo Ferrarassi
Diversos diccionarios traen como definición de atonal: “que no tiene tonalidad bien definida”. Esto significa en el caso de un gobernante, que no tiene tono, sintonía, comunicación, dialogo, etc. con los vecinos, situación que refleja con claridad meridiana el principal rasgo de esta gestión municipal.
Debemos aclarar que esto no se debe a que Telecom o algunas de las empresas de telefonía celular le hayan boicoteado el servicio, todo lo contrario, esta falta de feedback (retroalimentación) es simplemente porque en todo circuito de comunicación –para que sea tal- debe existir algo que se conoce como dialogo, conversación o coloquio entre las partes y esto es lo que ha faltado en los últimos siete fatídicos largos y años.
En efecto, el “patafísico” solo pudo haber mantenido una plática con el grupo que conforma su entorno, con aquellos con los que comparte ese “algo más” que posibilita el poder, para el resto ha sido el raro caso del “conocido desconocido” o del “presente ausente”, porque todos saben quién es, pero nadie puede plantearle concordancias y mucho menos discrepancias.
Si debiéramos definir la forma de gobierno que ha implementado, la que más se asemeja es la autocracia, puesto que es un gobierno basado en un poder personal y absoluto. Este rasgo “unipersonal” no debería existir en democracia, puesto que los otros poderes existentes serían los que pondrían freno a las desmedidas ambiciones de autoridad.
La democracia, con sus “leyes” de funcionamiento y sus instituciones, no debería presentar casos como el que nos ocupa, pero sucede que un término trastocó el equilibrio de las representaciones y la limitó hasta producirle cianosis en el más amplio sentido: por un lado, falta de oxigenación y por otro, el color de la “sangre azul” de los “copetudos”. Así un simple e “ingenuo” termino como gobernabilidad le produjo más daño que un gobierno de facto, puesto que los controles casi no existen y parece que la conciencia tampoco, al menos a la hora de votar por ella.
Desde la Unicameral a los Concejos Deliberantes del más remoto e ignoto pueblo lo que se ha impuesto es el síndrome del brazo enyesado, ese que demuestra que Iván Páblov tenía razón y que no en vano en 1904 se le otorgó el Premio Nobel de Medicina, solo que sus estudios fueron sobre los reflejos condicionados y hoy, sin dudas, pudiera haber extendido sus observaciones y tal vez hasta podido formular alguna ley sociológica estudiando este raro fenómeno del “sijefismo”.
Recientemente se editó un libro de un periodista con el cual difiero, sin embargo respeto su preparación y su enorme inteligencia. Andrés Oppenheimer publicó ¡Basta de historias! Un profundo análisis sobre las causas de la decadencia de nuestros pueblos americanos, más allá de las circunstanciales y coyunturales condiciones favorables que algunos de ellos puedan presentar.
La obra no es una crítica al pasado como el título equívocamente podría significar, sino a las erróneas creencias que tenemos respecto de nuestra grandeza que en realidad no es tal en el concierto internacional y que es fruto de la escasa cuota de humildad que se tiene respecto al papel de la educación y la cultura en nuestros países del continente.
Esa falta de modestia es en el caso de Argentina lo que le lleva a cometer -según Bill Gates- uno de los pecados “capitales” al creernos campeones morales en todas las disciplinas, lo cual es diferente en otras sociedades que se han desarrollado, en donde tratar de superar lo que otros están haciendo bien los ha llevado crecer y hasta conformar este BRIC que hace pocos años era impensado.
Por cierto el fenómeno BRIC, es aquel conformado por Brasil, Rusia, India y China, las cuatro economías más grandes del mundo en pocos años más y que vienen de posiciones emergentes las cuales superaron invirtiendo en educación, cultura e investigación.
El drama de los países de la región es que estamos convencidos y hasta satisfechos de nuestros sistemas educativos, lo cual puede ser cierto si tabulamos desde que se ha duplicado el índice de alfabetismo, sin embargo la calidad educativa deja muchísimo que desear por no ser competitiva.
Si esto lo bajamos hasta nuestra “aldea”, aquella que pintada supuestamente refleja el mundo, veremos que por Carta Orgánica se cuenta de una serie de disposiciones institucionales que si estuvieran en marcha habrían permitido el desarrollo local, sin embargo desde 1996 fecha en que se las debía reglamentar al presente son solo un remedo de lo planificado.
Veamos un caso que se ajusta al planteo como es el Consejo de la Educación, que no solo “arrancó” tarde sino que reducido a su máxima expresión en el sentido más amplio, diríamos vaciado de contenido y a contramano de la historia de esta institución en la provincia.
En Córdoba pensar en un organismo oficial que no tenga todos los estamentos que la representan es un despropósito ya que es dilapidar gran parte de la riqueza que la caracteriza. En La Falda y solamente por comodidad, se ha obviado conformar cuanto menos un estamento tripartito, desconociendo entre varias cosas, que en nuestra ciudad capital se produjo uno de los acontecimientos que a nivel mundial algunos historiadores colocan por encima de la propia Revolución Rusa, por su vigencia y por su repercusión mundial como fue la Reforma de 1918.
Sin dudas, para este gobernante atonal y para su funcionario del área de influencia obligatoria, como es la Secretaria de Turismo, Cultura y Deporte, la educación popular solo debe atender los actos patrios y alguna tarea menor, ya que no es cuestión que le vayan a traer trabajo extra, quedando excluidos sectores como los jubilados, los egresados y los propios estudiantes, entonces esto que debería ser lo que proponga, junto a un organismo que acertadamente creó en los finales Luis Simes, como el Consejo de Cultura, los cambios curriculares, la lucha por los regionalismos, por mayor presupuesto tanto provincial como municipal, se ve reducido a una existencia minimalista, en donde como broche de oro de esta sin razón existencial es pretender que los estudiantes secundarios sean los creadores de la bandera de La Falda, dejando aislada al resto de la población de esta propuesta, que ampliada y fundamentada en sólidos pilares puede llegar a ser el motivo de la tan ansiada integración de todos los sectores en torno a un interés común.
Creer que porque se tiene una institución como el citado Consejo se apoya a la educación y a la cultura es un despropósito, ya que estos casi dos periodos marquistas han tenido la constante de dar la espalda al pueblo y a sus necesidades.
Pensemos todo lo que se hubiera podido hacer con los fondos “graciosamente otorgados” a la Junior Achievement, que hasta donde sabemos jamás hizo algo por nuestra ciudad, por ello el subdesarrollo observado en áreas como cultura que de tener un encargado que realmente estuviera comprometido con el tema, seguramente hubiera podido planificar actividades enriquecedoras que superaran la poco intelectual actividad pedestre, o simplemente haber comprado un sistema de alarma que impidiera el robo del Museo Ambato.
Si el gasto público no superara el marco actual y se destinara una parte importante del mismo a la inversión en investigación y en preparar a la juventud en programas destinados a generar industrias no contaminantes y con alto valor agregado, fijaríamos seguramente a estos a su terruño ya que un futuro distinto sería posible.
Nos preguntamos si este gobierno se hubiere dedicado a gestionar y apoyar a los think tank, en lugar de viajes improductivos, si por ejemplo, los galpones de la Pampa de Olaen envueltos en affaires evitables se hubieran destinado a montar industrias vinculadas al hardware y al software o se planificara allí apoyar un polo de desarrollo informático tendríamos un porvenir diferente.
Seguramente que así hubiera podido ser , pero desgraciadamente ello no ha sucedido por que este gobierno atonal ha sido ganado por el mal de la farandulización y prefirieron organizar absurdos y costosos desfiles con modistos famosos o fiestas en el que el jet set local y el de artista de cabotaje festejaron torneos de golf que en nada representaban los intereses y urgencias del pueblo, por ello cuando con alarma se observa la caída del nivel de algunos rubros y la Avenida Edén, otrora elegante calle principal, es hoy un muestrario de comercialización de productos destinados a un mercado empobrecido, solo cabe exclamar ¡el patafísico lo hizo!
Gobernar es una tarea que requiere de una cabeza pensante, que sepa rodearse, no solo de funcionarios probos y decentes, sino de aquellos que estén convencidos que asumen para servir al vecino y no para servirse del cargo, no es sinónimo de eficiencia comidas exóticas y tomar vinos caros que pagamos todos, de mejor gobernante es la transparencia, la sobriedad, el trabajar pensando en los demás y no en creer que las arcas municipales están para satisfacer caprichos, que las obras se deben hacer pensando en el beneficio de todos y no con fines electoralistas como hasta ahora.
Sin dudas, estos dos periodos serán ocho años perdidos para la cultura, la educación, la salud, el desarrollo, en donde haber realizado una obra de remodelación de la calle principal con un cuestionable buen gusto o la ampliación del tendido del gas, en nada significa excelencia administrativa porque los fondos no han sido genuinos, sino venidos desde otras orbitas, lo realmente administrado por el municipio como es, por ejemplo, el hospital, carece de elementos indispensables y el retroceso respecto a otras gestiones es público y notorio, por lo que la definición de estos años no puede ser otra que la de decadencia sostenida, ello ha sido posible gracias a un gobernante atonal!
Diversos diccionarios traen como definición de atonal: “que no tiene tonalidad bien definida”. Esto significa en el caso de un gobernante, que no tiene tono, sintonía, comunicación, dialogo, etc. con los vecinos, situación que refleja con claridad meridiana el principal rasgo de esta gestión municipal.
Debemos aclarar que esto no se debe a que Telecom o algunas de las empresas de telefonía celular le hayan boicoteado el servicio, todo lo contrario, esta falta de feedback (retroalimentación) es simplemente porque en todo circuito de comunicación –para que sea tal- debe existir algo que se conoce como dialogo, conversación o coloquio entre las partes y esto es lo que ha faltado en los últimos siete fatídicos largos y años.
En efecto, el “patafísico” solo pudo haber mantenido una plática con el grupo que conforma su entorno, con aquellos con los que comparte ese “algo más” que posibilita el poder, para el resto ha sido el raro caso del “conocido desconocido” o del “presente ausente”, porque todos saben quién es, pero nadie puede plantearle concordancias y mucho menos discrepancias.
Si debiéramos definir la forma de gobierno que ha implementado, la que más se asemeja es la autocracia, puesto que es un gobierno basado en un poder personal y absoluto. Este rasgo “unipersonal” no debería existir en democracia, puesto que los otros poderes existentes serían los que pondrían freno a las desmedidas ambiciones de autoridad.
La democracia, con sus “leyes” de funcionamiento y sus instituciones, no debería presentar casos como el que nos ocupa, pero sucede que un término trastocó el equilibrio de las representaciones y la limitó hasta producirle cianosis en el más amplio sentido: por un lado, falta de oxigenación y por otro, el color de la “sangre azul” de los “copetudos”. Así un simple e “ingenuo” termino como gobernabilidad le produjo más daño que un gobierno de facto, puesto que los controles casi no existen y parece que la conciencia tampoco, al menos a la hora de votar por ella.
Desde la Unicameral a los Concejos Deliberantes del más remoto e ignoto pueblo lo que se ha impuesto es el síndrome del brazo enyesado, ese que demuestra que Iván Páblov tenía razón y que no en vano en 1904 se le otorgó el Premio Nobel de Medicina, solo que sus estudios fueron sobre los reflejos condicionados y hoy, sin dudas, pudiera haber extendido sus observaciones y tal vez hasta podido formular alguna ley sociológica estudiando este raro fenómeno del “sijefismo”.
Recientemente se editó un libro de un periodista con el cual difiero, sin embargo respeto su preparación y su enorme inteligencia. Andrés Oppenheimer publicó ¡Basta de historias! Un profundo análisis sobre las causas de la decadencia de nuestros pueblos americanos, más allá de las circunstanciales y coyunturales condiciones favorables que algunos de ellos puedan presentar.
La obra no es una crítica al pasado como el título equívocamente podría significar, sino a las erróneas creencias que tenemos respecto de nuestra grandeza que en realidad no es tal en el concierto internacional y que es fruto de la escasa cuota de humildad que se tiene respecto al papel de la educación y la cultura en nuestros países del continente.
Esa falta de modestia es en el caso de Argentina lo que le lleva a cometer -según Bill Gates- uno de los pecados “capitales” al creernos campeones morales en todas las disciplinas, lo cual es diferente en otras sociedades que se han desarrollado, en donde tratar de superar lo que otros están haciendo bien los ha llevado crecer y hasta conformar este BRIC que hace pocos años era impensado.
Por cierto el fenómeno BRIC, es aquel conformado por Brasil, Rusia, India y China, las cuatro economías más grandes del mundo en pocos años más y que vienen de posiciones emergentes las cuales superaron invirtiendo en educación, cultura e investigación.
El drama de los países de la región es que estamos convencidos y hasta satisfechos de nuestros sistemas educativos, lo cual puede ser cierto si tabulamos desde que se ha duplicado el índice de alfabetismo, sin embargo la calidad educativa deja muchísimo que desear por no ser competitiva.
Si esto lo bajamos hasta nuestra “aldea”, aquella que pintada supuestamente refleja el mundo, veremos que por Carta Orgánica se cuenta de una serie de disposiciones institucionales que si estuvieran en marcha habrían permitido el desarrollo local, sin embargo desde 1996 fecha en que se las debía reglamentar al presente son solo un remedo de lo planificado.
Veamos un caso que se ajusta al planteo como es el Consejo de la Educación, que no solo “arrancó” tarde sino que reducido a su máxima expresión en el sentido más amplio, diríamos vaciado de contenido y a contramano de la historia de esta institución en la provincia.
En Córdoba pensar en un organismo oficial que no tenga todos los estamentos que la representan es un despropósito ya que es dilapidar gran parte de la riqueza que la caracteriza. En La Falda y solamente por comodidad, se ha obviado conformar cuanto menos un estamento tripartito, desconociendo entre varias cosas, que en nuestra ciudad capital se produjo uno de los acontecimientos que a nivel mundial algunos historiadores colocan por encima de la propia Revolución Rusa, por su vigencia y por su repercusión mundial como fue la Reforma de 1918.
Sin dudas, para este gobernante atonal y para su funcionario del área de influencia obligatoria, como es la Secretaria de Turismo, Cultura y Deporte, la educación popular solo debe atender los actos patrios y alguna tarea menor, ya que no es cuestión que le vayan a traer trabajo extra, quedando excluidos sectores como los jubilados, los egresados y los propios estudiantes, entonces esto que debería ser lo que proponga, junto a un organismo que acertadamente creó en los finales Luis Simes, como el Consejo de Cultura, los cambios curriculares, la lucha por los regionalismos, por mayor presupuesto tanto provincial como municipal, se ve reducido a una existencia minimalista, en donde como broche de oro de esta sin razón existencial es pretender que los estudiantes secundarios sean los creadores de la bandera de La Falda, dejando aislada al resto de la población de esta propuesta, que ampliada y fundamentada en sólidos pilares puede llegar a ser el motivo de la tan ansiada integración de todos los sectores en torno a un interés común.
Creer que porque se tiene una institución como el citado Consejo se apoya a la educación y a la cultura es un despropósito, ya que estos casi dos periodos marquistas han tenido la constante de dar la espalda al pueblo y a sus necesidades.
Pensemos todo lo que se hubiera podido hacer con los fondos “graciosamente otorgados” a la Junior Achievement, que hasta donde sabemos jamás hizo algo por nuestra ciudad, por ello el subdesarrollo observado en áreas como cultura que de tener un encargado que realmente estuviera comprometido con el tema, seguramente hubiera podido planificar actividades enriquecedoras que superaran la poco intelectual actividad pedestre, o simplemente haber comprado un sistema de alarma que impidiera el robo del Museo Ambato.
Si el gasto público no superara el marco actual y se destinara una parte importante del mismo a la inversión en investigación y en preparar a la juventud en programas destinados a generar industrias no contaminantes y con alto valor agregado, fijaríamos seguramente a estos a su terruño ya que un futuro distinto sería posible.
Nos preguntamos si este gobierno se hubiere dedicado a gestionar y apoyar a los think tank, en lugar de viajes improductivos, si por ejemplo, los galpones de la Pampa de Olaen envueltos en affaires evitables se hubieran destinado a montar industrias vinculadas al hardware y al software o se planificara allí apoyar un polo de desarrollo informático tendríamos un porvenir diferente.
Seguramente que así hubiera podido ser , pero desgraciadamente ello no ha sucedido por que este gobierno atonal ha sido ganado por el mal de la farandulización y prefirieron organizar absurdos y costosos desfiles con modistos famosos o fiestas en el que el jet set local y el de artista de cabotaje festejaron torneos de golf que en nada representaban los intereses y urgencias del pueblo, por ello cuando con alarma se observa la caída del nivel de algunos rubros y la Avenida Edén, otrora elegante calle principal, es hoy un muestrario de comercialización de productos destinados a un mercado empobrecido, solo cabe exclamar ¡el patafísico lo hizo!
Gobernar es una tarea que requiere de una cabeza pensante, que sepa rodearse, no solo de funcionarios probos y decentes, sino de aquellos que estén convencidos que asumen para servir al vecino y no para servirse del cargo, no es sinónimo de eficiencia comidas exóticas y tomar vinos caros que pagamos todos, de mejor gobernante es la transparencia, la sobriedad, el trabajar pensando en los demás y no en creer que las arcas municipales están para satisfacer caprichos, que las obras se deben hacer pensando en el beneficio de todos y no con fines electoralistas como hasta ahora.
Sin dudas, estos dos periodos serán ocho años perdidos para la cultura, la educación, la salud, el desarrollo, en donde haber realizado una obra de remodelación de la calle principal con un cuestionable buen gusto o la ampliación del tendido del gas, en nada significa excelencia administrativa porque los fondos no han sido genuinos, sino venidos desde otras orbitas, lo realmente administrado por el municipio como es, por ejemplo, el hospital, carece de elementos indispensables y el retroceso respecto a otras gestiones es público y notorio, por lo que la definición de estos años no puede ser otra que la de decadencia sostenida, ello ha sido posible gracias a un gobernante atonal!
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