Nombre:
Lugar: La Falda, Córdoba, Argentina

El titular ha superado los 25 años en la actividad periodística, habiendo participado de los medios gráficos de la región, ha sido director de medios radiales y ha hecho televisión, fue corresponsal de La Voz del Interior.

jueves, 8 de enero de 2009

Maltrato y Acoso

El año pasado expresé en este medio que varios compañeros de trabajo de la Municipalidad La Falda padecían tratos de metodologías incompatibles con la función pública. -lo mismo les ocurría a beneficiarios de bolsones, becas, subsidios, medicamentos-.
Sugestivos traslados del personal de una a otra oficina, hacen pensar que se efectuaron para evitar que fuesen testigos de acciones presuntamente inadecuadas. Muchos lo padecimos y algunos aún resisten estoicamente en un clima estresante. Los “aprietes” so-riesgo de perder algún tipo de asistencia o beneficio eran y son moneda corriente.
El concepto de otra época referido a la gente de confianza, absolutamente necesaria en cualquier gobierno, fue degradándose y ahora -vulgarmente- se lo utiliza para denominar a los soplones, delatores y topos.
El 31 de diciembre recibí a una decena de personas pidiendo asistencia y respaldo a raíz de operativos instaurados en Inspección General –con seguridad promovidos por algún área superior del gobierno municipal - ¿Buonamico y su tramoya rentable?
En todos los casos los vecinos fueron agraviados, amenazados y según lo expresado por algunos, habrían sufrido pedido de coima por personal jerárquico de Inspección General. Por obvias razones debo preservar los nombres de los vecinos que me consultaron, en especial por seguridad individual y/o comercial.
Las acciones que se implementan para mejorar la calidad de vida de los habitantes son bienvenidas, siempre y cuando sean igualitarias para todos y cada una de las personas. No puede haber hijos y entenados en una sociedad que se precie de democrática.
Hay personas de dudosos antecedentes cumpliendo funciones en un área muy delicada como es Inspección General y que en la misma se entremezclan gente honrada que no puede trabajar tranquilamente haciendo cumplir las ordenanzas y personajes violentos y/o falaces, que debieran por lo menos ser investigados en los estamentos correspondientes.
En números anteriores de Ecos de Punilla leí con atención que artesanos y artistas locales tuvieron similares viscicitudes, al igual que algunos miembros de la Comisión de la última Fiesta del Alfajor, vecinos autoconvocados y muchos más. Nunca fue ni será correcto discriminar, todo lo contrario, enfada y perturba a la gente.
Increíblemente se hacen controles “tipo allanamientos” para hacer cumplir ordenanzas y al mismo tiempo, el Ejecutivo Municipal no controla la tarifa del transporte urbano de pasajeros, ni se resguardó el Museo Ambato a pesar de tener la orden de un juez federal. Y lo insólito desde la Intendencia de La Falda: se clama por más máquinas tragamonedas para la ciudad, a pesar del rechazo de instituciones de bien público, distintos credos y profesionales especializados en disciplinas sociales.
Podría seguir enumerando contradicciones, pero esto como muestra alcanza.
Se vulneraron todos los límites de tolerancia cívica y creo que llegó la hora de hacer reclamos de otra manera acudiendo en especial las que se dedican a la discriminación, a los Derechos Humanos y a las irregularidades fiscales en el orden nacional e internacional, y por supuesto a las ONG.
Hay pautas elementales de convivencia que han sido violadas sistemáticamente y con total descaro.
Por todo lo antedicho, intuyo, que ya no alcanza con hacer oposición contra Sestopal y sus amigos. Lo tenemos que hacer fundamentalmente para intentar evitar la disolución del tejido social de nuestro querido pueblo.

Ana Maria Nieto
Concejal
Bloque Unión Cívica Radical / Partido Nuevo
(Frente de Todos y con Todos)

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