Tregua en el conflicto por mejoras salariales en el municipio faldense
El conflicto municipal faldense se agravó la semana pasada y sólo estableció una tregua tras la intervención del Concejo Deliberante. Los ediles de la mayoría se comprometieron a llevar la situación ante el Poder Ejecutivo, pero no habrían tenido éxito en su gestión, a punto tal que ni siquiera se les habría recibido. De todas maneras, el Ejecutivo habría confeccionado una propuesta concediendo algunas de las demandas exigidas por los trabajadores. Los vecinos esperan que alcance y no ser perjudicados por la confrontación.
El conflicto por mejoras salariales en el municipio de La Falda entró en etapa de
tregua tras la intervención del Concejo Deliberante que recibió el jueves pasado a los sindicalistas que expusieron sus demandas y las sostuvieron con los números que emergen del balance a diciembre de 2008.
La movilización de protesta
Previo a ello, la ciudad se vio conmocionada por la movilización que se concretó en la jornada anterior, de la que participaron sindicatos de otras localidades de la provincia, entre ellos los de Villa María, Río Ceballos, Alta Gracia, Almafuerte y Carlos Paz. La paralización de las tareas por Asamblea se inicio a las 10 horas, el primer hecho de significado se produjo cuando los trabajadores pretendieron ingresar al edificio municipal, lo que fue impedido por la fuerza policial, que en considerable número se encontraba en custodia (incluyendo efectivos de la Guardia de Infantería con asiento en Córdoba), allí se produjo algún manoseo y los insultos y cánticos de protesta arreciaron.
Con posterioridad, el Viceintendente Francisco Mendieta comunicó a la dirigencia gremial que el Concejo Deliberante los recibiría el jueves para receptar los reclamos. Esta situación si bien calmo un tanto los ánimos, no alcanzo para evitar que se decidera un recorrido por Avenida Edén a objeto de hacer conocer la situación de crisis existente; al regreso se cortó, por algunos minutos, la ruta en la intersección de Edén y ACA, para finalmente volver a instalarse ante el edificio municipal y permanecer hasta el cierre del horario laboral.
En el legislativo
El jueves los gremialistas fueron recibidos por el Concejo Deliberante, donde elevaron sus reclamos y exigieron la participación de los ediles sancionando los incrementos salariales que consideran acordes. Los concejales de la mayoría se comprometieron a llevar la situación ante el Poder Ejecutivo, en carácter de mediadores, para tratar de superar el conflicto.
De acuerdo a las versiones circulantes, el Ejecutivo habría desdeñado esa participación. Más aún, se sostiene en círculos cercanos al intendente Marcos Sestopal que se encontraba realmente molesto por la intervención del Legislativo. Lo cierto es que de no haber existido esa intervención los alcances de la protesta del miércoles pudieron haber sido mayores, a instancias de que no había miembros del gabinete como interlocutores válidos si la situación los exigía.
La posible propuesta
Si bien es cierto que la propuesta definitiva a elevar al sindicato recién se conocerá cuando la presente edición este en la calle, la misma expresaría entre otras concesiones
el incremento escalonado de un diez por ciento sobre los básicos existentes, recategorización para los empleados (de una a cinco) e inclusión en Planta Permanente de algunos de los contratados, se estima que los más antiguos, no de forma inmediata.
Cabe acotar que se da por hecho un reajuste en el sistema de otorgamiento de horas extras, donde se habría producido un desfasaje.
En relación a incorporar al básico los actuales adicionales en negro, se conoció que era difícil de hacer porque los montos a transferir provocaban un incremento que escapa a las posibilidades del municipio.
“Los básicos vienen de arrastre, el estatuto viene de arrastre, nosotros no tenemos la culpa de que la dirigencia sindical, en su momento, haya optado por la estabilidad de los trabajadores y no defendiera este tipo de cuestiones. Hoy la situación es esta y no se puede revertir de inmediato. Es cierto que cuando los empleados se jubilan llegan con una situación adversa, pero la culpa no es nuestra. Nos piden pasar el básico mínimo de $670 a $1250 o de $1300 a $2800 y hay que decir que no hay manera, que es imposible.
Lo primero que tenemos que observar es qué se lleva en el bolsillo el trabajador, los números nos indican que el promedio supera los $2.000, que no es un mal ingreso en esta ciudad, no hay quien cobre menos de $1800, hay quienes superan holgadamente los $3.000. El otro tema es que debemos saber que hasta ahora se ha venido cumpliendo con los pagos en tiempo, cualquier tipo de modificación provocará una desestabilización y por ende que se produzcan incumplimientos, como que haya que pagar en dos o tres veces dentro del mes posterior al vencimiento”, se escuchó decir a un miembro del gabinete.
Para esos integrantes del Ejecutivo el problema es de coparticipación, en enero los ingresos se habrían reducido a menos del cincuenta por ciento con relación a igual período del año pasado y lo mismo habría sucedido en febrero (la cifra percibida se acercaría a los $70.000 cuando en 2008 se recibió alrededor de $160.000). Una de las razones para esa disminución, se arguye, sería que la nueva composición de las ciudades, tras el censo, provocó que la masa de dinero disponible tenga otra distribución, dentro de una reducción natural de los ingresos por la crisis. Los funcionarios se escudan tras un cerrado “no hay de donde sacar plata. No hay dinero”.
Cuando se les plantea que públicamente han admitido haber cobrado el 72% de las tasas y dónde fue a parar ese dinero, manifiestan, como toda respuesta, que “menos mal que cobramos ese porcentaje porque sino las cosas estarían totalmente desfasadas. Había compromisos asumidos que cubrir”. También en esos ámbitos se mantiene que
“Acá hay una cuestión política, por qué en La Falda, porque no en Huerta Grande o Villa Giardino si las condiciones son iguales o similares y están bajo la tutela del mismo sindicato”.
Crisis o gasto a cuenta
Como colofón, podría decirse que más allá de las intenciones de los funcionarios de intentar establecer una responsabilidad compartida en la cuestión, lo cierto es que el municipio carecería de los fondos necesarios para afrontar las demandas gremiales y que la condición actual de los ingresos no parecería que se pueda recomponer en lo inmediato, ya sea por las condición general de crisis o porque se gasto a cuenta y ahora hay que pagar esos compromisos.
En cualquiera de los dos casos, la variable de ajuste no puede ser el salario de las trabajadores, en función de ello habrá que esperar la reacción del gremio ante la propuesta que se les haría y si hay espacios para el entendimiento en una, más que probable, mesa de negociación posterior.
En realidad, los ánimos están caldeados en el sector sindicalizado y el Ejecutivo faldense parece carecer de las respuestas acordes, en lo político y funcional, como para contrarrestar la escalada de protestas. Ante ello, los vecinos esperan la concertación o que la confrontación no les termine perjudicando.
El conflicto por mejoras salariales en el municipio de La Falda entró en etapa de
tregua tras la intervención del Concejo Deliberante que recibió el jueves pasado a los sindicalistas que expusieron sus demandas y las sostuvieron con los números que emergen del balance a diciembre de 2008.
La movilización de protesta
Previo a ello, la ciudad se vio conmocionada por la movilización que se concretó en la jornada anterior, de la que participaron sindicatos de otras localidades de la provincia, entre ellos los de Villa María, Río Ceballos, Alta Gracia, Almafuerte y Carlos Paz. La paralización de las tareas por Asamblea se inicio a las 10 horas, el primer hecho de significado se produjo cuando los trabajadores pretendieron ingresar al edificio municipal, lo que fue impedido por la fuerza policial, que en considerable número se encontraba en custodia (incluyendo efectivos de la Guardia de Infantería con asiento en Córdoba), allí se produjo algún manoseo y los insultos y cánticos de protesta arreciaron.
Con posterioridad, el Viceintendente Francisco Mendieta comunicó a la dirigencia gremial que el Concejo Deliberante los recibiría el jueves para receptar los reclamos. Esta situación si bien calmo un tanto los ánimos, no alcanzo para evitar que se decidera un recorrido por Avenida Edén a objeto de hacer conocer la situación de crisis existente; al regreso se cortó, por algunos minutos, la ruta en la intersección de Edén y ACA, para finalmente volver a instalarse ante el edificio municipal y permanecer hasta el cierre del horario laboral.
En el legislativo
El jueves los gremialistas fueron recibidos por el Concejo Deliberante, donde elevaron sus reclamos y exigieron la participación de los ediles sancionando los incrementos salariales que consideran acordes. Los concejales de la mayoría se comprometieron a llevar la situación ante el Poder Ejecutivo, en carácter de mediadores, para tratar de superar el conflicto.
De acuerdo a las versiones circulantes, el Ejecutivo habría desdeñado esa participación. Más aún, se sostiene en círculos cercanos al intendente Marcos Sestopal que se encontraba realmente molesto por la intervención del Legislativo. Lo cierto es que de no haber existido esa intervención los alcances de la protesta del miércoles pudieron haber sido mayores, a instancias de que no había miembros del gabinete como interlocutores válidos si la situación los exigía.
La posible propuesta
Si bien es cierto que la propuesta definitiva a elevar al sindicato recién se conocerá cuando la presente edición este en la calle, la misma expresaría entre otras concesiones
el incremento escalonado de un diez por ciento sobre los básicos existentes, recategorización para los empleados (de una a cinco) e inclusión en Planta Permanente de algunos de los contratados, se estima que los más antiguos, no de forma inmediata.
Cabe acotar que se da por hecho un reajuste en el sistema de otorgamiento de horas extras, donde se habría producido un desfasaje.
En relación a incorporar al básico los actuales adicionales en negro, se conoció que era difícil de hacer porque los montos a transferir provocaban un incremento que escapa a las posibilidades del municipio.
“Los básicos vienen de arrastre, el estatuto viene de arrastre, nosotros no tenemos la culpa de que la dirigencia sindical, en su momento, haya optado por la estabilidad de los trabajadores y no defendiera este tipo de cuestiones. Hoy la situación es esta y no se puede revertir de inmediato. Es cierto que cuando los empleados se jubilan llegan con una situación adversa, pero la culpa no es nuestra. Nos piden pasar el básico mínimo de $670 a $1250 o de $1300 a $2800 y hay que decir que no hay manera, que es imposible.
Lo primero que tenemos que observar es qué se lleva en el bolsillo el trabajador, los números nos indican que el promedio supera los $2.000, que no es un mal ingreso en esta ciudad, no hay quien cobre menos de $1800, hay quienes superan holgadamente los $3.000. El otro tema es que debemos saber que hasta ahora se ha venido cumpliendo con los pagos en tiempo, cualquier tipo de modificación provocará una desestabilización y por ende que se produzcan incumplimientos, como que haya que pagar en dos o tres veces dentro del mes posterior al vencimiento”, se escuchó decir a un miembro del gabinete.
Para esos integrantes del Ejecutivo el problema es de coparticipación, en enero los ingresos se habrían reducido a menos del cincuenta por ciento con relación a igual período del año pasado y lo mismo habría sucedido en febrero (la cifra percibida se acercaría a los $70.000 cuando en 2008 se recibió alrededor de $160.000). Una de las razones para esa disminución, se arguye, sería que la nueva composición de las ciudades, tras el censo, provocó que la masa de dinero disponible tenga otra distribución, dentro de una reducción natural de los ingresos por la crisis. Los funcionarios se escudan tras un cerrado “no hay de donde sacar plata. No hay dinero”.
Cuando se les plantea que públicamente han admitido haber cobrado el 72% de las tasas y dónde fue a parar ese dinero, manifiestan, como toda respuesta, que “menos mal que cobramos ese porcentaje porque sino las cosas estarían totalmente desfasadas. Había compromisos asumidos que cubrir”. También en esos ámbitos se mantiene que
“Acá hay una cuestión política, por qué en La Falda, porque no en Huerta Grande o Villa Giardino si las condiciones son iguales o similares y están bajo la tutela del mismo sindicato”.
Crisis o gasto a cuenta
Como colofón, podría decirse que más allá de las intenciones de los funcionarios de intentar establecer una responsabilidad compartida en la cuestión, lo cierto es que el municipio carecería de los fondos necesarios para afrontar las demandas gremiales y que la condición actual de los ingresos no parecería que se pueda recomponer en lo inmediato, ya sea por las condición general de crisis o porque se gasto a cuenta y ahora hay que pagar esos compromisos.
En cualquiera de los dos casos, la variable de ajuste no puede ser el salario de las trabajadores, en función de ello habrá que esperar la reacción del gremio ante la propuesta que se les haría y si hay espacios para el entendimiento en una, más que probable, mesa de negociación posterior.
En realidad, los ánimos están caldeados en el sector sindicalizado y el Ejecutivo faldense parece carecer de las respuestas acordes, en lo político y funcional, como para contrarrestar la escalada de protestas. Ante ello, los vecinos esperan la concertación o que la confrontación no les termine perjudicando.
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